La vida es lo que vemos, lo que percibimos, y por eso hemos de procurar leer un tanto entre líneas, dando cuenta de las experiencias que nos pueden llenar de verdad.
Cuadremos las fórmulas que funcionan. Eso supone probar mucho hasta dar con las claves más hermosas. No seamos entre aspavientos grandilocuentes. La sencillez nos debe permitir la existencia sin flores a destiempo.
Las decisiones nos deben procurar estar donde sea menester. Seamos con astucia, procurando que nada de valor nos falle. Dediquemos el poco o el mucho esfuerzo del que dispongamos al progreso de toda la sociedad.
Las dichas no son eternas, pero tampoco sus contrarias. El plan personal y colectivo ha de ser visto desde el equilibrio. Todo llega cuando debe.
El corazón nos debe aportar el suficiente sosiego. Las conclusiones del destino han de universalizar las creencias con las que nos movemos.
No siempre daremos con las teclas que funcionan, pero eso no quita que intentemos dar con ellas. Son esperanzas y son ilusiones. No renunciemos jamás a ellas. El concurso diario nos ha de motivar, y los resultados también. Seamos sensatos en el riesgo.
Juan TOMÁS FRUTOS.
domingo, 16 de diciembre de 2012
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