Tiembla la vida
en la búsqueda de afectos,
mientras recorremos el linaje
de un aprendizaje
que consideramos perfecto.
Hemos sido en el trámite
y en el tránsito hacia el umbral
en el que las batallas
son menos, ínfimas,
prestas a las emociones
en las que nos unimos en lo personal.
La vida se expande
con sus altibajos y deseos,
y sigue como si todo tuviera sentido,
que lo tiene incluso cuando no lo vemos.
Tiembla, sigue.
Juan T.
viernes, 5 de julio de 2013
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