viernes, 29 de abril de 2011

No faltemos a la cita

Señalemos con emoción todo lo que nos complace y digamos que lo mejor que puede ocurrir es compartirlo. Los deseos nacen de las experiencias más dichosas, de aquellas que aportan felicidad. No desgastemos las mejores esencias, con las que hemos de vivir cada día en el fin de la permanencia.

Experimentemos las emociones con una intensidad que no ha de ser, ni mucho menos, relativa. Seamos auténticos. No aceptemos las dudas que marcan en lo esencial, en lo que debería ser comprensible de manera sencilla. Razonemos en los tiempos sin dejar que las etapas nos puedan.

Las aspiraciones han de ser cuidadas, mimadas, tenidas en cuenta desde la afición más firme, más estimulante, más sana. No forcemos las situaciones, ni las iniciativas que nos deleitan. Ya aparecerán cuando sea menester.

La vida tiene más resortes a los que agarrarnos de lo que parece. Sintamos las premisas con las hermosuras de quienes nos previenen con sus planteamientos más enraizados. Seamos y consideremos las bases para una fortaleza de previsiones sin clientelismos en lo espiritual, en lo intelectual, ni siquiera en lo afectivo. Seamos nosotros mismos, transparentes, para darnos a conocer, y no como meros resultados de la dejadez y/o la negligencia.

Avisemos de las corduras que nos han de llevar por las sensaciones más extraordinarias y acudamos en ese despertar que nos ha de gustar con límites de corrección finita. Nos hemos preferido desde la voluntad más relajada, y ahí estamos, y ahí deberemos estar para que la dicha nos alcance en situaciones normalizadas y no extrañas. No faltemos a la cita comunicativa.

Juan TOMÁS FRUTOS.

miércoles, 27 de abril de 2011

Puertas comunicativas

Reflejemos las emociones con una moderación que nos haga ver lo que nos ocurre. Sintamos cerca las gracias más lindas. Acudamos a las causas positivas que nos deben acodar en los mejores sitios, intentando aprender de lo que nos sucede, de cuanto tiene una dirección salpicada de buenas vibraciones, en la que nos podemos mover aprovechando la chispa de la vida, que ha de ejercer como vehículo o instrumento de viaje.

Aceptemos el mundo como es, lo que controlamos, lo que no, todo lo que es oferta con destino incluido, procurando reforzar lo que nos aparece con una matriz simpática. No causemos baja sin dar con las verdaderas motivaciones. Los ejes han de prever que el todo pueda ser con las suficiencias debidas.

Nos caigamos en las frustraciones que nos pueden impedir caminar con la soltura de antaño. Demos vueltas a las opiniones que nos ofrecerán las perspectivas suficientes para solventar y apuntalar las motivaciones más sostenibles. Las posturas no han de cerrarse a cal y canto. Tomemos en consideración lo que pueda ser mejor. Las esferas nos permiten recorrer un espacio con un punto de retorno conocido. Lo aconsejable es aprovecharlo cultivando las relevancias en su auténtico anhelo.

Tengamos en cuenta todos los parámetros, incluso los más nimios, con el fin de fortalecer las líneas argumentales que han de tener curso de ida y de vuelta. Los trayectos han de ofertar ocurrencias de niveles fortalecidos y fomentados con nexos que nos unan de verdad. Acertemos en los pronósticos sin hacer reservas extrañas.

Hagamos de la bondad nuestra tarjeta de visita y atendamos las peticiones que nos pueden consentir el tiempo necesario para modificar y expandir los deseos de convenciones supuestas y reales desde la consideración más hermosa que podamos destapar. Hagamos que las rutas se conjuguen en puntos de convergencias espaciosas con las dichas como portadas de lo que hallaremos tras los umbrales de las puertas comunicativas que hemos de sugerir cada día. En todas ellas, desde el respeto, la tolerancia y la buena intención, puede haber un punto de aprendizaje. Puede que mucho más. De nosotros depende.

Juan TOMÁS FRUTOS.

lunes, 25 de abril de 2011

Comunicar, pieza clave

Auspiciemos las emociones con unos flujos de amores hacia ese instante de honor que todo lo toca y todo lo pone en su sitio. Nos hemos de imponer unas reglas de creencias simpáticas, singulares, selladas sin fuego pero sí con el suficiente ardor.

Nos debemos comprender pacíficamente, abriendo espacios, siendo nosotros mismos. No causemos esas bajas que nos prefieren con sus normas amplificadas para borrar los obstáculos y recoger el abanico de buenas experiencias, que nos nutren de las mejores correcciones.

No simplifiquemos las cuestiones que nos vienen con una realeza que nos define y distingue con palabras que nos son en las noches más largas. Hagamos caso con una impronta divina. Nos hemos de querer mucho.

Los buenos pensamientos generan más empatías, destellos de implicaciones para solventar las diferencias y los vacíos que se puedan producir. Hagamos que las posibilidades sean reales. No nos debilitemos sin complementar y añadir soluciones a las hileras de preguntas, de dudas y ante los lapsus que acontecen con explicaciones y sin ellas. Afrontemos la existencia simplificando procedimientos.

Las brumas de las mañanas han de disiparse con cariño, con esfuerzo por el entendimiento y con la gracia de compartir y siendo solidarios. Merezcamos y hagamos por merecer la dicha a la que tenemos derecho contando lo que somos, lo que hacemos, lo que perseguimos... La comunicación es una pieza clave. Arranquemos con paciencia, buscando la precisión.

Juan TOMÁS FRUTOS.

miércoles, 20 de abril de 2011

Lo que comunicamos, lo que somos

Superemos el ambiente frío con un poco de amistad (con mucha, si es posible), que ha de fomentarse como ese conocimiento que nos hace libres. Seamos condescendientes con todo lo que realizamos y vivamos la labor diaria con una base de empatía como sostén para todo cuanto parece tener algo de sentido.

Experimentemos el gozo de la tranquilidad, a la que se llega con justicia, con virtud, con promesas cumplidas. No generemos carencias que pasan factura. Giremos hacia ese instante que consideramos apasionado de verdad con regustos compartidos. No pensemos en el fracaso y avivemos el proceso del esfuerzo cotidiano como guía. Saldremos con bien, si nos damos el oportuno optimismo.

Rocemos cada poro de nuestros objetivos para conocerlos de principio a fin, sin desfallecer. Hagamos que el tono y el todo se agiten para dar con una mezcla de ganancias genuinas. Lo único ha de quedar en ese desván de apetencias desvanecidas en ese umbral que pasará de largo para dar con el aspecto más completo de cuantos nos ofertan todos aquellos que nos tienen algo que decir, esto es, quienes nos envuelven con lo genuino y con lo que no lo es tanto. Hemos de saber descubrir lo que nos interesa. Ésa es la tarea.

Hagamos caso al corazón con un deseo compartido, con dos, con todos los que sean menester para garantizarnos la felicidad. Nos hemos definido con palabras: ahora toca hacerlo con hechos, que es como damos continuidad a lo verdaderamente relevante.

Gastemos lo que no merece la pena que conservemos y adelantemos el paso para que no falten los combustibles que precisamos para dar con los puntos que hemos de colocar en sus justos sitios, con el fin de de que tengan un sentido tan espléndido como nos gustaría darles. Acompasemos los hechos a sus consideraciones y demos con la salida a la soledad y también a la falta de ese aprendizaje que nos puede hacer pensar que perdemos el tiempo. Ganémoslo para nosotros, y por nuestra libertad y tranquilidad. Lo que comunicamos es lo que somos. Puede que sea bidireccional.

Juan TOMÁS FRUTOS.

lunes, 18 de abril de 2011

El ejemplo de la Semana Santa en Murcia

Semana Santa en Murcia. Todo tiene su gracia, su duende, su tiempo, su zozobra, su regusto, su solera, su pizca de amor... Es Murcia vestida de hombres y mujeres, de señales de salvación, de dudas, de cariño, de solidaridad, de pasión... Es Murcia, una Región que marca encrucijadas como la vida misma, todo un cruce de caminos.

Hay más de 600 años de historia en estos días. Recogimiento, exaltación, colorido, música, silencio, saetas, lloros, alegrías, recuerdos, infancia, siempre infancia, más infancia... Los sentimientos se mezclan para dar con un sabor especial en el arreglo de los tronos, en las miradas de imágenes y de personas, en la conexión con lo espiritual, en los saludos de todos cuantos nos hallamos en la calle, porque la gente está al refresco y al reposo de sus devociones, que algunas veces se ensalzan con la emoción de los enamorados de unas historias que, pese a ser repetidas, se viven como la primera vez.

Experimentamos, en estas jornadas, toda una semana para el encuentro. Sales a las calles de Murcia, de Cartagena, de Lorca, del Noroeste, del Altiplano, del Mar Menor, de Mazarrón y de Águilas, sales por todos los rincones, y en todos ellos ves que hay comunión de intereses inmateriales con el gracejo de quienes vienen y van en busca de una complicidad sin límites. En Semana Santa, la comunicación está en la calle, es en la calle misma, donde nos reconocemos como hermanos. Advertimos, en este sentido, como en otros, un ejemplo, el de nuestra Región de Murcia y sus gentes, para todo el año, para cualquier lugar del planeta. Vivámoslo así.

Juan TOMÁS FRUTOS.

Juegos comunicativos

Vivamos ese patrocinio que nos debe servir para dar con un ambiente de festejos. Nos hemos de ayudar en todo lo posible. Las cuestiones nos son propicias. Es cuestión de verlo así.

Demos un paso adelante para que nada se nos quede en una bruma alejada de la amistad que nos resuelve el paso. Deberíamos ser más dichosos.

Las causas de todo nos han de servir, desde la experiencia, para evitar errores y ponderar las posibles soluciones, en las que nos hemos de mover con una simpatía excepcional. La portamos dentro.

Hagamos que las emociones tengan un sentido. Las virtudes nos protegen, o deben, ante las eventualidades de las promesas que se cumplen a medias, o cuando puede ser. Hemos de ser constantes a la hora de solventar cuanto nos acontece.

Las extraordinarias elucubraciones de otras etapas han de llegar a ese escenario que no ha de ser, como antaño, frío, pues ello genera distancia, que siempre es poco comunicativa.

Acerquemos las manos, las miradas, los bienes de ese amor que nos previene con síntomas que nos recuerdan lo que fuimos, lo que no alcanzamos. Las travesías hacia el final de las tareas nos han de implementar las consecuencias que se derivaron de la acción y de la falta de interés. Los juegos comunicativos han de servir para el aprendizaje. Ahí está.

Juan TOMÁS FRUTOS.

viernes, 15 de abril de 2011

Importancias comunicativas

Subrayemos los instantes que se configuran como elementos claves para interpretar cuanto sucede. Insertemos las emociones sin gratuitas intenciones. La paz nos debe unir. Singularicemos las posibilidades.

Las pretensiones de otras etapas han de ser voluntades de querencias peculiares con las que empedrar las existencias que nos rodean mediante empatías variables. Consolidemos lo que acontece en un universo recio.

Cada día ha de verse como una era de inconmensurables vertientes para estar contentos, para compartir los escenarios más hermosos, que, de esta guisa, lo serán aún más. El secreto está en la voluntad, en la propuesta reciclada y fortalecida.

Acudamos con citas que nos fortalezcan ante las eventualidades que nos hacen recorrer espacios que no siempre contemplamos con las opciones existentes. Aplaudamos las iniciativas que nos transportan con sus impresionantes probabilidades de ser felices. Hagamos caso a cuanto nos previene con sus astucias dispares. Ahí están.

Hemos seguido muchas causas que ahora se quedan en determinaciones de los buenos procesos. Olvidemos los errores y ajustemos los recursos para que no falte de nada. La existencia humana tiene que superar sus complejos y potenciar sus fortalezas con respiraciones de un aire freso que ha de venir en forma de elementos complementarios, de sabiduría real y relacionada con lo que nos rodea. Las importancias comunicativas deben seguir ahí. Descubrirlas y analizarlas puede ser, y debe, una tarea permanente.

Juan TOMÁS FRUTOS.

jueves, 14 de abril de 2011

La vida, en la constante comunicación

Aspiremos el aire de la libertad haciendo balances en positivo, dando cuenta de lo que nos merece la atención desde lo sentimientos más sinceros. Seamos en la consecuencia lógica. No hemos de quedarnos, no debemos, en las intenciones que suprimen soluciones antes de experimentarlas.

Hagamos caso a lo que nos regala preferencias con sus fines más determinantes. No juguemos a ver lo que no existe. Las astucias nos han de valer para nuevos procedimientos que nos deben permitir ensayar con un propósito de enmendar y de mejorar.

Salgamos de aquellas sentencias que, por absolutas, nos deben ahuyentar del sitio donde estemos. Nos debemos al prójimo, que está cerca, que lo ha de estar, que lo hemos de pretender con los mejores hábitos. No señalemos lo que no puede ser comprensible, si no dedicamos previamente esfuerzo y voluntad.

Las señales de cada día han de advertirse con códigos construidos sobre apéndices de felicidad, con dosis de eternas facturas en lo diestro, en todo cuanto nos ha de apuntalar para que nada nos derribe o derrita antes de efectuar los deberes a los que nos hemos consagrado. La existencia misma es lo que es, y no debemos darle unas vueltas que no siempre se comprenden.

Generemos espacios y calor suficientes para que no falte de nada en los cimientos que hemos de fraguar en los ambientes cotidianos, en las rutinas diarias, que han de ser optimizadas en los mejores términos, buscando y hallando sin prisa y sin pausa. La vida es en la propia comunicación, constantemente.

Juan TOMÁS FRUTOS.

miércoles, 13 de abril de 2011

Comunicación y soluciones

Comuniquemos bien, con propiedad, con sosiego. Nos ha de valer todo cuanto hagamos. Los finales han de servirnos para las nuevas historias que nos han de señalar qué formular. Vayamos tranquilos siempre que podamos. Por intentarlo que no quede.

Debemos ofrecer los ánimos que nos incluyen en los procesos que nos aclaran qué es lo que podemos llevar a cabo. Sintonicemos con las llaves que otros portan para que aprendamos cada día. Seamos un poco más sensatos.

Aclaremos las dudas sin dejar que pase un excesivo tiempo. Renovemos las actitudes y las iniciativas para que observemos con pujanza todo lo que tiene mérito y valor. Contratemos las ideas que han de engrasar los apuntes que nos salvarán de una rutina cansada.

Conozcamos con adelanto lo que puede suceder. Las previsiones han de incluirse en planteamientos que nos serán puros vuelos que solucionarán las dudas de lo esférico, que lo es por repetido sin riesgo.

Aseguremos las paciencias como bases para poder contemplar con perspectiva las salidas de algunos cierres espirituales que nosotros mismos nos provocamos. No exijamos más de la cuenta. Demos lo que podamos, e iremos recogiendo paulatinamente las mieles más apetecibles dentro de esos procesos que, comunicando, solucionan muchas dinámicas hasta ahora inalcanzables o no comprensibles. Hay respuestas.

Juan TOMÁS FRUTOS.

martes, 12 de abril de 2011

Formas valiosas

Simpaticemos con las gracias de quienes cuentan historias, y hagamos caso a sus contenidos en la búsqueda de una cierta levedad con la que construir otras formas de pensar. Seamos conscientes.

Imprimamos caracteres diversos a los entendimientos de nuevos poderes. No dejemos atrás la autoridad divina y humana. Recurramos a las categorías que nos complacen con vencimientos repetidos. No permitamos que los actos nos definan con indiferencias. Hagamos que la verdad y las buenas causas nos regalen conclusiones óptimas.

Digamos lo que nos parezca oportuno con lo más interesante. Escuchemos las explicaciones con unas versiones diferentes. Motivemos los actos. No revisemos todo. No siempre sirve. La nada no ha de dominar los trances en los que estamos. Señalemos las controversias procurando que no sean contrariedades.

Preguntemos. Tengamos la astucia suficiente para dar con las soluciones a cuanto nos sucede. No suspendamos las actitudes que nos pueden dar hechos suficientes. Preparemos los asaltos que nos brinda la vida con unos objetivos marcados con el calor de la amistad, de los buenos propósitos, que siempre harán que los intereses sean de fiar.

Las emociones y los raciocinios nos deben dar lealtades con conceptos que supongan aprendizajes totales. Nos debemos dejar llevar por las intuiciones y las buenas acciones. Luchemos sin armas, sin violencia, contra los sabores que no sirven para generar una idea colectiva. Lo individual está bien, pero con moderación. Preparemos las mesas donde hemos de comer y de saborear los mejores valores. Relacionemos también las formas más valiosas. Brillarán.

Juan TOMÁS FRUTOS.

lunes, 11 de abril de 2011

Camino hacia la felicidad

Miremos con calma lo que sucede cada día. Demos con lo posible, con lo factible, con las grandes revoluciones espirituales. Las transformaciones nos deben ayudar a que todo se subsane lo antes que podamos.

Escuchemos lo que sucede. Los elementos nos deben formar con la sutileza de quien cree sin haber visto. Salgamos de la vida que llevamos viendo más experiencia, más existencia aún, más todo. No permitamos que los malos hábitos nos aten a la misma nada. Hemos de confiar con la seriedad debida.

Anunciemos los pronósticos buenos con los mejores elementos de quienes creen en las naturalezas queridas de las cosas que antes se exprimieron como simples. Quizá lo eran, pero eran algo más. Hemos de apostar con firmeza, con claridad de ideas.

No empañemos el intercambio de iniciativas. Respetemos las cautelas y busquemos las mejores expresiones en la pretensión de dar con lo objetivo y con lo subjetivo dentro de un marco de peticiones sustanciosas, y esperemos también que reales. Las consecuciones de otros logros nos deben determinar con alejamientos y resultados periódicos.

Tomemos en consideración las esencias y no únicamente lo accesorio, que ha ser utilizado para fijar lo importante de lo que no lo es. Nos servimos, o debemos, con apetencias genuinas. Ello nos debe invitar a establecer sentimientos puros. No alejemos la realidad y sus diferencias. Hemos de poder tomando como medida los buenos regalos que nos llegan en forma de bondad, de buenas actuaciones, de nobles expresiones. Liguemos lo bueno, lo mejor, como decimos, que probablemente nos hará, o ya nos hace, felices. Con ello haremos igualmente felices a los demás.

Juan TOMÁS FRUTOS.

viernes, 8 de abril de 2011

Voces en común

Negociemos ante las intenciones de quienes vienen en son de paz. No debemos asumir las cuestiones que nos hacen obrar en y con poderes extraños, desconocidos. Pongamos el corazón en las manos, entre deseos de una tranquilidad querida, cierta, señalizada.

No auspiciemos lo complejo, y procuremos serenar todo cuanto merece la pena en este enredo total que nos devuelve a las caricias que son propicias cuando miramos y actuamos con el corazón. No devolvamos lo que no es nuestro. Sigamos la estela más paradigmática.

Todo es cuestión de caminar en el sentido adecuado, que no siempre lo vemos en espacio y forma. Debemos dedicar tiempo a ese tiempo que no saboreamos como toca. Seamos en la sensatez más equilibrada, en la más humilde, en la que nos cubre de amistades y de puros sentimientos de amor.

No separemos la emoción del intento que nos ha de abrir los mejores instantes, los más apasionados, los que nos venden las intenciones más divinas, las que atienden para ver con el corazón mismo. Las secuencias de otras etapas deben adivinar lo que fuimos señalando el camino que nos divierte y nos adapta.

Acudamos a los entresijos de unos encuentros que han de hallar fórmulas de amores honrados. Las existencias nos conducen por caminos empáticos, o de esta guisa debe ser. Nos hemos de procurar amistades en la profundidad más espesa. La diversión llegará, o ha de llegar, por los trances más hermosos. Sentemos las voces más gozosas y fructíferas, que podemos tener en común y en comunión.

Juan TOMÁS FRUTOS.

jueves, 7 de abril de 2011

No necesitamos más

Demos con la sensatez como exponente del universo que nos rodea, y proyectemos los resultados en los procesos de la comunicación más noble.

Sellemos las puertas de lo que comunica procurando que, cuando se abran, sea para mejor. La optimización de recursos, y que éstos sean calibrados, contribuyen a un sentir más noble y sincero.

Empaticemos con los planteamientos sencillos en la idea de una voluntad de búsqueda de la certeza y del conocimiento. La belleza ayuda a que la tranquilidad sirva de melodía. Los deseos están en todo trance de consolidación de la amistad, que ha de ser el motivo y el fin genuino.

Separemos los pronósticos con la hermosura del corazón, que ha de perseguir la serenidad para opinar, para ser, para abundar en lo más descollante. Aparezcamos con fecundas señales de bondad y de profunda colaboración.

Reconozcamos los errores del pasado y asumamos, sin dudas, los deseos más fervientes de superación. Podemos desde la unidad. Los motivos pretéritos han de reconocer las historias desde el lado de la mejora permanente. Los ideales nos han de servir sin pronósticos reservados. Seamos con destreza. Dejemos a un lado las famas que no implementan y vivamos con honestidad y sencillez. No esperemos más: no necesitamos más.

Juan TOMÁS FRUTOS.

miércoles, 6 de abril de 2011

Una proyección real

Vivamos la experiencia de los buenos procesos comunicativos. Juguemos sin deseo de ganar, sino de divertirnos y de ser felices en la apertura de compartimentos estancos. El aire ha de entrar por cualquier resquicio. Es bueno que sea de esta guisa.

Demos toques que nos permitan reaccionar en tiempo y forma. Las fortunas de antaño nos deben recoger con completas caricias. Seamos capaces. Las virtudes deben ser demostradas.

Nos debemos despertar ante las nuevas realidades que nos circundan. Podemos vivir lo agradable como fórmula de superación. Hagamos que los cambios sean.

Las fermentaciones de otros procesos nos deben conducir por espacios que han de sumar grados de esperanza. Comunicar es, o ha de ser, en sí, un proceso de fe, de confianza pura. La salubridad se marca como objetivo.

Prestemos espacio y los suficientes períodos de tiempo para que las consultas se traduzcan en solución de problemas y en solvencias espirituales. Los hábitos nos deben dar las opciones precisas para despertar cada día con un supremo bienestar.

Los bienes han de ser esas fortunas intangibles que incrementen, con sus atractivos, las mejores vivencias. Demos el marchamo de la bondad como reconocimiento de que se trata del camino para la dicha, para la paz, para la justicia, para ese todo que nos ha de acompañar con sus eternos efectos positivos. Hagamos que las buenas vibraciones interiores viajen hasta el exterior. La retro-alimentación ha de ser algo más que una palabra, algo más que un símbolo. Debe ser una proyección real.

Juan TOMÁS FRUTOS.

martes, 5 de abril de 2011

El vaso medio lleno

Recuperemos ese soplo de luz que nos ha de venir del establecimiento de conexiones reales. Lo ficticio nos vale como argumento de ilusión, pero no es un elemento sólido sobre el que podamos construir nuestras vidas. Superemos el valor de las palabras superfluas y hagamos caso a la intuición del corazón.

No sellemos los compartimentos que deben servir de refugio y de liberación, pues no podremos hacer nada con ellos. Nos debemos sincerar a cada paso que desarrollemos. Simpaticemos con los bellos fines de quienes nos rodean. Envolvamos con tiento cualquier iniciativa.

No separemos todo sin un criterio, el cual nos ha de servir para ganar tiempo. Los elementos más frescos y sencillos nos han de permitir expresar lo que portamos en el interior. Demos las gracias con una destacada afirmación, que nos ha de transportar por la vereda más cierta y sensacional.

Rindamos cuentas por nuestros actos y sentemos las bases de unas relaciones que han de abundar en el cariño y en algo más, esto es, el amor, considerado y explicado como sustento de un futuro que ha de prevenir como base argumental, pero que no ha de dejar a un lado el riesgo como sentimiento de autonomía ante los pareceres de los otros.

No condenemos, ni seamos apáticos, ni negligentes, ni dejados respecto de lo verdaderamente importante. Nos hemos de atrever cada día a ejercer la comunicación con los efectos didácticos que las diversas circunstancias nos puedan regalar. Lo positivo nos permitirá ver el vaso medio lleno, y, con esa premisa, probablemente lo esté.

Juan TOMÁS FRUTOS.

lunes, 4 de abril de 2011

El triunfo de la lógica comunicativa

Consigamos espacios de esperanza para dar con el pronóstico que se ha de administrar sin reservas. Seamos en la seguridad de dar con los buenos antes o después. No renunciemos a ello, y, sobre todo, tengamos paciencia.

Hemos de asistirnos con una seriedad que nos debe dar base para justificar algunas alturas con miradas apuestas y sencillas al mismo tiempo. Prendamos esos paralelismos para entrecruzarnos con las amistades como bases del sistema. Hemos señalizado la vida con más vida, y, mientras fluye, hemos de separar lo relevante de cuanto nos enturbia las buenas sensaciones, que han de fomentarse con actitudes positivas.

Aseguremos esos pronósticos que han de cumplirse en la misma confianza de un relevo, que nos debe permitir llegar sin desánimos. Nos hemos de proponer consolidaciones de espíritus que investiguen las causas que no siempre se comprenden. No neguemos la realidad.

Las diversiones nos deben asegurar la experiencia de bondad suficiente para que no nos falten las energías que debemos agotar en la actividad cotidiana. Nos debemos mostrar sin vanidad, asegurando que la soberbia no nos gane la partida. Las tardes nos llevarán a las noches, pero éstas no deben ser lúgubres. Atendamos los motivos para la fiesta, que está ahí, servida.

Podamos con las creencias y con las posturas abiertas. No olvidemos quiénes somos y aquello que nos invita a la dicha suprema. No anunciemos señales sin vida, sino todo lo contrario: el entusiasmo constante debe apartar los nubarrones que otros nos regalan con sus apatías y distancias. Éstas no funcionan jamás: miremos en la dirección adecuada para que lo inservible no triunfe ante la lógica. Juntos podemos mucho más.

Juan TOMÁS FRUTOS.

viernes, 1 de abril de 2011

Abramos corazones y mentes

Sellemos el pacto de un proceso de comunicación basado en el amor, en el deseo hermoso y bello, en la virtud de entendernos.

Seamos con la estabilidad más linda, comprometiendo las expectativas con extensas caricias hacia ese momento que nos debe dar el amor más lindo, que nos ha de procurar la dicha eterna. Nos debemos querer sin rodeos, sin esperar nada a cambio, demostrando que la pasión es cosa de varios interlocutores, prestando atención a las debilidades para mejorarnos en el conjunto.

Nos elevamos cada día, a menudo con constancia, con unas vertientes que nos plantean complementos con los que pasamos las mejores noches. Hagamos eternos los aires de libertad que nos distinguen entre premisas al viento. Hemos librado anhelos que ahora han de dar sus frutos. Los cosecharemos con detenimiento.

Las conclusiones nos deben airear los mejores fines ante un panorama que nos debe permitir escapar de lo pernicioso. Restauremos los instantes que nos apuntalaron bien. Hemos baremado los procedimientos que han de ser ambiciosos en el mejor de los sentidos. Fundemos expresiones de experiencias.

Separemos lo importante de cuanto parece no serlo. Estudiemos quiénes somos con avances poco extremos. Nos hemos de asegurar en etapas que han de afrontar las emergencias. Reaccionemos sin prisa. Ya llegaremos.

Tengamos presentes las soluciones que funcionaron para otros. Las imágenes que vayamos gestando nos han de serenar. Anunciemos lo que queremos a todos, sin excepción, a cuantos más mejor, sin fugas de lo interesante. Combinemos las palabras y los silencios con consejos facilitados desde la dicha suficiente. Veamos dónde está la calidad. Descubramos las incógnitas con preguntas y respuestas oportunas. Abramos los corazones y las mentes.

Juan TOMÁS FRUTOS.