Tengo en
mi despacho un ejemplar que me regaló mi amigo Salvador Sánchez Soto de una publicación taurina emblemática: se
trata de "Sol y Sombra",
un periódico al que también le tengo cariño porque lo dirigió el padre de otro
colega muy cercano. Me refiero al progenitor de Jaime Butler, que se llamaba Augusto.
Hay mucha historia personal y colectiva en ese ejemplar que tengo en mi poder durante
más de dos décadas.
En todo
caso, como valor añadido, estas ediciones impresas llegaron a narrar cómo se
vivía el espectáculo y el arte en los años, 40, 50 y 60. Nos recuerda específicamente
la que tenemos entre manos a toreros con apodos tan cariñosos como "El
Estudiante", o a otros que estaban empezando como el Varguillas
o Antonio Toscano. Está en titular principal el triunfo apoteósico de Luis
Miguel Dominguín en Algeciras, con orejas, rabo y afición
como cosecha de una tarde excepcional. Tuvo muchas, como sabemos.
Leemos
también sobre Aldeano o de cómo salvó la vida en un lance Antonio
Bienvenido. Llama la atención un grupo de picadores con nuevos
instrumentos para la faena. Manolete está, asimismo, presente,
a punto de empezar su campaña en México. Hay más noticias de tonos menos
importantes que adornan una primera plana muy completa, con fotos en blanco y
negro, pero sumamente atractivas, que denotan una visión de la fiesta muy
variopinta. Eran, según imaginamos por el contexto histórico que conocemos,
años duros. El periódico es de 1946.
No es,
esta cita de hoy, en este pequeño escrito, una reflexión nostálgica. Soy de los
que piensan, por si alguien tiene dudas, que cualquier tiempo futuro será
estupendo si lo sabemos aprovechar. Sin embargo, sí quiero rendir homenaje a
los que vinieron antes en el mundo de la tauromaquia y en el periodístico, que
siempre han estado muy unidos. Confío en que el matrimonio sea por muchos años
más. Lo merecemos.
Juan TOMÁS FRUTOS.

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