jueves, 30 de diciembre de 2010

Comunicación extensiva y noble

Pido para este año paz, amor, comprensión, solidaridad, buenas formas, señales de entendimiento y ejecución de los mejores pronósticos.

Reclamo para todos sensatez en la comunicación, cercanías, intentos de "empatizar" para dar con esas claves que nos insertarán en la concordia a la que tenemos derecho.

Solicito también que tengamos en cuenta la relevancia de los papeles de todos y cada uno de nosotros. Somos importantes incluso en lo más minúsculo. Sin los demás no tiene sentido el trabajo, que se ha de ver, en mi humilde opinión, desde la óptica societaria.

Demandemos tiempo para los amigos, para los que nos quieren, para aquellos que creen en el pacifismo y en el pacto, en ese acuerdo donde todos cedemos y todos ganamos. La certeza en lo positivo de la mancomunidad se advierte en sus propios logros y resoluciones.

Requiramos la intervención de cuantos dicen que nos aman. No hay mejor estima que la que se demuestra andando. Obras son querencias, y lo demás menudencias.

Reivindiquemos derechos fundamentales, con sus oportunos deberes, de modo que vayamos en pos de lograr unos lazos de amistad sincera y sólida. Hemos de refrescar las iniciativas y actividades que se han de mostrar cotidianamente. No fracasemos por no intentarlo.

Imploremos ciertos milagros, que todos podemos realizar, pues todos podemos contribuir, con poco y con mucho, al bienestar ajeno. No olvidemos que quien no siembra no tiene derecho a recoger.

Pretendamos esos nexos que nos hacen fuertes con y en los demás, y aseguremos los pronósticos en sus mejores consecuencias solidarias. Lo positivo que recae en los demás también nos convierte en mejores personas a quienes ayudamos a que así sea.

Hagamos, en todo caso, la comunicación más extensiva y noble, y no paremos pensando que los quehaceres se pueden acabar mañana. El hoy, trabajando a medio o largo plazo, claro, es lo más importante.

Juan TOMÁS FRUTOS.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Se ha ido uno de los buenos

Luis Mariñas se nos ha ido, pero nos queda su mirada, su verbo sencillo, ágil, sus comentarios, su buen hacer, sus complicidades con la audiencia, su profesionalidad, su belleza interior y exterior.
Su tono era peculiar, y su manera de trabajar se introducía tranquila y cercana, como su propia presencia, bonachona y hermosa, por lo que supo captar de manera brillante a la audiencia, que siempre le siguió por los diversos canales y programas por los que anduvo.
Ahora se ha ido de repente. La información en la que él creía, inmediata y veraz, ahora se ha cebado en una edad en la que uno no espera el momento de la partida. Todavía le quedaba mucho por hacer, mucho que decir, mucho que expresar, en un universo donde su experiencia habría sido un grado. Suponemos que allá donde esté, que será el cielo de los periodistas geniales, sabrá que, por mucho tiempo, le echaremos de menos, y, aunque no se nos vea llorar, nos sentiremos tan tristes por su marcha como si estuviéramos derramando lágrimas eternas.
Luis Mariñas ha sido un referente para la profesión, en lo humano y en lo periodístico. Quizá su paso por la televisión, por las televisiones, sea una asignatura obligada para quienes investigan el desarrollo y la situación del sector. Se ha ido uno de los buenos, de los “buenos buenos”. Recordarle y seguir aprendiendo de él es algo en lo que nos esmeraremos quienes le conocimos.

Juan TOMÁS FRUTOS.

martes, 28 de diciembre de 2010

Comuniquemos los avances

Los procesos comunicativos nos llevan por sendas de un continuo aprendizaje que hemos de expandir con preferencias mayoritarias y compartidas.

La comprensión, la humanidad, las dosis de cercanía nos deben servir para dar con atajos que nos permitan conservar el suficiente coraje para momentos más necesitados.

Hagamos caso a ese amor que nos encumbra hacia sensaciones de deseo con purezas gratas. No podemos quejarnos de lo que nos sucede, si no somos capaces de cambiar las cosas poco a poco, con la visión puesta en lo global, en los intereses de la colectividad donde nos ubiquemos.

Nos insertamos en comunidades de bienes donde no debe proliferar la materia sino el espíritu, que es lo que nos une incluso en momento de tormentas y de controversias. Regularicemos los afectos con las oportunas sintonías. Tendremos que aguardar en los instantes más estelares con el fin de que demos con los propósitos que serán enmiendas parciales para llegar hasta esa etapa que podemos considerar crucial.

Seamos firmes en los objetivos, en los propósitos que compartimos. La igualdad y la fraternidad son conceptos que dependen muy mucho de lo que nosotros hagamos, de lo que seamos capaces de fomentar. Es cuestión de ponernos, sin cansarnos antes de tiempo, manos a una obra que ha de ser de todos, por y para todos. Comuniquemos los avances por nimios que sean.

Juan TOMÁS FRUTOS.

domingo, 26 de diciembre de 2010

La comunicación no es absoluta

Totalizamos los procesos de comunicación con una paz que nos devuelve a valentías con formularios que nos aparecen con sus pertinentes sumas de paces y tranquilidades. Hemos adecuado los pasatiempos con sus recetas de una magia especial. No podemos quedarnos en ese todo que es magnífico en sus trayectos más simpáticos.

Nos hemos gustado, nos hemos dicho el todo, y en adelante somos en la tramitación de un aprendizaje hacia el compendio de las causas que nos quieren como somos, en la misma experiencia que nos aconseja con criterios de intermediación. Hemos sentido los pasos que nos pueden enseñar a moderarnos y a solidaridades que nos harán mucho más fuertes.

No sé si nos conviene esa actitud. Tendremos que expresar, en otros momentos, las voluntades con unas cooperaciones que nos hagan débiles y moderados en función de las circunstancias, y siempre procurando ayudar a los más débiles. Asentimos con cada capacidad que nos devuelve a las reacciones que nos consienten con implicaciones en esa misma calma que nos indica el trayecto del comienzo, de la parte que nos socializa con unas profundas caricias hacia el instante mismo de la simbología más transparente, de la cual también nos sentimos muy orgullosos. Debemos seguir en ese sentido.

Hagamos que la seriedad se concentre en aquellos espacios que más nos edifican, y tengamos la fiesta que nos permite sentir los planos de unas justicias con las que podremos crecer en el futuro, que ya está aquí. Lo inmediato no siempre ofrece resultados, y es posible que tampoco sea bueno que así suceda. Apliquemos remedios, los mejores remedios, a las sensaciones más hermosas, ésas que vienen en compañía del conocimiento, que hemos de saber relacionar.

Llegan las etapas de la cosecha, y es bueno que aprendamos a trillar y a desmenuzar las certezas que nos pueden cimentar los conocimientos de la experiencia entre los demás, con los otros. Las existencias tienen sus ejes. No siempre es fácil verlos, pero sí es verdad que tenemos que esforzarnos para entender lo que nos sucede, que está entre lo importante y lo que no lo es tanto. Miremos y saquemos conclusiones. Ya sabemos que en comunicación no son absolutas.

Juan TOMÁS FRUTOS.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Realización de las palabras

Señalemos la vida con el convencimiento de que el aprendizaje nos viene de la apertura de miras en todos los procesos de relación y de negociación. Busquemos entre las apariencias lo que nos entronca con las paciencias, los equilibrios y los más óptimos anhelos de conocimiento en libertad.

Estudiemos todo lo que podamos, apreciemos las voluntades y deseos que se suceden en instantes de toda índole y apostemos por ese riesgo, que también es oportunidad, en el constante procedimiento de la docencia. Seamos astutos y sinceros en todos los planteamientos que realizamos, que han de tener como premisa la determinación, la decisión, de saber qué es lo que nos acontece.

La existencia tiene muchos vectores de influencia, y todos ellos ofrecen sus ventajas e inconvenientes en unos afanes de pura convergencia en libertad en el interior de nuestros corazones. Nuestros criterios han de ser fortalecidos para comprender lo que nos merece la pena. No apaciguemos los ímpetus relacionados con el trabajo en libertad. Juntos podemos, y seguro que podremos.

Las virtualidades han de corregirse para dar con las causas más o menos justas, que nos han de enseñar a ser y a vivir en auténtica comunidad. La armonía nos debe permitir tomar en consideración todo cuanto ocurre. No seamos imprudentes. Tratemos de que las cosas interesantes vayan por la vereda más considerable. Podemos ayudar en todo lo que nos merece la pena.

Intentemos acertar desde la justa medida que supone tener a todos en consideración. Madruguemos y vayamos en la búsqueda de sensaciones hermosas que nos deben ayudar a ser en la misma tranquilidad que ha de ser poderosa en todas sus atenciones, que no se abstendrán de las paciencias que nos llevan hacia el lado más mayúsculo. No sentemos bases de claves sin experiencias.

Prestemos ganas a las buenas causas, que nos deben encontrar entre pacientes dichas con las que trasladar las visiones más lindas y hermosas. Nos debemos llevar todo lo bien que podamos. Lo positivo es la base para que funcione la vida en todos sus versos. Juntemos las piezas de la confianza para tocar esa amistad que nos procurará credibilidad y buenas miradas ante la paz de las oportunas promesas e iniciativas. Hemos señalado las mejores palabras. En la comunicación hemos de dar con la realización de las mismas para no caer en la frustración.

Juan TOMÁS FRUTOS.

lunes, 20 de diciembre de 2010

En todos los canales

Soslayamos algunos deseos para dar con el equilibrio casi perfecto que nos implique en el aprendizaje que definitivamente necesitamos. Estamos en ese momento de señalamientos cíclicos que nos han de alcanzar con sus demoras de todo género. Hemos sido en las abundancias, con las cautelas que fueron sospechas con recortes de planteamientos periódicos. Hemos tocado ese momento que nos dio fuerza sin sospechas.

No sigamos por las sendas que nos aplaudieron con sus definiciones nada comprensibles, y seamos a partir de ahora con un poco de más sensatez. Atendamos las causas que nos olvidan en sus instantes más expresivos. Causemos procesos de comunicación que nos enseñen a aprender hasta de nuestros propios errores. Sintamos las voces de los más avezados, de quienes consienten las equivocaciones fortuitas, las inevitables, y tratan de aprender pronto de ellas.

Cobijemos las claves que nos anuncian resoluciones de las incógnitas que se producen con precisiones no escritas. Hemos de asentir con las palabras, que son prestaciones docentes, y no docencias en sí. Sigamos por los vericuetos de unas astutas transformaciones en las que el todo será la posibilidad entroncada con voluntades y pasiones con letras de intelecto. Todo junto nos da un sentido, una dirección, una bandera de compenetración y de solidaridad.

La vida tiene opciones de toda índole, que hemos de interpretar y de cuajar con lecturas entre las líneas de lo que son los caminos principales, que no siempre escogemos oportunamente. Sintamos que las apreturas son otras. No aguardemos que las paciencias nos lleven a donde queramos. Todo es a su debido tiempo, pero también hemos de tender hacia algunos riesgos que nos ayudarán, incluso errando, a dar con salidas fructíferas.

Las causas, las probabilidades y las posibilidades no siempre llegan con los entusiasmos y con las fortalezas en sus resultados que nos apetecerían, pero es que la vida es así. Aprendamos en todos los canales comunicativos.

Juan TOMÁS FRUTOS.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Durante cuatro vidas

Hemos asistido a nuestros corazones con más ahínco, con sueños que hemos de preservar durante cuatro vidas.

Respetemos los tiempos comunicativos

Vivamos este momento en el que las interpretaciones han de gozar de las suficientes empatías. Nos hemos dejado pasar durante mucho tiempo, y ahora es el inicio de una nueva etapa en la que hemos de procurar que las cuestiones fundamentales funcionen un poco mejor. Adecuemos los pasos con sus premisas más lindas.

Nos hemos de hermosear con granos de algodón. No vayamos más lejos de lo que somos capaces en un universo de vencimientos alocados, sellados en la misma causa que es principio de esa era que nos debe servir de congratulación a todos. Exprimamos el presente dejando huellas de lo oportuno. No separemos lo ideal y lo esencial de cuanto puede ser accesorio. Hoy nos mojaremos con la humedad comunicativa que nos puede hacer reverdecer.

Situemos las destrezas en ese campo de bellezas interiores con las que hemos de caminar en lo justo, con la medida más razonable. Las labores que van acompañadas de esfuerzo y de sugerencias estupendas nos deben llevar a ese punto de lo razonable, de lo venidero, de cuanto puede parecer querido y cierto. Sembremos de paciencias el dorado patio de la infancia que aún permanece en alguna parte.

Definamos también la importancia de los afectos y de sus consecuencias y expongamos al futuro el mejor afán, que nos debe dar precaución para adelantar las pausas que crecen como la hierba en primavera. Hoy es el momento, y, si no, lo será mañana, pero seguro que lo que tenga que ocurrir desde el conocimiento y la admiración entrañable lo será antes o después. Respetemos los tiempos comunicativos.

Juan TOMÁS FRUTOS.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Por la Navidad y por un mundo mejor

Llegan estas fechas navideñas, y con ellas los regalos en forma de ilusiones, de perspectivas, de futuro, de buenos deseos…

Ha sido éste un año muy complicado donde hemos de aprovecharlo desde la convicción de que juntos podremos ser mejores y más felices.

Tratemos de que las estrellas que de manera especial vemos en estas fechas sean compartidas durante todo el año con aquellos que nos necesitan en lo afectivo y en lo laboral.

Gracias por el empeño demostrado, por vuestra generosidad, y tratemos de hacer como hasta ahora, con más ahínco incluso, que el mundo comunicativo y la sociedad en su conjunto suban un escalón más en lo cualitativo y en lo cuantitativo.

¡Feliz Navidad!

Juan TOMÁS FRUTOS.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

A propósito de una exposición

LA COLECCIÓN DE ARTE DEL COLEGIO DE PERIODISTAS DE LA REGIÓN DE MURCIA,
UN REPASO A LA HISTORIA DEL ÚLTIMO SIGLO

Piensa en un pintor murciano contemporáneo. Fíjate en los más diversos asuntos artísticos. Medita en torno a las técnicas, las tendencias y las interpretaciones de la pintura. Repasa vocaciones y planteamientos en el uso del color… Si quieres, asimismo, ahondar en un punto temático determinado, introdúcete en el mundo taurino, por ejemplo, y trae a tu mente cómo interpretar la genialidad… Todo eso, y más, mucho más, lo hallarás aquí, en esta muestra, que es un poco tuya también.
Definitivamente encontrarás imaginación, creatividad, voluntad, experiencia, sensaciones universales… Por eso te hemos propuesto esta cita con la Asociación de la Prensa de Murcia, con su patrimonio, ahora compartido en tu tutela con el Colegio Oficial de Periodistas de la Región de Murcia. Sabemos que lo valorarás y que lo disfrutarás.
Aquí contemplamos, entre otros, a un siempre sorprendente Muñoz Barberán, además de a un extraordinario Falgas, pasando por el emblemático Luis Garay.
Pero hay más artistas de la talla de Saura Pacheco, Sánchez Picazo, Bonafé, José Lucas, Pedro Cano, Nicolás de Maya, Hernán Sáez, Molina Sánchez, Avellaneda, Pina Nortes, Pedro Serna, Planes y Campillo: éstos son algunos de los más destacados, pero, por supuesto, tenemos muchos más.
En total se podrán admirar 71 cuadros, junto a 6 esculturas, y 16 retratos de presidentes de la Asociación de la Prensa, todos ellos -estos últimos- obras del mencionado Falgas.
Conviene que reseñemos, como no podía ser de otro modo, la generosidad de estos grandes hombres, de estos artistas excepcionales. Todos ellos encontraron tiempo para pensar en la Asociación, en sus publicaciones, en sus iniciativas, y todos derrocharon bondad para dejar su impronta y su obra en una entidad que es representativa de los principales acontecimientos de la Región a lo largo del siglo XX y en estos albores del Siglo XXI. Esta muestra es un ejemplo de ello.
Y si el contenido es magnífico, también lo es el entorno, el continente, el lugar donde se exponen estas obras de insignes autores. Me refiero a este incomparable Museo de Bellas Artes, que es una auténtica referencia del arte en la Región y una casa amiga y hermana para cuantas iniciativas emprende el Colegio de Periodistas. El altruismo de sus responsables, como el de los patrocinadores de este encuentro, no se puede encerrar en unas palabras, a menudo repetidas, de agradecimiento. Sin ellos, y así es, no habría sido posible esta exposición que podrán disfrutar a continuación.
Es un honor para los periodistas de esta Región compartir todo este Arte, que encierra las mejores esencias culturales y vocacionales del Periodismo en nuestras tierras de interior y del Mediterráneo. Pasen y vean; ¡y que les aproveche! Estamos encantados de su visita.

Juan TOMÁS FRUTOS.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Esfuerzos por conocer

Comencemos por estar preparados para aprender de cualquier charla, de lo que suceda, de todo cuanto ocurra, de lo que nos comuniquen. El convencimiento ha de estar a la altura de las circunstancias que nos rodeen con sus brazos más estimulantes. No nos quejemos de los vientos que aparecen por doquier y con sombras. Intentemos sacarles partido.

Nos hemos de sobreponer a las experiencias que nos predican con modelos que no siempre surten efectos. Saquemos adelante las mejores experiencias, que nos han de poner en ese trecho del que saldremos con la voluntad más divina. Despertemos de lo que nos hace prevalecer en una inercia de consentimientos no siempre vividos. Superemos los instantes que no se han comprendido por falta de hábito o de querencias sinceras.

Nos hemos de disponer con una gratitud enorme, con una simpatía que añada base a lo que nos puede procurar una amistad que engarce las etapas que no siempre hemos experimentado en su plenitud, a veces tan sugerente. No empañemos los afanes de quienes nos quieren bien. No paremos los motores que nos pueden aplicar remedios y extensiones de los mismos. Nos hemos de poner en pie para superar los obstáculos que la existencia nos regala con sus parabienes más diferenciados.

La virtud viene de la moderación, y ésta aparece de manera espontánea cuando creemos en los demás, en sus verdades, en lo que nos distrae. No sabemos ni mucho ni poco. Sabemos lo que sabemos: lo importante es poderlo aplicar en tiempo y forma. Permitamos que las intenciones funcionen desde la convicción de que querer es poder, eso sí, haciendo el bien, no dañando nada ni a nadie.

Soslayemos los menesteres de quienes pierden la existencia y la hacen perder de manera innecesaria; y apostemos, paralelamente, por contar lo que nos puede implementar con sinceridad desde la valía de criterios y mediante los entendimientos de quienes están y aspiran a compartir el viaje y el acomodo. Las conversaciones en los entreactos también serán edificantes, si lo procuramos así. Separemos el trigo de la paja y seamos con esfuerzos por conocer y por dar a conocer. Eso es.

Juan TOMÁS FRUTOS.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Derivaciones del proceso comunicativo

Buceamos en los momentos más íntimos, y en ellos nos vemos como esa parte que nos complace y nos insiste en los verdaderos valores. No nos ceguemos con plazos, que las cosas llegan a su paso, con su propio ritmo.

Venzamos ese pudor a dar con el genuino cariño que nos puede endulzar las estrellas que nos guían cada mañana. Seamos porque sí con una vertiente cautelosa.

Invirtamos en los procesos comunicativos, que nos han de enseñar las pausas, los silencios, los instantes de conversaciones sin resoluciones a priori, los tanteos de causas con sus rastros de sendas sensacionales. No pongamos obstáculos a la misma vida, que nos ayuda con ese vehículo de sueños que hemos de conformar en realidad.

Lo que fue idéntico tiene todos los visos de exponer aspectos de validez interiorizada en los mismos actos que nos rodean. Intentemos ser personas aprendiendo de todos cuantos nos rodean: no olvidemos que cada cual tiene su propia verdad. No hay una sola.

Tengamos presentes los afectos. Los sentimientos nos deben ayudar con sus previsiones y creencias más lindas. No apaguemos el fuego que tanto nos debe enseñar. La existencia nos consuela con sus deseos fabulosos. Tengamos en cuenta lo que nos puede contribuir como fases de grata experiencia. Nos debemos mucho tiempo, y buenos fines también. Sus consecuencias y derivaciones, en todo el proceso comunicativo, son magníficas.

Juan TOMÁS FRUTOS.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Nos rodean

Nos mostramos con una voluntad que es valentía silente. Hemos averiguado quiénes somos. Las destrezas nos rodean.

En nosotros

Tendremos que estar donde la vida tiene algo más de sentido. Hemos promovido deseos y fortalezas. La cuestión está en nosotros. No vacilemos más.

Se escapa

Resolvemos algunas incógnitas con más vacilaciones por un camino que no es de rosas. Lo preciso se escapa.

Con las amistades sinceras

Complicamos y complacemos casi a partes iguales, pero hemos de decantarnos con las amistades más sinceras.

Ya somos

Resisto con lo que nos declara el gran amor. Hemos aburrido a los tiempos de antes. Ya somos.

Nos atiende el viento

Me influyes con tus reglas que ahora no entiendo, pero estoy para que me alegres y yo te de toda la bondad de la que sea capaz. El viento nos atiende.

Empeñados en el amor

Tendremos que estar donde el todo es origen de los tiempos. Nos hemos empeñado en enamorarnos.

Otros mundos

Aligeramos ese paso que tanto nos da alegría para dar con el todo que nos comprende. Hemos arreglado otros mundos.

Comulgaremos ahora y siempre

Nos hemos enamorado de esa empatía que nos caracterizó con rayas de colores con las que comulgaremos ahora y siempre.

Aprender desde el entretenimiento

Saboreamos esos procesos que nos conectan con insustituibles impresiones, que nos mantienen en un permanente aprendizaje. Hemos de proseguir con empaque y buenas visiones. No hemos de vivir en permanentes consecuciones. Paremos para analizar y para interpretar quiénes somos.

Nos dispersamos para no caer en la voluntad nihilista. Hay algo de pavor en la actividad diaria. Hagamos caso a lo que sentimos con préstamos de intereses sin suposiciones. Apostemos con valentía.

No estamos ni en lo alto ni en lo bajo: buscamos el punto intermedio que nos previene con repasos que nos aconsejan consultar lo que podría ser rectitud en grado supremo. Simpaticemos.

Nos hemos de subir a esa onda que nos ha de plantear vientos con alegrías con las que nos mostraremos más y más accesibles. Nos subimos al carro de lo universal. En él estamos a gusto y complacientes. Nos hemos de promocionar en los valores más valiosos. Accedamos a lo más correcto.

Nos hemos de dar partes que completen el cartel anunciador de esos cariños que nos han de propulsar hacia la cima de los sentimientos y de las voluntades que nos convertirán en imágenes serenas. Nos vendremos sin dudarlo a los mismos orígenes.

Debemos integrarnos en ese anuncio que nos dará la imagen más amable y gustosa, a la vez que complementadora, para aprender de la mejor manera posible, esto es, desde el entretenimiento. La vida son opciones, un número al menos, y se trata de aprovechar alguna. Tampoco tienen que ser todas.

Juan TOMÁS FRUTOS.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Las que quedan

Nos recogemos en esos planos de deseos que nos gustan como son. Nos hemos enamorado varias veces, y las que quedan.

En la misma nave

Nos hemos empeñado en que todo funcione, y así será ahora y siempre. Nos embarcamos en la misma nave del amor.

Con todo amor

Aplicas remedios en los que somos parte de la solución a cualquier envite de la vida, que hemos de superar con amor, con todo amor.

La mejor naturaleza

Dibujamos un arco de deseos que se convierte en aproximaciones al cariño mismo, que parece tener la mejor naturaleza.

Palabra del amor

Tendremos que ofrecer la mejor cara de una pugna en la que nos rendiremos a la palabra del amor, que renacerá de cualquier ceniza.

Parece triunfar

Todo sigue la directriz que nos pudo parecer inocua. No lo es ahora: el amor parece triunfar.

La experiencia de la vida

Vivimos en sombras que hemos de iluminar desde la ternura y la experiencia. Para ello está la comunicación. Sembremos de buenos fines todo el panorama que nos rodea, y seguro que éste nos devolverá los mejores entusiasmos.

Sigamos las más óptimas estelas con sus introducciones más señeras y simpáticas. Continuemos hacia el más atinado afán, que hemos de compartir con todo lo nuestro. Situemos los intereses en su justa medida. Las versiones han de ser compartidas con el quehacer más bondadoso.

Hagamos caso al corazón con ese menester que ha de ser liberalizador. Intentemos lo que nos puede permitir que las sociedades sean más fuertes y que también nosotros seamos entre brillos que han de alimentar los propósitos más bondadosos.

Las premisas con las que hemos de movernos con constancia y buenas determinaciones nos han de permitir aparecer en los instantes más ventajosos. Lo bonito ha de surtir el mejor de los efectos. No prestemos apariencias que no nos hacen vivir con constancia en la dignidad de otras etapas.

Volvamos a esos recovecos donde podemos hallar de nuevo la franqueza y la fuerza para compulsarnos hacia el mérito más definitorio de lo que somos y de cómo somos. Nos hemos de quedar con el mejor valor de la palabra, que hemos de convertir en acción. Convengamos.

Las impresiones de cuanto nos gusta han de aplicarse con las destrezas más fortalecidas, con esa previsión que nos debe consentir buenas apariencias. Digamos y seamos con el compromiso de avanzar y de no cometer los mismos errores. Si acaso, que sean otros, y que sean menos. Salgamos adelante con el deseo de encontrar amigos por el camino, unos conocidos y otros por conocer. Ésa es la experiencia de la vida. Te tengo como divisa máxima.

Juan TOMÁS FRUTOS.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Lo mejor posible

Ya me dirás, ya te diré, ya te soñaré en este nuevo trance que tendrá lo mejor posible en sus resultados.

Espacios no explorados

Fusionamos los aires que nos dieron ese canje de verdad que nos recorre el universo de espacios no explorados.

Tan lejos

Consolidamos los planes con unas fermentaciones de espacios que fueron tan lejos como quisimos.

No terminamos de ver

Te puedo contar todo y de todo en este escenario que brilla por ausencias que no terminamos de ver.

Crecer sin cesar

Nos prestamos un deseo que hemos de sumar a las expectativas de una vida que debe crecer sin cesar.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Garantías comunes

Superemos los bloqueos de esas comunicaciones que no terminan de fraguar por falta de convicción, de interés o de objetivos claros. Nos hemos de animar cada día a ser entre voluntades de consecuciones compartidas, donde podemos hallar las emociones más intensas. Hemos de dar con los toques de antaño, que serán, que procurarán las verdades más estimadas. No seré, no podré ser.

Las conclusiones de las previsiones gustosas nos han de añadir los espacios más tenues en forma de palabras con las que nos aportaremos unas verdades de intensidades relativas. No gastemos el tiempo. Las situaciones son. Hemos de presentar las causas con sus contextos más interpretativos.

Gustemos de enseñar y de aprender todos los días. No pasemos del tiempo, no seamos en la insensatez de malgastar energías. Identifiquemos los pronósticos con intenciones y atenciones de pura paz. Presentemos respetos por doquier con unas atenciones que nos regalen brillo para comprender más y mejor lo que no debe ser entendido desde la distancia. Nos podemos prestar más espacio, que lo hemos de tener como sea para vivir entre acercamientos lindos.

Demos con esos libramientos de encorsetamientos que no propician las libertades de movimientos de otras etapas menos reseñables. Hagamos que todo funcione. La vida surge en todas partes. De lo que se trata es de optimizarla en la medida de lo posible. Las garantías han de ser comunes, y gozarse entre todos. Hagamos caso a esos menesteres que contribuyen a sumar, y dejemos a larga distancia aquellos otros que restan.

Juan TOMÁS FRUTOS.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

De las esencias comunicativas

Reclamemos el justo propósito de estar en la cuna de esa versión en la que todos hemos de comprender y ajustar deseos, pareceres y razones. La voluntad y el equilibrio, desde la justicia y la paz, nos procuran resultados que hemos de perseguir y expandir sin más afán que ser felices y procurar que los demás también lo sean.

Juntemos las piezas de ese pronóstico donde nadie debe sobrar. Han de aflorar las palabras que nos complementen y que se ajusten con sus vertientes más silenciosas y calladas. Nos debemos poner en ese lado que nos permita aprender de todo y de todos. Nos hemos de poner manos a la obra con el fin determinante de dar con los términos más enjuiciables. Determinemos el amor con más amor aún.

Los olvidos han de ser cosa del pasado. Saquemos partido a la experiencia en el mejor de sus quehaceres. No debemos lastimar las determinaciones que, por buenas, se han de ajustar a las consideraciones más lindas y hermosas. Hagamos caso a lo que portamos en el corazón, que siempre aconseja estupendamente si nos abriga esperanzas y nos estimula a abrirnos interiormente.

Seamos en la conformación de una realidad refrescada y refrescante. Nos hemos de dar unas ciertas garantías de futuro desde la base del cariño y la consideración respecto a las opiniones de los demás. Unamos esos menesteres que nos deben hacer entroncar con las mejores y mayores garantías de hermandad. Juntos somos más dichosos. Probemos, y, antes que eso, miremos nuestro pasado y seguro que hallaremos situaciones con claras opciones en este campo.

No nos separemos de esas esencias comunicativas que todo nos pueden aportar. Podemos vivir de un modo más integral dando cuenta de lo que nos permite avanzar societariamente gracias a los procesos comunicativos.

Juan TOMÁS FRUTOS.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Experiencia y conocimiento

Contemplemos las obras desde diferentes puntos de vista. Hagamos caso a los momentos de glorias con sus equilibrios más normalizamos, y vayamos hacia ese lado que nos distingue con frutos de avances totales, queridos, únicos. Lo excepcional nos debe transportar a lo más normal con sus refrescos más o menos apasionados. Sigamos la senda que nos complace.

Hemos de vivir en la proporcionalidad que nos insiste con sus intereses más o menos lindos. Podemos acudir a las visualizaciones que nos alaban con sus influencias variopintas. Hagamos que el corazón siga como si todo tuviera un poco de sentido, o más. Las influencias han de venir de todos los vectores posibles, teniendo en cuenta que las costumbres han de ser algo más que usos. No caigamos en la rutina.

Las sentencias han de ponerse en su justa medida, procurando que den con las salidas a los tonos que no siempre comprendemos. Debemos acudir a las citas en las que aprendemos, sin perder esas oportunidades que vienen en forma de muy pocos trenes. Cuidemos las formas. Todo es importante, también lo que nos ocurre de diferente guisa.

Cuajemos las mejores faenas desde las opciones que nos previenen de los cambios dando cuenta de las transformaciones que nos ayudan a vivir en la más auténtica paz. Hemos de poder apostar por las cuestiones que nos añaden equilibrio y perspectiva, que siempre contribuyen a consolidar las mejores respuestas y actitudes. Hemos de compartir desde el escenario más bondadoso y equitativo, con frecuentes anhelos de libertad, que nos deben ayudar.

Cuajemos modos y maneras desde la brillantez de quienes vienen con el afán de proteger lo más genuino al tiempo que exportamos las ideas que han de expandir los fines más universales. Gestionemos las causas comunes para que lo sean de verdad desde proyectos y procesos que nos procuren mayores dosis de libertad e independencia basadas en la docencia que proviene del cuidado, de la experiencia y del conocimiento mismo. Se trata de dar antes que recibir, de consultar, de beber y dar de beber a los otros.

Juan TOMÁS FRUTOS.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Llegan las esencias

Tendremos que regresar. La existencia nos propone cambiar de actitudes. Nos ponemos a estudiar lo que es. Las esencias de amor llegan.

Momentos más profundos

Acudimos a las prácticas más sensacionales. Nos proponemos amistades que nos deberán señalizar momentos más profundos.

Ni entramos ni salimos

Hemos vivido empates que nos sacan del quicio de la puerta. No entramos ni salimos. No sabemos si merecemos este tiempo.

No hoy

Nos ganamos sin que empecemos ninguna partida. No damos con las soluciones, ni tampoco las necesitamos hoy.

Sin conocimientos callados

Nos protegemos. Hemos abundado en lo más coherente. Nos sacamos señales que nos dan responsabilidades sin conocimientos callados.

Nos atendemos

Todo puede ser si el amor nos coloca con limitaciones que no han de ser sensaciones inútiles. Nos atendemos.

Como la hierba

Nos damos ilusiones que son. Nos hemos consultado algunas consecuencias que nos animan a vivir. El amor es como la hierba.

No sirven

Salimos a vernos desde ventanales que nos proponen recursos potentes. Nos hemos dado colecciones que no sirven sin el suficiente amor.

A otra noria

Salimos a otra esfera. Nos anunciamos deseos con los que formular respuestas en tiempo y forma. Nos subimos a otra noria.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Cobrar sentido

Separamos lo diferente de lo igual y damos con ocurrencias que nos invitan a viajar por ese más acá que nos parece incierto, quizá por cercano. Las presencias han de contribuir a las prestancias más serenas.

Nos abrumamos con los pasatiempos que nos permiten estar en varias partes al mismo tiempo. Hemos sido sin complejos, con artes que nos amparan con respuestas de anticipada querencia. Hemos de aplicar serenidades.

Nos hemos contemplado con luces que nos invitan a estar en ese otro lado. No damos con los sencillos momentos que han de mudarse con estampas sencillas. Estemos con la suficiencia que nos debe hacer recordar todo cuanto fuimos. Aclaremos los pronósticos.

Nos hemos de poner manos a la obra para que las separaciones nos sirvan de acicate entre fortunas de creencias sin tope. Nos queremos con sellos que han de suprimir el coste de envíos de ideas con afectos superpuestos. Supongamos el todo. Con algo daremos.

Hemos de servir de caudillos que han de solventar las penitencias que nos deberán permitir asumir los costes más sencillos. Seamos en esos maravillosos inicios que nos disponen con sus cautelas más altas. Nos hemos de ayudar.

Hemos de procurar que funcionen los procesos en los que la negociación ha de ser un campo abonado de sencillas facturas hacia ese universo de posibilidades eternas, con idas y vueltas marcadas con tipologías suficientes. Hagamos caso a los diversos corazones.

Las tendencias nos deben llevar hacia esa separación que nos consume. Pidamos otra cara con su moneda de apetencia de más aprendizaje sin “fijamientos” determinados. Consumamos el espacio y el tiempo y digamos las cosas como son, o como aparentan, y siempre desde la mejor voluntad, que nos debe empujar hacia la sensación más extraordinaria. Pujemos con razones y con flujos de sensaciones que han de intermediar para que lo que sucede cobre sentido. Lo tiene.

Juan TOMÁS FRUTOS.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Nuevos soportes con normas aún vigentes

Todo cambia, y todo sigue en cierta forma. Definir hoy en día lo que es la Prensa, Radio o Televisión pasa por esa interpretación, por esa nueva puesta en escena que supone la convergencia de todos estos instrumentos mediáticos en lo que denominamos Internet. Estamos ante una encrucijada, un encuentro, que implica cambios, nuevas tendencias, nuevas rutinas de labor y de mejora, así como de desarrollo.
Las TIC´s son un motor para todo. Los medios de comunicación no pueden ser menos. Ahora uno escucha la radio en una pantalla de ordenador al tiempo que, en ese mismo portal, atiende las noticias principales, sus ecos y repercusiones y, en paralelo, tiene la opción de conocer lo que fue noticioso el día anterior y de consultar lo que dijeron los expertos al respecto. Poco a poco se incorpora a todo este bagaje de sonidos y de escritos una serie de videos con aquello que estiman los editores de estas plataformas multimedia que tiene relevancia y se puede optimizar mejor mediante imágenes locutadas.
Por lo tanto, la Radio ya no es lo que era, como no lo es la Prensa, y como no lo es la Televisión. En esencia, lo son, pero no en las formas: los soportes y su implantación e impregnación son otros, mejorados, mucho más inmediatos, con más capacidad de almacenaje y de permanencia en el tiempo y en el espacio.
Los consejos y la plasmación de éstos, en el caso del ejercicio periodístico, son los eternos: consultar varias fuentes, ponderar derechos, ser buenas gentes y generar confianza… Esto no obstante, cambian los formatos, los envoltorios, de las diferentes noticias, reportajes, crónicas, críticas, entrevistas, etc. En realidad, jugamos con los mismos baluartes y resortes, en el caso del lenguaje audiovisual, pero su nivel de competencia en sentido global es mucho mayor.
Por ello es conveniente que empecemos a pensar en nuevas valoraciones y en asertos respecto de lo que es el ejercicio profesional en el siglo XXI. Nada es lo que fue. No valen interpretaciones (como mucho, pueden ser puntos de partida) que nos dejen anclados en viejas fórmulas que ya no sirven, o que apenas se utilizan.
Gran oferta
La Prensa se apoya cada vez más en lo gráfico, y, sobre todo, se expande a través de la Red de Redes. Mientras, los modelos audiovisuales tienen una nueva etapa dorada en lo digital, pues se multiplican más y más, llegan a los diversos rincones del planeta y todos participan de las ventajas (también de los inconvenientes) de un consumo multiplicador y en paralelo, de modo que uno puede ver una televisión en una mini-pantalla y atender otras ofertas audiovisuales con más o menos fervor, al igual que tiene la capacidad de desplegar otras ventanas con las opciones escritas de otros medios masivos o de diferente calado.
El ruido con todo esto es mayor, como lo es también la saturación informativa, como lo es también la superficialidad en los consumos, por las prisas y por el cansancio que puede provocar tanta oferta múltiple. De lo que se trata, ante todo ello, es que consideremos con mesura y equilibrio las ventajas, y que las aprovechemos, como debe suceder en toda era de tránsito como es la actual. Los beneficios, ante toda mutación, dependen del análisis previo que hagamos, de las iniciativas y actuaciones que llevemos a término, y de las consideraciones que tomemos en cuenta.
La voluntad firme en este sentido ayudará. No olvidemos que los nuevos medios, en su fundamento, son los de siempre, con los tradicionales fines de informar, formar y entretener. Mejoran los soportes, pero las normas que aprendimos, en lo básico y sustancial, siguen vigentes.

Juan TOMÁS FRUTOS.

Más de lo que pensaba

Rescato mi ser de ti, y creo que, con ello, ya no soy el que pensaba. Te necesitaba más de lo que pensaba.

martes, 23 de noviembre de 2010

Jamás serán

Me ofusco en la larga mirada que me calla con razones que no están, que no son, que jamás serán.

La crisis viene cargada de opciones

Evolucionamos. Cambia el modelo, y por el camino han quedado muchos puestos de trabajo, perdidos ya, así como ilusiones que no fraguan, que se interrumpen o que se eliminan. Muchos/as compañeros/as lo están pasando mal: se han quedado sin trabajo, o están en trámites para inscribirse en el paro, o sus empresas les han compelido a circunstancias laborales peores que las que tenían hasta ahora, aunque su menester, en cantidad y calidad, es el mismo o incluso mayor. La crisis ha sido, y continúa siendo, devastadora.

Un diez por ciento de las plantillas de algunos medios han sido eliminadas. Algunos medios, como El Faro, han cerrado. Las encuestas nos dicen que apenas un 2% de los periodistas superan los 50 años. No es una profesión en la que guste o se nos permita estar hasta el final de nuestras vidas laborales. Esto es un problema, pues nos vamos cuando supuestamente nos hallamos en la “etapa dorada” de nuestro oficio, cuando hemos hecho acopio de experiencia y de un aprendizaje suficiente.
El periodista (no lo olvidemos) sigue sustentándose en las viejas normas de consultar varias fuentes, de ponderar derechos y de llevar a cabo una actuación con equidad y generando confianza, pero no siempre lo hacemos así. Las prisas, la falta de medios y de personas, en algunos casos, suponen distorsiones respecto del buen menester que afrontamos y que defendemos todos.

Suelo repetir, porque creo que es verdad, que somos los auténticos desconocidos de la sociedad (me refiero a los periodistas y a los medios de comunicación), a la que llegamos todos los días en los diferentes soportes mediáticos, pero sin decir quiénes somos. Ha sucedido siempre así, durante los 300 años de existencia de una Prensa moderna. Seguramente nos ha dado pudor reconocer algunas de nuestras condiciones laborales, o hemos pensado que no debíamos, o no merecía la pena, contar cómo hemos vivido en determinados períodos históricos. Por rubor o altivez no hemos dado en relatar ese devenir que cada día hace realidad la aseveración de Marshall MacLuhan de que “el medio es el mensaje”.

El caso es que la crisis ha llegado en un momento extraordinariamente pésimo para la profesión periodística, que se ha visto diezmada en sus filas y en sus fortalezas, y todo eso sin que, a menudo, hayamos hecho los deberes de contar a la ciudadanía las “importancias democráticas” de este oficio. Por eso, y por más razones, no hay unos usos y unos consumos, fundamentalmente en la esfera del audiovisual, que nos conduzcan a pensar que existe un reclamo permanente de un quehacer de concienciación. Cada vez impera más un modelo mediático de entretenimiento, y esa tendencia no es buena para la sociedad.

Cuando llega la celebración del Día del Patrón no podemos hacer otra cosa que pedir por la profesión, por un cambio de mentalidad, que ha de comenzar por la nuestra propia, donde todos abordemos los diversos y complejos problemas que tenemos. No nos queda más tiempo que perder. No podemos permitirnos ese lujo. Es instante ya de buscar en la unión, fortaleciendo instrumentos como el Colegio de Periodistas, una herramienta básica de consenso y de avance entre todos en una profesión que precisa una mejora de sus condiciones para abordar con más firmeza esa voluntad estrategia de cambio que tanto anhelamos. Estamos en un momento de encrucijadas, pero, igualmente, de oportunidades, de ingentes opciones. Sí, ahí están.

Juan TOMÁS FRUTOS.

La realidad del flamenco en los medios de comunicación

El curso “Flamenco y Realidad Mediática” se incardina en el marco del Segundo Congreso de Flamenco y Medios de Comunicación, que se celebró en Torre Pacheco durante la segunda semana del mes de Noviembre.
Un centenar de personas asistieron a este evento, de las que un puñado de alumnos/as se matriculó oficialmente en este curso que hemos dirigido con toda la ilusión del mundo.
Durante estos días estudiamos los orígenes del flamenco, su filosofía, su idiosincrasia, sus objetivos, sus realidades, su pasado, presente y futuro y la evolución de este arte y de sus instrumentos principales en los últimos 150 años.
Hubo sesiones teóricas, y también prácticas; y se procuró a los alumnos/as un acercamiento a la realidad flamenca y a su presencia en los medios de comunicación de masas, además de hacer una serie de reflexiones, consideraciones y apreciaciones sobre las carencias y las soluciones planteadas a los problemas de visibilidad y a los tópicos que acarrea este arte.
Los/as alumnos/as coincidieron en la necesidad de seguir con este tipo de acontecimientos y pidieron más puntos de encuentro, amén de un Observatorio, para conseguir un mayor conocimiento de lo que está sucediendo en torno al flamenco. Las actuaciones llevadas a cabo los días 12 y 13 de Noviembre permitieron conocer de manera directa algunas de las ideas expuestas gracias incluso al uso de las Nuevas Tecnologías de la Información. Esperamos continuar en este tono.

Juan TOMÁS FRUTOS.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Intentemos ser con la comunicación

Vienen las respuestas tras las oportunas preguntas, que se expanden con esos intereses plurales de conocer que nos deben caracterizar. Hemos averiguado que las cosas son con unas bravuras intermedias y equilibradas que han de sumarse a las experiencias que nos determinan con esos distingos de unos y de otros. No personifiquemos y seamos sensatos con las voluntades de todos y cada uno de nosotros. Separemos las diferencias y unamos los corazones con las razones afectivas y solidarias que se amparan en los mejores universales.

No fallezcamos por no intentarlo. La vida es en muchas formas, con determinaciones que hemos de hacer profundas con sus huellas y con todo cuanto tiene un cierto valor. Hemos de acelerar los pasos con unos versículos que se entiendan y que atiendan a lo que tenemos cerca, a cuanto nos sucede con derrotas y sus lenguajes, que han de servir para propiciar lo mejor de lo mejor. Las causas que fueron velas con enterramientos de los malos augurios para propulsar los buenos han de avanzar con pronósticos que haremos sin pruebas envejecidas.

Sigamos con esos formatos que nos componen con sus tercios y sus vacíos sin existencias anteriores. Hemos averiguado lo que fue en un trance de prestaciones sin consecuencias catalogadas. Las versiones con las que nos movemos hacia esa cima piramidal nos han de impulsar con toda suerte de pensamientos de unión, de pasión, de consideración. Las huellas, hoy mismo, nos justifican con sus pasos intermedios.

Hemos de adivinar las palabras con las que crecemos en un instante de suposiciones que nos alimentan con todo el amor que podemos gestar. Hemos averiguado algunas afirmaciones que nos plantean continuar con hojas de un laurel que nos premia conjuntamente gracias a la acción de unos procesos comunicativos que nos han de endulzar. No abandonemos esas motivaciones que han de alegrar las convivencias en las que nos insertamos con presunciones de inocencias que nos han de prevenir con sus sustancias más inspiradas. Intentemos ser. La comunicación nos aplicará un sello muy rentable.

Juan TOMÁS FRUTOS.

viernes, 12 de noviembre de 2010

La conquista comunicativa

Prestemos atención a esas claves que nos dirán hacia dónde nos gustaría marchar con el ánimo de aprender de todos los que nos envuelven con sus amplias directrices. Sigamos las mejores estelas y localicemos las experiencias con sus grandes toques de amistad.

Sintamos las previsiones con unas cautelas que nos deben dirigir hacia ese momento de la fuerza que nos ha de prestar las causas con sus insistentes dichas, que han de consentir y aplicar remedios de señales que hemos de captar, interpretar, devolver y rescatar en las secuencias que sean precisas.

Sintamos lo propio, veamos lo que nos viene, y subrayemos lo que nos parece estupendo con un elemento que nos ha de propulsar con sus destacados momentos de paz. Separemos, seamos, dispongamos, aclamemos, y expliquemos lo que es definición y parte ante las consideraciones más lindas.

Las aplicaciones del conocimiento son remedios que pueden ser universales si nos oímos con las mansas caricias del amor que nos despierta cada día. No esperemos milagros siempre, y tratemos de ser capaces de armarlos con el valor oportuno. Las conveniencias dependen de las etapas en las que nos hallemos. Por eso hemos de verlas como relativas.

El poder comunicar constituye una baza fundamental para solucionar problemas, para avanzar en las sugerencias, para disponer de una equipación esencial que nos invite a salir de los problemas que nos rodean. Hagamos caso a las texturas de los corazones y a las mentes que disipan cualquier enredo y que actúan ante cualquier menoscabo de las actuaciones o caminos que emprendemos o que queremos llevar a cabo. Tengamos siempre que podamos el coraje de contar lo que nos ocurre, lo que pensamos, lo que somos. Poco a poco iremos conquistando el territorio de las luces, de las felicidades. Si es posible, juntos en comunicación.

Juan TOMÁS FRUTOS.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Varían de razones

Sugerimos estar entre telas de adquisiciones que varían de razones y de sentimientos. No sé lo que podremos ver.

Tiempo para comunicar

Confiemos la amistad a una buena comunicación, que ha de crecer como la hierba en primavera. Los pronósticos los iremos haciendo desde la experiencia, sobre la marcha nutriente del esfuerzo.

Hagamos caso al corazón, que ha de mediar ante la mente, y fundirse con ella, y ser en un punto de ubicación justa. La plenitud viene por ahí.

Sintamos las emociones con un cierto raciocinio, y veamos la vida en colores. Ayuda mucho. No frecuentemos las controversias sin fuste.

Suspiremos por cuanto ocurre, por la existencia que nos sorprende con sus toques de amistad y serenidad. El punto está en la equidistancia de todos y en la libertad propia y ajena.

Secuenciemos las actuaciones que nos pueden dar un poco de brillo. Seremos ese todo que nos podrá evitar resultados no apetecidos. La voluntad contribuye a fortalecernos.

Hemos de imprimir carácter a cuanto tiene algo que decir, o mucho que referir, dependiendo de las cuestiones que nos rodean, sin olvidar ese todo que nos puede maravillar con sus toques de magia sensacional.

No apaguemos las velas que pueden brindar imagen, brillo y prestancia a nuestras existencias, que tendrán ese toque de amistad tan extraordinario, si somos capaces de gestarla y de mantenerla.

No detengamos ese reloj de hermosura simpática. Nos debemos preñar de aplicaciones que otorguen los suficientes remedios, que hemos de compartir con paciencia, entrega y jovialidad. Hagamos caso a las almas afines, puesto que son como las nuestras. Tengamos tiempo para oírlas, para palparlas, para ser con y entre ellas. Dispongamos de tiempo para comunicar.

Juan TOMÁS FRUTOS.

lunes, 8 de noviembre de 2010

El querer como base del poder comunicativo

Aguardo la comunicación con la voluntad de un compromiso que me ha de acercar a las raíces de un aprendizaje que debe ser sólido en su factura. Nos hemos de nombrar con agudeza y con el ingenio de quien desea aprender desde todos los ángulos, teniendo en cuenta lo que es y lo que puede ser, lo presente y sus repercusiones. Hagamos caso a lo que nos rodea con sus impresiones más alegres.

Simpaticemos con las versiones más características. Nos hemos de plantear todo lo que nos predice señales de personificaciones didácticas. No perdamos la perspectiva. No dejemos que la soledad nos pueda. Compartamos el aprendizaje. La existencia es con todo lo que nos quiere y con lo que está pendiente de hacerlo. Brindemos por los días que llegarán.

Tengamos la fiesta en esa paz que nos debe mover con las astucias más queridas y estimadas. Pongamos el mejor deseo, la mejor interpretación. Pacifiquemos las heridas con un poco de buen humor, con ese toque mágico que nos ha de aderezar con esfuerzos y empatías de todo género. Los números nos pueden ayudar. Debemos prestar todo tipo de ayudas en la medida que podamos con el fin de ejercer el didactismo que podemos llamar de "ida y vuelta", esto es, aquel en el que aprendemos y enseñamos.

Paseemos por el conocimiento con la voluntad de aproximar posturas. No nos dejemos cercar por las circunstancias, que han de postularnos con las fuerzas suficientes para no caer en las redes de quienes nos abruman con sus empeños más inciertos. Planteemos la bondad superlativa, con reservas de espíritus alegres para que éstos no falten cuando sean precisos. Hemos de afrontar con entereza la vida.

Escribamos un buen recorrido con la experiencia de no malgastar ni un ápice las sensaciones de racional relación que nos han de poner en vanguardia de cualquier actuación o actividad. Es cuestión de querer para que el poder comunicativo se manifieste en toda su plenitud. Ahí debemos estar.

Juan TOMÁS FRUTOS.

viernes, 5 de noviembre de 2010

CONGRESO DE FLAMENCO Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN

II Congreso Nacional de Flamenco y Medios de Comunicación
(El flamenco en la realidad mediática)

Desde su origen más cercano, a mediados del siglo XIX, el flamenco se ha convertido en una referencia del arte español, del cante universal del sur de la Península Ibérica, así como una muestra de la unión y la concordia de muchos influjos culturales que se han ido sumando en un crisol tan especial como dinámico. La fuerza y el empuje del flamenco, que recoge herencias de centurias atrás, no tienen parangón. Tampoco su versatilidad. Pocas modalidades artísticas brindan la posibilidad de adaptación que alberga este arte al que se han referido literatos, premios nobeles, científicos y gentes de toda condición. Su relevancia se advierte en su misma presencia, ya modernamente, en multitud de portales de Internet y en la Wikipedia, donde es referenciado con profusión.
Si tuviéramos que resumir el cante flamenco, el cante hondo, el cante popular flamenco, sin duda tendríamos que utilizar los términos pasión y sensibilidad. Goza de ambas facetas. No se puede entender este cante, estos cantares, sin caer en la cuenta de los sentimientos que le sustentan, sin utilizarlos como base de una expresión que se entiende más allá de sus letras, tan sencillas como reivindicativas de lo que acontece cada día.
Así, pues, por la importancia que tiene este arte, y por la necesidad de plasmarlo convenientemente, se justifica, entre otros criterios, este curso, que nace desde el profundo sentir universitario de dotar de academicismo a un fenómeno que encandiló, entre otros, a Juan Ramón Jiménez y a Federico García Lorca, nuestro Federico, quienes han surtido con sus textos unos remozados andares por los más diversos palos. La Prensa masiva también se ha encargado de mostrar, en sus diversos soportes, la idiosincrasia de una manifestación puramente antropológica. Vemos ejemplos de lo que es, de lo que supone, en todos los ámbitos, tanto locales como supranacionales.
Como quiera que la idea es llegar al gran público vamos a intentar utilizar un lenguaje que se entienda y que, a la vez, contribuya a la formación de los futuros aficionados y de aquellos profesionales que se dediquen a este universo tan rico como atractivo. Esperamos no defraudar en las expectativas y que este encuentro sea todo lo interactivo que seamos capaces de impulsar desde la propia organización de las jornadas.
En este marco establecemos unos objetivos de aprendizaje:
-Conocer los orígenes y la idiosincrasia del flamenco.
-Repasar los palos flamencos y sus características.
-Abordar las peculiaridades del baile flamenco.
-Difundir las características de la guitarra flamenca y de otros instrumentos utilizados en este arte.
-Dar ejemplos prácticos de cante, baile, guitarra y percusión.
-Elaborar un plan de trabajo de aprendizaje y de difusión de esta modalidad artística para cuando termine el curso.
Programa:

VIERNES, 12:

17:00 h., Inauguración del II Congreso Nacional Flamenco y Medios de Comunicación. Director General de Promoción Cultural. Alcalde de Torre Pacheco. Concejala Delegada de Cultura de Torre Pacheco. Director del Congreso.

17:15 h., El lenguaje musical del flamenco: estructuras de los cantes mineros, a cargo de Lola Fernández Marín, Musicóloga del flamenco, compositora.

18:15 h., Los certámenes flamencos y su presencia en los medios regionales y nacionales. Ponencia de Patricio Peñalver y de Concha Nicolás.

19:30 h., El baile flamenco y sus variedades. Ponencia a cargo de María Dolores Ros, Directora del Ballet Flamenco de Lo Ferro. Clase práctica por profesoras de baile del Ballet Flamenco de Lo Ferro.

SÁBADO, 13:

10:00 h., El cante, el “quejío”, sus palos. Su presencia en los medios de comunicación, por Áurea Lorenzo, Redactora de TVE, Especialista en flamenco.

11:30 h. La guitarra y la percusión como instrumentos flamencos. Peculiaridades. Tipos. Posibilidades. Ponencia: “Percusión en 3 dimensiones”, a cargo de Lázaro Issaqui (Cuba), acompañado por Antonio Fernández “El Torero” (Guitarrista Oficial del Festival de flamenco de Lo ferro). Clase práctica.

13:00 h., Los nuevos talentos. Disertarán Ángela de la Llana, Victoria Cava y Concha Nicolás.

16:30 h., Mesa redonda: representantes de medios de comunicación y de peñas flamencas.

18:00 h., Conferencia de clausura a cargo de “Pepe Marín”, flamencólogo, miembro de la Cátedra de Flamencología de Jerez de la Frontera.

20:30 h., Clausura del Congreso. Alcalde Torre Pacheco.

21:00 h., Gala Flamenca de Clausura:
Al cante: Sebastián Contreras “Bastián”, de Murcia.
Sebastián Santiago, de Mazarrón.
A la guitarra: Antonio Fernández “El Torero”, de Torrevieja.
Vicente Santiago, de Mazarrón.
Al baile: Ballet Flamenco de Lo Ferro.

Director del Congreso: D. Juan Tomás Frutos. (Jefe Informativos TVE, Pte. Colegio Oficial de Periodistas de la Región de Murcia. P.A. UMU.)
Coordinador: D. Francisco Aparicio. (Coordinador de Lo Ferro Flamenco.)

Algo que hacer en comunicación

Sintonicemos con la señal más maravillosa. Seamos en la sensatez más cordial y querida. Podemos adecuar los discursos. Es cuestión de esperar, de ponderar, de ser, de vivir. Siempre hay una ocasión más que optimizar. Saquemos adelante los proyectos e iniciativas que no parecen tener futuro. Puede que, en tales casos, sean los más viables.

La tranquilidad viene de emprender el suficiente esfuerzo desde el equilibrio bien formulado. Hagamos caso a todo el corazón que nos lleva y que debe tener presente una serie de opiniones y de pareceres antes de buscar valores absolutos.

Vivamos esa fiesta a la que tenemos derecho con unas razones de figuradas reposiciones de esos afanes que van y que vienen con virtudes de cambio. Todo debe ser tenido en consideración para dar con las claves de unos momentos en los que llenaremos los compartimentos estancos con más sensaciones de existencias con flores con las que hemos de compartir quehaceres y anhelos de libertad.

Secuenciemos las experiencias con unos postulados que nos han de portar a las caricias más sinceras y simpáticas. Nos hemos hablado con el corazón, y con él hemos de continuar esas tareas de aprendizajes compartidos y sin forzar los modos, las maneras y los resultados en los que hemos de sentirnos libres.

Cojamos el cajón de la experiencia sincera que nos consiente y que nos hace comulgar con las empatías y con los sonidos de una libertad eternamente ganada, siempre defendida, con valientes intenciones que han de fructificar hasta el momento más osado. Las relaciones diarias nos conducen por razones, sentimientos e interpretaciones que se han de ver realmente y con lecturas practicadas con análisis entrelíneas. No olvidemos que todos los pronósticos no se producen, y no olvidemos que todo está por conseguirse. La comunicación puede ser la llave para decantarnos hacia un lado u otro. Es posible que aún quede algo que hacer.

Juan TOMÁS FRUTOS.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Respuestas a preguntas

Comuniquemos pareceres y buenas opciones con el mejor de los propósitos. Hagamos caso al corazón, a la mente y a los planteamientos de equilibrio sin fugas de intenciones bien pertrechadas. Hemos de poder con los sentimientos, desde el sentido más estimulante de la realidad. Ser sensatos es fruto de optimizar lo que tenemos en el entorno, que hemos de coaligar con las mejores posibilidades. Existen. El conocimiento nos hace libres.

Tengamos presente todo cuanto tiene algo de valor para asistir a las transformaciones de la realidad desde lo poco y lo mucho, en cada circunstancia. A cada uno lo suyo. El tesoro de la vida se pondera desde las consideraciones más nobles. Nos hemos de enamorar cada día. La existencia nos reforma en la medida que nos adaptamos a las ocasiones que nos llegan de cada lado. Lo espontáneo puede ayudar a que seamos más felices. Ése puede ser el objetivo.

No aspiremos a más de lo que tengamos derecho. Ganemos desde la voluntad todo el propósito de mejora que nos puede y nos regala trechos de entendimientos profundos. Gestemos más memoria como base para evitar los errores. Las determinaciones han de venir del margen del supremo quehacer. Podemos llevarnos mejor, mejor aún, con el afán de la concordia, compartiendo las raíces de una alegría que ha de ser de cada cual. Todos estaremos genial si partimos de ese hecho, de ese punto de anclaje con lo cotidiano.

Nos hemos de sorprender cada jornada tratando de comprender lo que nos sucede, sus modos, sus porqués, los elementos que nos previenen con sus toques menos amargos. Nos debemos mirar de una vez por todas desde el ancho de banda de quienes nos han asegurado victorias sin opresiones ni distingos extraños. Podemos asimilarlo todo con una entereza que deberá sobrellevar la carga que nos coloquen de más.

Todo es posible en comunicación, en negociación, en las relaciones que mantenemos, sean de la índole que fueren, si lo que nos mueve es positivo, ilusionante y creíble. Nos debemos motivar con fuerza. Todo irá saliendo estupendamente con las suficientes dosis de una intercomunicación que es básica como la sabia de la vida vegetal. No nos confundamos, y no pensemos que las cosas no tienen arreglo, que sí lo tienen. Formulemos con ahínco respuestas a todas las preguntas.

Juan TOMÁS FRUTOS.

lunes, 1 de noviembre de 2010

EL CUERPO DEL DÍA

El cuerpo del día, de mi querido amigo Fulgencio Martínez

Hola, buenas noches a todos/as, queridos amigos de Fulgencio y de su obra. Hoy, precisamente, estamos aquí contentos por este encuentro, por sus motivaciones, en esta especie de ritual de presentación en sociedad de unos versos reunidos en 152 páginas y que llevan un nombre harto emblemático que nos lleva de su alma de lector a “El cuerpo del día”.
Es un título abierto, con complicidad, donde el autor tiene el atrevimiento de desnudarse y de decir muchas cosas que ha vivido, que ha soñado, que le gustaría experimentar incluso, y así juega con el lenguaje, como la propia existencia, o bien puede que su fatum juegue con él.
Creo, en todo caso, que intenta arañar, y algo consigue, una fuerza y unas impresiones que a menudo nos roba la rutina cotidiana, el día a día, con prisas, con vidas ajenas, con extrañas creencias, con carencias consentidas…
Aunque sea tan sólo otro juego de palabras, les animo, desde el principio, a que lean la última página y la editorial responsable de la publicación de este libro.
La última hoja dice así:
Se terminó de imprimir en Salamanca el 19 de Julio de 2010.
Quizá el destino, en una suerte de juego él (sigo con el mismo verbo), nos ha querido subrayar que muchos años después se superan los designios de quienes creyeron en una guerra y se negaron a actos de hermandad.
De ello nos habla Fulgencio o sus alter egos, y todo ello gracias a la Editorial Renacimiento, porque seguramente nuestro amado amigo persigue un ser humano renacido, refrescado, re-conceptualizado, o puede que aceptado con sus mejores contradicciones, sin hacer daño a nadie, claro.
Entremos en harinas literarias.
La obra que nos ocupa se divide en tres grandes tramos. La primera se engloba en lo que Fulgencio titula: Libro I: Los grandes conciertos
Creo entender que los grandes conciertos vienen de la vida, de las vidas que saboreamos, que nos cuentan, que experimentamos o que soñamos de algún modo.
Son conciertos que provocan añoranzas, nostalgias, que nos llevan por estaciones y que nos hacen sosegarnos o inquietarnos con reivindicaciones o con el mismo paso del tiempo.
Nos dice nuestro autor en uno de sus poemas:

“Añoro las épocas en que la libertad
era una epidemia
y únicamente se la podía combatir
para destruirla;
No como ahora, ignorándola.
(El valor del arte en libertad).

Las contradicciones del ser humano, sus maldades, sus caracteres duros, sus avaricias, sus envidias, sus carencias de entendimiento en momentos extremos, le hacen decir lo siguiente:
“El horror no sólo por el cadáver que yace
bajo los escombros, sino por la verdad,
asesinada bajo el bombardeo con que se nos convence
de que esa muerte de inocentes, esa matanza,
ese sacrificio lo exigen los Derechos Humanos”.
(Diario de un espectador de guerra).

Y es, Fulgencio, valiente, reivindicativo, firme en su defensa de lo humano, de la misma esencia de nuestras estirpes:
“Ignoran que ser hombre es construir
cada día una ventana en la niebla (…)
Ignoran que ser hombre es construir
una ventana a otro hombre”
(Provincia).

Y el tiempo duele, mientras pasa, mientras permanecemos activos e inactivos, mientras se escapa. Leemos:
“A vueltas de minutos
las horas dan pocos días completos”
(Un mundo poco fa: aquí dice también que es un doble exiliado al sentir nostalgia de sí mismo).

Se considera, nuestro Fulgencio, y yo lo corroboro por lo que he leído hasta ahora de él, un amante de la literatura, a la que defiende como su gran valedora, como la que le ha formado en lo que es, por lo que es. La reconoce:
“Gracias,
porque me diste a conocer el mar
y la palabra de la calle”.
(Gracias, Poesía).

Es un apasionado, Fulgencio y sus heterónimos, de sus gentes, de quienes le han enseñado lo que sabe, de quienes han sido ejemplos y guías. Se acuerda de amigos en el tramo final de estos versos, en este primer libro de la obra que tenemos entre manos, y también pone en valor el quehacer y la genialidad de otros poetas: Goytisolo, Poe, Miguel Hernández…

Me quedo, finalmente, para cerrar esta breve selección de lo que he leído, una parte de un poema del que destaco los siguientes renglones:
“No hay mejor combustible
que el desapego
a la ambición”
(Las cuatro estaciones: el invierno).
Creo que vemos en este Fulgencio a la persona que conocemos de diario, presta a defender una poesía social, de su tiempo, impregnada de las personas de su contemporaneidad. Es único.



Vamos con el segundo tramo de este cuerpo del día. Se denomina: Libro II: Álbum de Huellas.
Y, como todos, nuestro poeta colecciona momentos, instantes, mansas o no tan quietas estampas que le dan ese estoque que le muestra bravío, dinámico, vivo.
Divide este libro en tres partes.
La primera se denomina “Con Homenajes y olvidos”. La existencia es, sin duda, eso: reconocimiento destacado y memoria olvidadiza. Lo es biológicamente y puede que también como un mecanismo de defensa para esperar el mañana, para vivirlo, casi como si fuera la primera de nuestras jornadas.
De nuevo, el leer, es decir, el conocimiento, la comunicación, le parece básico para edificar la personalidad, para ser libres. Nos resalta:
“Gracias a su lectura
ganamos, en el mundo,
un lugar contra el miedo”
(De espinas y aroma).

Sí, estamos siempre prestos a un camino que nos arropa con espinas, con clavos que son durezas que nos ponen en bretes de todo género, y, en todo momento, con los aromas de fondo para mejorar, para vislumbrar ocasiones y ponderar posibilidades.
Y todo, al menos para nuestro autor, es una lucha contra la ignorancia, y contra el tiempo, puede que contra todo… Me da escalofríos cuando le leo:
“Voy y vengo por mi vida
gastando una cerilla en cada sombra”
(Al viento interestelar).

Y llegamos a la segunda parte de este segundo libro: El viaje a mi lugar. Creo que nos lleva a donde quiere desde un principio, a la duda de la existencia, a ese eterno partir al propio origen, que desconocemos, como el camino.
Nos propone:
“En el café de una estación
búscate entre esos tipos
de camisa abierta y ojos oscuros
que encuentran siempre una excusa
-acudir al baño urgente o silbar-
para perder su tren”.
(Estación de Godot).
Quizá diciéndonos a nosotros mismos si estamos dispuestos o haciendo todo lo posible para perder el tren de nuestra vida, de sus ocasiones, quizá, me digo, demos con la oportunidad de encender la llama de la ilusión que precisamos para evitar o superar esa tercera parte de poemas, que aparecen con más dudas metódicas, radiantes, como el pulso fuerte de su alma.

Ésta se llama “Y en la tormenta”, un fenómeno, una vicisitud inevitable para un ser humano inquieto, como es Fulgencio, para el que se mueve, para el que se molesta en conocer, y también para el “dejado”. La vida es un controvertido enigma.
Comienza así esta parte del libro:
“Dios panóptico, cárcel abierta,
asilo fugaz de un día,
sólo conozco de ti el deseo de ti
sólo con nombrarte me vencerías
triunfad, si así lo queréis
digo a tus arcángeles y a sus tronos
invito a tu angélica caballería
vincite, si ita vultis
Desceñí mi brazo para conocerte
estás en medio de todas mis vidas
y no te presentas, o te muestras
como una niebla fría
Vincite, si ita vultis (…)”
(Rezo en la tormenta).
Ya les anticipaba que es la vida misma, reflejada en el tormento de lo ignoto, de nuestra procedencia, del espíritu que nos anima, de lo que somos y de lo que no, con más dudas siempre… siempre más dudas.
Como buena obra, tiene un trance final, que no es conclusión, que es como una especie de espacio abierto para dejarnos con buenos ecos, con fe, con esperanza en más logros, en más descubrimientos. Lo titula: “Epílogo con hospital, gozo y laurel”.
Se atreve aquí a hacer algo que no es fácil, que no es otra cosa, intrépido él, que definir a un poeta:
“Un poeta hoy es un tipo corriente
que lleva, como acaso usted también,
una anormal vida normal”.
(Un poeta de hoy, inspirado por el común amigo Juan Ramón Barat).
Quizá sea ése el trabajo de un poeta: decir con naturalidad lo que vive la sociedad de su tiempo, lo que experimentan y sienten las gentes en sus diversas etapas históricas.
Y finaliza con un acto de pura humildad, como es él, señalando la fuente de su inspiración, y, una vez más, tiene el atrevimiento de desnudarse. Nos glosa:
“El prendedor de tu pelo
vale más que todos mis poemas”
Eso nos subraya en su último poema (Dedicatoria a una horquilla del pelo), dirigiéndose a una anónima musa, en nombre quizá de todos sus heterónimos.

Como ven muchos espacios con ventanales abiertos de par en par, con sonrisas esbozadas de melancolía y aderezadas de fragmentos de unas ilusiones y de una fuerza que son las garras de un poeta que hoy no busca gacela, que hoy, más bien, halla en sí mismo la gacela que persigue y hiere ese león que llevamos dentro y que corre por fuera.
El papel del poeta está claro aquí: describe la realidad, se rebela contra lo que no le gusta y despierta lo que son fuentes de inspiración para todos aquellos que, con curiosidad o fortuna (puede que con las dos), se aproximan a su obra que, en el caso de Fulgencio, es tanto como decir su alma, otro de esos nombres que no nombro por temor.

Juan TOMÁS FRUTOS.

sábado, 30 de octubre de 2010

Los fines de la comunicación

Conectamos hoy, sin que quiera explicarme el porqué. Habrá motivos cercanos y distantes, de todo tipo, prestos a superar los envites de una existencia venida de todos los rincones del corazón y del día a día, que nos regala felicidad y tristeza a tramos. Por eso hemos de saber optimizar lo que nos conviene, y por eso debemos ser capaces de detectar las fórmulas de la memoria y del olvido.

Vivamos con sigilo el papel de quienes nos muestran las ataduras de una vida que nos preña de sensaciones de todo género y número. No desperdiciemos lo más valioso, el tiempo, y procuremos que el partido se juegue los noventa minutos y sin parar durante la prórroga o el lapsus de descuento. En cualquier ocasión surge la oportunidad del conocimiento, de la relación y de la dicha.

Apacigüemos los instantes dolorosos, y seamos consecuentes con el porvenir, que nos ha de embrujar con sus dones más externos y mágicos. Vayamos hacia ese fin que es principio en cada iniciativa, en cada motivo. Nos animamos recurrentemente con unos recuerdos de actitudes que se mofan de las creencias intangibles, que, a menudo, justifican muchos de los procesos de comunicación y de aprendizaje.

Leamos, palpemos, seamos entre amistades sin palabras peligrosas. Cultivemos la memoria y la capacidad de perdonar, de ser entre telas de querencias que no han de quedar en suspensión. Sustituyamos esas etapas que no terminan de engrandecer los papeles de aquellos que están llamados a estimularnos con esas actividades ilusionantes que necesitamos en la cotidianeidad. Nos invitaremos a lo que sea menester.

Patrullemos por el interior de nuestras almas en busca de aquello que puede constituir la clave para comunicarnos, que es la fe y la esperanza en un futuro, en una mejora, en conocer más y mejor lo que nos rodea y sus porqués. Hagamos que broten esas flores que serán la imagen de una antesala de frutos de los que obtendremos la opción de un cariño que, por esperado y auténtico, será sincero. Lo será si ésa es nuestra voluntad y si por ahí encaminamos nuestros fines.

Juan TOMÁS FRUTOS.

viernes, 29 de octubre de 2010

“Lo que siempre está ahí” o la esencia de Marcelino

El título del último poemario de mi amigo Marcelino Menéndez González (si no es el último, por el ritmo que lleva, casi) es harto elocuente: “Lo que siempre está ahí” (Editorial Azarbe). Quizá pudo haber cambiado el tiempo verbal, e instaurándolo en una forma de ser más cercana a la mía, podía haber señalado “Lo que siempre ha estado ahí”, con lo cual habría dejado abierta la sensación de que ha estado hasta hace poco, o que no lo está ahora, o que podría seguir estándolo. La importancia de los verbos no es baladí. Ya saben que un autor levantó toda una edición para cambiar el título de su última novela. Creo recordar que fue el maestro Gabriel García Márquez.
Nuestro eterno joven, nuestro infatigable joven, nuestro amigo incondicional, Marcelino, nos invita, con una ambigüedad a la que no siempre nos tiene acostumbrados, a dar pinceladas sobre la vida, la voluntad, el amor, el concierto vital, el desconcierto, el tiempo, la luz, las sombras, el paso de los años, la curiosidad, los pensamientos de variadas etapas, las inquietudes, los misterios y lo que podemos descubrir al otro lado del horizonte que percibimos de manera cotidiana, los propios dilemas con sus consustanciales problemas de conciencia, la espesura del insomnio y de la noche…
Es la vida misma: todos esos conceptos, todos los sentimientos, toda la significación que emana de palabras manidas, pero, a la vez, íntimas, nos refleja una personalidad dinámica, presta a despejar incógnitas que, en paralelo, nos conducen a otras nuevas, como, por otro lado, es propio de la existencia. Me gusta la apertura que suponen los puntos suspensivos que de vez en cuando utiliza.
Marcelino quiere hallar “la armonía de la forma” en su poema Extravío, y nos “transmite su alma” en Esencia vital y se acerca “a la orilla de la plenitud” con Un hilo de luz, mientras los amores se quedan, como siempre, libres, “en el aire”… La vida es Ganar y perder, “tras calibrar muchos factores,” y mientras las respuestas no llegan toca Crecer, sin más. Lo malo, como antes dije, como el repite, es que “los misterios se eslabonan”, y así quedamos todos, con él a la cabeza.
Me encanta la poesía que, cuando la lees en momentos dispares, ubicas y traduces claves diferentes también. Un ejemplo de este talante en esta obra es su poema Sensaciones:
“Quiero dejarme llevar por las sensaciones;
Aquellas que te hacen sentir distinto,
Pensar diferente y ser y vibrar,
De forma desigual…”

Cuando uno vive su Escenario, ve, en su final, lo que experimentamos muy a menudo:
“Y hoy vivo sin mí, sin ti, sin nada…”

Pese a tormenta que se disipa una y otra vez y nos produce, como a él, como a Marcelino, un cierto cansancio, me quedo con esta parte del poema titulado:“También en los jardines anochece”. Dice así:

Me siento volar hacia distancias
insospechadas, de añoranzas felices y únicas,
y a su encuentro, me hallo ante una laxitud
incomparable en la que flaquea mi cuerpo,
y me relaja de forma absoluta para captar
y absorber a través de mil poros abiertos,
ese momento especial transformado en vida
que me invade y se apodera de mí, con sensaciones
en las que desfallezco y me entrego colmado
de satisfacción mental y espiritual”.

Y añado yo, con permiso del autor:
La misma satisfacción que me propicia leer este trabajo, breve en sus 30 poemas, cortos ellos, pero intensos, densos como la vida misma, haciendo el milagro de sintetizar en palabras nada complejas sentimientos sencillos, eventos cotidianos, experiencias sin batallas, ejercicios de pura salubridad.
Supongo que lo que nos cuenta Marcelino siempre está ahí, siempre lo estuvo y lo estará. Coincido, ahora sí, en la relevancia de utilizar un presente enérgico.
Son, indudablemente, los que nos cuenta, los aspectos vitalistas e ignotos que, para todos, siempre han estado ahí. Marcelino ha sido valiente para expresarlos.
De alguna manera, creo, y lo digo sin soberbia, ni falsa exaltación, Marcelino siempre ha estado en ese punto de la lectura que nos anima en estos momentos, siempre lo está, y hoy, casi sin explicarlo, lo hemos visto, lo hemos palpado y saboreado, y, también casi sin saberlo, lo hemos aprehendido.
Enhorabuena, Marcelino.

Juan TOMÁS FRUTOS.

miércoles, 27 de octubre de 2010

El sentido de lo que ocurre

Nos inclinamos hacia esa balanza en la que el aprendizaje ha de ser casi el todo. Nos hemos convencido de que comunicando andamos ese camino que nos ha de surtir de los mejores efectos docentes. Caminemos y tratemos de conversar en pos de mejoras desde el conocimiento y la experiencia que nos llenan, o que pueden hacerlo, y, en ese caso, deben.

Hagamos que funcione el tono de una memoria que nos ha de enseñar a vivir en esa paz que nos debe nutrir con fines de retardos y deseos de una comprensión con la que incrementar los dones de un destino que no ha de ser estéril. Juntemos toda la memoria que sea posible y actuemos en consecuencia con una virtualidad que nos debe prevenir con saturaciones y con reglas de compromiso hacia el pedestal más mejorable.

Nos hemos de poner manos a la obra cada día con el afán profundo de la comunión espiritual. Nos debemos imponer tiempos, reglas, aspectos de conjunto y solidarios con los que teñir las relaciones en el mejor de sentidos. Debemos colorear el mundo con la universalidad más expansiva y siempre teniendo a gala que podemos y debemos tener presente la verdad de todos y cada uno de cuantos nos rodean.

Abordemos las dudas con coraje, con tesón, en la convicción de que la solvencia viene del riesgo ponderado y de afrontar las situaciones como aparecen, sin más astucia que la versión frontal de cuanto sucede, de lo que nos acontece y hasta nos supera. Las ocasiones no miradas a la cara son oportunidades perdidas. No podremos saber cómo habrían salido las cosas, si previamente no damos con ellas y procuramos obtener algún provecho en positivo. No olvidemos que siempre lo tienen, incluso cuando no lo vemos. En comunicación, como en la vida misma, es así.

Juan TOMÁS FRUTOS.

lunes, 25 de octubre de 2010

Mucha y buena comunicación

Resolvemos las preguntas de una comunicación que aspira a ser noble desde el mismo inicio del proceso, que ha de ser dinámico, estable, con equilibrios que alternen aspectos de todo género. Seamos astutos, y también dejemos que floten las vacilaciones en el camino, en el propio ambiente del que nos hemos de nutrir sin asperezas.

Subamos las montañas más consentidas con versiones de recias propuestas y con movimientos hacia la voluntad más señera de complementar las labores y los segundos de clásicos destierros. Nos hemos de poner en el sitio de los otros, dividiendo y multiplicando con tradiciones que se han de convertir en poderosas en la modernidad de un trazado con el que nos hemos de poner manos a la obra cada vez que podamos. Los instantes nos han de apasionar.

La existencia está colmada de buenos fines con los que nos hemos de realizar en una carrera donde hemos de agotar los mismos obstáculos que nos proponen los deseos con las intuiciones que nos han de permitir comprender los vacíos de unas existencias sin más compromisos que ser felices. Las medidas nos han de aproximar a lo posible, sintonizando con las grandezas de quienes nos asombran con sus prestaciones más grandiosas.

Consideremos las emociones como la base de ese sistema con el que hemos de comulgar desde las destrezas más sencillas, que han de servir de atalayas y de referencias ante lo que hemos de desarrollar día tras día. Podemos y debemos ser dichosos con la ayuda de quienes nos rodean. Hemos aplicar definiciones de espacios sin objetivos cerrados, sino más bien amplios y en expansión.

Los procesos de aprendizaje tienen de todo, incluso previsiones con las que poder emular los destellos de un lenguaje que debe ser sencillo y claro, con el todo como fundamento de una verdad que ha de ser de conjunto, tomando como afán la visión del bien social. Ahí encontramos mucha y buena comunicación.

Juan TOMÁS FRUTOS.

viernes, 22 de octubre de 2010

El periodismo local, el de más futuro

Alguien podría pensar que trato de quedar bien con aquellos a los que dirijo mis palabras en esta ocasión, que viven del Periodismo en un ámbito estrictamente local. Nada más lejos de mi intención. Contentar por contentar, sin más, sin justificación, es una mala política, que tiene las “patas cortas” y que lo único que consigue es una merma de la credibilidad de aquel que sustenta supuestas verdades que no se cumplen o cumplimentan.
Creo en el Periodismo local por muchos motivos. El primero es porque está apoyado en un modelo más cercano, en esa proximidad que es la que siempre funciona en comunicación, la que cubre las necesidades más inmediatas en lo temporal y en lo espacial; y eso, indefectiblemente, ayuda a que su continuidad sea más que justificada. Por otro lado, no precisa de tanto bagaje económico como los proyectos de más envergadura, cuyas altas inversiones suponen también la necesidad de recoger supremos dividendos que no siempre se consiguen en tiempos de crisis.
Además, la confianza publicitaria se demuestra más en aquello que se ve, en lo que se halla más apegado a la realidad donde operamos. Asimismo, como todo proyecto pequeño, acaba siendo la estructura más sólida de cualquier sociedad en todos sus perfiles. No olvidemos que, en el ámbito estrictamente económico, son las Pymes, las pequeñas y medianas empresas, las que tienen menos de 50 trabajadores, o, las más de las veces, están entre los diez o veinte, son éstas, decimos, las que aguantan mejor las embestidas de las carencias financieras. Por añadir un argumento a todo esto, es más difícil no “empatizar” en una empresa pequeña que en una grande, y eso hace que, a la hora de apretarse el cinturón, todos y cada uno de los trabajadores vean la dinámica de la entidad como propia y aguanten mucho mejor los momentos malos o quebradizos.
Son tiempos pésimos y aciagos los que nos toca vivir. Unos 6.000 compañeros periodistas han perdido sus trabajos en los últimos tres años. Y muchos de los que quedan trabajando han visto reducidos sus salarios y/o sus condiciones laborales. Donde se ha soportado peor la crisis ha sido en la gran industria periodística, aunque “arropen” los datos para que no parezca que la sima es tan enorme. Se ha prescindido de muchos colaboradores, de muchos contratados, de muchos corresponsales o delegados, y se ha aplicado la “multifunción” a todos los que han quedado, a veces con rebajas importantes en los estipendios, lo cual ha redundado, proporcionalmente, en la calidad. Las pequeñas empresas, entregadas a una labor encomiable y de resistencia desde su creación, han sabido ver, desde el principio, que todo era crisis y han hecho de los problemas y vicisitudes oportunidades de negocio, como nos demuestran cada día.
No es el Periodismo un menester que enriquezca en lo económico. No descubrimos nada con este aserto. Pocos periodistas son ricos, y, cuando lo son, no trabajan casi nunca como periodistas. Si hay compañeros que lo han aprendido son los que trabajan en los territorios más pequeños, que les hacen más grandes por las dificultades que superan y por la encomiable labor de servicio público y de interés general que desarrollan.
Por todo esto, y seguramente por razones objetivas y subjetivas, creo en el Periodismo que se lleva a cabo en lo local, desde lo local, en pueblos y ciudades pequeñas, donde un órgano de comunicación como éste que tiene en sus manos, amigo lector (amiga lectora), devuelve la honorabilidad, el afán de conocimiento, las raíces mismas de aquellos que se esforzaron por los cambios sociales, económicos y políticos en las sociedades democráticas. En ese sentido, medios como el que ustedes están leyendo son básicos. Piensen en qué sería de todos nosotros sin ese partido de fútbol que nos cuentan sólo ellos, sin saber de esa actuación municipal y de los pareceres que genera, sin conocer de esa visita institucional o de esos logros de los chicos y chicas de sus respectivos colegios de nuestro entorno, en la esfera deportiva o en matemáticas, por poner unos ejemplos más o menos cotidianos. Seguro que se sentirían un poco huérfanos, un poco solos, sin la suficiente identificación, sin señales que les/nos hicieran ver que la vida en sociedad merece la pena y, sobre todo, desde la concordia y el buen afán.
La pluralidad y los valores universales que ustedes obtienen cada día por un precio simbólico tienen la estimación de todas las fortunas del mundo, aunque, a veces, por intangible, no siempre captemos su valía, pero ahí está. Es justo, pues, que demos la enhorabuena a los profesionales que trabajan en estos medios periodísticos, a sus responsables, y, fundamentalmente, a las sociedades que simpatizan con ellos y que saben que su labor no es cuestión de dinero. Por eso, precisamente, no debemos dejar de contribuir para que salgan a la luz. Adelante.

Juan TOMÁS FRUTOS.

Comunicación en abierto

Nos debemos cobijar a la sombra de ese conocimiento que nos viene de la relación con los demás, que son los referentes de los que hemos de aprender en positivo, cada vez que podamos, asumiendo que las cuestiones se han de trasladar con el mejor de los bagajes, poniendo los acentos en los sitios donde tienen sentido.

Hemos de disponer las creencias del modo que nos gusten con esos implementos que nos son entre cortejos que nos proponen con deberes que nos sirven de testimonios serios con unos procesos de entendimientos en lo mínimo y buscando lo máximo. Sirvamos ese té de la calma que nos antecede con los bosquejos más entendibles y humanos.

Apreciemos lo que nos circunda con los compromisos que hemos de dedicar con unos elementos de paciencias infinitas. Hemos de procurar que las cuestiones que nos interesan aparezcan con jugosas pretensiones y en fases y procedimientos de los que podamos extraer ciertas conclusiones. Pongamos por caso lo que es o debe ser petición de obra finita con todas sus posiciones de consolidadas actitudes que han de definir la paz con las alturas que miran hacia el lado más adecuado.

Dispongamos los mejores procedimientos para otorgar las razones con las que solventar las carencias y dudas que nos surjan, que, por otro lado, parecen inevitables. No secuenciemos lo que no parece tener sentido en la misma distancia que nos otorga espacios que no siempre vemos. Advirtamos el ser.

La comunicación es básica, como siempre nos decimos, pero lo es mucho más que tenga esa base de racionalidad y de afecto que nos convierta en auténticos protagonistas de nuestras existencias, que han de crecer sin temores y con coraje. Presintamos los procesos con una etiqueta que rubrique las afirmaciones con las que hemos de construir, con dulce entusiasmo, la realidad en la que nos movemos.

Circulemos cada vez que podamos con esa aureola que ha de transmitir información y devolverla un poco reciclada, con el acicate de un constante aprendizaje que no ha de tener más mérito que el mirar a futuro sin condicionantes cerrados: todo ha de permanecer abierto, dinámicamente abierto.

Juan TOMÁS FRUTOS.

miércoles, 20 de octubre de 2010

El devenir de los talentos

Vivimos esas garantías que nos han de edificar como personas en constante estado de evolución. Hagamos caso a esos ecos que nos vienen de la calma y de la experiencia.

Nos hemos de mostrar con esa entereza que nos debe insistir en el arte de hilvanar lo que nos merece la pena. Tomemos esas cartas que serán asuntos con raíces entre versiones de generosas facturas.

Hagamos honores ante los desplantes de quienes nos inclinan hacia la emoción más estimada. Lo querido nos llega con sus preferencias y distingos.

Nos hemos de consolidar en esa caminata en la que la conversación será la guía del conocimiento, de la instrucción, de la sabiduría. Nos hemos de arropar con lo que nos merece la pena. Nos hemos de entusiasmar igualmente.

Miremos hacia la claridad que nos indica el camino, y ayudemos a esos que nos vienen con sus cargos y conciencias de todo género. Amparemos los saberes en esos refugios que nos muestran cuanto pudo ser natural, que lo es. Todo ha de ser presentado con sencillez y la máxima claridad.

Hemos adivinado esfuerzos. Quedan ahí con sorpresas, con bagajes determinantes, con posturas sólidas que hemos de adaptar con la impronta y el mejor de los compromisos de visibilidad en el devenir de los talentos, que han de ser invertidos con promesas realizables. Eso debemos contar. Todo irá bien, porque las motivaciones son bondadosas, generosas, plenas de conversión y de compatibilidad.

Juan TOMÁS FRUTOS.

lunes, 18 de octubre de 2010

Ser con los demás

Abramos esa fe que moverá la comunicación hacia ese umbral que será sobrepasado con garantías y formas cargadas de tesón, de mucho tesón, que siempre funciona. No neguemos la esperanza, sobre todo ahora que tanto la precisamos. Hagamos que funcione el corazón, que nos mostrará alas con las que sobreponernos a los inconvenientes y a los obstáculos que la vida nos vaya poniendo.

Nos debemos sentar ante esa base que nos permitirá construir la pirámide de una credibilidad que nos amansará los ánimos y nos invertirá en los mejores criterios. No paremos en este momento que todo parece tener sentido. Hagamos caso a lo que experimentamos con el tino que nos ha de caracterizar cuando el riesgo es no saber, no conectar, no dar con lo auténtico. La existencia se llena de flores cuando somos capaces de dialogar con la materia que es transparente y hasta olvidadiza.

Hemos de baremar las astucias con esas sombras que nos han de preferir con esas turbulencias que nos ganan con partidas no escritas. Hagamos que funcione ese amor que nos tonificó con unas astucias que nos devoran de vez en cuando con sus entusiasmos relativos. No paremos justo cuando damos con el tono de la memoria, que nos ha de insistir con sus preferencias y perspectivas no definibles.

Nos ganamos con unas alforjas que nos regalan el frescor de la vida que hemos de reinventar a cada instante, en corto, a largo plazo, cada vez que podamos. Contemos lo que necesitamos antes de emprender la singladura del conocimiento. Nada nos ha de faltar: incluso debemos tener presentes los imprevistos, que, antes o después, aparecen. Nos hemos de poner en guardia ante los elementos que nos dejaron en un trámite de raíces breves. Debemos procurar divertirnos, y aprender, y ser con todo el equipaje, y, claro está, con los demás.

Juan TOMÁS FRUTOS.

viernes, 15 de octubre de 2010

Contemos cada día

Progresamos con mejorías que nos dan fines que hemos de convertir en tan fundamentales como permanentes en cuanto a las ocasiones y sus posibles resultados. Hagamos que las cabezas en equilibrio con los propios corazones sean las referencias para que las comunicaciones se produzcan con afinidad y tino. Hemos dado unas bondades que nos cobijan con criterios que motivan para alcanzar las pretensiones más queridas. ¡Ayudan tanto!

Cesamos durante instantes que pudieron servir de reflexiones. Ahora debemos superar los pactos de suerte para provocar transformaciones que nos ubiquen en los quehaceres que nos han de servir de pruebas que funcionen. No controlemos todo, pero sí algunas fuentes existenciales. Solventemos las vacilaciones y empecemos con los contrastes y conformaciones de realidades que nos sean.

Las cantidades son importantes, y también lo son las cualidades. Ejecutemos las iniciativas que nos incorporen a las actividades más fructíferas. Entendamos lo que nos ocurre con medidas más fortalecidas. Comencemos por ser y por existir con aquello que nos otorgará parlamentos con sentidos. No podemos debutar siempre. Hagamos que las suposiciones nos impulsen con emotividades consolidadas. Nos debemos reclamar las suficiencias que nos hagan licitar por lo más estimado.

Superemos los miedos a lo desconocido, a las incertidumbres también, y demos con las formalidades que nos trasladarán donde sea menester. Nos hemos conocido de dentro a afuera, y eso nos ha de dar aceptaciones que nos presentarán con reglas de compromiso basadas en fortunas no valoradas, no tangibles. Salgamos adelante con la certeza de la comunicación bien planteada. Nos hemos de ganar cada día. Contemos.

Juan TOMÁS FRUTOS.

miércoles, 13 de octubre de 2010

En el corazón de la comunicación

Nada comunica tanto como dos corazones en comunión, en conexión, irradiando las mismas ansias de coordinar y de aprender por lo que ocurre alrededor. Nada es comparable a la unión que se consigue de manera virtual y hasta tangible. Manifiestan lo que es la vida misma, que es caracterización de preferencias con renuncias expresas ante el bien común, que, asimismo, demuestran con sus sentimientos e itinerarios compartidos.

El corazón lo es todo, fundamentalmente en momentos de trasiegos, de dudas, de consecuencias extrañas, de actitudes variopintas, de intenciones que van y que vienen. Hemos de adecuar todo cuanto tiene sentido con los valores del espíritu que surge del mismo centro del corazón, con sus buenos fines, con sus alturas de miras, con sus entretenimientos. No hay nada tan certeramente agradable.

El corazón acompasa posturas, objetivos y complementos, dejando a un lado lo accesorio. Las miradas que surgen de él no atienden más razones que las que tienen un fundamento inmaterial y nada interesado. No se puede pedir nada añadido. Conseguimos, con el corazón, que lo que tiene valor universal destaque, dejando atrás lo que no nos atañe realmente.

Las conversaciones que surgen del corazón siguen, continúan, están, son, y nada se espera desde la convicción menos clara si no pasa por el crisol de su testimonio, ya sea silente o parlanchín. Amparemos sus peticiones, que siempre son limpias, si lo enseñamos bien, si viene sinceramente de él ese anhelo que nos iguala, que nos hace partícipes de la singladura de lo humano. Miremos en el corazón, pues, y tratemos de vernos en él. Será, si lo conseguimos, buena señal.

Juan TOMÁS FRUTOS.

lunes, 11 de octubre de 2010

La moneda justa

Hagamos caso al corazón con todo ese aleteo. Vivamos todo ese presente que nos inserta la moneda justa.

La maravilla de la comunicación

Preferimos ser en los momentos de un aprendizaje que no hemos de dejar para mañana. Las sensaciones nos han de llevar, por vía de la intuición, al raciocinio, que nos ha de eliminar de esos puntos que nos previenen con sus síntomas más tardíos. Nos hemos de poner en esa brecha que hemos de cerrar con parsimonia, sin asperezas que queden sin resolver. Hagamos que todo sea.

La vida nos regala oportunidades que hemos de expandir. No nos ceguemos en las escenas que no se comprenden por falta de contexto. Sintonicemos con las realezas que nos previenen con sus toques más mágicos. No sentemos cátedras extrañas y procuremos que las astucias nos lleven por ese camino de liderazgos sensatos. Nos hemos de poner en ese sano equilibrio que nos debe enderezar todas las sendas y sus oportunos caminos.

Analicemos los efectos con sus correspondientes aires de grandes provechos, que nos han de llevar a donde sea menester con el adecuado paso. No esperemos ni mucho ni poco, sino lo suficiente para estar en ese trecho que nos recuerda quiénes fuimos y hacia dónde podremos ir con las estelas de un mar lleno de ocasiones con las que aprender sin dejarlas en un dispensario cerrado a cal y canto. Conversemos, hablemos, contemos lo que sentimos y hagamos que el quehacer diario nos haga olvidar lo malo y aprovechar lo bueno, que es mucho y lo podemos hallar por doquier.

Intentemos, pues, que las empatías nos permitan estar en ese sano juicio que nos predispone en positivo y que, al tiempo, nos consiente un poco de provocación y de riesgo. La virtud está en todos los intentos, en cada uno de ellos. Ésa es la maravilla de la comunicación.

Juan TOMÁS FRUTOS.

viernes, 8 de octubre de 2010

Comunicar con felicidad

Confeccionemos ese instante que nos ha de servir de vértice de una realidad que nos ha de distinguir con precisiones que nos lleven donde podamos compartir el conocimiento que nos une, que es más, que es ese todo que nos previene con sus intereses más creíbles. Debemos ser diestros y cautos en las medidas, en lo que nos atañe, con los envoltorios de unas conexiones que nos han de atribuir esfuerzos con sanos resultados.

Figuremos al frente de esa amistad que nos debe subrayar lo querido, lo que nos conviene, lo que es trazado ideado desde un marco excepcional. Hagamos que sea creíble esa emoción sincera con la que nos hemos de relacionar. La vida es en el nuevo trayecto que nos previene con sus bocanadas de aire fresco. Aprendemos a ser nosotros en la misma complicidad de un universo de colores con los que nos equilibramos en nuestros caminos cotidianos.

Hemos de comprender que el sí no supone ni victoria ni fracaso, sino la convicción de marchar hacia el mismo lugar donde debe haber una cierta comunión consentida. Podríamos salir adelante con las precisiones más loables. Seamos en la nueva causa, que nos sigue como si la existencia tuviera más motivos y más ideales. Hagamos caso a los corazones. Siempre definen qué hacer en caso de dudas. Contrastemos pareceres y propuestas y asintamos con las direcciones más fermentadas, que han de conexionar las rutas más eficientes.

Aunque llueva, hemos de procurar que las cuestiones fundamentales salgan con bien en un escenario donde no debe faltar lo que tenemos, que es mucho más de lo que pensamos en algunos momentos incomprendidos. Demos las gracias por anticipado. Nos hemos de explicar una y otra vez, y no dejar ni un rescoldo de vacilación que nos distraiga o nos rompa. Comunicar con felicidad, con una base de jovialidad, siempre es un sustento de gran garantía. Lo es.

Juan TOMÁS FRUTOS.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Comunicaciones bien desarrolladas

Ordenemos las emociones que nos podrán saber a la gloria de un aprendizaje basado en el conocimientos compartido, en la espiral de la conexión con comunicaciones que nos vacunan en cualquier momento y nos enseñan a existir teniendo en cuenta a todos, a los demás, a los que nos asisten con sus contentas expresiones, con sus guardias y diferencias entre amistades de profundas inserciones de diverso tipo. No podremos quedarnos en ese desván que se confunde de salida. Hemos de intentar diseños flamantes.

Las ideas más bellas nos ofertan consideraciones de diferente textura con implicaciones que nos han de servir para unirnos más y mejor. Hagamos que la hermosura nos adelante unos pasos que nos han de referenciar lo justo, lo que nos vale como moneda sin cambio. Lo que es importante no ha de mostrarse siempre en primer término. Las aspiraciones, los halagos, los protocolos más o menos intensos nos pueden llevar por sendas de engranajes apetecibles que nos fortalecerán en cuanto tengamos tiempo y ganas de seguir hacia delante. No perdamos esas fuerzas que tuvimos de infantes.

No mostremos prisa por esa sabiduría que no se puede improvisar. Las frutas de la existencia nos llegan cuando menos las esperamos. Hagamos que todo tenga sentido sin que éste nos condicione en las apreciaciones. Nos debemos fugar a la menor ocasión en busca de esa libertad que es sujeción al otro en cuanto le demostramos que lo queremos, que lo admiramos y que lo respetamos. Así debe ser. De ello nos beneficiamos todos.

Mandemos el tiempo del reposo a nuestros corazones, que merecen que las dichas se apoderen de ellos sin que nada les coarte. Tengamos la fiesta que nos ha de atribuir las esperanzas en las comunicaciones bien desarrolladas. Por ellas vamos a apostar.

Juan TOMÁS FRUTOS.