domingo, 28 de febrero de 2010

Felicidad regalada

No voy a contar lo que no tenemos. Más bien hablaré de la felicidad que nos podemos regalar.

Reinventando la comunicación

Volvemos sobre nuestros pasos restaurando lo que fue sustento y fortín de buenos destellos comunicativos. Surgen las ideas, quizá insistentes, salpicadas de intenciones que nos llevarán a donde sea menester. Debería decirte todo lo que pienso ahora que estoy más que convencido que nunca de que todo error, toda falta, cualquier distancia, se basa en una carencia de afectos comunicativos. La cercanía hay que practicarla en cada circunstancia vital, pues es lo que nos salva de que las pequeñas cosas crezcan y se hagan excesivamente pesadas y grandes. Nos hemos de aliviar con conversaciones que nos saquen de soledades estrepitosas. La vida es una constante búsqueda de oportunidades en lo que concierne a las relaciones y las comunicaciones.
Hagamos caso a los corazones que nos inventan alas para que podamos viajar con imaginación por esos anhelos que no siempre vemos en tiempo y forma. Las consultas se traducen en conocimiento, y éste, sinceramente, nos hace libres. La vida lo es en todas las aplicaciones con las que corremos. Insertemos los instantes más graciosos y menos graves para obtener el máximo beneficio y complacencia.
Pasan las horas con esos elementos que nos han de presentar los mejores aciertos entre novedades de caricias reinventadas y revitalizadas. Hemos consultado esos tiempos en los que todo escapó para regresar a los orígenes mismos. Hagamos que el funcionamiento esté en los términos que anhelamos. Los principios son ciclos con los que alentar las experiencias de planteamientos con coraje. Olvidemos lo que no es, lo que nos insiste con paciencias sin frutos determinantes.
Nos hemos de predicar con ejemplos de soluciones con las que somos en el tránsito hacia la gloria misma. Hagamos caso a los corazones, pues alimentan los malos momentos con lo que nadie nos puede robar, esto es, el amor, las bondades, los aspectos de la esperanza indeleble…. Fabulemos para creer en el futuro maravilloso que, sin duda, llegará. Hemos abierto las ventanas y sus oportunos gozos.
Nos maravillamos con las cuestiones que nos abundan con sencillas actitudes de vivir. Las huellas nos servirán para seguir a los que se interpretaron como modelos, que hemos de recordar. Las mesuras y sus semblantes llegan del modo más sincero. Vivamos el minuto a minuto con la sabiduría de interpretarlo como irrepetible: por eso ha de ser maduro, sencillo, calmado, quizá elocuente a veces, pero con la voluntad de no herir sino de ayudar a nuestros congéneres con quienes tenemos una obligación muy especial.
Amemos con atención, y situemos la sinceridad en ese tránsito hacia el resorte de los números secuenciados en momentos de estipulaciones periódicas. Lleguemos a atender lo que nos sonríe con sus versiones más familiares. Hemos comprendido que el amor es en el todo, en la relación de cuerpo a cuerpo, en las miradas yuxtapuestas con predicamentos sonrientes. Atendamos, pues, las razones para el contento. Al final, digo lo que pienso, y eso me hace pensar mucho más en lo que digo y en lo que hago. Formulemos en ese espacio comunicativo por el que tanto bregamos. Fluyen los pensamientos con más discernimientos, con más agallas, con más voluntades, con todo el respeto. Quizá toca refrescar lo que fue mucho más que una buena intención. Superaremos las presencias con todo lo que tiene algo de sentido, o puede que mucho más de lo que somos capaces de expresar.

Juan TOMÁS FRUTOS.

viernes, 26 de febrero de 2010

La comunicación creíble y querida

Amemos como bien supremo en nuestras relaciones. Soñemos con hacer realidad lo que nos procura el contento. Entendimiento y buenos deseos de dar con la comunicación que consideramos básica en nuestras vidas cotidianas: ésos pueden ser los ejes de actuación. Nos confabulamos para amar y ser en la misma trayectoria. Impresionamos al destino, que sale a nuestro paso, y nos encuentra abiertos de ánimos y de buenos deseos. Encendemos las experiencias para aprovechar las conclusiones. No seamos entre negaciones de una literatura que no debe ser hostil. Nos hemos implicado. Daremos con unos buenos y perfectos frutos.

Somos entre bastidores y con un cierto hartazgo. Precisamos un camino expedito. No tenemos ojos suficientes para ser en las afirmaciones que nos distraen con aficiones queridas. Hemos visto con hechos y planteamientos de creencias superiores.

Pensamos. Somos. Queremos vivir en la paz de los que nos quisieron. Hemos adecuado el discurso con las voluntades más que sucesivas. Nos proclamamos con sentimientos que abarcan un ecosistema que imparte todo tipo de doctrinas. Nos lanzamos a otro nuevo vacío. Somos en la fotografía.

Apuntemos hacia el lado más creíble y querido. Seamos otra vez. Miramos con opiniones que nos quitan y ponen con unas enfermizas supresiones. Hemos puesto en otro espacio unas ideas que nos proponen ser y estar con mínimas sinceridades con las que vamos a crecer en todo momento. No narramos las interioridades con las que podemos formular otros consejos.

No hemos estado en ese sitio que nos gustaba. Complacemos el desdén de algún modo. Avisamos de las conformaciones de una estilística trasladación de suposiciones que haremos divisas. Hemos ido a más, y en ese más nos daremos las opciones de estimar, de amar, de ser, de poder, de tener. Suplicamos unas ternuras con las que poder asistir a las conformaciones de cuatro realidades y media. No otorgaremos crédito a lo que hemos de realizar.

Asistimos a las cuestiones más recias con sus trayectorias más loables, más sencillas, más en el todo que nos inclina con balanceos nada periódicos. Terminamos como son, como vienen, con la presentación de esos futuros que pudieron ser universales de algún modo. Quitaremos el sabor de las campanas. No nos vamos a postular como bastiones ni de nada ni de nadie.

Estamos acudiendo a esos encuentros en los que seremos en el quehacer liberador con la voluntad más manifiesta. Nos consumimos en las razones de quienes señalan hacia el mismo lado. No caractericemos lo que nos acucia con los resortes desgranados. Pongamos los casos que nos satisfacen y digamos que juntos podemos. Estemos atentos. Ganemos con la parsimonia de quien halla en la mitad de un camino distanciado. Nos hemos enamorado de las creencias, y ahora toca ponerlas en práctica. Necesitamos unos ciertos avisos de entendimiento. La comprensión sigue ahí. Fomentemos su germinación, su continuidad, su todo. No dejemos que la cosecha quede al albur de la inacción. Miremos con esa intuición que nos hace partícipes de un buen conocimiento, donde todos seremos.

Juan TOMÁS FRUTOS.

jueves, 25 de febrero de 2010

La experiencia gozosa de la comunicación

Las opciones son estupendas, diría que extraordinarias en este compendio de preferencias y quehaceres, donde hemos de estar todos. Partamos de una buena actuación, de una tentativa en positivo, de llegar con raíces compartidas. Considero todo en ti. Nos aproximamos a las vacilaciones que nos ordenan el mundo en el que creemos. Hemos atemperado las definiciones, que se descargan con secuencias y destrezas. Llegamos a entender, y todo sigue con la voluntad de quienes vienen para ver y no ver lo que sucede, que es el todo y casi la nada en la que navegamos con aproximaciones más que certeras. Nos hemos sentado a la diestra de cinco navegantes que nos presuponen creencias y carencias con unas versiones que no vamos a dejar atrás.

Situamos las destrezas con unas breves palabras que extenderemos hasta el comienzo de ese compendio de planteamientos que siguen como si todo tuviera, que puede que sea así, algo de sentido. Nos miramos, y advertimos las preferencias de quienes vienen para otear las tentativas que han de llevarse a cabo. Fraguamos deseos en formas que no vamos a moldear.

Pongamos todo el afán para que las cosas salgan desde el punto de vista de una comunicación excelsa, excelente, con equilibrios variados, sensatos incluso. No dejemos que las cosas salgan al albur de lo no planificado. Todo tiene su interés, todo ha de ser defendido con la voluntad y la vehemencia de lo que posee algo que destacar, sentar y auspiciar. Hemos aglutinado experiencias que han de convertirse en gozosas.

Hagamos caso a las circunstancias y condicionantes de quienes soportan las intenciones más defendibles. Hagamos que las mudanzas funcionen. Hemos apaciguado los planteamientos de quienes dijeron estar y ahora son. Preñamos el futuro de fantásticos elementos de un presente que nos ha de juzgar con frenesí. No dejemos que el viento nos lleve lejos, donde las cosas no son.

Hemos aportado un grano de funcionalidad que nos ha de levantar las premisas de un mundo en exposición permanente a las ideas nuevas. Vayamos y volvamos de alguna manera. Secuenciemos todo con una virtud de crear procesos de determinación fugaz. Estemos donde las cosas nos apacigüen los ánimos, y seamos con la gratitud destacada. Hemos sido en la espera, que confiemos que no sea larga, no mucho más.

Nos debemos prestar el mejor humor que sea posible con las maneras de aletear en dirección a las grandes voluntades de ser y de estar con resortes poderosos. Hagamos caso, y seamos, y podamos, y definamos con unas puertas bien enormes. No pongamos arreglos donde apenas quedan demostraciones de funcionalidades dispersas. Nos deberíamos sincerar. Dediquemos tiempo de verdad a nosotros mismos. Hagamos que la visión del tiempo sea otra, sin buscar exclusivamente materias. Podemos acercarnos con la dicha de no estar solos, que no lo estamos. El contento que ha de reinar nos ha de colocar con visos de muchas esperanzas, que las tenemos.

Juan TOMÁS FRUTOS.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Los atractivos de la comunicación

Hay muchos parámetros que hemos de defender en comunicación. Ésta ostenta los atractivos que queramos ponerle desde la mejor intención, claro. El entusiasmo puede ser todo, o, de hecho, entendemos que lo es, pues cuanto hacemos hunde raíces de formas más duraderas cuando hay ilusión por medio. La pasión de aprender se basa en el expediente abierto de la comunicación, con el que hemos de caminar todo lo intensamente que podamos. Advirtamos los procedimientos con las bases de quienes dicen presentar las voluntades con formas y fortunas que nos agasajan con reglas que no vamos a escribir. No neguemos las opciones que tenemos, que son muchas.

Hemos aplaudido los triunfos anónimos de quienes nos son cercanos, y, por eso, precisamente, les deseamos lo mejor. Hemos de añadir los pasos que nos harán triunfar en el ocaso de los sueños, que deberán resurgir de los diversos estadios que ya nos envuelven con sus capas de armas tomar. Hemos aclarado esos conceptos que nos fueron fieles y afines.

No cortemos por lo sano. Hay muchas posibilidades que compartir en el trasiego de la memoria que nos atrae y distrae. Hablemos con parsimonia, dejando que el buen testigo nos haga caso. No alentemos que las cosas se vayan de las manos. Hemos cumplido con toda la memoria, que ha de ser defendida de caídas y silencios.

Los atractivos de la vida se basan en los escenarios que nos mueven, que nos oprimen con claras vertientes que nos proponen la secuencia más digna. Seamos. Las conformidades de otras diferencias nos han de permitir consumar las fortalezas de aquellos años más mozos. Fuimos, y seguro que volveremos a ser. Las astucias han sido excelentes consejeras con las palabras que hemos ido ganando por el camino, o, al menos, con las que hemos ido añadiendo valores singulares en todo el proceso de la existencia.

Hagamos que la fábula sea del modo más satisfactorio. Hemos infundido respetos ante negaciones periódicas. No nos pongamos en la parte de atrás de una fortaleza que nos ha de proponer comprensiones cercanas. Se diluye el tiempo, como siempre, buscando desaparecer, y nosotros con él. Nos apaciguamos pensando que el mal, si acaso, es de muchos, cuando la idea ha de ser mejorar una y otra vez, aportar en positivo todo cuanto tiene un cierto amago con sentimiento y sentido de las cosas. No seamos insensatos con todo lo que ha de convenirnos, no a nosotros, al conjunto de la sociedad. Nos hemos de apostar ante el cielo que nos ilumina y nos sirve de cobijo.

Los casos nos amasan el destino con una fugaz intención que hemos de convencer con el formulismo de una verdad que nos hará sentirnos a medias, en el sitio, con la vertiente más noble. No nos hemos quedado atrás, aunque lo parezcamos. Estamos en el sitio que nos dijimos, si bien, mirando, puede que no reconozcamos lo que, en su momento, soñamos, lo que nos comunicamos. Rodeemos de pasión e ilusiones todo quehacer y habrá más garantías de loables resultados. Aquí reside su fortaleza, y también en los atractivos que seamos capaces de hallar.

Juan TOMÁS FRUTOS.

martes, 23 de febrero de 2010

El sabor de la comunicación

Tengamos en cuenta la variedad de aromas y de sabores, las actitudes y los resultados de todo cuanto hacemos. Confieso que estamos en alerta para que no carezcamos de nada en ese ámbito que es la comunicación. Podría contarte algo de ese sí que ando buscando. No quiero olvidar quién soy y por qué soy. Tú eres la referencia, creo que esa enseña que me merece todo el respeto del mundo, acompañado de admiración. Subo hacia ese engranaje que me prefiere como es. Hemos asistido a las voluntades de creencias maravillosas que nos corrigen la voluntad con un poco de buen humor y de mejor deseo. La paz nos olvida entre divisas que nos prefieren como somos. Créeme cuando digo que lo intentamos.

Hemos averiguado los espacios que nos llenan con la voluble claridad que nos altera con ritmos apaciguados. No hemos sentido que las cosas sean, pero seguro que nos complacerán con las revoluciones de un universo alentado desde la maravilla más graciosa. Nos reímos. Hemos advertido las gracias de un universo bendito, sencillo, consumido en la claridad de las cosas, que nos llegan con la voluntad y la altitud de miras curiosas. Tendremos que relatar muchas cosas, muchas más de las que podemos trasladar.

La voluntad del universo se siente aliada de todas las cosas que hay que hacer, que las haremos, que las viviremos entre las travesuras de un universo montado de diversas maneras pero que se ha de entender a través de la comunicación fluida. Nos hemos acarreado esa agua que nos servirá de acicate salvador. Estamos en la tregua permanente y nada servil.

Averigüemos el presente con sumas sobre ese pasado que nos encumbrará al futuro, que defenderemos a capa y espada. Nos hemos insistido para asumir que las circunstancias vienen del modo que deben venir. No cejemos en el eterno empeño de experimentar, de ser en la destreza más voluble, más querida, más sincera, más nuestra, más en sí. Hablemos.

Las costumbres nos han de predicar con ejemplos sencillos que nos obligarán con las destrezas de quienes ven las versiones en colores de factura y belleza singular. Nos contemplaremos en los sollozos y las risas de los demás. En el punto intermedio quedará la virtud. No permitamos que las cosas nos superen en la creencia de no hacer nada. Pensemos con recorridos victoriosos.

Tengo para mí que estaremos cada vez más cerca con comunicación. Estimo que la voluntad nos une. Queda todo por transitar, por sentir, por saborear. La comunicación nos retiene unos anhelos y nos expande otros. Apaciguamos y reestructuramos. En la voluntad de nuestro universo comunicativo no ha de faltar de nada. Debemos procurarlo. El sabor a comunicación se traduce en camaradería, en razones, en valores, en sosiego, en ser nosotros mismos.

Juan TOMÁS FRUTOS.

lunes, 22 de febrero de 2010

Seremos más felices a través de la comunicación

La dicha hay que buscarla y ejercerla recurrentemente. No cejemos en los buenos empeños. Iniciemos cada día con el esfuerzo de aplicar razones y sentimientos a través de la comunicación. Comenzaremos la semana con generosidad, prestando el aire que precisan nuestros pulmones para volar y sentirse libres. Hemos de aspirar con buscadores de inocencia y con un poco de ingenuidad. Estaremos en esa paz que nos regalará la presencia de un mundo no explorado. Iremos tan lejos como podamos. Nos buscaremos en la navegación de cabotaje. En cuanto sea preciso saldremos de esa costa controlada para dirigirnos a la imagen de la pasión, de la que aprenderemos.

La hermosura de otros instantes nos podrá distraer con unas aventuras de regalos nuevos. Es un don el contar con el amor suficiente para seguir adelante. Nos tenemos, y eso precisamente ha de ser la suprema dicha con la que agarrarnos al futuro que se hace presente con una fortuna de clasificaciones gustosas. Hemos supuesto casi de todo, y de todo hay en la noria que nos previene con unas preferencias de cariz señalizado con normas que nos unirán más y más.

Sugerimos todo lo que podemos realizar en un universo de penitencias que nos sirven para estirar el diálogo con formas y creencias de diversos motivos. Nos hemos visto bien. Estamos en ese lugar que nos propone cultivos fantásticos. Moderamos los espacios para continuar con la interlocución que nos fermenta la voluntad con respuestas a las cuestiones que nos ponen en tela de juicio permanente. Hemos adherido instantes de sinceridad buena. La comunicación es buena.

Los aprendizajes nos invitan a estar y a ser en la nueva previsión comunicativa que nos averigua deseos para suponer que las cosas pueden ser y son. Los modos son básicos para restaurar la creencia en todo cuanto tiene sentido. Es y no es casi al mismo tiempo, aunque no lo parezca. Hemos pretendido estar, y seguramente estaremos sin ver lo que otros nos han dejado como base para amar.

Hemos enseñado los ánimos como sustento y cimiento de una realidad que nos ha de proponer aventuras con reclutamientos de experiencias en paz y armonía. Hemos tocado ese fondo que nos podría ubicar en el brete más sensacional. Nos aportamos de todo cuando hay comunión de intereses, cuando nos aproximamos de corazón. Nos empeñamos en ser y en estar con la grandilocuencia de quienes vienen con las caricias genuinas y las manos abiertas. El puente es la comunicación. Hemos de juntarnos con él. Seguro que podremos surcar obstáculos de diverso género y calado. Con la comunicación somos y seremos más capaces. Creo entender que también más felices. No paremos.

Juan TOMÁS FRUTOS.

sábado, 20 de febrero de 2010

La valiente dicha de la comunicación

No debe faltarnos el coraje para auspiciar y mantener la perspectiva comunicativa. Es un puro cimiento. El divertimento y el aprendizaje son ejes de una vida que quiera tildarse de plena. Escúchame. Tengo mucho que contarte. Nos hemos sumado a la acción que nos promueve con deseos de llegar un poco más allá. Hemos subido a las norias que nos amilanaban antes. No será el caso de ahora. Hemos dispuesto las caricias con unas bromas que nos han de calmar en el último escenario. Seamos en la sensación más apuesta y cercana. Las conclusiones nos olvidan en los prolegómenos menos cuerdos. No estamos atentos, pero lo estaremos. Queremos aprender con mucha comunicación por medio.

Hemos dibujado las caricias con unas intenciones de llegar donde sea menester. Ahorremos momentos que no serán capaces de dar con la vez anterior. Hemos experimentado las voluntades internas con obras que nos aseverarán el mejor de los silencios. Seamos más de uno y de dos con las cuentas que no hemos de realizar. No debemos. Lo relevante son los resultados, y, con buenas intenciones, serán buenos más pronto que tarde.

Tracemos las líneas que nos servirán de punto creíble con valientes dichas. Nos hemos de proponer las suposiciones con vueltas de negaciones periódicas. Ganemos con espíritus que nos han de transportar a los inicios de una reacción que no ha de ser en cadena. Nos presuponemos. Tengamos la fiesta en el lugar que será de pura ocupación. Dediquemos los esfuerzos a lo que sea necesario. Sentemos las cátedras de un universo distinto.

Separemos lo que es efectivo de lo que no lo es. Hagamos que los trasiegos no nos ganen la partida con entusiasmos latentes. Nos mostraremos con ese frenesí más fortalecido por el transcurso de tiempos que nos harán transigir con lo que no tenemos. Hemos adecuado muchas formas a los elementos que nos transfieren a otros mundos menos conocidos. Nos ponemos a correr hacia el lado más carente de sensaciones no transcritas. Juguemos.

Las pláticas de los años mozos nos han de alterar el ritmo con una voluntad de creencias en disparidades supuestas. Lleguemos a contar lo que es otra sensación con planteamientos de miradas sin ocasiones. Aparezcamos cada día con un poco de más afán de dialogar. Llegaremos a comprender lo que nos queremos narrar. No procuremos el revés cuando el derecho a comunicar, a ser, a convencernos informando, funciona mejor.

Entonemos la comunicación más hermosa que podamos, y sigamos la estela de las blandas emociones que nos han de ayudar a madurar. Sigamos sin pausa. La existencia es un compendio de posibilidades que no hemos de dejar en el trastero. Salgamos de esas casas sin sensibilidad que hemos construido con artificio y de manera invisible. Resistamos la tentación de no hacer. Pongamos todo el afán en el frontispicio de una existencia que crecerá con los cánticos que hoy defendemos por y para la comunicación. El discurrir humano es una especie de fiesta a la que no hemos de faltar ningún día de nuestras vidas. Podemos errar, pero eso no debe detenernos en ninguna frontera o instante. Hagamos todo con fortaleza interior y con la convicción de que podemos andar el camino.

Juan TOMÁS FRUTOS.

viernes, 19 de febrero de 2010

Jover, simpatía y generosidad

El pintor Juan José García Jover nace y vive a caballo entre el barrio de El Carmen y el de San Antolín, en Murcia. Con una existencia dedicada a varios oficios, y, sobre todo, a la tarea de aprender, ha sido, y es, un artista tan autodidacta como perfeccionista.

Con sus cuarenta años de pintor a cuestas, ha expuesto en las principales ciudades españolas, e incluso ha hecho sus pinitos en alguna capital europea. En Alemania ha vendido parte de su obra de su segunda etapa pictórica, más realista que la actual.

Actualmente bebe de varias fuentes y gusta de estar en lo que llama "presente-futuro", esto es, en vanguardia.

Hay en su obra ribetes de grandes pintores como Dalí o Miró, pero, singularmente, gusta de ser él mismo en libertad. Ha escrito también varios libros sobre su trabajo como pintor y analista de almas. El último es su "Interpretación de los Sueños".

Le damos las gracias por su simpatía y, fundamentalmente, por su generosidad.

Ética, estética y juventud, por la comunicación

Todo ocurre en torno a la comunicación, o debe ser así. Se vive con ella, en ella, practicándola. Intentemos esa fórmula que nos mantiene jóvenes de ánimo y de espíritu. Acudamos a su práctica y vivamos sus efectos. Acudimos a una cita donde aprenderemos de la comunicación misma. Hemos sellado las grandes apariencias con toques que nos darán las mejores atenciones. Nos hemos cuidado de las aficiones con las que creceremos en las apariencias que se transformarán en aprendizaje continuado. Hemos supuesto, y, ante las dudas que se han planteado, hemos preguntado, y con placidez hemos obtenido varias respuestas. Las iremos distribuyendo de manera espiritual. No seamos como la manada. Intentemos ser independientes.

Cada día, advertimos las complacencias con unos toques de buen humor que nos hacen huir de las presencias con las que vamos a consumir lo que ni siquiera es nuestro. Hemos aplaudido con unas vertientes de calibre distinto, y ahora entonamos el camino de la verdad con una misión que haremos posible. Tendremos que ir. Hallaremos muchas fórmulas de consumiciones reales. Demos con lo que nos parece justo.

Debemos sugerir los momentos de una fuerza que nos ha de dar coraje suficiente para subir a esa cima comunicativa donde todo será como deba ser. Las cuestiones de otras formas y fortunas han de proseguir con unas implementaciones de orígenes formalizados. Nos presionarán para tocar ese fondo que nos mostrará esa salubridad mental con la que hemos de seguir. Busquemos y defendamos ese brillo con el que debemos aprender diariamente.

Nos hemos puesto con el paso del tiempo manos a la obra, y con una exactitud de casi un reloj nos hemos preferido con unas garras nada afiladas, sino comprometidas con la docencia sencilla, ésa que viene de conjugar bien los términos, que han de ser inicios perennes. Las impresiones de factura diversa nos han de proteger con unas semblanzas dispuestas hasta decir que vale y que basta. Siempre se ha dicho, y es verdad, que juntos podemos, y más en comunicación. No vamos a estar donde todos son sin discernir lo genérico de lo específico.

Determinemos las voluntades con una sonrisa de preferencias supuestas. Dictaminaremos lo bueno con una sorpresa impaciente. No iré sin analizar lo que ocurre. Las cosas han de estar en el justo equilibrio de los lados. Aprender será el consejo, y puede que también la especial felicidad. Nos hemos de mover con tino para que la sabiduría nos sorprenda con más deseo de conocer. Es la manera de no envejecer comunicativamente hablando, lo cual incide también en la ética y en la estética. Procuremos ser jóvenes con la contemplación puesta en el diálogo, en el consenso, en la voluntad de comprender desde el corazón y la mente. Los ejes de la existencia humana son pocos, y hemos de conservarlos, mimarlos y mantenerlos a punto para las diversas etapas que debemos atravesar. Juntemos pronósticos.

Juan TOMÁS FRUTOS.

jueves, 18 de febrero de 2010

Ventanas comunicativas

Las ventanas comunicativas se abren de par en par. Entran palabras y aires concluyentes. Razono un poco. No dedico mucho tiempo: puede que el suficiente. Supongo que es la mirada, esos ojos que todo lo dicen, que nos persiguen con sus cuestionamientos, con sus vacilaciones, con todo lo que tiene sentido, con lo que no también. Advertimos las cenizas de esas transformaciones que nos proponen continuar con la vertiente menos clara. Estamos bien, o eso parece, y volvemos sobre las huellas que nos divirtieron con normas que nos enseñaron el valor de la contemplación, de ese análisis tan estimado y con puesta en escena.

Y miro, e imagino que la mirada hace que todo tu ser llegue a mí, y puede que el mío al tuyo. Hay una especie de reflejo, de ecos, de novedades, de sensaciones airadas. Nos dejamos las puertas abiertas para poder atender todo. Hemos buscado algunos sonidos con aromas de presencias delicadas. Nos volvemos con unas rutinas que apoyan los mejores dominios, que hemos de conocer con esos ojos que señalan mucha complicidad. Hemos asustado a ambos corazones, pues hemos detectado mucha chispa en lo que hemos realizado.

Todo sale bien, y saldrá, porque estamos unidos en ese sentimiento de nexo total. Nos conocemos, y más nos vamos involucrando. La mirada es básica. Estamos bajo mínimos, pero, poco a poco, daremos con el destello menos sepulcral. La historia nos devuelve a las consideraciones más procuradoras de justicia y de paz (por ese orden). Los valores nos encuadran en esas raciones que no tomaremos en este día. Mañana puede que sí. Guardaremos fuerzas.

Hablo de la mirada, de su valor (que no de su precio), de lo que nos procura satisfacción, equilibrio, sensaciones de brillos lustrosos; me refiero, sin vacilación alguna, a ese regalo que me sabe a don, a experiencia, a meditación, a realidad, a todo, o casi… Espero. El milagro de estar bien sencillamente está ahí. Las pruebas, aunque no se toquen, son evidentes.

Juan TOMÁS FRUTOS.

Pacientes aprendizajes comunicativos

La mesura, como solemos señalar, es una de las más provechosas virtudes. Con algunas excepciones hemos de procurar utilizarla como base de comportamiento. Pensemos en un universo de ilusiones, de hermosas fantasías con las que coexistir. Ahí mismo podemos colocar las apasionadas comunicaciones, las que buscan conocer a través de los sentimientos. Mostramos las comunicaciones especiales que parecen tener algo de sentido, y apuntamos todo que lo poseemos con una grandilocuente marcha que nos lleva donde la verdad glosa bien alto. Nos hemos comentado, nos hemos dicho, nos hemos puesto a amasar la victoria con una reclamación que nos ha de gestar una voluntad manifiesta, clara, huidiza, única. El diálogo nos presenta el consenso como la mejor vía. No nos asustemos: el conocimiento regala el fruto de la libertad.

Nos hemos de mirar con ese apunte que nos ha de proponer mejoras hasta llegar a la sinceridad que será vencimiento en otro extremo. Hemos aclamado a quienes nos dicen las verdades de ciertos barqueros. Estamos en ese tono que nos previene. Los dictámenes nos han de organizar con unos reglamentos un tanto gratos, sensatos, perseguibles con las sorpresas que nos traen la mejor guinda. Hemos de plantearnos todo cuanto hemos de realizar en una nueva escenografía. Iremos a improvisar las sensaciones que serán secuencias radiantes.

La vida nos incluye en pacientes aprendizajes de los que hemos de extraer las versiones más elocuentes. Expongamos algunos pensamientos y digamos que somos capaces porque lo seremos. Volvamos por ese camino por el que aprenderemos a ser entre querencias reiteradas. Hablemos de algún modo. Los instantes nos incluirán en sitios de gran ternura.

Hemos de apuntar hacia la amistad más manifiesta con una preferencia de noches y de lunas nuevas. Hagamos más o menos lo que nos reclame el corazón, que ha de ser el faro que nos subraye parte del itinerario por el que debemos andar. Procuremos el bien en todo momento, y en todo momento hemos de exprimir ese limón con el que gozar en la portada de una noche ideal. No dejemos que las cosas nos cambien. Los buenos propósitos han de dar buenas caricias que calmen el dolor. Hagamos del todo como fin la mejor postura integradora.

Avistemos las conclusiones que han de derivar en resúmenes con soluciones que han de ser claves en nuestras vidas. Dialoguemos sobre ello con la máxima exactitud, y seamos en términos relativos. No paremos ese movimiento que nos podrá impulsar hacia el lado más variopinto. Nos hemos de aclarar sin finalizar las consumiciones de pacientes entregas a los mejores postores. No caigamos en la desilusión.

Preñemos las condiciones que nos circundan con razones y registros poderosos, facturados a mano, consumidos en ese atardecer que nos ha de proponer gestiones de ansias fascinantes donde la comunicación, como decimos, será el compendio mayor de nuestro particular reino. Allí podremos encontrar cordura y también mucho amor. Las dos apuestas juegan a caballos ganadores, sí, para todos. Repitamos que la comunicación requiere un aprendizaje paciente, con la virtud, insistimos, del término medio.

Juan TOMÁS FRUTOS.

miércoles, 17 de febrero de 2010

El ánimo de la comunicación

Hemos de pretender ser felices a través de la comunicación, con el impulso grato, desde las buenas prácticas. Hay que experimentar en primera persona las consecuencias positivas de la comunicación. Sueño con más pensamientos de los que puedo enumerar en esta nueva y sensata realidad que defiendo como algo mío, muy mío. Me asaltan dudas, pero eso no es malo. De ellas se aprende, y con ellas. Disfruto con todo lo que atraviesa el corazón y lo hace animarse e impulsarse por nuevos derroteros. La voluntad nos ha de conducir por vericuetos cargados de ilusiones, con las cuales se vive. Nada podemos hacer sin ellas.

Vencemos entre períodos que nos ocultan algunas conquistas, con las que crecemos en los momentos álgidos. Hemos sido en los vencimientos de nubes que vienen y que van hacia el instante de la pasión real. Nos debemos contemplar con la iluminación de un conocimiento compartido. Los ascensos serán, al menos al principio, ideales, espirituales, sin búsquedas de materias primas.

Nos debemos mostrar con la salubridad de quienes regresan al estadio donde el norte será la divisa con una pronta actitud reconstructora de lo que somos capaces de hacer. Nos hemos movido hacia la causa que ha de animar a que todo vaya por las escuelas de pura libertad. Sigamos el mejor de los tonos.

Los cánticos nos han de emocionar con esos distingos que nos han de aproximar hacia la causa que nos eliminará algunos efectos con litigaciones de presencias repetidas, resistidas desde el fuerte envite en el que todos estimamos. Hemos de sumar. La salsa de la existencia está en afrontar las causas y las consecuencias con unas actividades intensas, reiteradas, sumidas en ese tenue deseo que nos ha de poner en franca actividad.

Intentemos conocer desde la inocencia de quien mira sin esperar nada a cambio, sin que las sensaciones de lo que fue, o de lo que pudo haber sido, condicione lo que será en un pasado más o menos inmediato. Las travesías han de tomar su tiempo para conseguir las deducciones que a todos gustan desde el punto intermedio con el que hemos de incrementarnos en libertad. Haremos caso a lo que ocurra.

El viento sopla y, con su susurro, llegan los mensajes a caballo entre lo nostálgico, lo melancólico y lo “ilusionante”. Seguro que hallaremos muchas escuelas con las que ganar en lo primero y puede que hasta en lo último. Cruzando algunas líneas estaremos en el punto intermedio y hasta virtuoso. Allí, compañera en la comunicación, nos veremos. En esa ubicación indeleble, y casi inefable, nos contaremos lo mejor de nosotros mismos, y trataremos de compartir buenas experiencias. Las tendremos si hay predisposición a ello. Subamos a la nave que nos ha de otorgar unas estupendas e instructivas aventuras.

Juan TOMÁS FRUTOS.

martes, 16 de febrero de 2010

El Periodismo Digital, en el eje societario

Justo es la columna vertebral, o una de ellas, en el contexto en el que nos hallamos: nos referimos al “Periodismo Digital”. El desarrollo societario se sustenta en los cambios o mudanzas que se dan en la sociología de cada momento. Siempre ha sido así. No obstante, ahora es mucho mayor la mudanza. Los avances han sido tan extraordinariamente rápidos y exponenciales que nadie pone en duda el giro sustancial que hemos dado con las nuevas tecnologías. Dentro de éstas, sin duda, el “Periodismo Digital” es una referencia. Su crecimiento es imparable, su incidencia en la sociedad es un hecho, y su evolución nos lleva a todos (a la profesión, a los que estamos involucrados en ella, y, por supuesto, a la misma sociedad) hacia un territorio de posibilidades inmensas, sin que olvidemos, claro está, los peligros que acechan a una oportunidad de este calado.

El “digi-periodismo” es ese proceso, ese oficio, esa función que se ejerce desde los nuevos medios, desde las tecnologías de la información, que, poco a poco, han mejorado los trayectos comunicativos y los han hecho más inmediatos y cercanos. Puede que también más vulnerables, si no se toman las suficientes medidas, que, igualmente, encontramos desde los albores del periodismo tradicional, del buen periodismo, esto es, aquel que se basa en la consulta de varias fuentes hasta dar con una información veraz (tal y como nos indica la Constitución) y en el que prevalece el respeto de los derechos en función de las oportunidades reales y convenientemente “baremadas” entre todas las libertades y opciones públicas e individuales. La idea es que, cuando confluyan varios derechos, como nos dice la Doctrina, se tenga en cuenta el derecho con el que se consigue más beneficio a la sociedad por o en su cumplimiento.

El “Periodismo Digital” es una nueva herramienta de desarrollo social. La información tiene ahora más plenitud que nunca. Llega antes, mejor, a más gente (o puede), y con más posibilidades de descifrar si es real o auténtica. Ahora hablamos de rapidez y de saturación como posibles enemigos, si no se hacen bien las cosas. Debemos preguntarnos, no obstante, si no era peor cuando las informaciones llegaban meses o años más tarde de producirse cuando ya no tenían tanta validez y, cuando a la hora de contrastarlas, podrían pasar aún más meses o más años. Pongamos las cosas en su sitio y miremos con la suficiente perspectiva, o, de lo contrario, correremos el riesgo de estigmatizar con tópicos los avances usando malos ejemplos, malas prácticas, como exponente de las circunstancias en las que las cosas se hacen evidentemente mal. Las tecnologías son buenas si se instrumentalizan bien: creo que es una obviedad que conviene repetir.

El profesional que surge de todo este escenario, el del buen oficio comunicativo, cuenta con unas capacidades extraordinarias en el manejo de las tecnologías; y ha de tener, paralelamente, la misma deontología que se exigía a sus predecesores, en la consideración de que lo que se hace bien sale estupendamente. La actitud, la postura que tomemos, es fundamental, y lo es en este caso como en otros. Es verdad que las tecnologías nos pueden distanciar, pero también nos pueden hacer más próximos a pesar de las lejanías territoriales o sociológicas. La comunicación buena es la cercana, y aquí, con un buen uso, las TIC´s pueden ser sustanciales. Lo son.

Con buenos propósitos, con buenos anhelos, con buenas prácticas, el “digi-periodismo” será el punto crucial para llegar a un nuevo techo de excelencia comunicativa. En este sentido, es ya un paso para que el ciudadano esté más y mejor informado. No dejemos que las nubes excepcionales de algunas malas interpretaciones o usos nos lleven por las sendas de lo que no es la vocación de las TIC´s. Éstas, indudablemente, son aliadas, y, como aliadas que son, las hemos de defender. No se trata de una promesa, sino, más bien, de una realidad con la que convivimos y que podemos disfrutar cada día. Se trata de que saquemos partido a las ventajas de la tradición y la modernidad. No olvidemos que el sentido que apliquemos ha de ser de universalidad. Si como decimos, y repetimos, el Periodismo Digital es un eje social hemos de contemplarlo y practicarlo como tal.

Juan TOMÁS FRUTOS.

Existir en la comunicación

Actuamos y somos; pensamos y somos; comunicamos y somos. Lo que no se lleva a cabo es como si no existiera, como si no tuviera valor. Esto es más, si cabe, cuando hablamos de comunicación, que es una de las bases de la vida humana. Por eso, hacemos las siguientes reflexiones:

“Ya me dirás, más o menos, lo que piensas. Has asustado a tu propio ser con la indeterminación de quien aguarda un milagro flamante. Nos hemos mirado con una propina comunicativa que no termina de llegar al sitio más conveniente. Aparecemos un poco rezagados, y con esa demora nos proponemos asumir más costes con una indefinición de posturas. Nos asustamos con lo que ocurre, con lo que viene, con lo que es propuesta de devolución periódica. Hemos asustado a esos barcos que nos traían un poco de cariño. Ya veremos dónde nos hallamos.

El sinsentido de las cosas que ocurren surte demasiados efectos retardados. No es posible que nos mantengamos en la distancia con certezas que no terminan de salir con el anhelo destacado y deseado desde la posición que no ha de ser fingimiento. Hemos atesorado unas experiencias que no han de quedar en saco roto. Nos hemos de proponer salidas hacia esa tonalidad que nos ha de imponer reglas que cumpliremos para que lleguemos a los puros objetivos.

Nos debemos divertir en las norias que nos presenta la existencia, que nos toca con la fortuna y con el deseo, con la sensación y con la mitad que nos porta a las voluntades más atractivas. Vayamos donde nos necesitemos. La vida nos cuaja con presencias que nos indican todo cuanto hemos de realizar. Las horas se han convertido en emblemas de siempre, de semblanza, de apetencias y de sonrisas que nos han de respaldar con unas virtudes que crecerán en cualquier esquina.

Estoy para tomar el pan de la memoria con sus originales diálogos que nos han de transportar a las voluntades más sencillas. Hemos de implicarnos. Las preferencias nos han de conducir al sitio más oportuno. Esperemos que las cosas salgan directas, hechas a sí mismas y con los encargos que nos han de alimentar con reiteraciones influenciables. Hemos de poder estar. La vida es una oportunidad tras otra que no hemos de dejar pasar sin más.

Hagamos todo cuanto podamos para conectar con el entorno, que nos ha de poder influir con unas simbologías gratas. Podemos ser, y seremos. Las funciones comunicativas están claras. Seguramente han sido reiteradas en exceso, aunque no tengo cierto que esto sea así en algún momento. Nos hemos causado un alta y una baja con memorias selectivas que nos imploran mudanzas en las raíces más distinguibles. Estaremos fabulosamente, o, al menos, lo intentaremos una y otra vez.

Dejaremos atrás la voluntad de no hacer nada para compartir los escenarios en los que será una gozada el contarnos cosas, el aprender de ellas, el ser entre los demás, y los demás con nosotros. Todo es fruto de la comunicación. Como lo sabemos, debemos ejercerla”.

Pongamos esos puntos, esas inflexiones, las interpretaciones que nos han de permitir que todo tenga el baremo que precisamos para analizar oportunamente y con oportunidad. Existimos en la comunicación, gracias a ella, con ella. Por lo tanto, verla desde diferentes ángulos es verla en su completo conjunto, y valga el que seamos redundantes.

Juan TOMÁS FRUTOS.

lunes, 15 de febrero de 2010

Techumbres comunicativas

Evitemos que se produzcan caídas y sinsabores vacíos. Hagamos que lo negativo no triunfe, al menos que no gane siempre. Veamos las causas y los efectos comunicativos. Hay una conexión. Debemos perseguir con confianza buenos resultados a través de ideas convenientes. Busquemos metáforas que nos inviten a introducirnos en el mundo fantástico de la comunicación. Será una metamorfosis consentida. Con toda seguridad vivimos el espacio y el tiempo de unas comunicaciones plenas que nos han de presentar los decorados más tiernos. Seamos con ese sí que nos dictará las normas más envejecidas y, en paralelo, también las más modernas. Las inquietudes se han de tornar caricias en el lenguaje, en los procesos, en las dignidades de las relaciones, que nos transportan a aspirar las mismas intenciones.

Nos hemos de bañar en las sensaciones que permiten procedimientos de techumbres bien dispuestas. Miremos y tratemos de ver. Las contemplaciones de otros años han de servir de amparo como experiencia vital. Crezcamos en los territorios que hasta ahora no hemos explorado convenientemente. Nos debemos insinuar roces que nos han de animar para no cejar en los nuevos fines.

Llamemos a la esperanza que guardan los mejores corazones, que se han quedado con la visión de un momento estelar que nos conducirá por vericuetos sencillos. Seamos en la otra cara de una intuición provocadora de cambios con los que ser más felices.

Nos hemos de invitar a ese espacio en el que todos seamos artistas “bienintencionados” de la palabra. Trabajemos para tomar ese té que nos relajará para ver con perspectiva las voluntades propias y ajenas. Nos hacemos caso. Los fraudes han de ser eliminados de nuestras formas. Nos acercaremos donde digamos para convenir determinaciones. No hay que fijarse en cuestiones leves.

Las nimiedades nos prefieren con dosis de cargos fomentados de antemano. Salimos a tomar ese respiro que nos ha de aconsejar con fórmulas de pretensiones en su sitio. Nos daremos consejos que tomaremos en su debido contexto. Nos hemos de poner en marcha conteniendo los elementos que han de ser interpretados como extraños. Nos repetimos.

Representamos, otra vez, los efectos de quienes dan imágenes con las que presuponer cerrados espejos. El diálogo nos sacará del fracaso, sobre todo del personal. Hemos de imponernos a las caras amargas. El concepto de contento y de alegría funciona para que todo mejore. Las actitudes nos hacen más aptos, cuando son acordes y cuando son buenas. Parece lógico, aunque no siempre lo advirtamos así.

Tendamos puentes y hagamos plazas donde poder conversar. Salgamos en pos de esa esperanza que nos brindará coraje y fuerza para resistir los envites y para superar los obstáculos. Poblemos el entorno de óptimas ideas y de mejores realizaciones. Hoy toca que nos bañemos en comunicación. Saldremos, en ésta y en otras ocasiones, limpios por dentro y por fuera y con la vocación de entendernos en plenitud. Pongamos ese techo que nos ha de proteger de inconvenientes sin fuste.

Juan TOMÁS FRUTOS.

sábado, 13 de febrero de 2010

Cátedra y consentimientos comunicativos

Las habilidades que tengamos las hemos de optimizar. Sentemos la base catedralicia a través de los consentimientos en los procesos de intercambios informativos. Pongamos el punto que hemos de seguir en función de las estrellas que nos sirven de referencia: la comunicación es una. Somos en la distancia. Sopesemos. Tengamos en cuenta lo que nos rodea y saquemos conclusiones bondadosas. Hemos de hablar con nosotros mismos y obtener algunas conclusiones con las que modificar los días. Nos debemos agasajar. Contemplemos las emociones dotándolas de contenidos.

No abundemos en las prisas. Digamos de lo que somos capaces en la aventura de una vida normalizada. Hemos quedado con algunas heridas. Nos equilibramos con voluntades que hemos de calificar como si fueran las más flamantes de cuantas nos rodean. Vayamos pronto donde la comunicación brilla.

Secuenciemos las alturas que nos miran con registros diversos. Estamos en ese punto idealista. De él vendrán cosas muy interesantes. La docencia hay que ejercerla cada día. Las presencias nos han de complementar todo aquello que nos complace. Hemos gustado de lo bueno. Lo mejor continúa de algún modo. No paremos ahora que todo se dispone con gracia.

Hagamos caso a lo que nos devuelve la contemplación con reflexiones aproximadas. No hemos dado con las claves hasta este momento, pero estamos seguros de hallarnos cerca de las peticiones de un tiempo cegado por las maravillas más inciertas. No nos obsesionemos. Las fidelidades nos otorgarán la salida de misterios que hemos de enseñar a los más amigos, que siguen ahí, o deben.

Sentamos una cátedra que nos propone asumir los consentimientos más arduos. Nos dejamos en ese lado donde no recogemos prácticamente nada. Ahora es el momento del balance. Nos hemos diseñado para no fracasar. Si ocurre, no pasa nada. Hemos de utilizar la costumbre como cimiento de todo lo que nos regala algo de sentido. Nos divisamos desde hace años.

Hemos descifrado deseos que preferimos no contar. Nos podremos quedar en evidencia, y eso no gusta. El miedo al ridículo nos atenaza en exceso. Nos hemos de ir a dormir. Lograremos, mediante el descanso, que las circunstancias sean divisadas de otra guisa. Nos hemos propuesto amistades que nos sacan del peligro de antaño.

Nos hemos impuesto una gracia con sus dones menos conocidos. Hemos averiguado los instantes que son, y son mientras están. Nos hemos puesto a practicar con un miedo que nos nubla la vista con sus torpezas, que hemos de optimizar con el transcurrir de una etapa nueva. Una vez podamos nos demostraremos que hemos obtenido docencia de lo que nos ha regalado el azar.

Los momentos grandilocuentes nos hacen, de nuevo, perfeccionar las garantías de otras desganas que nos previenen con sus presentes y futuros. Iremos a ver lo que ocurre. De algún modo nos hemos conocido. Las impaciencias no suelen dar buenas cosechas. Cuando las den hemos de ser capaces de optimizarlas.

No debemos consentir las distracciones que nos prefieren con normas que se cumplen según el momento. Todo es relativo, como solemos reiterar. Las tecnologías son buenas, pero no son lo único para salir adelante. Hace falta tesón y buenas venturas. Gestemos soluciones a los inconvenientes que puedan salpicar las mesas donde nos sentamos. Todo saldrá bien a poco que nos lo propongamos. Luce en el horizonte esa comunicación que nos ha de brindar muchas posibilidades. Depende de nosotros. El consentimiento ya lo ponemos. Sin duda, obtendremos interesantes objetivos.

Juan TOMÁS FRUTOS.

viernes, 12 de febrero de 2010

El tono comunicativo

Es importante que aprendamos a sintonizar y a descifrar lo que sucede a nuestro alrededor. Hay muchos elementos y razones que nos unen. Lo primero que se me ocurre es el amor, y, en paralelo, lo segundo es la capacidad de entendernos. La vida es comunicación, parte de ésta, el todo que se obtiene a través de ella. Tenemos todo el compromiso que somos capaces de aceptar. Nos proponemos seguir una estela con la que nos asomamos por rectas caricias que nos aclaran todo cuanto se puede realizar, que es y será lo que veamos conveniente. Nos insistimos con unas grandes caricias que nos insuflan la paz de otros años, que continúan como si tuvieran algo de sentido. Lo tendrán.

Hemos supuesto razones en un universo de gratitudes. Nos pensamos con el paso de ese estadio a otro en el que fuimos con las destrezas más puras. Nos ponemos a razonar y nos dedicamos a insistir como si la voluntad fuera el todo y la nada al mismo tiempo y con reposiciones de todo género. Los números insinúan el sí que es lo que es mientras es. Nos presentamos en ese instante de pertinentes luchas que nos incluyen en el seno de una profunda destreza. La comunicación equivale a progreso. Pensemos en los contenidos y no sólo en las técnicas.

Estamos a tono, siempre lo estamos, y decimos, siempre nos decimos, que es posible, que es deseable, que es lo que es mientras aparece en alguna sana parte, y luego, como ahora, proseguimos con entereza y entusiasmo. Hemos de crecer. Reponemos todo aquello que se ha ido de nuestro lado y que ahora echamos en falta. Todos los cambios son los que son. Nos apreciamos con ingresos y facturas que hemos de equilibrar en oportuna balanza y en la nueva comunicación, que está basada en la anterior y que se sobrepondrá a lo que ha de venir.

No digas que los momentos tienen sentido en todo instante, a cada segundo, porque no lo tienen, no siempre, no todos. Debemos avanzar sin más controversias, porque el universo con lo que nos rodea tiene sus condiciones y nos las va a variar, aunque los pesos sean los que son. Planteemos vacilaciones que nos devuelvan una herradura que nos permitirá asirnos con más ahínco. Estimulemos las capacidades para otorgarnos benéficas funciones y diestros objetivos. El rumbo ha de ser fijo con algunas excepciones.

Reflejamos cada día parte de los sueños que nos dijeron que las preferencias son las niñas chicas de un universo herido por las manos que se quedan quietas y sin dirección. Hemos de trabajar, a menudo duramente, para afrontar el presente y el futuro. Prediquemos. Los ejemplos irán llegando a la mínima ocasión. Estemos con los brazos abiertos de par en par. Hemos de adiestrarnos para ser generosos.

Termina el día, y uno se siente hastiado y cansado de tanta briega sin resultados. Es lógico: somos humanos. No siempre salen las cosas como deseamos. Nos equivocamos porque siempre hay errores, y puede que hasta sea conveniente que ocurran. Hemos aprendido tantas lecciones que no somos capaces de valorar la fuerza que nos une. Divisemos el horizonte pensando que hoy puede ser una gran jornada. Ya es. Hablo, como podéis imaginar, de comunicación. Es el tema. Tenemos un deseo interno, y una habilidad igualmente, para poder captar la atención y el interés de los demás. Hagámoslo en positivo y demos ocasiones inusitadas a nuestras existencias, que desean algunos cambios. Imaginamos que todo es una cuestión de óptica, de tono, de música. Por lo tanto hemos de aprender a interpretar lo que acontece en base a la comunicación misma.

Juan TOMÁS FRUTOS.

jueves, 11 de febrero de 2010

Reconocimiento comunicativo

Miremos con rectitud y espontaneidad e igualemos las importancias dejando que lo absoluto no nos desborde. La llamada está ahí, y lo está cada día. Hemos de aprender a escucharla, a atenderla, a comprenderla en su ponderación misma. No sé si es bueno o malo. Puede que ello dependa, como todo, de las circunstancias en las que nos movemos. La distracción es una consecuencia con la que debemos convivir en un universo que gira deprisa para dar con toques de atención diversos. Nos convencemos en cada ocasión con diferencias de recias caricias que nos llevan por doquier, con reservas, alimentando las versiones que nos parecen nuevas o casi nuevas. Debemos vivir el esfuerzo de ser felices.

Juntamos campos de apariencias con volúmenes que se adaptan a las circunstancias con las que nos trasladamos un día sí y otro también. Crecemos con los linajes que nos proponen seguir con secuencias divinas que han de acudir a ese encuentro donde el aprendizaje será la prioridad. Digamos muchas de las cosas que pensamos con unos aires diferentes. Podemos mejorar mucho las condiciones vitales.

Nos distraemos a menudo, y lo reconocemos. Puede que sea bueno que ello suceda. El universo nos corrige actitudes con frecuentes diferencias que nos insuflan caracteres de diversa factura. Regulamos espacios y consecuencias en unos procesos que se repiten en su mecánica, pero que nos superan en sus aspectos más comunes. Crecemos con la hierba en primavera, mientras hacemos caso omiso a los miedos ancestrales que, con comunicación, hemos de superar. La vida es. No pongamos trampas en el itinerario que nos hemos marcado. Podemos asumir muchas transformaciones, pero han de ser tranquilas. Giremos hacia ese punto donde la inflexión será el sustento de cuanto podamos realizar.

Gestamos diariamente posturas y actitudes con las que no amilanarnos ante el destino que otros hacen universal. Encendemos luces ante las sombras que nos regalan esparcimientos periódicos. Hemos sentido que las cosas salen al final. Nos enseñamos a vivir de algún modo, pese a las ausencias que ya nos apartan un poco del camino plácido. Hay mucha gente a la que echamos de menos. Vamos en franca ascendencia por los méritos de quienes nos regalan sus simpatías y sus mejores contribuciones. Hemos tomado ese aire que es respiración autóctona.

Calculamos las medidas que nos aclaran hacia dónde podremos caminar con volúmenes honrados de paciencias infinitas. Nos contemplamos con creencias nuevas, superadoras de heridas y de vacíos existenciales. Nos comunicamos todo lo que imaginamos en una etapa que apenas acaba de comenzar. En exceso nos distraemos, y eso, según se mire, tiene lados buenos y otros que no lo son tanto. Lo importantes es que rindamos la cosecha con la que laboramos cada día.

Hemos cubierto muchas etapas, y creemos que quedan muchas más por entender y expandir hacia un universo de sensatas ilusiones que nos harán caso, o que deberán hacerlo para que seamos dichosos, lindos, estupendos, gratos, seguros de nosotros mismos. Igualmente procuremos que los demás lo sean. En la comunicación hay mucha vocación, y ha de haber mucha gratitud. Tratemos de fomentarlas. En el reconocimiento hallamos muchos mensajes que hemos de saber descifrar. Podemos obtener, con esa postura, muchas conclusiones.

Juan TOMÁS FRUTOS.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Cargas y destrezas comunicativas

Todo tiene sus diferentes vertientes, sus distintos calados, que hemos de objetivar y subjetivar. El proceso comunicativo no es ajeno a esto. Es un don, un regalo, un galardón con el que hemos de exponer lo que configura nuestra ruta vital. Comunicamos. Usamos de todo y de nada, a través de los procesos comunicativos, para llegar al camino que no se extinguirá. Hemos aproximado ese corazón que nos dio lo más completo entre atenciones de recia factura con la que nos mudamos hacia el instante más apasionado. No nos gusta en todo momento lo que sucede. Tampoco tenemos méritos para decir lo que sí podrá ser. Hemos allanado los motivos con un vértice que ya nos previene de sustancias nuevas. Nos formaremos entre tinieblas. Regalemos esa atención que nos percibirá como si todo fuera muy importante, que lo será.

Presentemos ese momento de fuerza real. La tenemos y la hemos de utilizar con prestaciones periódicas. Nos hemos de querer. No seamos insensatos. Untemos de emociones los compromisos para acercarnos a las complacencias compartidas y, por lo tanto, menos distantes. Lo sencillo triunfa, y lo hace anónimamente. Nos hemos enseñado a vivir con un buen nivel de desarrollo que nos ha de permitir el progreso diario. Debemos compartirlo.

Las cargas han de llevarse de la mejor manera que podamos. No extingamos los movimientos con sencillas experiencias. Nos hemos de proponer las voluntades con itinerarios que han de imponer las destrezas con unas preferencias de usos y costumbres que nos harán asumir una carga diligente. Apostaremos por lo que pueda aparecer.

Aplaudamos las fortalezas con las que nos movemos. Las existencias han de estar entre trasiegos de pertinencias que sufren y que, finalmente, por fortuna, todo lo superan. La comunicación nos hace grandes desde el punto de partida del espíritu. Hemos visto mucho, y más que veremos. Las cautelas han de quedar en un nuevo horizonte. Oteemos el paciente presente para aglutinar las ocasiones que no se han de escapar en el futuro, que hemos de hacer nuestro, más que nuestro, nuestro de verdad. Agradezcamos el deseo y el fervor con el que vivimos.

Intuimos, cada día, presencias con un desgaste de serenas virtudes, que nos han de añadir los espacios en los que seremos con fórmulas enteras. Nos agasajamos. La comunicación ha de ser fluida. Iremos apareciendo, debemos, poco a poco, no con lentitud; y señalaremos las fases que sobrellevaremos con preparación y tiempo. Las citas pendientes se han de configurar a imagen y semejanza de esos sueños con los que incrementaremos la fuerza.

Emotividad y emociones son las bases que todo lo pueden garantizar. Ganemos en el aprendizaje, que ha de suplir cualquier falta que nos vaya surgiendo. Cuando comunicamos desde la entereza emotividad y emociones nos mostramos con una mayor cercanía, con un entusiasmo que nos invita a conectar con aquellos que necesitamos y que nos necesitan. El eje lo podemos marcar: hemos de marcarlo. El fuego de la amistad ha de ser alimentado cada hora, en cada instante que podamos. El regalo que podemos recibir, también en comunicación, no lo podemos catalogar. Empecemos por imaginarlo, y sigamos por la realidad de las cosas. La vida es un don, como lo es la comunicación. Asintamos con precisión y sin premura, con valor y tiento. No podemos ni imaginar lo que nos irá surgiendo en positivo. Procuremos, eso sí, obtener el resultado mejor. Se trata de ponernos a ello y en ello.

Juan TOMÁS FRUTOS.

martes, 9 de febrero de 2010

Óptima voluntad de comunicar

Perfilemos la mejor de las intenciones para comunicar bien. Sintamos las cosechas comunicativas como un tesoro que hemos de repartir. Hemos de procurar, poco a poco, llenar las paciencias con símbolos y señales que nos han de colocar en posición de aprendizaje. Las señales llegan de todas partes, y desde todos los ángulos muestran una influencia divina, cargada de buenas vibraciones y de mejores sensaciones, que nos nublan la vista para luego despejar las incógnitas, que siempre aparecen. Es bueno, y hasta necesario, que aprendamos de ellas. Hemos advertido deseos que nos asaltan con dudas de las grandes. Nos maravillamos por lo que sucede. Es preciso que mantengamos la capacidad de sorpresa. Nos debemos llevar bien. Sacaremos un provecho indeleble de ello.

A menudo juntamos piezas para hacer un puzzle con el que nos planteamos los regresos a los instantes en los que fuimos felices. Lo somos, y lo seremos. Hemos cabalgado por sencillas experiencias que nos aclaran todo lo que podemos hacer. Nos insinuamos regresos con unas tardías adivinanzas que nos proponen cambios justos.

No damos con los reclamos acertados en los momentos más estelares, que nos inculcan fuerzas con las que salir adelante. Hemos propiciado las voluntades mejores a los mejores precios. No podemos quedarnos en cualquier lado. Las diversiones se repiten cuando reiteramos las óptimas voluntades de amar y de entregar más a los que menos tienen.

Secuenciemos lo que debemos hacer con la mejor de las empatías. Hagamos del amor lo más grande, porque lo es, porque engloba todo, porque resume lo que pasa. La idea es, en esencia, lo que queramos que sea. Hemos de tomar en consideración los términos de las paciencias con diálogos constructivos. Nos regalamos las gracias, que hemos de trasladar a quienes colaboran con nosotros. Dibujemos lo bonito, lo bello, lo especial.

Los rastros de los pensamientos nos liberan de entornos apetecibles. No debemos marcar diferencias ahora que nos gustamos con sensaciones de difícil exactitud. Hemos atemperado las huellas de los que nos manifiestan que hemos de estar a bien con lo que sea, con lo que venga, con las gracias eternas que nos facilitan todo y más.

Predecimos algunos ejemplos, las salidas hacia los tonos más increíbles, y nos afirmamos en procesos con los que emular lo que nos complace. Hemos señalado parte del camino. El resto lo debemos hacer sin hitos, improvisando un poco, con valentía. La franqueza también contribuirá a lo que hemos de realizar.

Hay muchos vectores e influencias con los que recoger las mieles de unas existencias que se complican por la necesidad de amar. Hemos puesto todo en ese lugar donde aprender en la máxima. Iremos recogiendo los mejores deseos para extenderlos al universo que nos rodea. No cejemos en el empeño. Es cuestión de dar con todas las piezas que podamos del puzzle comunicativo. Procuremos ser integradores. Las posibilidades, siempre que no sean exclusivistas, son enormes, de gran calado.

Juan TOMÁS FRUTOS.

lunes, 8 de febrero de 2010

Comunicación: hoy antes que mañana

Hagamos las cosas poco a poco, con esfuerzo diario, dando hasta donde podamos. Afrontemos las cosas como vienen, con fórmulas de peticiones fortalecidas desde cada escenario, y siendo cada uno del modo que sea posible. No hay prisa, pero tampoco debe haber pausa. Difundimos mensajes de altura real que nos llevan por caminos de recia factura. Hemos aprendido a tenernos. Las misiones han de aplaudir lo posible con una inclinación noble, sencilla, hecha a la medida de todas las cosas, que son de algún modo.

Hemos diseccionado las caricias comunicativas con nobles actos y mejores términos. Somos en la complicidad de quienes llegan para atemperar los buenos ánimos, que caldean el anhelo de seguir por derroteros nuevos. No seremos en las esperas silentes.

Digamos los pasos que hemos de dar con una altura que mirará hacia el sitio más sentido. Hablaremos, diremos, señalaremos, buscaremos nuevas posibilidades en un universo de sinceridades devueltas a esos voluptuosos fines con los que envolver las apariencias.

Las destrezas con las que soñamos han de restaurar los elementos que se fueron desarmando con el transcurrir de eras que ya no podemos cuantificar. Hemos supuesto que estamos en forma, y seguro que lo estaremos. Hemos señalado la vida con muchos hitos, con los cuales hemos de crecer hasta decir que vale, y seguro que valdrá antes o después.

La sinceridad de los buenos años se consume con el transcurrir de etapas que nos proponen estar en el comienzo mismo de las cosas. Nos hemos visto. La ida es vuelta con una insistente desdicha que nos previene con afanes novedosos. Puede que lo que fue no vuelva. Puede que tampoco haga falta. Hemos numerado los escalones comunicativos para regresar a ese punto en el que la relación quedó vacía.

Ahora disfrutamos de las apariencias con las posiciones más deseables, que llegarán a ser, que serán, que estarán, que procurarán vivir en las diferencias y en las corduras más probables. La existencia se llena de ocasiones con unas virtudes que nos han de aplaudir con efectos retroactivos. Hemos buscado con una cierta perspectiva, y ahora estamos delante de las conveniencias más loables.

Emprendemos un nuevo camino con un consejo ideal que nos asusta con señales de garantías recíprocas. Hemos allanado el camino con una versión linda, supuesta, pretenciosa, vuelta por ese camino de llanuras predecibles. Me gusta lo que podemos convenir con resortes de voluntades nuevas. Hemos visto, hemos querido, hemos recordado, y nos hemos dado un aviso que nos enviará por el itinerario más bello, que lo andaremos juntos. Creo que es el momento para sellar la paz con la felicidad más brillante. Nos hablaremos de la mejor manera porque nos esperan muchas sensaciones con las que estar a tono.

Creo que es el inicio de un trayecto en el que nos fomentaremos con mucha comunicación, adiestrando los instantes que poseen la base para todo lo que ha de venir más tarde o más temprano. Intentemos disfrutar. La vida tiene muchos sentidos que compartir y que regalar. No dejemos para mañana lo que hemos de hacer hoy. Seguro que los resultados serán más bonificados, más sosegados y más dignos de encomio.

Juan TOMÁS FRUTOS.

sábado, 6 de febrero de 2010

Felicidad y positivismo en comunicación

Funciona el tener una buena actitud a priori, el no quedarnos atrás porque sí, sin razones. Demos con las bases más fortalecidas. Nos debemos dirigir con rectitud. El estar contento ayuda a los procesos e, igualmente, a los resultados, que serán estupendos. Siento que la pasión me inunda hoy el corazón, que crece con las razones de un mundo que nos ha organizado en exceso los sentimientos, que hoy han de explorar la comunicación entre ellos en solitario, sin más injerencias que sus propios anhelos y sus fines de llegar muy lejos, tan lejos como se pueda. Hemos de atemperar los ánimos con las gracias de las voluntades que nos harán sumar y nunca restar. No hagamos del plan una tragedia.
Prestemos atenciones a las normas que nos han de conducir por las posibilidades de experiencias gratas, con las que podremos incrementar las calidades personales que nos brinda el entorno, absolutamente empático con lo que realizamos, lo cual es, sin duda, un milagro. Apostemos por las inclusiones en los mundos más queridos, por las sensaciones más defendibles, por las ilusiones y por las vueltas a esos mundos que nos dijeron de todo.
Debemos aprender de las procesiones con figuras estáticas y llenas de mensajes. Nos hemos de alimentar con los tesoros más estelares. Estamos tan listos como podemos en las llanuras solitarias que nos proponen secuencias estupendas. Hemos supuesto que podríamos ganar algunas partidas, y así ha sido. La hora de la verdad nos distrae con fondos que no podemos llenar. Hablemos.
Las experiencias llegan y van, y nos implican en la textura de una existencia que ha de presentar las mejores galas para ganar en las apuestas nuevas. Las maravillas nos tocan con sones inmediatos, que nos gustan con resoluciones a los posibles conflictos con los que viajamos entre medallas y galardones que no hay que conseguir sino que merecer. Hagamos acopio de posibilidades.
Exprimamos el zumo de la existencia con la salubridad de unos amores que nos han de salpicar de soluciones y de maravillas con invenciones de trabajos recios. Podemos acercarnos a los mundos más fabulosos con las prestaciones más lindas. Hemos ganado muchas partidas, pero no olvidemos no recoger los premios, que son limitados y de todos. Los días vienen reglados: hemos de recuperar la libertad.
Pasan los años con sus cargas de novedades rancias, y nos ponemos en la tesitura de recurrentes comienzos con los que nos embarcamos en las vehemencias con las que insistir en las señales que tienen todo el humo del mundo. Nos veremos en la otra gloria. Diremos que los ánimos serenos serán las novedades más fuertes. Nos haremos caso al principio y al fin con las presencias más gustosas. Así somos, y así seremos, pese a la necesaria y aconsejable evolución.
Señalicemos las preferencias en las que nos movemos. Hemos buscado hitos relevantes. Los más importantes, no lo olvidemos, son los anónimos, los sencillos, los que se ven en las esquinas menos definibles. Nos apostamos con intenciones que son tan nuevas como bellas. Continuamos. Es el día que es, y aguarda el paisanaje, ése que todo lo justifica con la jovialidad comunicativa de antaño. Prosigamos. Comunicar desde la alegría es garantía de futuro, y puede que también de felicidad. Todo lo que sea mirar con esperanza es base para que las conclusiones sean como aguardamos. El positivismo es parte de ese porcentaje que contribuye a los buenos resultados.

Juan TOMÁS FRUTOS.

viernes, 5 de febrero de 2010

Los acentos del viernes

Con todas sus variaciones y variables aparece el viernes, que nos endulza la semana, pese a su movimiento y su ajetreo. Ha transcurrido una semana laboral y comunicativamente hablando. Es un momento feliz, y debemos decirlo. Se asoma con timidez el viernes, presto a confesarnos que tenemos por delante toda una ventana de posibilidades con las que crecer en lo bueno, en lo afectivo, en lo importante, en lo justo, en lo querido, en el aprendizaje humano e intelectual. Nos hemos de conformar con reglas no escritas que nos han de dirigir hacia los afectos, con los que hemos de incrementar las aficiones y los buenos anhelos.

Pongamos acentos a las cosas que nos importan, y hagamos que sean importantes para todos y cada uno de nosotros en la idea de una amistad que hemos de hacer más densa y cariñosa. Nos debemos dar bases y afectos con los que recorrer los espacios que durante tiempo se pueden haber manifestado sin criterios determinados.

Sumemos con especies que nos dominen con trayectos que hemos de considerar como deleite sin excepciones. Nos damos, diariamente, momentos estelares con los que despertar a nuevas estructuras que resolverán las decisiones. Nos debemos dirigir hacia el lado más estimado. Nos hemos de dar consejos con los que afrontar etapas ingentes. Nos hemos de consultar algunas opiniones para consolidar las miradas con las que señalar todos los efectos.

Los viernes me parecen geniales, estupendos, maravillosos, con claras reminiscencias de mi infancia, y también de esa adolescencia de anteayer, con la que incrementamos las raíces más estimadas y profundas. Hemos servido de testigos de un tiempo que, poco a poco, ha ido llenando el vaso de la vida, de amigos, de ideas, de querencias, de profundas emociones con las que mantener la singladura y el disfrute del paisanaje.

Nos convocamos, en este día, al descanso del afán y el trajín cotidiano. Hemos de tomar un respiro para no perder las emociones con las que incrementaremos los ritmos más vitales, que nos darán el impulso para subir a esa rueda de feria en la que poder reír y callar. Divisamos cosas muy interesantes.

Hemos tenido la fortuna de poder aprovechar las horas y los momentos principales y accesorios de unas jornadas precedentes que nos han regalado el instante templado y el rico atardecer con un cuerpo enamorado. Somos puntos añadidos a un firmamento infinito con el que hemos de incrementar las voluntades más intrépidas. Agarremos lo que tenemos con una moderada actitud de superación.

Hagamos caso a nuestros corazones, que se defienden de las palabras de un universo tomado por las querencias más diversas. Hemos señalado hacia el camino más inquieto con unos indicios de resultados fermentados con los términos del entendimiento, que ha de ser superior. Hago de ti y de mí la fórmula básica, y con cierta magia igualmente, para experimentar cada segundo de un día que ofrece todo y no pide nada. Además, nos protege de la semana venidera con muchas horas por delante, y con sus oportunos sueños, que también comunican. El viernes está ahí, erguido, con su fortaleza, con todas las posibilidades de un universo mediático. Hay muchos acentos que escuchar, que atender y que interpretar. Estaremos seguros en todos ellos. No faltemos a las numerosas citas que están por aparecer.

Juan TOMÁS FRUTOS.

jueves, 4 de febrero de 2010

Con fortuna

Conoces bien lo que pienso y que todo me recuerda a ti. Nos mostramos con ese amor que nació con fortuna.

EL JUEVES, CON MILAGRO COMUNICATIVO

No perdamos la capacidad de sorprendernos cotidianamente. Sonriamos también. Hemos de divisar la vida como un regalo, que, sin duda, lo es en muchos aspectos. Es un milagro sencillo que hemos de interpretar de esa guisa. Siendo jueves, como aquella película, más milagro. Se aventura la semana por líneas que marcan la rectitud que tanto nos gusta y complace. Somos en la excelencia que nos invita a tomar esa elevada postura de aprendizaje a través de la comunicación. Estamos listos para amar, para ser entre las telas de un algodón que nos ha de permitir tomar en consideración todo cuanto nos ha de regalar ricos dones de conocimiento, que hemos de consolidar con normas abiertas. Prestemos apoyo a lo que nos ha de suponer un cuento con moraleja que ha de evolucionar hasta llegar a las puertas de un reino de inocencias liberadas de prejuicios. Seremos como Peter Pan.

Volaremos con los enseres necesarios, sin peso excesivo, dejando que la imaginación viaje hacia ese sueño convertido en realidad a través del diálogo, de la esperanza, de la fe en las clemencias y equilibrios con los que hemos de vivir en paz. Nos consolidamos para acercarnos a las consideraciones más nobles, que nos han de suponer créditos sumados a las afirmaciones más sencillas, con las que hemos de experimentar las señales sin humo.

El jueves se ha presentado de repente, casi comenzando la semana, que va rápida. Ya estamos en el cuarto día, que es uno más, pero que hemos de singularizar hasta dar con las empatías con las que podremos crecer en la voluntad no cuarteada. Seamos sin dar vueltas innecesarias. Pongamos entre vencimientos no repetidos las cosas que hemos de hacer, e intentemos llevarlas a cabo con diferencia de criterios pero con la idea del consenso, que ha de ser fundamental. Sin él, no hay porvenir.

No aceleremos los pasos que otros han hecho divergentes, y seamos en la noria de una vida sin suposiciones. Daremos, antes o después, con las presentaciones más maravillosas, las de los amigos, que han de conocer el itinerario de lo que nos ennoblece por ser deudores de cariño. Nos dejemos nada al azar, sobre todo no aquello que sea fundamental. Cada día hemos de ganarnos el amor terrenal, que no es sencillo.

Es un buen momento este día para reflexionar acerca de lo que hacemos, de lo que tenemos que afrontar cada jornada, así como para analizar las ilusiones con las que hemos de crecer entre maravillas sinceras. No nos conformemos en espacios donde no haya sitio para los buenos amigos, que han de incrementarse a nuestro lado como la levadura, que hemos de fermentar con nuestro quehacer altruista. No es ésta, y debemos tenerlo presente, una labor de un único día. Vayamos dosificando los esfuerzos.

Hagamos acopio de experiencias con las que asistir a una serie de actuaciones para acudir con el corazón abierto y entregado de par en par. No renunciemos a las posibilidades que tenemos, y tampoco tengamos prisa por aparecer en ninguna situación en particular. Sí que hemos de hablar sobre lo que acontece para despertar el interés que nos ha de regalar cordura y osadía en sus justas medidas. Es jueves, y el plano que debemos recoger tiene que ver con los preparativos para la cosecha que está por llegar como un regalo divino. Esta jornada nos ha tocado con su manto de elementos cercanos, y con cercanía hemos de disfrutarla. La sonrisa debe acompañarnos hoy, como seguramente debió acompañarnos ayer, como deberá estar con nosotros mañana. Merece la pena el empeño.

Juan TOMÁS FRUTOS.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Nos permitimos regresar

Tenemos evidencias con las que crecemos con noches que lideran los campos más abonados. Nos permitimos regresar.

Fue mejor así

Suspiramos por todo lo que se fue por un resquicio que no habíamos calculado. Seguro que fue mejor así.

En circunstancias complejas

Todo me hace intuirte en esta nueva mañana que huele a esa lluvia que nos sirvio de manto. Nos volvemos a hallar en circunstancias complejas.

La comunicación, un eterno aprendizaje

Sempiterno es el aprendizaje en todo, y suponemos que más cuando hablamos de habilidades oratorias. La comunicación es todo lo contrario al secretismo, a la voluntad de no trasladar información sobre aspectos determinados a ciertas personas. Por eso, junto al deseo de expandir este proceso ha de estar la necesidad de su aprendizaje. En este mundo nuestro tan competencial y dinámico es más que necesario el desarrollo de determinadas potencialidades, entre las que destaca la negociación y la relación comunicacional como valor y recurso absoluto. La exégesis, la valoración, las implementaciones de los flujos de intereses y/o objetivos, a la hora de convencer en las relaciones, deben ser analizados en los diversos mensajes que protagonizamos o que recibimos, que han de escudriñar las condiciones y circunstancias de los lenguajes orales, kinésicos y proxémicos. Cada situación es un universo diferente, y lo debemos tener presente.

La imagen, su presentación, el uso de la misma como base en los diversos procesos de relación, contemplados desde la óptica de la ciencia comunicativa, nos llevarán a conclusiones abiertas y a la discusión de las posibles mejoras en toda etapa de intercambio y de relación. Las fronteras, los límites, los obstáculos en la transferencia de datos y opiniones, sumergen y condicionan el mensaje, que ha de ser desmenuzado y valorado en su justa medida para no incurrir en errores. La ambivalencia teórico-práctica es, en el justo equilibrio aristotélico, el todo.

La exégesis de todo evento y/o acto marca su desarrollo y su incidencia. La estampa de las corporaciones, de las Administraciones, de todo tipo de organizaciones, debe ser tenida en cuenta desde diferentes perspectivas, que serán analizadas en cada ocasión, procurando aprender y aprehender estructuras y contenidos en función del entorno.

Otro objetivo sería ver los engranajes de las actividades negociadoras desde la óptica interna y externa de las empresas y de sus gabinetes asesores en materia comunicativa. La cultura informativa y los hábitos deben ser practicados viendo, más allá del Periodismo de laboratorio, ventajas e inconvenientes. El fin es lograr hilvanar conocimientos y dotarlos, plásticamente, de fines útiles.

La antigua oratoria, la de siempre, la que nos funciona porque nos permite comunicar, sobre todo con nosotros mismos, ha de ser, en todo momento, la base del desarrollo personal y colectivo. Saber decir, decirlo bien o convenientemente al menos, repetir las dudas, abarcar los pros y las contras, discernir y explicar, posibilitar cambios y mejorías, ser felices aprendiendo y dejando que otros aprendan, son constantes con las que hemos de crecer en el objetivo, siempre sustentado, de regalar más que recibir. El convencimiento es que, aún así, recibimos mucho más.

Vayamos adelante sin descanso, sin sacrificios desbordados, y tratemos de ser en la búsqueda de la verdad. El compendio de conocimientos acerca de la comunicación constituye la base misma de su futuro, del nuestro, del de todos. La base de toda evolución, y conviene recordarlo, está en aprender, en compartir comunicación, y, para ello, hay que saber manejarla. Reiteremos que la docencia en cualquier sentido se ha de disfrutar a la ida y a la vuelta, en todo instante, apasionadamente, con garbo y emociones. Ahí está.

Juan TOMÁS FRUTOS.

martes, 2 de febrero de 2010

Las solvencias comunicativas de los martes

Contemplamos el transcurso de segundos y minutos, de horas y tiempos en fases. Avanzan los días y en ellos escuchamos los sones de cada ocasión. Es martes, y buscamos naves con las que acudir a citas que bien podrían ser otro día. No obstante, las prepararemos. Serenamos los deseos hasta querer llegar con la gracia suficiente para escuchar los planteamientos con los que aclarar los conceptos más reales. Te tengo que destacar lo que sinceramente siento. Lo he de hacer con paciencia, que es un poco la divisa, la enseña sobre todas las posibles virtudes que podamos tener. Defendamos las gestiones con una mansedumbre y con un reconocimiento de que las cosas son como son.

Atendamos las emociones de las palabras con pactos que hemos de airear hasta dar con las gracias más sensibles. Seamos en los eternos sitios, entre conveniencias de señeras caricias. Hemos de vernos con mentalidad abierta. Sigamos sin descanso y sin caer en la sensación de que no podremos más. Nos hemos de aumentar las consecuencias con las propuestas más honestas, con las que hemos de incrementar las vocaciones.

Midamos y demos con las solventes dichas que no exigen cambios pero que buscan licencias hacia ese pedestal de aires salubres. Los necesitamos para dar con las solventes querencias que nos permitan escuchar y dar a conocer lo que, para nosotros, merece la pena.

Estamos en el segundo día, que parece el primero, pues quedan cosas pendientes, y es bueno que así sea. Hemos de escudriñar el futuro desde las premisas de un presente en permanente aprendizaje del pasado. Nos debemos echar en falta, de menos. Con ese sentimiento valoraremos lo que se nos ofrece en cada minuto, que nos ha de aupar hacia los motivos y los criterios con los que hemos de sanar con certeza.

Singularicemos los estupendos resortes de unas existencias tomadas en consideración. Hablemos y seamos tan cuerdos como podamos. Hemos acudido a la llamada de una emoción simpática. Debemos, seamos, tomemos en cuenta con respuestas dirigidas hacia las sensaciones más agradables. Expliquemos qué podemos efectuar, y qué debemos llevar a cabo.

La acción nos ha de incluir en lugares de pacientes dichas que nos han de presentar aspectos nobles con unas secuencias suplicantes de amores claros, resistentes, imbuidos de pasiones templadas. Vayamos a ver lo que sucede y cómo sucede. Las ocurrencias nos han de llevar a esos estadios donde las conversaciones nos han de presentar ideales con presentimientos oscilantes y destacados.

La semana es hoy ese amasijo de sentimientos con los que confluir hasta el escenario de la docencia que insiste desde el desván y con prestaciones poéticas. Nos iremos preparando de cara al sábado y al domingo, todavía lejanos. De momento, saboreemos lo que tenemos por delante, que es mucho, muchísimo. Hagamos un poco de planificación y tratemos de cumplirla desde la flexibilidad. Los martes traen las solvencias derivadas del hecho de que resta bastante por vivir.

Juan TOMÁS FRUTOS.

lunes, 1 de febrero de 2010

Vivamos el lunes

La clave comunicativa es hoy el lunes, el inicio de la semana, esa jornada de origen hacia cualquier parte que nos propongamos. La ilusión comunicativa está vigente, palpable, en su sitio y en expansión. Todo está por suceder. Es como empezar de nuevo. La perspectiva, limpia, nos ofrece todas las posibilidades que seamos capaces de cosechar. Nos ponemos en marcha. No pararemos hasta que nos insistamos con las dichas más repartidas entre los que menos tienen. Hemos de apaciguar los ánimos. El punto de salida ha de ser el sosiego, con el que podremos aclarar los conceptos en los que hemos de ser más libres. Juntos podemos adecuarnos. Participemos en las experiencias desde ese ángulo que nos ha de presentar como los mejores, que lo somos, si nos colocamos, humildemente, tras los que son considerados los últimos, que, realmente, no lo son.

No aceptemos las discriminaciones y veamos el mundo sin fronteras. Las consultas nos han de dar los mejores efectos. Juremos amistades que han de solventar cualquier duda que surja. Nos podemos regalar coraje, nos tenemos en las fortalezas y debilidades, nos damos, nos volvemos con las emotividades más creíbles. Seamos sensatos desde las emociones más densas, que hemos de vivir en sosiego. No paremos. Demos todos los pasos que sean menester para abrigar esperanzas, que son, que serán, que han de ser.

Vivamos esos espacios que nos protegen y que nos hacen ser con cautelas y balances. Los pronósticos nos han de explicar algunas creencias con las que hemos de crecer hasta la enésima potencia. No abandonemos las premisas y las causas con las que hemos de vibrar un día sí y otro puede que también. No dejemos para fechas indeterminadas lo que debemos realizar cada jornada. Podemos ser tan joviales como nosotros mismos nos fomentemos.

Tenemos ocasiones por desmenuzar, por ubicar, por compartir desde el sentimiento más querido, más cierto, más sencillo al mismo tiempo. Nos tenemos, y, entre los huecos de los sentimientos, hemos de calcular lo que es motivación y certeza para salir adelante. Nos hemos de convocar para que nada falte, y, de hacerlo, para que la llaneza encienda la vela que ilumine los pasos que hemos de ir dando poco a poco. La prisa ha de quedar a un lado, salvo excepciones.

El lunes es la ilusión, la vocación, la mirada a todo lo que está por venir, por suceder, por existir. Hemos de ilusionarnos con lo que seremos capaces de llevar a cabo, que dependerá de los trámites con los que encender las llamas más esperanzadas. Nos debemos en cuerpo y alma. Ocupemos sanamente el lado de los pequeños triunfos, que hemos de asimilar a todos los demás.

Regalemos las sensaciones con las causas que todo lo miden. Hemos sido. Las señales nos incluyen en vivencias nuevas con opciones oportunas. Hemos de preferir sin vehemencias, con las buenas aventuras que nos acercarán a los impulsos equilibrados desde la máxima consideración. Es lunes, y el viaje, el eterno viaje repetido y novedoso, apenas acaba de comenzar. Vibraremos con su entusiasmo, con los dones milagrosos de estar vivo. La llave para esa singladura se llama lunes. Los adjetivos los iremos poniendo nosotros. Seguro que habrá mucho dulce.

Juan TOMÁS FRUTOS.

Propósito de acción

No nos bloqueemos. No aceptemos la realidad de las cosas, sobre todo cuando se trata de una realidad que precisa una modificación societaria. Avancemos sin dudarlo. Hay mucha necesidad que aguarda nuestros brazos y nuestras manos. Cuando uno se siente impresionado por la imagen de la tragedia, de la muerte, del hambre, de la enfermedad, del cansancio, de la soledad, de la necesidad…, cuando empatiza y se pone en la piel de los últimos, en esos instantes, precisamente, ama, demuestra que es capaz de asumir la realidad de los otros. Claro que, en paralelo, toda motivación, toda inspiración, toda emotividad, debe ir acompañada de un propósito de acción. Por eso, si algo nos impacta, hemos de afrontarlo con el sesgo que fuere, esto es, en la gama de voluntades o grados que suponga.

Ahora estamos inmersos en la realidad de Haití, una realidad que hemos descubierto (siempre ha estado ahí) elevada a la categoría de desastre, de catástrofe, de ruina total, tras los seísmos registrados. La fotografía es dramática: miles y miles de personas fallecidas; heridos, cientos de miles también; dos millones de desplazados se unen a las cifras del horror… Es difícil describir esto, y es difícil no actuar ante ello. Debemos implicarnos, y lo estamos haciendo. La necesidad es mucha.

Con este motivo, nos hemos puesto en marcha muchas entidades, así como las Administraciones Públicas y organizaciones de todo género, todos juntos en una causa común. Las actuaciones y muestras de solidaridad se multiplican, y más deberían ser. El trabajo, como quien dice, empieza ahora. Hay una década de solidaridad por delante.

Desde el Colegio Oficial de Periodistas de la Región de Murcia, en comunión con la Peña Flamenca Melón de Oro, hemos organizado una Gala a favor de Haití. Queremos recaudar fondos con ella, pero también deseamos mentalizar del quehacer enorme que tenemos por delante.

Será ésta una ocasión extraordinaria, una de las miles que se están organizando, para demostrarnos que somos capaces de ser, de amar. Juntos podemos llegar tan lejos como queramos. Tu presencia es más que necesaria: es esencial. No olvides que será una gran oportunidad para amar. Seguro que, al igual que seguimos la estela de otros, otros nos mirarán con esmero, tesón y ejemplo. Adelante. Todos unidos podemos mucho, más de lo que solemos imaginar. Como punto de partida, debemos tener el propósito de acción, de actuar, de acercarnos a donde sea menester con el objetivo de que los más débiles no estén tan rotundamente solos.

Juan TOMÁS FRUTOS.