Nos fijamos
en esa estela que se va,
y sentimos que se marchó
aún antes de conocerla.
Nos importan sus motivos,
pero entendemos
que el gozo y las sombras
no siempre se entienden.
Divisamos su marcha.
Sólo nos contenta pensar
que todo ocurre por algo
y que esta separación
no será por siempre.
No debe.
Juan T.
domingo, 3 de febrero de 2013
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