sábado, 31 de julio de 2010

Vayamos por la comunicación

La comunicación es la gran divisa. Ha de ser la bandera con la que caminemos. Veamos la vida en etapas, en fases, en momentos, en deseos entremezclados con opiniones definidas. Debemos tener claras aspiraciones: una de ellas es la de comunicar, y hacerlo bien. Deambulamos por este maravilloso mundo, lleno de agridulces elementos, con sus consecuencias variopintas y con sus perspectivas de amplia gama. De vez en cuando, además de mirar, vemos, y caemos en la cuenta de esa hermosura sobre la que teorizamos y que observamos y palpamos en primera línea en cuando le damos una clara oportunidad. Es, pues, cuestión de intentarlo.
Los apuros de ciertas etapas (inevitables, por otro lado) se suspenden por unos instantes cuando damos con la complicidad que nos hace sentirnos con más vida. Nos manifestamos recurrentemente, o debemos, con unas actuaciones que nos dan fe a través de ciertas actividades que nos impulsan para seguir adelante propiciando y sacando partido a la existencia. Nos acercamos a algunas justificaciones cuando nos preparamos, cuando estamos preparados, para ello.
El esfuerzo de la mirada es básico para que nos regalemos la realidad del otro, de los demás, para que entendamos que todos tenemos una función, y que ésta es digna y competente cuando nos mueve la intención buena, la buena intención.
El verano es una etapa oportuna para enfrascarnos en un determinado relajo que nos ayude a contemplar de verdad, con más propiedad, con el afán de ver al otro lado, de reconocer y de reconocernos con las experiencias que nos toca exprimir, que así ha de ser.
Tomemos, por lo tanto, cartas en los asuntos que nos envuelven y que nos llevan como si constituyeran un río tras una tormenta con aguas encabritadas, y concedámonos el beneficio de una existencia que tiene sentido verdadero con la belleza de quienes nos acompañan. Seamos en el servicio a los convecinos.
Por eso, las miradas que propiciemos han de ser limpias, cargadas de confianza, procurando que ayude el contexto, que haya una retroalimentación (esto es, una respuesta), que nos impulsen a la actividad del entendimiento y de la comprensión, con aquiescencia, buscando el valor del silencio y de la escucha, con proporciones equitativas y equidistantes. Con todo ello tendremos la necesaria complicidad, a la cual hemos de añadir los mejores ánimos que, con su ilusión consustancial, nos regalarán buenos presentes en busca incluso de un futuro aún mejor.
Quizá el verano, y puede incluso que tengamos que quitar el quizá, sí, el verano, con todo su ocio, con esa parada en la biología profesional, sea, es, una etapa para fomentar auténticas miradas, de ésas que divisan y advierten, que otean en el interior y que sacan lo óptimo de cada cual. A eso se le llama entrega (complicidad decíamos antes), o, en términos más comunicativos, empatía. No olvidemos que, sin ella, sin asumir quién es el otro, sin sus porqués y circunstancias, sin esa actitud de ponernos en su lugar, no hay verdadera comunicación, y a ella, como no puede ser de otra manera, debemos aspirar. El intento ha de ser constante, permanente, vehiculado con la mejor intención. El verano es una etapa adecuada. Supongo que el resto del año también. Vayamos por él. La comunicación, con toda su grandeza, nos espera como el baluarte más preciado.

Juan TOMÁS FRUTOS.

domingo, 25 de julio de 2010

Plasmemos sentimientos coherentes

Planteemos y plasmemos lo que somos y lo que pretendemos sin demoras que no nos sirven para nada. Conjuntemos experiencias y saquemos provecho a todas ellas. Merece la pena. Vivimos buscando las independencias que nos reconocen con unos gustos que podrían ser extremos. Persigamos esos puntos intermedios que nos han de ubicar en los puntos más gratificantes. Nos hemos de poner entre claridades que nos deben contar las raíces con sus baños de aguas moderadas en sus temperaturas. Tengamos prudencia y paciencia para que la tranquilidad reine. Nos debemos aconsejar unas posibilidades que hemos de instalar en las causas más lindas. Multipliquemos las estimaciones para dar con los instantes menos fugaces. Vivimos. Vivamos también.
Hemos de considerar lo que ocurre con una amistad que debemos procurar con alojos de pensamientos en el puro vacío. No presentemos consideraciones extrañas. Hemos de abundar desde el inicio de cada proceso en las posiciones sin plazos. Nos remitimos a nosotros mismos a estados de secuenciados sosiegos que no piensan en ese segundo fantástico de una ayuda tras otra. Nos sentimos consternados por las ansias que no se plasman en una cierta tranquilidad. Nos debemos consolar con el cambio de tercios. Pensemos.
Las consideraciones nos ofuscan. Nos complacería dar con las voluntades que antes nos dijeron que todo iría bien. Seguramente nos faltó convicción. Hemos de recuperar los encantos cruciales con fuerzas y con velocidades adecuadas. Repartamos el juego sin más límite que lo aceptable. Nos cruzamos sin dar con las situaciones suficientemente analizadas. No podemos con el todo. Nos hemos de convocar.
Nos expresan afectaciones que son pérdidas en los finales que nos arrebatan las conclusiones más lindas. Reforcemos los estadios que son figuraciones de intermitencias que se mezclan con las astucias que señalan los puntos del aprendizaje en el respeto más abierto. Adoptemos aquellas acciones que nos saquen del hastío y del cansancio que nos quitan las recetas ante los problemas que nos apartan de las direcciones que otras veces tomamos. Nos ponemos en forma para estar preparados ante lo que se pueda necesitar. Se avecina lo bueno.
Echemos ingredientes a la misma salsa de la vida, que nos consulta las partes con sus denominaciones de orígenes que sufren las adicciones con unos panes que nos liberan de todos los males que son en las noches más cortas. Nos preparamos para superar los elementos que podrían ser contrarios. Nos llevamos bien las cuentas. Conducimos nuestras existencias estupendamente contando lo que hemos conocido y compartiendo las docencias que suponen un sustento y unos platos de sabiduría variopinta. Oímos lo que nos cuentan, y hasta empezamos a analizarlo. También contamos. La existencia es un compendio de independencias y de narraciones. Prediquemos con la voluntad de dejar constancia de los beneficios del aprendizaje. Puede ser un buen punto de comienzo diario.

Juan TOMÁS FRUTOS.

Los beneficios del encanto comunicativo

La magia de la cortesía, de la educación, de actuar con encanto en las relaciones humanas se traduce en resultados estupendos. La comunicación precisa de una interacción más o menos intensa y elaborada. Intentemos andar el camino comunicativo con el corazón teniendo en cuenta lo que piensan y anhelan los demás. Llevemos un papel con los deseos que han de aceptarnos como somos. Pongamos los resultados que hemos diseñado con acuerdos bendecidos por las buenas miradas. Las habilidades se resumirán en una serie de gestos con los que nos pediremos las mejores caricias comunicativas. Expongamos lo que hemos reflexionado y puntuemos en lo solvente.
Aprendamos con los pronósticos sin reservas inútiles. Busquemos instrumentos de poderes. Nos hemos de hacer caso. Gobernemos nuestros aprendizajes sin rubor. Hemos de repasar todo lo que ha quedado en diversos cajones: lo hemos de practicar dentro del marco de la recuperación de esas aficiones más modernas. Nos queremos con medidas sanadoras.
Nos debemos otorgar beneficios con encantos graciosos. Nos hemos de enamorar de todo lo que hacemos. Vayamos y digamos con el mejor fin. Hemos de pender de porcentajes con solubles conjuntos.
No congelemos los pensamientos. Charlemos de lo que llevamos en las mentes y en los corazones y ajustemos en lo fundamental. Leamos esos libros que tanto nos complacen. Hemos de gustar con normas sin suposiciones. No ha de pasar de largo ese carrusel de ideas que hemos ido cosechando.
Nos interesa la felicidad, pues con ella andamos más y más lejos. No fastidiemos todas las ocasiones que tenemos en el escenario que hemos de manejar con picardía y relevantes objetivos. Centremos las estrategias que han de tratar de los convenios comunicativos que nos han de dar alas para volar cerca y lejos. Tenemos muchas posibilidades.
Encontraremos lo escaso. La vida es. Hemos tomado muchas notas que nos contrastan multitud de pareceres. Nos daremos tiempo, que es lo más escaso. Nos explicaremos todo lo que hacemos, aquello que fue abordaje con sus consecuencias y todo lo demás. Las reacciones nos han de provocar impulsos con pretensiones renovadas. Nos consolidaremos en los nuevos encuentros. Los calendarios nos darán faenas con sus eventos propios. Hablemos durante mucho tiempo. Será bueno.
Consultemos lo que nos apetece hacer con claridades relativas. Nos queremos, y eso ha de ser el punto de enganche para reiterar el fin de poder funcionar en mancomunidad. Reformemos un poco los beneficios individuales para que se muestren en colectividad, con gozo. Muchas cosas son necesarias para ganarnos ese respeto que será arreglo en la parte más hermosa. Nos hemos de brindar un poco de tiempo para recuperar las idóneas conclusiones. Discutamos con moderación y templanza. Más que eso: debatamos en el deseo de aprender y de compartir lo que hemos conocido. Movernos con encanto, en su búsqueda, en el afán de fomentarlo, nos conduce a unos estadios maravillosos. Probemos.

Juan TOMÁS FRUTOS.

Despertar con la comunicación

Surgimos cada día con un quehacer que es fruto de las versiones con las que recorremos cada jornada. La experiencia es un paso que, bien utilizado, nos hace ganar tiempo y ahorrar muchos problemas y desasosiegos. Surgen las brumas con sus intereses más o menos conocidos, con sus consideraciones que superan el papel de las bromas. Seguimos planteando una voluntad que es estela entre libertades que nos harán construir una realidad de distingos contrarios, que son, al mismo tiempo, puros complementos con los que hemos de aderezar las valentías con las que nos unimos, o bien nos uniremos, a las imágenes que nos sorprenden. No podemos verlo todo, ni tampoco será lo más conveniente.
Nos mostramos aguerridos ante los personajes que nos pueden con sus versiones más o menos estimadas. Hemos supuesto un sí que nos invita a aterrizar con unas conspiraciones bondadosas. Las aventuras no deben quedar en nada. No podemos asumir esfuerzos que nos dejen con los resultados nulos. Nada de lo que hacemos debe quedar en vano. Los baluartes a los que debemos aferrarnos han de ser frutos de los empeños y de los esfuerzos más o menos tranquilos. Nos hemos de calmar todos los días con unos objetivos interesantes.
Las premisas de lo que debemos hacer nos han de realizar con sus consideraciones sin huecos. Nos debemos entregar a proposiciones de protecciones curiosas con las que animarnos en el día a día. No podemos quedar rezagados. Nos sentimos en plenitud cada jornada. No tomemos el tiempo entre negaciones del valor de la experiencia. Comuniquemos los fines con los que poder crecer espiritualmente. Nos hemos de poner a apostar con el fin de dar un poco de fuerza a los toques señalizados desde los instantes más previsibles y defendibles.
Las brumas de los flujos de la comunicación podrán intentar cercenar lo que somos y lo que tenemos, pero la gran firmeza ha de venir del lado de la misión con la que incrementaremos las visiones con las que estaremos en manos de posturas serenas. No nos bajemos de las cercanías que nos posibilitarán con calores que anticiparán las tormentas que nos traerán nuevas ideas con preferencias de cariños gestados para ser dichosos. No dejemos que lo peor nos pueda. Los ánimos nos influyen, y han de hacerlo sin intensidades que rompan. Las excepciones existen.
Lo impresionante nos ha de servir para inundarnos de las mejores ocasiones para despertarnos a una nueva realidad que nos distancie de las demoras. No clausuremos las opciones que han de confirmar que todo puede ser. Nos ponemos a celebrar lo que es triunfo querido, o ha de serlo. Revisemos lo que somos, lo que poseemos y demos con las amistades que nos cuentan con seguidos puntos que nos encadenan a las razones más puestas. Nos debemos enseñar el sí. El mejor homenaje que nos podemos dar es creer en soluciones que nos han de propiciar tonos amables y estupendos. Aclaremos lo que portamos en el interior disipando las dudas y las brumas con las que nos cargan quienes no nos quieren tanto como dicen. La memoria nos necesita. Emplearla en comunicación es una baza crucial para un nivel de bienestar que ha de venir, precisamente, de y por evitar errores anteriores y de optimizar lo poco o lo mucho que tenemos y que hemos aprendido. Sacar provecho a cada amanecer con el factor sorpresa indemne supone un sustento ideal para el equilibrio y la dicha.

Juan TOMÁS FRUTOS.

Verdades sin disimulo

Repetimos algunas lecturas que nos dan constancias con instrucciones que nos acompañan con verdades sin disimulo.

Buenos amores

Nos fortalecemos con tiempos que nos consolidan con verdades que se basan en buenos amores.

No será nada

Figuramos al frente de una serie de consideraciones que nos proponen seguir hacia la buena voluntad, que no será nada.

No temeremos

Hemos adecuado un discurso que nos propone cambios con intensidades variadas. No temeremos.

Con lo más benévolo

Nos reponemos de lo que surge con una amistad que hemos de salpicar con lo más benévolo.

Oportunidad, todo

Me sorprendes con tus intenciones, que hago mías en espera de esa oportunidad que nos dará casi todo.

sábado, 24 de julio de 2010

Tenernos es lo importante

Nos entendemos con unas bondades desconocidas. Nos dedicamos a ser. Lo importante es tenernos.

Renovadas simpatías

No podemos dejarnos llevar por cantidades y cualidades que nos dividen. Nos hemos de presentar con bienestar. Renovaremos las simpatías.

Márgenes cortos

Nos amasa la vida sus propias recetas con litigios que hemos de aparcar. Nos deleitamos con márgenes cortos.

Suma de aficiones

Cala la vida en una razón con suposiciones marchitas. Nos damos buenas impresiones. Ganamos en la suma de aficiones.

Con el quiero y todo

Seremos constantes en todo cuanto hagamos. Hemos dado interpretaciones con tendencias que nos dirán el sí con el quiero y todo.

Cuñas de preferencias

Te recuerdo con todas las garantías posibles. Nos hemos dado cuñas de preferencias nuevas.

Miles de afanes

Rastreamos por cariños que nos suponen con voluntades que nos recogen donde todo es. Nos queremos con miles de afanes.

Espíritus carismáticos

Tenemos unos espíritus que nos vuelven carismáticos. Eres mi buena capitana, de la que aprendo.

Preferencias nuevas

Nos hemos buscado entre enamoramientos de pensamientos locos. Nos damos preferencias nuevas.

Por amores

Rescatamos algunos pensamientos, que nos roban los buenos momentos, para multiplicarlos después por amores.

Tendremos que vernos

Tomamos ese plato que sabe a victoria, que nos envuelve con sus dones más clásicos. Nos tendremos que ver.

Bien conducido

Me dejo llevar por esas sendas que me regalas en los días más aciagos. Me conduces bien.

viernes, 23 de julio de 2010

La sal de la vida

Liberamos esos fantasmas que llevamos dentro y nos ponemos manos a la obra para dar con la sal de la vida.

Agua fría y caliente

Acecha la vida con todos sus objetivos, con sus intereses, con sus cubos de agua fría y caliente.

Consulta divina

Nos hemos dispuesto unas soluciones que arrojarán luces ante las dichas que nos confunden en el otro lado de una consulta divina.

Conclusiones a las que llegaremos

Nos hemos puesto en ese sitio que nos hace litigar como si la emoción fuera sincera o detonante de las conclusiones a las que queremos llegar. Todo lo bueno aparecerá.

Como la vida misma

Nos tomamos esas etapas como si fueran partes enteras de unas amistades que haremos profundas como la vida misma.

Ir y estar

Nos formamos opiniones que nos juntan en los momentos más gloriosos. Tendremos que ir y que estar.

Sentimientos que nos unen

Resumimos todos los esfuerzos con unos galanteos que nos ponen en la premura más bárbara. Nos comunicamos sentimientos que nos unen.

No nos pertenece esa era

Llego a ese hogar donde nada es como me dijiste. No te he visto en ese inicio de una era que no nos pertenece.

Trance sin suspenso

Lo hermoso se resume en toda la experiencia que compartimos en los momentos de un trance sin suspenso.

Amistad curtida

Consumimos las causas con todos los dones de un oficio que nos pone en el lado de la amistad curtida.

Destreza menos incierta

Experimentemos esa memoria que nos hace sentirnos fuertes en la destreza menos incierta.

Buenos consejos

Consentimos tenernos con unas astucias que nos predisponen a seguir por todos lados. Nos hemos dado buenos consejos.

Lo que llevamos dentro

Vencemos esos miedos que nos hacen mirar para otro lado. Veamos lo que llevamos dentro.

Mejor hermosura

Nos alimentamos de una evolución que nos pone en una hermosura con la que vivir un tanto mejor.

jueves, 22 de julio de 2010

Es el silencio

Aligeramos el paso que nos proporciona la existencia en su infinita sabiduría. Nos quedamos en silencio. Es.

Varias veces enamorados

Me serenas con tus miradas medio cómplices y vertidas en toda su intensidad. Nos hemos enamorado varias veces.

Con sus historias

Apoyamos las experiencias con unos supremos gustos que nos ennoblecen con todas sus historias.

Con sencillez

Coaligamos experiencias con terminaciones aprendidas. Hemos supuesto otra afirmación. Nos gustamos con sencillez.

Vayamos a ver

Predisponemos unas amistades que serán salubres, sanadoras de toda soledad. Vayamos a ver.

Seguir sin nada

Nos enloquecemos con unos mundos que nos saben a sorpresas. No podremos seguir sin nada.

Dones exquisitos

Me detienes en todo el momento de una fuerza que me previene con sus dones más exquisitos.

Corazón desgarrado

Me pongo a navegar por cuatro tiempos que ni conozco. Te soy entre vertientes que me desgarran el corazón.

Con todas las claves

Nos mantenemos en forma con una gracia querida y suprema. No podremos dar con todas las claves, ni hace falta.

A dónde ir

Me gusta lo que soy, lo que hago, lo que me puede en un mundo de excelencias que me cuentan qué hacer y a dónde ir.

Me esparce el alma

Me predispones con un fondo agotador que me esparce el alma. No te diré que sí en todo momento.

Con todo

Tendremos que ir un poco más lejos, con memorias, con razones, con todo lo que hay que tener.

Señales de algodón

Nos vencemos sin nada de memoria encima. Nos agotamos mientras nos decimos que es posible con un poco de señales de algodón.

miércoles, 21 de julio de 2010

No inevitables

Predico con amistades que pueden tocar esa diana de resoluciones a los conflictos. No seamos inevitables.

En alturas

Nos alcanzamos en plenos meses que nos refrescan con superiores intenciones de amor. Estamos en alturas.

Realización sincera

Auguro que todo irá bien con el compromiso de una realización sincera. Nos hemos introducido en otro universo.

Otras etapas

Nos aceleramos ante los miedos que nos incluyen en espacios que nos resultan un tanto extraños. Nos enzarzamos en otras etapas.

Nos hemos sorprendido

Todo es en esa piel que nos hace soñar. Nos hemos enamorado de muchas razones, y con ellas nos hemos sorprendido.

Muestras de ilusiones

Nos sorprende la vida con todo lo que nos merece la pena. Debemos abonarlo. La vida nos cuaja muestras de muchas ilusiones.

Más a fondo

Nos hemos mostrado con enamoramientos medio insistentes. Nos tendremos que emplear más a fondo.

Con otro sí

Brilla el sol en esa orilla que nos distingue con preferencias y algunas pasiones. Nos veremos con otro sí.

Tendremos que soñar

Tendremos que ir, que ser, que buscar, que atesorar, que recoger, que decir, que soñar. Nos tendremos.

Sabe de amores

No todo se ve. Ni debe, probablemente. Hagamos caso a cuanto nos dicta el corazón, que sabe de amores.

El eje

Morimos y nacemos casi con la misma intención, aunque no lo sepamos. La felicidad debe ser el eje.

Que corra el aire libre

Nos consumimos en la larga espera que todo lo controla para dejar que el aire libre corra a continuación.

Bonitas estructuras comunicativas

Hagamos una estructura bondadosa y loable, noble, con impresiones compartidas en positivo. Persigamos la belleza, sí, ésa que consideramos serena, útil, sencilla incluso. Hermosean las situaciones que nos ponen en unos bretes de apaños singulares. Prestemos atención, cada vez que podamos, a cuanto ocurre y no dejemos que las norias nos olviden en lugares extraños. Mantengamos la moral en los lugares que auspician los instantes más estimados y queridos, que han de ser, que hemos de ser con ellos, que serán. No dejemos que la gloria nos olvide en instantes de apetencias sin dádivas amorosas, que deben mantener las causas que nos previenen con sus ángulos más o menos bendecidos. Nos hemos de preparar para la gran razón, con sus dudas y enigmas, que siempre nos han de atemorizar.
Los aspectos más simpáticos nos han de presentar las creencias con sus envoltorios más sinceros. No hagamos caso únicamente a los corazones que se rompen con sus promesas de todos los colores. No descansamos, como deberíamos, en los trayectos, pero sí cuando nos acercamos a los finales que nos previenen con sus torpezas más o menos aclamadas. La fiesta nos regala la paz de unos encuentros que tienen sus miradas de principio y de fin, y con ellas, claro que sí, hemos de navegar hacia tierras conocidas. No pongamos travesaños en el camino, que éste ha de prevenir y de curar con mantenimientos periódicos de señales con identidades variadas.
Nos sentamos a las diestras de estructuras con las que crecimos que, con tranquilidad, hemos de cambiar para que se subsanen las medidas que otros pusieron. La dinámica es ésta. Nos hemos de agradar con sus superaciones de baches que nos regalaron en su día heridas que otros ocultaron con esperas sin la suficiente fe. Hemos previsto algunos arreglos, de ésos que parecen provisionales y acaban siendo vidas entregadas a condiciones consolidadas. Nos debemos poner en situación de poder superar lo que nos oprime, que es un aspecto sencillo pero atrevido a la vez. Frustramos todo, y todo es en la otra cara de una vida con secuencias extraordinarias.
No mantengamos la paz de unos ancestros que nos predisponen con aquellas singularidades que subrayan hacia dónde nos queremos ir. Nos hemos de poner en esas nuevas marchas que nos ubican donde deseamos estar; y así estaremos, y nos pondremos con unas consideraciones de aplicaciones variadas. Iremos a tomarnos ese elixir de apetencias supremas que nos sacarán de un amor y nos podrán en otros asuntos con los que aumentar los instantes de puras gratificaciones en calma.
La existencia humana nos regala preferencias y deseos con unos volúmenes hermosos de ciertas ideas que corrigen hacia dónde marchar cuando las causas nos olvidan. Hemos tocado esa flora inmensa de conspiraciones hacia la gran obra que es cariño y pasión en estado puro. Nos tenemos, y eso nos basta para la felicidad que deseamos plantar. Vayamos hacia otro lugar. Las querencias nos ponen en un vaso vacío. Lo hemos de llenar con toda la certeza del amor basado y soportado en la misma comunicación. La hermosura, la belleza, las intenciones más bondadosas nos deben regalar momentos que no nos condicionen. Lejos de eso, hemos de procurar un rato, un buen rato, de felicidad. Ésta surge por capricho, pero también se hace a través de un sacrificio voluntario y sin dolores innecesarios.

Juan TOMÁS FRUTOS.

Construir comunicación y buenas situaciones

La comunicación nos da solvencia, nos pone muchos remedios, contribuye al buen hacer y al buen estar. Lo óptimo depende, en cierta medida, en una gran medida, de nosotros, de nuestras actitudes e interpretaciones. Nos dedicamos cada jornada a analizar las cuestiones que nos rodean con una promisión de figuraciones que han de superar la antesala del rumor. Nos hemos consolidado como esa parte que, siendo casi como el todo, nos hace evolucionar hacia las sensaciones más maravillosas. Gustemos con unas promesas convertidas en realidades densas, estimadas, únicas. No pasemos por alto lo que ha de ser prestación de singularidades.

Nos queremos por lo que somos en un estado de una cuestión simpática que nos ha de alegrar cada día de nuestras vidas. Nos ponemos en marcha en cuanto puede ser, sin que tengamos más prisa de la debida. Debemos afrontar las cuestiones tal y como vienen, dando fuerza, aprovechando las vacilaciones que nos analizan con sus bromas en serio. No apaguemos, por favor, los fuegos que podrían darnos una voluntad extraordinaria. Nos hemos de hacer presentir para que la conexión se dé. No nos ceguemos en la inutilidad. Podemos continuar, y creo que casi debemos hacerlo.

No limemos inútiles asperezas, y tengamos tiempo para lo verdaderamente importante, que siempre tiene relación con la salud y con el amor. La una y el otro nos pueden hacer fuertes, y nos permiten aguantar el tirón cuando las cosas no van tan bien como nos gustaría. Nos planteamos proseguir a menudo por los derroteros de una existencia compleja, que no complicada. Hagamos caso al corazón, que es siempre una buena guía interior y exterior. Las necesidades nos deben invitar a proceder por los vericuetos que nos marcan algunas distancias.

No nos embarquemos en norias que defraudan y frustran los momentos más estelares. Nos hemos de aplicar algunos cuentos que nos regalarán moralejas con las que unirnos a causas que no debemos perder. Las intromisiones en aspectos áridos nos han de servir para darnos unas mayores fortalezas. Nos ensamblaremos con esas amistades que nos nutrirán de gustos sinceros. Lo extraordinario nos conduce por construcciones que no debemos dejar que caigan.

Desarrollemos las casuísticas con unas aspiraciones contrastadas, duras y flexibles al tiempo, con las improntas en las raíces de un sistema que hemos de blindar para que nada falle. No pongamos obstáculos debajo de las ruedas imaginadas de la vida, que no tiene tantas ocasiones como nos gustaría, aunque no olvidemos que siempre hay una segunda oportunidad en caso de fracaso o de error. Las inspiraciones contribuyen a las ilusiones y a dar con la suficiente creatividad, pero también nos hemos de preparar para dar con las verdades que entusiasman en base al sacrificio y a la entrega en el aprendizaje. Hoy es un buen día para que comuniquemos. Sea realidad. El empeño ha de estar presente desde el mismo amanecer, y también la convicción. Es verdad que hay una conexión entre la comunicación bien entendida y las buenas situaciones.

Juan TOMÁS FRUTOS.

El milagro de la confianza

Hasta las montañas se mueven cuando tenemos la convicción y la fe, ya sea religiosa o civil, de caminar hacia delante. Ante la redundancia, que nos distancia comunicativamente, nos debemos armar de valor y tomar un poco de tiempo para el análisis. Nos damos, de vez en cuando, un baño por las sendas de los actos humanos. Es bueno, y hasta necesario. Salimos a la calle o nos detenemos ante la pantalla del televisor, o bien, por determinadas circunstancias, nos acercamos por servicios de urgencias u hospitales. Vemos señas de auténtica divinidad y de un tremendo fiasco. Hay de todo. Hallamos a los que la vida les ha hecho sufrir en exceso y a aquellos otros entregados a un voluntarismo a prueba de bombas.
Es la contradicción de la vida misma. Somos capaces de lo más duro, de las más atroces guerras, de conflictos por bienes materiales, por cosas superficiales… Contaminamos el mundo, talamos sus árboles, envenenamos ríos y mares, y procuramos, con más o menos conciencia o inconsciencia, que las especies naturales vayan desapareciendo… Y robamos, y nos maldecimos, y nos rompemos en mil pedazos… Frente a eso hay mucho amor, más, brotando como fuentes incansables ante las mayores ignominias.
Y seguimos. Permitimos el hambre, la extorsión, las enfermedades evitables, los desequilibrios que impiden que muchos millones de seres humanos tengan una infancia. La indignidad por lo evitable o por las situaciones que fomentamos desde el ansia o el egoísmo vive con la complicidad de quienes se han quedado solos de pequeños, de quienes heredan circunstancias que les condenan al fracaso y pese a todo se sobreponen; de aquellos otros que muestran confianza en quienes no la devuelven; de aquellos que todos los días afrontan negocios ruinosos para enfrentarse a la misma coyuntura en la siguiente jornada… Hay gente tan rica interiormente que compensa todo lo malo, que incluso lo supera. Los hay que se miran al espejo y que no se apartan de él hasta que no ven un esbozo de sonrisa, aunque todo parezca indicar que el fracaso les aguarda.
Frente a quienes se levantan cada día prestos a hacer frases incompletas hay algunos, muchos quizá, millones probablemente, que sueñan con una existencia mejor en pos de una misión universal que nos espera con un sentido de hogar. Con ellos tomamos las mieles de sus ilusiones. Ellos no están solos, se rebelan pacíficamente contra las pésimas condiciones, y por eso no nos sentimos en soledad nosotros. Son un milagro, y nos lo trasladan.
Frente a lo que es pérdida, ellos ven posibilidades. Son fuertes en su debilidad. Saben que “querer es poder”, aunque conocen, en su sanador realismo, que la batalla puede estar agotada, sin opciones de éxito. Se levantan, no obstante, por la mañana y se dicen que ése será el gran día, para repetirse, quizá, la misma cantinela una y otra vez. No huyen, y eso les hace héroes. No se les reconoce, no salen en las primeras portadas por triunfos dinerarios o materiales, ni tampoco se les contempla en las primeras planas por sus poderosos cargos o por tener lindos aspectos únicamente en lo externo. No tienen secretos: saben que el que resiste vence. Bueno, no lo saben: lo sienten, y eso les basta.
Cuando nos damos una vuelta por el mundanal ruido, caemos en la cuenta de que son precisamente ellos los que merecen la pena. Cada día les decimos que no hay esperanza, y ellos nos escriben con mayúsculas que siempre la hay. No objetivan, sino “subjetivizan”. Cuando nos proporcionamos un baño de humanidad en el sentido que nos recordaba el filósofo Kierkegaard, los vemos. Lo que debemos intentar es darnos ese baño con ellos. Seguro que nos refrescará mucho la memoria, fundamentalmente aquella tan genuina de la infancia. Tengamos ánimo. Siempre hay esperanza. Si la comunicamos, no lo olvidemos, la multiplicamos hasta la enésima potencia. La confianza, en sí, por sí misma, produce el milagro de solucionar las pequeñas y grandes cosas y seguir adelante.

Juan TOMÁS FRUTOS.

viernes, 16 de julio de 2010

Sentirnos uno

Nos intuimos cercanos, pero no sabemos nada de lo que podemos hacer para sentirnos uno.

Veremos en la demora

Planteamos qué hacer en un mundo que nos sorprende y nos gana a la menor ocasión. Veremos en la demora.

Justas medidas comunicativas

La justicia, cuando menos, ha de ser un fin, también un medio, una búsqueda de virtud. Tengamos la paciencia, la prudencia y las ganas de salir de la mejor manera que podamos. La vida es destreza, es afición, es cordura y fortuna con sus dones más bellos. Detengamos el presente con una actitud de futuro, con las ideas claras respecto de lo que queremos y podemos hacer. Sigamos las estelas de quienes nos ofertan ocasiones con las que caminar juntos, en pos de promisiones que nos permitan comer en sana actitud y con resultados apetitosos y apetecibles. Todo es posible, si ése es el objetivo marcado.

Las sonrisas nos deben aderezar el cuerpo con las cartas donde nos narramos experiencias vividas o pendientes de saborear en un extremo de casas convertidas en hogares y en cabañas sólidas y solicitadas al albur de la memoria, siempre esquiva cuando se trata de ver qué solvencias relacionales nos dieron lo mejor de sí. No es fácil saber de los otros, de los demás, de quienes nos traen sensaciones de arreglos fáciles. Las hermosuras nos llegan en una óptima dirección.

Situemos las voluntades en sus justas medidas, más que nada para que se perpetúen ante las intenciones de los que no ven que las cosas se complican cuando las consideraciones no están en el orden establecido. Digamos que los honores son entre espacios que dan al vacío. Glosar lo que pensamos y decir lo que somos son partes de una misma moneda existencial con la que convencernos de sinceridades y de singularidades.

Disolvamos esos aspectos que no añaden lo deseado. Las condiciones de las vidas nos olvidan en trozos de algodones que nos consuelan con paños de paciencias que nos han de aliviar ante las creencias de unos y de otros. No pongamos tierra en lo que ha de amanecer despejado. Las conciencias se adquieren a base de mucha práctica. Lo divino es consecuencia de la panorámica con la que queremos hacer nuestros particulares planos. Podemos moverlos, pero no salirnos de ellos.

Abrir diálogos es llegar a consensos con los que animarnos cada día, a cada momento. No separemos colores sin darnos las suficientes alternativas. Consideremos las emociones que nos hacen establecer unas memorias sin ataduras. Pensemos en salir adelante con unas visiones espléndidas y liberadoras. No apaguemos fuegos que nos pueden servir más adelante, ni tampoco los avivemos cuando nos puedan alcanzar. Las moderaciones nos otorgan unas hermosas calificaciones que hemos de atesorar como fortunas fantásticas que nos ensalzarán como grupo, como idealistas que somos, como elementos del estado de la cuestión en sus mejores momentos. Establezcamos comunicación. Estemos pendientes. Aseguremos el esfuerzo, y los resultados, para nosotros, o para los demás, vendrán cuando sea menester. No atribuyamos más a un lado de la nave, y seguro que, en ese afán moderado y justiciero, daremos con abundancia para todos.

Juan TOMÁS FRUTOS.

La relación simbiótica entre la comunicación y la vida misma

Optimicemos la experiencia con el anhelo de sacar provecho a los aciertos y con el objetivo de no repetir los errores. La comunicación es existencia misma: la una se une a la otra, y acaban siendo lo que la simbiosis de ambas procura. Creo que la navegación de cada día, de la existencia misma, nos lleva por tantos derroteros como nuestro valor sea capaz de engullir. Sí, es cierto que hay circunstancias que nos superan, que nos ponen en un brete difícil de superar o, cuando menos, de afrontar. No obstante, somos más dueños de nuestros destinos de lo que acertamos a confesar. No siempre nos gusta lo que vemos, sobre todo si lo hemos generado nosotros. No olvidemos que todo es mudable, y, fundamentalmente, que lo puede ser para mejor.

La vida es un eterno aprendizaje donde hemos de coger la cosecha más bella, la que nos endulce y haga más llevadero este caminar no sólo a nosotros, sino a todos. Cuando se participan los ambientes joviales, éstos, inevitablemente, afortunadamente, nos brindan contextos de dichas que se expanden y nos hacen vivir con generosidad y con gracia. Sigamos, siempre que podamos, en esas direcciones que nos añaden, que nos otorgan gracias sinceras y simpáticas.

Amontonemos en cualquier lugar visible los buenos momentos que hemos experimentado, y digámonos el porqué de su desarrollo. Saquemos lustre a las ilusiones que, a menudo inesperadamente, nos tocan con sus mágicas determinaciones vitales. Las sugerencias han de venir desde el lado de unas causas que han de propulsar los momentos más queridos. Seamos del todo.

La existencia humana es el resultado de muchos eventos, de un acontecer con variables y órdenes diversos y dispersos. Tengamos memoria sana para recordar lo bueno, y para que lo malo sea tenido en cuenta para su superación o circunvalación. No sentenciemos con malos pronósticos el acontecer diario, que ha de preñarse de melodías y de tranquilidad. La calma siempre es una gran ayuda. Tomemos el tiempo que nos incluye en estancias protectoras.

Curemos las heridas que se vayan produciendo y continuemos con esfuerzo y sin trampas hacia ese territorio que nos conforta y nos da coraje para lo que tenemos que vivir. Abramos los corazones y nuestros intelectos para suspirar por interioridades que nos otorguen esas gracias más señeras y estimadas. Continuemos en las adquisiciones de conocimientos y de detalles que nos han de ubicar con pacientes deseos de salir de las estrategias y de obtener los mejores resultados en buena lid, si puede ser. Por intentarlo que no quede. En eso consiste el viaje. Seguro que contarlo es un acicate para que los eventos se sucedan en un mejor orden y con más concierto. Pongamos sobre la mesa las claves de una comunicación que es crisol de la vida que queremos o que, al menos, sustentamos.

Juan TOMÁS FRUTOS.

jueves, 15 de julio de 2010

Buenas estructuras comunicativas

Sostengamos el conocimiento con unos buenos procesos y procedimientos de trabajo y de manifestación de nuestros diversos menesteres. Pongamos todas nuestras energías en el quehacer de superación de cualquier problema de incomunicación que podamos tener. Vivimos la salubridad de un sistema que no siempre se recicla en la medida que nos gustaría. Nos acercamos las situaciones que se convierten en estructuras que nos superan, sin que sepamos los motivos de lo que nos envuelve con sus insistentes carencias. No damos con las claves de lo que nos gustó durante siglos. No sellemos todas las estancias. Hemos de viajar libres con los pensamientos que nos corrigen algunas actitudes que consideramos confiadas. Nos hemos de poner a desarrollar lo mejor de cuanto portamos.

Las existencias nos hacen confluir con unos buenos ánimos que nos destapan las vertientes que nos podrían conducir a océanos de experiencias. No consintamos fracasos por las buenas. Las actividades han de tener sus recuerdos y sus posibilidades en un mundo construido sobre bases más o menos fuertes. No podemos quedarnos atrás sin que demos con las medidas de lo que nos reportó sugerencias con sus mantos envolventes. Todo puede ser hermoso, si hacia ese lado mostramos el máximo esfuerzo. Juremos esa fidelidad cariñosa.

Las dispersas ideas se han de concentrar en los objetivos comunes que han de ser formativos y divertidos. Nos hemos de poner a bregar en la medida que podamos, que seguro que, antes o después, seremos en las capacidades más estupendas y maravillosas. Sigamos hacia ese momento de brillantez que ha de aplicar los remedios más estudiados, pero que han de funcionar en la espontaneidad de una comunicación con la que hemos de salvar lo esencial, lo más querido, lo gentil y bondadoso.

Nos retiramos, en ocasiones, a una franca derrota que nos elimina de un espacio que nos dio claves en los instantes de unas pasiones que nos consintieron unas confianzas de presencias sin premuras. Iremos donde nos podamos comprender, y para eso hemos de ejercer un liderazgo sensacional. Asociemos las mejores coyunturas para convertirlas en estructuras de una situación que no ha de galopar sino ir al ritmo del aprendizaje continuado y conformador de los entretenimientos más maravillosos. La docencia se ejerce cada día.

Acunemos esas felicidades que fueron instantes de poderosos desiertos que hemos de atravesar sin romper nada. Lo curioso ha de quedar como anécdota ante lo más querido. Las simpatías nos deben ayudar desde la consideración más noble. Todo nos ha de complacer desde el amago y la reacción ante las doctrinas de unas actividades que han de sumar como experiencias vitales que son. Corrijamos lo inexacto y aprendamos de todos los errores, y sigamos por un camino jovial que todo y de todo nos dará. Aprovechemos lo mejor y en el mejor sentido. El afán constante y cotidiano nos debe llevar a superar los desiertos comunicativos a los que algunos usos nos quieren acostumbrar. No caigamos en ello. Las estructuras con las que laboramos, con las que hablamos, con las que mantenemos todo tipo de relaciones, han de ser fuertes, clarificadoras de fines y deseos. En ello hemos de estar.

Juan TOMÁS FRUTOS.

La esperanza de la comunicación

La fe lo mueve todo. Sin ella, que nos inserta en el escenario de la ilusión, no tenemos futuro. Incluso cuando las cosas van bien tenemos que fomentarla. No hablo únicamente de un criterio religioso, sino existencial: es la actitud la que nos marca, para lo bueno y para lo malo. Debemos manifestar a menudo esas comunicaciones que nos conectan y que nos hacen compartir un indeleble que nos fortalece y nos hace superar diversas situaciones más o menos complejas. Cada jornada, pensemos, nos recoge esa noche que nos enfrasca en las negaciones para aprender hacia dónde queremos desplazarnos. Nos infundimos un respeto que es admiración para conocernos a cada momento. Nos sentamos a la diestra de una intención con la que sumar ante las causas que no siempre detectamos, pero que inciden en las fortunas con las que crecemos un día sí y otro también, o deberíamos. No nos sustraemos, y sería nuestro deber, a las intenciones, a ésas que tú sabes, que han de arrimar el hombro ante las creencias que nos incluyen en esos planes con los que iremos en pos de una misión que hemos de realizar como posible que es.

Nos determinamos con resoluciones que nos aclaran las voces de aquellos momentos que nos han de determinar con sus causas más estimadas. No seamos entre incredulidades, sino con la adicción de buenos ideales, que deben darnos ese empuje para no quedarnos inmóviles ante todo lo que nos resta por hacer. Sellemos esas promesas que nos deben acaramelar las intenciones y los objetivos diarios. Seamos en lo posible, y esto lo define lo que pensemos, lo que creamos.

Suspiremos por las buenas promesas, por esos menesteres que nos encauzan con sus empresas señalizadas desde la motivación más cierta. Consolidemos las consideraciones con unos humos que han de ablandar los criterios, que deberán ser más flexibles, amoldándose a todo lo que nos queda por realizar. Formulemos las respuestas consensuando las posibilidades que unos y otros nos han de brindar. Olvidemos los malos avisos y construyamos la estructura de una conspiración para la felicidad.

Los elementos que nos envuelven han de tener las suficientes garantías para dar con esa paz que será equilibrio entre sonidos de fugacidad relativa. No sintamos como extrañas las aspiraciones de quienes creen en las verdades de unos criterios simpáticos. Flexibilicemos las circunstancias para otorgarnos esas vicisitudes que han de emparentarnos con las opciones que interpretamos como válidas y valederas. No cuajemos faenas que no nos sirvan.

Contestemos a esa serie de cuestiones que hasta ahora no hemos visto con la voluntad de antaño. Nos hemos propuesto un cambio en la hoja de ruta, que ha de mirar con más positivismo. Pongamos ese signo que es más, que es un plus, que es una danza que nos exculpa y que nos hace que experimentemos los sabores más lindos y jugosos. Sorprendamos a nuestros corazones con curas de aguerrida pretensión, con las que hemos de partir hacia una situación mucho más estimada, más genuina, más conformadora de lo que es el contexto con el que queremos narrar nuestras historias personales y compartidas. Repetimos los suspiros en nuestras conversaciones. De alguna manera quedan. Por eso debemos tener el suficiente valor para asumir con esperanza el riesgo del conocimiento, de la misma comunicación. Ésta señala roles y caminos que, con el necesario concierto, nos pueden procurar muchas alegrías, base también para la esperanza de la que hablamos.

Juan TOMÁS FRUTOS.

miércoles, 14 de julio de 2010

Seguirán las oportunidades

Amemos como uso y costumbre para dar con la suficiente felicidad. Nos hemos regalado mucho deseo. Las oportunidades seguirán.

Extender el conocimiento

Nos hacemos ese favor que sabe a la gloria por un conocimiento que hemos de extender. La vida nos regala buenos momentos.

Casi todo

Recibo los ecos de esa vida que nos influye con sus costes reducidos. Hemos averiguado mucho, casi todo. Los amores son así, y, cuando menos lo esperamos, vuelan.

No tan bien

Resistimos ante los elementos solitarios que nos envuelven y aislan. No te veo tan bien como desearía.

Miel natural

Nos simplificamos cuando hablamos de amor. No es malo. Hemos de aprender a decir lo dulce con la misma naturalidad que la miel.

Nos hemos considerado

Eres ese amor reluciente que me consuela con las llegadas de amores profundos. Nos hemos considerado.

Confiamos

Conformamos la mejor realidad con un distingo que nos pone en la línea de otra salida. Nos confiamos.

Buenos deseos

Me pongo en ese brete que me indica por dónde queremos ir. Hemos mirado y hemos visto todo lo que nos implica buenos deseos.

El menos conjuntado

Apagamos esa vela que mantenía encendida la vela de un amor siempre en ciernes. Nos quedamos en el lado menos conjuntado.

La generosidad de la vida

A modo de salutación

La vida es como un tren en marcha con orígenes y destinos inciertos. Dentro de los brillos con sombras que nos rodean están las intermitencias del amor, que nos procura de todo, que nos regala tantos momentos de deseo como de incertidumbre. Los fines del amor no están claros. Probablemente no existan así planteados. Lo que sí debemos convenir es en que los cariños aparecen con objetivos laterales o principales que nos borran algunas etapas de soledad y nos incardinan en las certezas de las esperanzas, que a menudo son vagas.
La lucha pacífica en pos de la felicidad tiene sus estelas fugaces, que, pese a ello, perseguimos con empeño y tozudez. La tarea perenne ha de ser intentar que los instantes de dicha sean mayores, de más calidad y en cantidad más grande. No miremos las esferas de los diversos relojes que nos empañan algunas etapas que nos engatusan con sus movimientos sinceros de riesgo y de equilibrios. Hagamos caso al corazón, aunque se equivoque. Sus aciertos, aunque limitados, justifican muchas penas, algunos pesares que pinchan y cortan desde perfiles indelebles.
Brindamos a continuación las sensaciones de estas poesías, de estas entregas de palabras con sabores agridulces, con unas confianzas simpáticas y queridas que han de conocer los fracasos para entender la verdad de los éxitos. Los papeles están en juego: algunos ya están jugados, pero quedan otros en estado virginal, y otros más, la gran mayoría, que los podemos reiniciar. La vida, en el plano amoroso, como en otros ámbitos, es más generosa de lo que pensamos.

Juan TOMÁS FRUTOS.

En las mismas ondas comunicativas

Demos con esa frecuencia que nos conforma con una pluralidad de contenidos que, en su diversidad, nos otorga salidas a las dudas. Sumemos. No nos pongamos a perder un tiempo que no tenemos. Hemos de reseñar los aspectos que nos procuran afirmaciones, y no lo contrario. Nos damos unas garantías que nos hacen asumir lo que no es coste en lo unívoco. Nos determinamos con fantasías que nos recuerdan qué podemos hacer. Lo que es o no es no nos detiene: seguimos. Nos hemos tumbado ante las advertencias de quienes nos vienen con sonidos que se fugan. No te diré ese sí que ahora me aboca a sentidos medio nuevos. No termino de entender lo que nos contamos con sabidurías externas. Las conclusiones llegan de manera anticipada.

Nos confesamos amigos de las virtudes que tienen que ver con la solidaridad, que precisamos como garantía medio externa. Nos interiorizamos con panes y peces entre versículos que nos consuelan con sus tonos más fugaces. Iremos a ver lo que no nos ocurre. Las existencias se confunden. Hemos averiguado señales que nos sirven de testigos en la larga esperanza que nos promueve para estar y para ser con sesgos determinantes. No iremos tan a la ligera como en otras ocasiones.

Convenzamos a nuestras mentes de todo lo que es posible hacer. Tengamos la fiesta en esa nueva paz que nos confía lo mejor de nosotros mismos. Nos hemos de presentar sin condiciones, prestos a que las circunstancias nos saquen de esos momentos menos claves. La ida ya comienza a ser regreso. Nos hemos de sentir libres con el sentimiento ciudadano común, que es la base para estructurar lo que nos invierte con procesos destacados. Las convenciones han de ser superadas. Ganemos con miradas de aquiescencia.

Veamos entre frustraciones de creencias medio nuevas. Hemos de adivinar las fechas en las que las uniones son posibles y dar con las instantáneas que pueden resumir los consuelos que son en la medida de algunas confianzas. No pongamos especial hincapié en lo que nos oferta decisiones imposibles. No viajemos sin billete. Puede que tengamos que bajar y volver a subir, y precisaremos, para ello, para entonces, algo que nos justifique.

Sintamos la necesidad, que no la obligación, de comunicar en el convencimiento de que los diálogos nos hacen adivinar dónde se halla esa fe que es capaz de mover montañas. No neguemos las evidencias. La existencia tiene muchas flores que hemos de disfrutar en un paisanaje que nos envuelve con sus tonos más rosados. Sigamos por donde sea menester para que el equilibrio sea el cimiento de esa realidad que queremos construir. Juntos daremos con la necesaria onda. Restauremos ese orden de las cosas que nos gustan, que nos proporcionan la suma aritmética de unos contentos que están en el frontispicio del valor, de la pura ilusión, que es, en definitiva, todo. Si damos con las músicas que nos unen, con las palabras que nos hacen asamblea y comunidad, tendremos el recurso del entendimiento como gran poder de consenso y de convencimiento.

Juan TOMÁS FRUTOS.

martes, 13 de julio de 2010

En las cercanías

Volamos con una realización perfecta de un amor que nos complace. Hemos buscado en las cercanías.

Conflicto que evitamos

Apostamos por resoluciones que nos dejan en el otro lado de un conflicto, que, así, evitamos.

Cálida y hermosa

Tendré que contarte ese momento que nos dará todas las fuerzas de antaño. Eres muy cálida, muy hermosa, por dentro y por fuera.

Nos distrae la vida

No te puedo contar esas importancias que no son tan relativas. Iré con un sí. La vida nos distrae.

Nosotros hacemos la vida

No sé si esto es lo primero o lo último. Sé que nada será igual. Ha pasado, o no ha pasado. En todo caso, la vida la hemos hecho nosotros.

Respuesta y actitud

Dime que no me esperas, y te te diré que ya no serás. Dame una respuesta, y yo te brindaré una actitud.

Entre sombras

Ocupamos unos espacios que nos hacen vivir entrenamientos de luces y consultas entre sombras.

Lo mejor de lo mejor

Eres todo cuanto necesito para dar con esa clave de felicidad que nos consulta lo mejor de lo mejor.

Miradas sin resolver

Trasteamos los corazones, que sacan de sí cuestiones desconocidas. Nos evitamos con miradas sin resolver.

Prevención

Llegamos con una voluntad que nos previene de lo que nos dejará sin un asomo de verdad. Nos juntamos.

Toques mágicos

Tendré que vivir en la especificidad que nos consuela con unos toques que nos volverán mágicos.

En marcha cuando podamos

Tendré que ir con el buen tiempo. Nos hemos consultado las buenas etapas. Nos pondremos en marcha en cuanto pueda ser.

Nuevos valores

Eres mi propio tiempo. Suscitas lo mejor que hay en mí. Nos hemos abierto a nuevos valores.

No los cumplimentaremos

Tenemos que confesarnos muchos momentos de deseo, pero te diré que no los cumplimentaremos.

Hechos para amar

Nos quedamos con algunos temores en el interior de unos corazones que están hechos para amar.

Como mejor podamos

No te distraigas ahora que parece que podemos tomar la parte por el todo. Nos hemos de engatusar como mejor podamos.

Progresos comunicativos

Las emociones de la existencia nos influyen, y deben hacerlo, a nuestro entender, en positivo. Flotan buenos anhelos, los mejores momentos que soñamos y que trasladamos como paladines de la comunicación más maravillosa. Nos sentimos plenos en las trayectorias que nos llevan a ciertas victorias que, siendo compartidas, nos ofrecen unos rastros de causas con sus consecuencias más noblemente distraídas. Comunicar es ser, sentir, vivir, tocar, resurgir con lo pequeño y también con lo grande, con lo hermoso. Todo forma parte de lo que somos.

Nos hemos de volver hacia esos recuerdos que nos permiten que sigamos con las voluntades de una cierta consolidación de aquello que nos resume los momentos más gustosos. Nos debemos comentar, desde el diálogo y el consenso, unas verdades que haremos supremas. Nos permitiremos cada día esas bondades que nos harán incardinarnos en la misma realidad con astucias estupendas.

Los procesos que nos ayudan nos cubren esas expectativas con las que iremos uniendo y llenando los diversos días. Las conclusiones nos deben trazar, al menos, unas hojas de rutas que nos consoliden y que nos aclamen con bondadosas intenciones que no caigan entre señales de vigentes construcciones sinceras. Hagamos que las horas sumen y que no nos agobien en los planos que nos podrían gustar con sus diversos deleites.

Asintamos sin convenciones incomprensibles, y hagamos todo lo posible para que la paz de aquellos que nos precedieron se cumplimente con razones no escritas. Las lindezas de otras etapas han de aparecer con suficiencia, con altura de miras, con razones conseguidas desde el primer peldaño. No persigamos sueños que nos dejen en eriales difíciles de optimizar. Las cosechas han de aparecer tras mucho esfuerzo. Siempre es así.

Las hermosuras nos han de acompañar con progresos que nos permitan avances sosegados, calmados, tomando esas ideas que nos mejoran. No presumamos, y, si lo hacemos, que sea de amigos, de puntos de apoyo, de la suerte que mancomunamos y disfrutamos con los que nos quieren de verdad. No paremos ante los pronósticos de quienes nos ganan con sus empatías y sus ansias de seguir y salir adelante. La existencia tiene varios lenguajes, y hemos de saber utilizarlos en cada momento, en cada postura, con las sorpresas que nos pueden atraer.

Quedan pensamientos flotando en el ambiente, en esa atmósfera que nos participó mejorías interesantes, complacientes y fructíferas. Valoremos los auténticos regalos que son los elementos que nos atribuyen fortalezas conseguidas desde las amistades más densas y profusas. Nos hemos dado buenos ratos, y, con un óptimo aprovechamiento, más que nos daremos. Surgen motivaciones que modifican las ideas y que las mejoran con las traslaciones de instantes puros y poderosos. Nos hemos de convenir en las conformaciones de las buenas realidades. Para ello hemos de procurar esos avances comunicativos existenciales que nos han de ayudar a tomar partido.

Juan TOMÁS FRUTOS.

lunes, 12 de julio de 2010

Plenos con el amor de siempre

Nos significamos con unas abrumadoras carencias que hemos de transformar en buenos deseos. Nos sentimos plenos con este amor de siempre. Tus besos me saben a dulce.

Sintonía antedicha

Todo en ti es esa parte que dibujará planos sin tesoros. Estamos en la sintonía antedicha.

Por la amistad

Hemos dibujado nuevos deseos con fines que serán inicios en las relaciones que no debimos dejar por la amistad que entrañaban.

Desde la misma levedad

No completamos ese círculo que nos gustaría tener al alcance con una serie de bromas impartidas desde la misma levedad.

Empatías variadas

Todo lo que hemos aprendido lo queremos devolver a unas nuevas experiencias de empatías variadas.

Iremos muy cerca

Renovamos las miradas que nos hicieron cómplices de varias verdades que nos ofuscan con sus expectativas. Iremos muy cerca.

No todos los discursos

Tendremos ese todo que nos hará seguir por un camino de rosas profundas. No hemos adecuado todos los discursos.

Pruebas que no consolidamos

Nos afligimos con las preferencias que nos ponen en pruebas que no terminamos de consolidar.

Resortes poderosos

Nos señalamos un camino que es de rosas. No sé lo que no podemos hacer. Nos vencemos con resortes poderosos.

Para una nueva paz

Nos imaginamos esa versión que debería darnos muchos besos, más, todo cuanto precisamos para una nueva paz.

Con empeño comunicativo

Hagamos el esfuerzo cada día por entendernos, por comprender lo que somos y lo que hacemos gracias a la participación dialogada. Los procesos de relación, que se sustentan esencialmente en la comunicación, en los procesos comunicativos de distinto tipo, nos convierten en seres excepcionales y capaces de aprender de lo real y de lo abstracto. Así, pues, vivamos la comunicación al cien por cien. No admitamos trances que no nos devuelvan a los momentos más genuinos. Podemos apostar con más fuerza. Estamos listos, o debemos, y seguimos, o debemos, y podemos en todas las ocasiones que nos van llegando. Cada segundo es fundamental para dar con las felicidades que hemos perseguido desde pequeños, incluso sin saberlo. La conciencia nos debe llevar, cuando menos, a intentarlo. La existencia tiene múltiples disciplinas con las que ganar varias partidas.

Comuniquemos, en primer término, con nosotros mismos, con entereza, con ternura también, y sigamos la estela de quienes nos han precedido. La experiencia ha de ser un grado para añadir. No consumamos el tiempo en la inutilidad de la queja fácil o del hastío que no permite emprender nuevas acciones, nuevas rutas para incardinarnos en la versión más original. Movamos esas fichas que nos pueden ayudar. Las contribuciones han de ser de todos y para todos.

Seamos un poco más sensatos cuando sea menester, y arriesguemos en los instantes que nos pueden aportar un poco de más ilusión respecto de lo que es, y de lo que nos sucede. La valentía es siempre un valor añadido, aunque nos traiga fracasos. No se equivoca el que no hace. Podemos realizar cientos de actividades. La vida es eso: intentarlo una y otra vez. Las lágrimas han de asomar casi necesariamente, pero éstas nos deben ayudar a entender lo que es, lo que nos ocurre. Lo positivo debe presidir nuestras vidas.

Sanamos cada vez que intentamos una mejoría, sobre todo cuando es compartida con quienes nos rodean, con quienes nos entendemos desde la voluntad que ha de ser razón y puro deseo. La preferencia por el equilibrio no debe hacernos olvidar el ansia de procurar llegar tan lejos como sea posible teniendo presente el bienestar ajeno, el de los otros. Todos tenemos derecho a ser dichosos. La confianza ha de ser un arma amiga, un punto de apoyo lícito para corregir los momentos de un cierto hastío. Nos preferimos, debemos. Nos hemos de rodear de la hegemonía por y para dar con las claves de unas amistades profundas.

La profusión de ambientes ceremoniales no ha de restar la validez a lo estupendamente emblemático, que nos prefiere con sus normas no dadas en esfera alguna. Las consultas nos han de valer para saber en qué nos hallamos más fuertes. Exploremos lo que sentimos, lo que tenemos, lo que somos. Las actitudes han de recogerse en y con emociones intensas. No nos ceguemos por lo que otros nos dicen. Hagamos caso a nuestros pálpitos internos, que han de subirnos a una cima que nos permitirá otear lo mejor de lo mejor. Seguro que hallaremos espacios suficientes para que la comunicación y sus cosechas nos lleven a cotas precisas y gratificantes. Vivamos esos procesos comunicativos que explicitan todo, o casi. Somos comunicación. Las garantías y posibilidades que ésta nos ofrece nos colocan en un lugar de puro privilegio. Hagamos todo cuanto esté en nuestras manos para que los procesos comunicativos nos convengan y nos aporten un valor añadido y conveniente. No debe faltar el empeño en éste y en otros sentidos.

Juan TOMÁS FRUTOS.

domingo, 11 de julio de 2010

A vernos

Estamos juntos en esta nueva era que nos gusta y nos complace con los resortes de siempre. Hemos llegado a vernos.

Entrañablemente fuertes

La vida nos oferta cansancios que nos proponen continuar con reglas que no son. Las construcciones de un gran amor nos harán más entrañablemente fuertes.

De la nada misma

Las sorpresas nos ofuscan con sus peticiones de vuelta a esa nada que nos previene con sus causas llegadas de la nada misma.

Lo que no ocurre

El sí nos libera de ese mal que nos rompe con sus estrategias no escritas. Iremos a ver lo que no ocurre.

Sólo a medias

Imaginamos una gran verdad que sucede a otra, y a otra más, con unas ansias de independencia que podrá ser sólo a medias.

No vemos del todo

Nos alimentamos de generosidades que nos previenen con sus placeres doblados. No vemos del todo.

Despedida

La vida nos pone en esos momentos que nos rompen con sus anhelos de dura libertad. Nos tendremos que despedir.

En otras consecuencias

Puedo hacer todo y de todo cuando hablamos de ese amor que lleva sellos benditos. Nos enfrascamos en otras consecuencias.

Se cumplen deseos

Vamos, venimos, somos, podemos, consentimos, nos subimos a la noria de los deseos, y algunos, por suerte, se cumplen.

Instante que conmueve

Tendremos que imaginar otro momento. Nos ponemos en ese instante de poder que nos conmueve.

Imágenes irreales

Imaginamos una nueva suerte con sus ruedas rápidas y todo. Nos preferimos con imágenes irreales.

Más milagros

Nos hemos imaginado qué hacer, y lo lógico es que ahora nos pongamos en marcha a la espera de más milagros.

Debimos conocer

Tendemos ese puente que nos ha de llevar al otro lado de un río que hace tiempo que debimos conocer.

Con amores

Resolvemos algunos momentos que se muestran extraordinariamente dubitativos. Nos complicamos con amores.

Claridades aplicadas

Singularizamos con rescates de profundas negaciones. Nos consentimos. Hemos aplicado claridades.

Reformas nuevas

Vivimos en el mismo trance de ayer. Nos tomamos con razones. Nos traemos con reformas nuevas.

sábado, 10 de julio de 2010

Menos cierto

Dibujo los mejores deseos de una paz que nos mueve hacia sensaciones medio nuevas. Nos iremos con el compromiso menos cierto.

Averigüemos las valentías comunicativas

Procuremos ese afán que, con el suficiente esfuerzo, nos coloca en una buena posición de salida cada día. Comuniquemos sin rodeos, con las máximas expresiones. Hemos de superar los obstáculos, los andamios que vamos colocando de una manera más o menos consciente. Andamos en pos de amistades que hemos de salvaguardar y de fomentar todos los días del año. Estamos juntos, y más que estaremos. No dejemos que las guardias nos asalten con sus dudas sin métodos ni esas razones para ser y tener en la misma nada que nos aguarda con sus medias querencias. Procuremos que sean enteras. Nos hemos de poner en ese lado que nos insiste con sus devociones de todo género. Nos gustamos, y eso lo debemos demostrar cada jornada, a cada paso, con las consistencias de unas tremendas voluntades que nos dirigirán la mirada hacia las mejores sensaciones. No nos distraigamos. Las pretensiones de han de transformar en pura materia prima de una felicidad efervescente.

Las atenciones que sólo tocan los aspectos materiales nos llenan de desdén y de algo de indiferencia entretenida. No consintamos métodos de registros posibles con sus causas menos ganadas. Nos hemos de proponer unas motivaciones que nos deben hacer sumar ante las intenciones más o menos objetivadas de quienes vienen con sus sonidos cansadamente interpretables. No obstruyamos el destino al que tenemos derecho, digan lo que digan.

Reaccionamos ante las tendencias que nos obligan a tomar partido por las razones de unos y otros en las formas que más nos gustan. Complacemos a los que vienen con el son de una versión que nos sabe a decisión bien tomada porque consideramos el todo y mucho más. Hemos sido en las grandezas de espíritus que nos distraen. No podemos negarnos las pasiones que nos alimentan en el sentido de darnos fuerzas para no cegarnos y quedarnos inmóviles. Las fórmulas del cariño, las amparadas en él, nos ofrecen un sentido mucho más noble de lo que vivimos.

Singularicemos las posibilidades con las formulaciones que nos hacen adivinar las valentías de aquellos esfuerzos que incluyen lo mejor con las causas que no son enigmáticas porque sí. Hemos obviado algunas intenciones, que hemos de consolidar sin colmatar las pretensiones que llevamos en mitad de unos espíritus que precisan ocasiones para tener la autonomía que les hace genuinos. Vigilemos en libertad, y con ella seamos un poco más inteligentes. No se trata de saber, sino de administrar lo que vamos aprendiendo.

La vida está repleta de sorpresas que nos invitan a tener un alimento un poco más grato. No permitamos que las cosas se queden en un estadio de difícil reflejo. Poco a poco iremos llegando donde las aspiraciones adquieren un sentido menos sentimental y más cuerdo y humano. No aspiremos a más de lo que nos pertenece, en la idea de que no siempre debemos mirar más arriba. A menudo quedan cuestiones no protagonizadas en un pasado que transcurrió en vacío, sin ser optimizado. No pongamos trabas al destino. Superemos las indiferencias comunicativas. La existencia es acción, es compromiso, es ponernos en el tajo, en la convicción de que sólo así podemos llegar a alguna parte. Hemos de averiguar las diversas valentías que nos permiten relacionarnos y ser más juntos, todos juntos.

Juan TOMÁS FRUTOS.

viernes, 9 de julio de 2010

Sin amor

Nos superan las circunstancias. No podremos ver lo que se nos antoja parte de un deseo. Nos quedamos sin amor.

No podremos parar

Respondo por razones que no tengo. Nos hemos puesto a correr hacia ninguna parte. No podremos parar cuando queramos.

Algo de felicidad

Resuelvo algunos dilemas planteando unos cuantos más. No sé si la vida es como parece. Intentemos tener algo de felicidad.

La comunicación y sus tempos

Los ritmos, los tonos, las velocidades y los pasos que damos cada día son cruciales para entender lo que hacemos, cómo lo realizamos y por qué. Hay una serie de ciclos, de tiempos, de eras comunicativas de las que hemos de extraer consecuencias y experiencias constructivas. La vida está llena de etapas que hemos de ir llenando en la medida de nuestras posibilidades. Nos hemos de comentar las experiencias y expresiones que nos congratulan para seguir adelante con todas las promesas en marcha y con las posibilidades intactas en la medida que sea posible. Nos hemos de poner en acción para que nada nos distraiga y, sobre todo, para que se cumplan los aspectos más importantes. Debemos disponernos con criterios divinos y coherentes. Nos hemos de encontrar con palabras de ánimo. Las voces finas nos han de venir de perlas para serenar los deseos y para moderar las peticiones variopintas que nos puedan plantear. Miremos, y veamos. El esfuerzo hay que demostrarlo.

La realidad nos infunde todo tipo de respetos, y seguimos con esas calmas que luego, o antes, o siempre, nos imprimen tanto carácter como ansias de una libertad que llega a cuentagotas. La existencia misma es así. No podemos ganar en todo momento, ni es bueno que ocurra. Las faltas, las caídas, los errores también, nos hacen reflexionar sobre lo que somos, acerca de lo que tenemos; y, con todo ese bagaje, caemos en la cuenta de que lo importante es intentarlo, y no exactamente el conseguirlo, aunque los éxitos den tantas y tantas satisfacciones. Desgranemos los mensajes en sus inmensas partes, y seguro que coincidiremos en lo que decimos.

Conduzcamos nuestras propias vidas con ese entusiasmo que nos ha de permitir equilibrar algunos asomos de auto-alabanza. No pongamos en tela de juicio esos deseos que nos ha de plantear regresos para entender los mismos orígenes de unas vidas que han de salpicarse de los entendimientos más loables. No paremos en los intentos de dar con las soluciones a las dudas, a las vacilaciones, e incluso a los errores que, por desgracia, y por humanos, han de darse.

Comprendamos a quienes vienen con la fórmula nunca mágica de la firmeza para ir emparejando los vaivenes que sufrimos y que debemos soportar constantemente. No nos preocupemos en exceso y seamos sensatos en las gratitudes que queramos combinar. Procuremos atender esos anhelos internos que reclaman unas posturas congruentes ante los fallos que se pueden cometer. No pensemos que con el tiempo todo se cura, porque, aunque es así, debemos adelantarnos lo que podamos en los regresos a las comunicaciones plenas.

Procuremos dar con los resultados apetecidos, con esos que nos ennoblecen y que nos hacen proseguir con la fuerza de antaño. No finalicemos antes de tiempo ni nos agobiemos por no hacer lo que queremos. Hemos de entender lo que nos sucede con el fin determinante de mejorar las coyunturas en las que nos trasladamos los unos y los otros. Las vertientes de las pasadas décadas nos deben invitar a continuar la labor en la que todos somos buenas partes, estupendas piezas para no detener las manillas del reloj. Éste debe ser, en todo momento, un aliado, que ha de jugar necesariamente a favor. Intentemos que sea así. Cada pausa, cada toque de atención, los diferentes movimientos que hacemos o que omitimos y, en definitiva, el discurrir diario nos ofrecen una perspectiva y una conclusión de todo cuanto somos y de lo que hacemos. Tengamos presente esa óptica.

Juan TOMÁS FRUTOS.

jueves, 8 de julio de 2010

Las coplas que cantamos

Hemos divisado algunas respuestas que saben a consultas no practicadas. Nos suenan bien las coplas que cantamos en otros tiempos.

Bienvenidas

Todo me sabe a esa voluntad que me devuelve las enterezas con unas resoluciones que nos dan las bienvenidas.

Entender las claves

No podemos mudarlo todo de la noche a la mañana. Hemos de entender las claves que nos rodean.

Son las voluntades

No podremos controlarlo todo. Nos descartamos, y así no hay manera de que tengamos las suficientes garantías. Las voluntades son.

Nuestros espíritus

Cambiamos con eficiencias que nos hacen ganar amistades con las que salvamos nuestros espíritus.

Todo figurable

Nos alimentamos con certezas extremas que nos proponen seguir hacia la nada que todo lo hace figurable.

Celebraciones variopintas

Tendremos que hacer todo lo necesario para subirnos a un carrusel de celebraciones variopintas.

Caricias lindas

Nos sentimos felices y comprometidos con lo que tenemos que hacer. Nos demostramos caricias lindas.

Nos renovamos

Olvidamos algunas bases que han de impulsarnos para llegar a las voluntades ciertas. Nos renovamos.

Nuevo deseo, historias

Iré a ver las emociones que nos hacen seguir hacia ese nuevo deseo que nos propone historias.

Verdades realistas

Me complacería que entendieras que hemos averiguado todo lo que nos interesa con verdades realistas.

Todas las justificaciones

Abundamos en creencias que nos ponen donde la existencia tiene todas las justificaciones del mundo.

Lo mejor de la vida

Descansamos. Hemos avisado a corazones que ni nos esperan. Nos ponemos en marcha. La vida nos ofrece lo mejor.

Realidades

Nos entretenemos con unas miradas que nos hacen pasar páginas flamantes. Hemos agarrado nuevas realidades.

Nueva situación

Amamos esas prácticas que nos hacen sentirnos libres. No hagamos nada que nos pueda apartar de esta nueva situación, que tanto nos autoriza.

Que no falte a nuestros amigos

Centramos algunos asuntos con unos volúmenes de trabajo que hemos de consolidar para que no falte a nuestros amigos.

Porque sí

Resolvemos los cambios con asuntos que no llevan monedas en parte alguna. Nos queremos porque sí.

En cuanto quieras

Me ofreces una panorámica de tus visiones en silencio, y te digo que podrá ser en cuanto tú quieras.

Tronos

No entronices todo ocurre. Unas cosas son más sencillas y otras complejas. No todo se ha de ver por igual.

La voluntad que nos consuela

Vivimos la franqueza de una estela que nos gustó con sus formas más deseadas. Nos sentimos con fuerzas y en la voluntad que nos consuela.

Más empatía

Me consuelas con esas miradas que salen del corazón. Sé que todo se traducirá en más empatía.

Compartir ocurrencias

Desdecimos esos momentos que nos aportaron todo. Ya veremos qué otras ocurrencias podremos compartir.

Asumo tus palabras

Suspiro por ti cada día, y cada día me muestro más en tus palabras, que asumo por tus francos ideales.

Valores comunicativos

Lo relevante es todo, y no únicamente lo que nos distrae con sus grandes, o no tan grandes, recompensas u oropeles. Los conceptos son básicos para saber si ordenamos bien nuestras existencias y esas estructuras sobre las que se sustentan. Dicen que lo importante no es la meta, sino el viaje. No hay nada nuevo bajo el Sol. Lo que marca la diferencia es el prisma, y, para que éste sea distinto, también lo ha de ser el ritmo de percepción. Las prisas no suelen aconsejar bien, y tampoco nos dejan ver lo que ocurre al otro lado de la carretera con la que transitemos, sea ésta de la índole que fuere. Es un sano consejo el que nos tomemos las cosas con calma, apreciando el valor de las sugerencias, de cuanto sucede.

Avisemos sin aprietos con los vuelos hacia ese momento que ha de suplir los vacíos en los que, irremediablemente, nos metemos. No todo es un camino fácil. Puede que éste tampoco nos convenga. Hagamos que suenen las trompetas que anticipen las comunicaciones más o menos sensacionales, ésas que nos pueden servir de acicate ante lo que viene otorgado con más o menos sencillez. Figuremos en el transcurrir de unas etapas que deben darnos el todo como una parte.

Intentemos llegar a todo lo que nos puede brindar un valor. La suma es cuestión de cada día, y no de apreturas de última hora, que sólo producen problemas y desánimos. Apliquemos la norma de hacer un poco cotidianamente, de andar por aquellos tramos que debemos en la intención de ir ganando el terreno que sea menester recuperando incluso los trozos perdidos por acción, error u omisión. Ocupemos a cada momento el instante más apasionado en la pretensión de poder obtener el máximo partido de las voluntades que trastocan las apatías, que hemos de transformar en entusiasmo.

No importa sólo el destino, como decimos. Es interesante que pensemos en el itinerario, en el paisaje, así como en aspectos más o menos curiosos y/o intranscendentes. Los escritores de 1.898 hablaban del paisanaje, como concepto contemplativo de aquello menos interesante pero que nos aporta como personas. No todo es la gran memoria. Los recuerdos se componen de elementos anecdóticos que nos conforman como lo que somos verdaderamente. Asimismo hablaban de la intrahistoria, que es otro concepto cercano al anterior: no todos los hechos que vivimos son formidables, rutilantes y súper-importantes. El día a día tiene una serie de minúsculas historias que hacen que las vidas transcurran con sus altibajos, con sus pros y sus contras, con sus ventajas e inconvenientes, con cuestiones más o menos jugosas o apetitosas.

Lo sugerente no es, en todo momento, lo capital y extraordinario. Es lo que, sumado en sus cantidades nimias, nos oferta una calidad de vida más o menos consentida y cargada de dichas y de felicidades variadas y limitadas. De lo que se trata es de fomentarlas, aminorando otros perfiles menos gratos. En definitiva, el esfuerzo ha de ir encaminado a la dicha, a su procuraduría, a su conformación, a su potenciación, sin que nos fijemos en comparaciones odiosas o en las propias limitaciones de cada cual. Vamos, que lo mejor que podemos hacer es fijarnos en los paisajes, y también en los paisanajes. La comunicación, en este sentido, también en otros, puede convertirse en el nexo de entendimiento que precisamos. Todo es cuestión de los valores comunicativos con los que partimos cada día, y con los que llegamos en el ciclo vital que nos ha de caracterizar.

Juan TOMÁS FRUTOS.

miércoles, 7 de julio de 2010

Implicaciones vitales en la comunicación

Impliquemos todos nuestros sentidos en los actos cotidianos, y, fundamentalmente, en la comunicación misma. Sigamos la pista a cuanto ocurre, a lo que nos sucede, y tratemos de entender los motivos de cuanto se desarrolla en nuestro entorno. Tenemos que vivir entre consideraciones de medios que han de convertirse en referencias enteras de lo que deseamos hacer para ser un poco más libres. Nos debemos preferir con las enterezas más señeras, con las fórmulas medidas que nos proponen secuencias de aprendizajes apetecibles. La docencia está ahí, y para que sea tal debemos ejercerla. No hemos de sentirnos exclusivamente en la distracción. Lo normal es que vivamos sin impaciencias, dando crédito a lo que nos registra con posiciones de dominios hermosos que han de ceder ante las voluntades de aquellos que aparecen sin tomar nota de la experiencia, que siempre es una buena madre.
No neguemos las evidencias a priori, así como así, y salgamos para comenzar esa etapa que quedó un poco atrapada en mundos de nadie. Las visiones de antaño nos recogen frutos que se muestran como expertos en materias que dejamos intranquilas por singladuras que no agotamos. Puede que el miedo sea muy fuerte. Las conclusiones no han de anticiparse. Sinceremos los corazones para dar con los aspectos menos lacónicos. Seamos breves cuando debamos serlo, pero nada más.
Atrapemos los instantes con sus implicaciones más maravillosas y seamos entre consultas de linajes de colores con los que poder aprender de todo y con todos. Lo global nos integra, pero hemos de conseguir que sea en la mejor de las acepciones. Sonriamos sin caer en esas indefiniciones que nos detienen cuando los eventos se desarrollan al ritmo que nos parece apetecido y como necesitamos. Puede que la inseguridad defienda un campo que ni existe. Comuniquemos esos pareceres que nos han de atraer con sus variopintas consideraciones de apaños y de reclamos que nos insertarán en las voluntades de quienes nos sorprenden con sus deseos y poco más. No hagamos caso a lo que experimentamos cuando las señales nos desbordan. No deberíamos permanecer impasibles.
La acción nos entronca con ese afán de superación que justifica estancias y desplazamientos, que nos recomiendan quehaceres cuando las distracciones nos ofertan cortos recorridos ante la creencia de que ser se identifica con salud, con paz, con equilibrio, con respuesta y recuperación ante los envites que la vida nos otorga sin que los pidamos, sin que tampoco los podamos evitar. No debemos perdernos en tiempos extraños de los que no obtenemos el suficiente jugo. Aprendamos las reglas, escritas o no, para sobrellevar lo que acontece.
La convivencia nos sorprende con sus regalos de fantasía, con esa hermosa manta que abriga y refresca según la etapa del año que vivamos. La suerte se halla cuando hay deseo de dar con ella. Sí, a veces la tocamos por casualidad, pero estas ocasiones son las menos en cantidad y calidad. Diremos con el transcurrir de los meses hacia dónde queremos ir. De momento, advertimos que no queremos quedarnos quietos. El movimiento se demuestra andando, aunque erremos. Lo importante es vivir, y, para ello, hemos de comunicar lo que sentimos, lo que pensamos, lo que soñamos, lo que experimentamos, aquello en lo que acertamos, y aquellos otros eventos en los que somos manifiestamente unos fracasados. Ése es el directo de la vida. En ella hay señales comunicativas que son esenciales. Hay que detectarlas e interpretarlas. El punto de partida en cada caso ha de ser el que surja de las implicaciones en los quehaceres y en sus resultados.

Juan TOMÁS FRUTOS.

Dudas del universo

Apremiamos con unos recortes de poderosos elementos que nos asaltan con todas las dudas del universo que gira.

Con todo

Ensanchamos esos amores que nos dijeron que podrían con todo, cuando, en realidad,no es, ni puede ser, así.

Las partidas mediáticas

El crecimiento y los avances en los últimos años han sido tan exponenciales que a menudo se producen hechos o situaciones sobre las que conviene reflexionar. La sociedad emite una serie de reflejos más o menos reales de lo que sucede, de lo que vive, de lo que percibe y de cómo lo percibe a través de ese instrumento que es la comunicación masiva. Los medios andan enzarzados en prisas y en controversias que adecúan los mensajes y persiguen audiencias que, por otro lado, están cada vez más fragmentadas. Ésta es la situación. La oferta crece. Las posibilidades de consumo son las mismas desde el punto de vista cuantitativo. Lo global nos engulle con sus planteamientos de influencia y de economías variadas. No sabemos lo que ocurre, pero hablamos como si fuéramos expertos en las diversas materias. Somos ese caldo de cultivo de un frenesí que parece inagotable. Es paradójico.

Entablamos partidas aún antes de conocer las reglas. Nos faltan dinámicas de grupo para solventar los problemas globales, y, desde el individualismo, en crisis, no sabemos muy bien qué hacer. Las coyunturas críticas hacen siempre estragos. Nos superan las circunstancias, que son las que nos definen como personas, como dijo Ortega y Gasset. Aprendemos y desaprendemos para volver a aprender con unas consumaciones de experiencias de toda índole. Hablamos desde voluntades volubles, y así no hay planes que aguanten.

Todo asemeja un círculo de poder que pega acelerones para no aproximarnos a partes esenciales. Las reglas se disponen sin un concierto que permita su aprendizaje. Nos fugamos permanentemente y no visualizamos esas soluciones que podrían mejorar los desasosiegos seculares que hemos heredado en busca de materias que no endulzan nuestros estados vitales. Hay un cierto fingimiento materialista que nos indispone. Sabemos que debemos cambiar, pero no conocemos el cómo.

Las sorprendentes pesquisas y los anhelos de dar con solvencias y rentabilidades nos ocultan el afán de estar por estar sin mucho más. No conseguimos esas estabilidades que podrían procurarnos servicios públicos de posibilidades inmensas. No damos con los soportes de tiempos brillantes. Nos hemos procurado suficiencias que nos ocultan las vanidades que nos aclaran, en adelante, algunas suposiciones con unas valentías que nos presentan valores de antaño que no fraguan en los términos que nos complacerían.

Las premisas de los entes mediáticos no siempre encauzan los instantes que podrían gustar de paciencias y de súplicas inherentes a las verdades que antes se ocultaron en espera de su gran oportunidad, que parece no llegar. Todo se deja para mañana, y el mañana se presenta con más ansias de dividendos y con pronósticos que se incumplen por los vaivenes existenciales, coyunturales e imprevistos. La vida es así. Los ciclos se repiten para volver a dar con los objetivos de siempre, que siguen y siguen en pos de sorpresas que lo son por incumplimientos periódicos. Hay, sin duda, toda una serie de explicaciones sobre los recursos y los medios que narran lo que ocurre en las calles, pero lo cierto es que no siempre las entendemos. Andamos en mitad de unos círculos mediáticos de los que parece complicado el poder salir. Quizá el símil, más o menos acertado, es que los medios de comunicación viven unas partidas con visiones y resultados de toda índole. Son partidas en el sentido de juego, y también en el competencial.

Juan TOMÁS FRUTOS.

martes, 6 de julio de 2010

Cuanto seamos

Vehiculamos algunos motivos para dar con el engranaje que nos permita compartir todo cuanto seamos.

Como pueda ser

Las noches nos ocultan de esa verdad que nos gustaría compartir del todo, o en parte, como pueda ser.

Recortes poderosos

Me sabe todo a ti en este nuevo recorrido que me pone entre brechas de recortes poderosos.

Una unión sincera

Nos sinceramos con las causas que nos pueden hacer más luminosos como resultados de una unión sincera.

Donde podemos

Acatamos lo que ocurre con un poco de fortuna, y en esas estamos nosotros, empezando, terminando, donde podemos.

Francas huidas

Recogemos esos instantes que nos apasionan por sus libres destrezas, que nos ponen en francas huidas.

Sumar asperezas

Me has dispuesto para dar con los registros de voces heridas. Nos ponemos a sumar algunas asperezas.

Contigo cerca

Me has ofertado ocasiones con las que asumo que las cosas podrán ser de otra guisa. Lo serán contigo cerca.

Bondades excelentes

Hemos dimensionado unas vidas que nos hacen transcurrir con todo lo mejor que podemos. Nos hemos señalado con voluntades y bondades excelentes.

Partes lejanas

Advertimos algunas emociones que nos hacen liderar los instantes de algunas pasiones que se fueron hacia algunas partes lejanas.

Suerte que tenemos

Magnifiquemos los aspectos que nos encumbran a razones de puros poderes que nos hacen vivir en las mismas creencias de antaño. Tenemos mucha suerte.

Bien o mejor

Demos razones para divisar una amistad que frague cuando todo parezca ir bien, o incluso mejor.

En las incomprensiones

Nos convenimos con unas amistades que nos han de otorgar beneficios de mandamientos no obligatorios de amarnos hasta en las incomprensiones.

Molinos sin viento

Hemos concluido una etapa y hemos entrado en otra que nos mueve hacia buenos molinos sin viento.

Estelares de verdad

Nos lanzamos a una nueva experiencia que nos plantea qué podremos hacer en otros momentos, que ya son estelares de verdad.

Una relación maravillosa

Nos alentamos para ser y estar con unos compromisos que adecúan los mejores instantes de una relación maravillosa.

Donde no te veo

Consolidas una parte de amistad que me lleva donde no consigo verte. Ya te echo de menos. No puedo hacer otra cosa.

Amistad afortunada

Me pongo a trabajar por ti en este nuevo momento que ha de ser aprovechado para que nuestra relación renazca. Nos damos una gran fortuna que se llama amistad.

En mí eres

Todo me sabe a ese conocimiento que me plantea el regreso a una amistad medio nueva. Eres en mí.

Alentados

Hemos servido de testigos de un amor que nos hará salir de las profundas caricias. Nos hemos alentado.

Sinceridad

Consumo ese momento que parecía que no iba a llegar. Te soy con una sinceridad que me previene.

La seguridad en el todo comunicativo

La comunicación es síntoma de salubridad, de saber estar, de estar bien. Por eso hay que practicarla. Persigamos la plenitud, aunque ésta no sea posible como y en forma absoluta. La idea es avanzar, intentar seguir adelante con las suficientes concesiones. Versionemos la realidad con el fin de amoldarla a las circunstancias de todos y cada uno de nosotros. Juntos podemos ser entre voluntades y aprendizajes de una cierta corrección con la que hemos de aprender a hablar con propiedad y anhelos de grandeza amorosa. Los límites de otros procesos nos deben alimentar para que demos con los toques mágicos de las relaciones más cercanas. Intentemos cada día dar con los elementos más sólidos y menos figurativos. Las existencias tienen muchos compromisos que hemos de compartir con las personas de nuestro entorno. Son nuestra base, aunque no lo advirtamos a cada segundo.

Facilitemos los términos de la convivencia, y vivamos en la paz de aquellos ancestros que pugnaron en la mejor de las acepciones para que tuviéramos un futuro para ellos y un presente para nosotros más evolucionado y con menos limitaciones. El progreso, los avances, todo cuanto nos conforma como sociedad tiene su punto de partida en la labor de conjunto. Para que el quehacer se produzca acompasado y al unísono hemos de conseguir que todos nos involucremos con criterio y tino. La vida es maravillosa, y así debemos expandirla. Formemos parte de esa creciente que nos nutre y nos hace más equilibrados.

Además, todo lo que realicemos se ha de hacer con moderación y templanza en sus determinaciones más básicas. Fijemos, en este sentido, criterios de sustento plural y global, sin los cuales es muy difícil poder seguir adelante. Podemos fallar, pero no fracasar por falta de valor para proseguir con aquellos ritmos y actividades más necesarias. Complementemos los intereses en el deseo de ser una familia, un clan, más que eso incluso. Los buenos actos, no lo olvidemos, generan más empatía, más convencimiento de bregar por el bien común.

Tengamos todo el tacto que seamos capaces de generar y de otorgar a quienes vienen con las banderas de un amor que ha de hermosear por doquier con la devoción maravillosa de unos actos de entrega con los que lucir nuestros espíritus, que se han de convencer del milagro de cada día, que ha de tener relación con lo que desarrollamos por los demás antes que por nosotros mismos. La intimidad de lo que es de una guisa determinada nos ha de corregir algunas saturaciones del pasado.

Convengamos que la ternura, que las buenas palabras, que las razones bien esgrimidas, que los dones compartidos y aclarados desde la humildad con los otros, nos envuelven con un papel especial que atesora los mejores resultados en forma de conclusiones y/o resúmenes mucho más apetecibles. Ante las reiteradas suposiciones dispongamos la brillantez de un anhelo de comprensible amistad que, en el contenido y en las formas, ha de recoger unas interesantes y cualitativas cosechas. Todo lo puede la comunicación. No tenemos más que comprobar lo que nos consigue cada día. Como mínimo, nos da seguridad, que no es poco. De ahí a vivir mejor hay un corto trecho que tenemos que experimentar en la dicha constante de comprobar la suerte que tenemos de existir, de tener conciencia de ello, y de contarlo. Claro que sí.

Juan TOMÁS FRUTOS.

lunes, 5 de julio de 2010

El verano y su momento

No permitamos la fuga de la ocasión. La hemos trabajado durante otras etapas del año. Para comunicar siempre hay un instante de acierto, de conveniencia. Ya ha llegado. Es el momento. Hemos esperado mucho tiempo, y ya es hora de tomar la iniciativa. Imagino que siempre hay una oportunidad para dar con aquellas claves que nos podrían hacer perpetuar una amistad sin condiciones, que es la auténtica, la verdadera. Pienso que el verano, por su apertura calurosa de nuevos frentes objetivos y subjetivos, bien puede ser el momento. ¿Por qué no? Hay un océano de sensaciones que podemos experimentar, así como cientos de oportunidades para curar heridas y aprovechar el ritmo cotidiano que, a veces, por repetido quizás, no lo vemos como un admirable milagro existencial.

Llega ese estío que nos hace menos previsores. Vivir el momento es, en realidad, eso, vivir. No hay que dar más explicaciones, y en eso el verano puede ayudar. Supongo que también otras estaciones y etapas. El movimiento, y más cuando nos sentimos libres, se demuestra andando. Giremos, pues, las manillas del reloj para que esté a nuestro favor, para que no demoremos esas medidas de comunicación bondadosa que nos podrían regalar lo que nos viene otorgado en plenitud cada día, aunque no lo veamos. Ése ha de ser nuestro empeño: divisarlo. Cada segundo es un cimiento para ese aprendizaje que nos ha de armar de valor y de coraje para propagar los mejores sentimientos.

El horizonte que divisamos, aunque lejano en ocasiones, nos ha de servir para otorgarnos ese afán de superación que nos invitará a tomar las cosas con calma, tal y como vienen. Aprendamos de los errores. Debemos convenir que es posible ir con menos prisas. Despejemos esas incógnitas que llevan demasiado tiempo ahí sin que nos atrevamos a deshojarlas. Admitamos que el diálogo, que la conversación quieta y con calma, puede contribuir a mejorar los fines, sean éstos los que fueren, que tampoco deben ser muchos.

El divertimento es, igualmente, cosa del verano, si bien debería serlo de todo el año. No lo olvidemos, y, si hay que repetirlo, pues lo decimos una y otra vez. Los días son más largos, y las temperaturas ayudan a que salgamos más a la calle a contarnos lo que sentimos y cómo lo sentimos. La aventura de la vida adquiere más tintes y reflejos en esta etapa del año, en la que parece que salimos de una cierta ensoñación. Presentemos otros pronósticos. Tengamos en cuenta esas nuevas perspectivas que solventan los equívocos y las carencias de antaño.

Busquemos también la alegría que es consustancial a los días con más horas de luz del Sol. Acatemos las normas no escritas de la convivencia placentera y jovial. Nos hemos de animar para explorar nuevos territorios, o los mismos de siempre, que no rentabilizamos como deberíamos. Es el verano, y en él somos más nosotros, o lo parecemos, y, si lo parecemos, hemos de serlo. Conviene que nos armemos con esos instrumentos pacíficos que son los buenos propósitos y los afanes de convivencia y de solidaridad, amén de la determinación de fomentar y de compartir la dicha y el contento por estar vivos, sobre todo, porque ahora lo es, en verano. ¿A que es una suerte? Optimicemos tiempos y ventajas, que no disponemos de tantos recursos como pensamos. Traslademos las ideas al contexto de los eventos en los que nos sentimos, porque lo somos, los protagonistas. Es el verano, esa etapa que se nos propone de alguna manera para que brindemos por ella, para que no se escape.

Juan TOMÁS FRUTOS.

Todo es sueño

Todo es sueño en este nuevo enredo que nos hemos dado con amores volubles que nos aclaran qué podemos hacer.

Nos preferimos bien

Me sabe todo a ti en este nuevo enredo que nos superpone algunas caricias de antaño. Nos preferimos bien.

Un valor insuperable

Los planes nos inclinan hacia ese beso que sana con sus fortunas menos conocidas. Tienen un valor que supera los números.

Sin recuerdos

Hemos acudido a la representación de otras danzas que hoy nos distraerán con fenómenos sin recuerdos.

Afectados de nuevo

Nos complace ver que el mundo no gira tan deprisa como otros nos dicen. Nos sentimos afectados de nuevo.

No en el plan común

Notamos esas formas que nos proponen estar en el momento más adecuado. No estamos en el plan común.

Nos hemos consentido

Me despejas esas ideas que debería conservar durante un tiempo más que prudencial. Nos hemos consentido mucho.

Coincidencias comunicativas

Los sentimientos son un buen punto de arranque cuando persigamos el consenso y la alegría por conseguirlo. No todo se puede contar con palabras, y no porque no lo intentemos, sino porque determinamos aspectos que tienen que ver con lo subjetivo no cuentan con el apoyo semántico del rico vocabulario que pudiéramos tener. Al menos, lo debemos intentar. Nos mostramos con la oportunidad de aquellos que vienen con unos ciertos vencimientos que hemos de superar con las razones de quienes nos liberan con registros marchosos. Nos hemos superado en las vicisitudes y en la manera de resolverlas. Nos hemos rendido de algún modo, pero también tenemos claro que debemos y podemos seguir adelante con las resoluciones de esos conflictos que nos parecen cansados por repetidos. Hemos de perseguir esa situación en la que todo se conduzca con una promisión de intereses al unísono. La vida tiene muchas bellezas que hemos de catalogar y de potenciar con el mejor entendimiento.

Todo lo vivido nos ha de servir de experiencia para superar los envites y golpes de unas existencias que no siempre han visto el milagro del mismo discurrir cotidiano. Nos hemos de tomar el tiempo suficiente para mostrarnos todo aquello que nos parece sincero. No dejemos que los aires de otras etapas condicionen las actuaciones de cada día. Nos hemos de tomar ese tiempo que nos fue antedicho. Nos debemos subir a la noria de otra vida que antes nos pudo distinguir con breves palabras, y que hoy reiteramos para restaurar lo que fue entendimiento puro.

Asintamos con las voces de quienes nos muestran constantemente prevenciones con las que hemos de limar algunas asperezas, que a menudo bordan actuaciones que nos insisten con sus construcciones más o menos artificiosas. Todo debe presentarse con la naturalidad del que busca para los otros sabiendo que, de esta guisa, encuentra para sí. Nos hemos puesto a resolver adivinanzas, quizás antes de tiempo, y por eso ahora nos debemos proponer salidas hacia voluntades sin consumir. Lo nuevo ha de ser la actitud: probablemente lo demás es lo que hemos tenido durante décadas.

Presumamos de tener esas amistades que nos dan valores universales con los que recorrer empáticamente entre singulares posiciones que no albergan ni aspiran, de momento, al dominio. Tengamos esa fiesta que nos corresponde por derecho. Las conclusiones de quienes nos han precedido nos deben servir de asunciones de bellezas con las que consolidar lo mejor de cada cual. Nos hemos de poner en esa temática que nos rodeará con sus mejores tentáculos, que nos atraparán. Debemos dejarnos libremente en ese sentido, con el fin de consolidar los mejores deberes ciudadanos. Los flujos y tránsitos comunicativos han de auspiciar las óptimas medidas.

Seamos con una cierta sensatez. No vayamos con prisa. Sintamos como propio lo que ha sido y hemos logrado a través de escenas tras escenas de peticiones de cariños con los que alumbrar los caminos que sirvieron de esfera y de remate ante las circunstancias que antes nos rodearon sin que diéramos con todos los puntos neurálgicos. Ahora llega ese minuto de oro con el que hemos de justificar y explicar muchas cosas que han ocurrido y también otras que no. Puede que demos con gratas sorpresas. El tránsito, también el comunicativo, tiene sus riesgos, pero, sin duda, nos oferta ventajas indescriptibles. Ahí están. De lo que se trata es de buscar las coincidencias en estos perfiles, que nos hacen más nosotros mismos, aunque las palabras reflejen determinadas generalidades a las que sólo pueden descender nuestros corazones, que cada día han de intentar comprender a los otros. Las coincidencias son ese pan que nos puede alimentar en largas caminatas que, cuando menos, debemos intentar que no sean solitarias.

Juan TOMÁS FRUTOS.

domingo, 4 de julio de 2010

Lo que fue explicado

Podemos resolver algunos matices que nos obligan a entender de nuevo lo que fue explicado en su día.

Varias etapas felices

Obtenemos esos momentos de felicidad que nos han de abrumar con el transcurrir de varias etapas felices.

Momentos transitables

Te enseño a vivir con un tropiezo que nos hace superar todo cuanto será. Los momentos son transitables.

Quedan más

Resolvemos lo que pensamos entre simulaciones de creencias que nos han de salvar en primera instancia. Quedan más oportunidades.

Aprovechar lo que tenemos

Consumimos espacios con los que nos negamos a entender que la vida es cuestión de aprovechar lo que tenemos.

Llaves para ser felices

Los olvidos nos permiten vivir sin que demos con esas llaves que hace tiempo que nos pedimos para ser felices.

Estar bien juntos

Recoges parte de un entusiasmo que nos hace aumentar las expectativas de estar bien juntos.

No al sol

Respondemos a esas emociones que nos ofertan negaciones de lo más auténtico. No hemos brindado al sol.

Etapas maravillosas

La fortuna de habernos conocido nos traslada a esas etapas maravillosas, únicas, sensacionales.

Ya lo vivo

Imagino ese momento en el que nos volveremos a besar. No sé si ocurrirá, pero ya lo vivo.

Más talento

Creo que guardamos silencios que nos destruyen esa ingenuidad que nos pudo dar un poco de más talento.

En su debida forma

Suspiras por esos momentos que parece que se fueron para no volver. Seguro que estarán un día de éstos en su debida forma.

En términos no escritos

Ser entre nosotros tiene connotaciones de un amor que lentamente fragua en los términos que no hemos escrito.

Deseos calibrados

Nos sabemos entre registros de pensamientos que aspiran a no ser únicos. Hemos calibrado los mejores deseos.

Volarán

Llenas mi vida de determinados aspectos que considero deseos en ciernes para poder volar. Lo harán.

Cuando aparezcan

Saltamos hacia ese nuevo tono que nos conduce hacia la señal con la que poder maniobrar cuando aparezcan otros tiempos.

Discursos de amor

Me consultas lo que siento, y siento que no lo hayas hecho antes. Hemos adecuado los discursos que antes eran frecuentes en materia de amor.

Voluntades inciertas

Nos demostramos una capacidad que nos divierte. Los pasos que hemos dado quedan entre voluntades inciertas.

Muchos sentimientos sin usar

Modernizamos las vidas que nos hemos dado siendo demasiado realistas. Hemos dejado muchos sentimientos sin usar.

El destino que no nos gusta

Olvidamos quiénes somos cuando se trata de fagocitar ese destino que no nos gusta en absoluto.

Entre demoras y tardanzas

Vamos con tiempos que nos conforman hacia esa nueva resolución de las posibles controversias. Iremos entre demoras y tardanzas.

Registros entre sorpresas

Hemos sabido qué hacer en cuanto nos hemos visto las diferencias nos conducen por registros entre sorpresas.

Llegar a entendernos

Me invitas a vivir en una sempiterna sorpresa con el afán bondadoso de llegar a entendernos.

Caricias diferentes

Tomamos esos instantes como referencias para todo cuanto vamos a hacer. Hemos diseñado caricias diferentes.

Otros tiempos

Suplico regresar a esos espacios en los que entendernos era cuestión de dos. No sé si volveremos a ellos. Son otros tiempos.

Suena a varias existencias

Te podría contar lo que hemos vivido, pero entiendo que las perspectivas son diferentes, y eso suena como a varias existencias.

Razones de ahora

Planteamos los recorridos de un porvenir cargado de buenos y puros entusiasmos. Nos damos razones de ahora.

Como si nada

La suerte nos echa sus cartas, y con ellas viajamos hacia ese lado donde el todo nos conforma como si nada.

El amor, la solución

Intuyo que el amor puede ser la solución a tanta falta de entendimiento como hemos vivido.

sábado, 3 de julio de 2010

Los recursos comunicativos

Los elementos y recursos están ahí, y no deben faltar, si somos lo suficientemente hábiles para defenderlos. Hay de todo en la existencia humana. Unas veces sacamos partido a lo que hacemos, y otras veces no es así. Es un poco el ciclo de la vida. Lo pensamos a veces, pero pronto se nos olvida, sin que sepamos el porqué. Los balones llegan de fuera, y los intentamos canalizar con conexiones con esas normas que nos dieron consejos de primeras horas. No nos tiremos al vacío. El tiempo debemos aprovecharlo con sus mejores intenciones, que existen. La paz es obra de todos. La justicia contribuye a su conservación. No devaluemos el destino que nos podemos proporcionar. Hagamos esa arquitectura que nos debe nublar la vista para ver lo que nos conviene para ser felices, y no para hallarnos en la irrealidad. Aseguremos los óptimos procesos de convivencia. La comunión en este caso es fundamental.

Los elementos de raciocinio han de ser tenidos con todas las cuentas de antaño, que serán lo que nos demostremos con el transcurrir de las suficientes etapas para valorar lo que nos sitúa entre costados de pensamientos sin jugadas anticipadas. Tendemos a experimentar lo mejor, y así debe ser. No tensemos las cuerdas, que hemos de conservar todo el tiempo que podamos. Las existencias son así. No paremos los modos que nos permitieron cobrar adelantos. Las jornadas deben ser aprovechadas.

Separamos cada jornada lo importante de lo que no lo es, y vemos, tras la trilla de elementos, lo que nos merece la suficiencia adecuada para seguir con razones y registros hermosos. Iremos en cada ocasión a ver lo que nos incluye entre suposiciones con pasatiempos que nos han de preferir con la tranquilidad de quien desea conocer sin perder la perspectiva. Nos debemos hacer mucho más caso. Cada día descubrimos un ápice de verdad. Eso supone esfuerzo, y, asimismo, convicción para hacerlo.

Apostemos por la gran maravilla que es tenernos para cobijarnos en las panorámicas que, por ser de conjunto, nos acercan a divisiones e interpretaciones un tanto más acertadas. No se trata de tino, sino de procurar poseerlo en algún grado. Las fusiones nos alivian algunos resquemores y reducen el vértigo de las equivocaciones posibles. Nos acordamos de las posiciones y posibilidades. La existencia divina nos recorre con amores que hemos de concordar. Las causas tienen sus efectos, y es bueno que los ponderemos.

Vamos de feria en feria con la amistad más fortalecida. Gracias a que nos comentamos y comunicamos quiénes somos, nos podemos esforzar más y mejor con las raíces de unos buenos elementos que han de cruzar los ríos de varias vidas que no siempre optimicemos, y, lo que es peor, que no siempre comprendimos, pero ahora toca que cambiemos la actitud. Movamos ficha hacia ese punto de inflexión, de reflexión y de encuentro en lo comunicativo y en el resto de perfiles. No agotemos los recursos, pues necesario, y hasta lógico, que nos queden en el día de mañana. Es el ciclo comunicativo de la vida, que ha de crecer en su diámetro, en sus posibilidades de futuro. Las tenemos todas, si somos diestros y hacendosos para afrontar las diversas circunstancias que nos envuelven. Es cuestión, sin duda, de practicar, y de enfrentarnos incluso a los equívocos o demoras, que siempre hay.

Juan TOMÁS FRUTOS.