miércoles, 31 de marzo de 2010

La distinción comunicativa

Hemos de pretender estar en esa altura que nos presenta el momento más amoldado a la realidad que nos indica la voluntad de una dicha expresiva y genuina. Si nos ubicamos en el sitio adecuado aprenderemos mucho. Así lo hemos de ver. Las cautelas son necesarias, pero también el riesgo de dialogar de todo y con todos. Nos hemos de abocar a lo sencillo, que distrae de las mismas emociones con un gusto por lo que tiene algo de sentido. Nos hemos acostumbrado a mirar en la misma dirección, y en ella veremos lo que no ha de ser sorpresa. La existencia humana tiene un toque de distinción, si somos capaces de fomentarlo. No causemos baja ante las funciones y perspectivas con las que hemos de crecer.

No nos sintamos ciegos ante la cantidad de caricias que el lenguaje nos puede regalar. Hagamos caso a lo que es distracción con sus torpes visiones, que han de limar cualquier obstáculo con el fin de removerlo o hacerlo más pequeño. Nos hemos sentido tesoros de las verdades más gustosas, que han de aplicar remedios a los dolores, sobre todo a los del alma.

Pongamos atención a las sencillas voluntades de unos momentos brillantes. No nos quejemos recurrentemente. Las sentidas fórmulas nos han de permitir que primen los instantes de aburridas posiciones hacia el mundo que nos cansa. No podremos quedarnos en ninguna parte, si no somos capaces de mantener la amistad, que ha de amortiguar las soledades.

Los tesoros mejores son los que no guardamos. Hagamos caso a los corazones que nos rodean, que han de apuntar hacia lo más alto. No paremos en la consideración de lo que nos gusta, que ha de aplicar remedios y funciones de voluntades en garantía. Hagamos caso a lo bueno que tenemos, por lo que hemos de dar las gracias. Nos complace poder dialogar y acoplar los conocimientos para que puedan alzarse frente a la ignorancia.

Postulemos con buenas actitudes y más interesantes criterios, que nos han de permitir gozar con lo que tenemos, que es fruto del afán bien considerado. La suerte es fundamental para ciertos éxitos, sobre todo para los personales, para que lo verdaderamente importante sea milagrosamente percibido. Es justo que veamos que la complicidad comunicativa es el gran bastión para crecer en lo intelectual y en lo espiritual, que es el sustento de la felicidad más auténtica.

Hoy nos contemplamos de distinta manera, aunque sea la misma, y lo hacemos porque hemos decidido cambiar la posición de la cámara de la vida. El ángulo, ciertamente, nos dice mucho, puede que todo. Busquemos lo adecuado con la naturaleza de las mismas cosas, que siempre invitan a una mejor interpretación. Hagamos caso a la intuición, pero también a la razón. La distinción más descollante nos viene de la misión posible y con criterio. Hemos de estar a bien con el universo, y hemos de conocerlo.

Juan TOMÁS FRUTOS.

martes, 30 de marzo de 2010

Desgranar la comunicación

El todo impide a veces que veamos las partes. Por eso desgranarlas, mirarlas poco a poco, ayuda a su interpretación. La voluntad ha de perseguir un tramo de intermediación donde se acojan todas las posturas e ideas. La buena comunicación alberga los distintos objetivos, los diferentes planteamientos. Pensemos que a menudo fruncimos el ceño para ver y no sólo para contemplar lo que ocurre, que es en la antesala de una vida que desdeña en ocasiones lo que fuimos. Hemos distraído la capacidad de diálogo, que hemos de recuperar con la vida misma, refrescando lo que conseguimos en comandita, lo que pudimos ser, dando y recibiendo casi al mismo tiempo. Pasemos hacia ese lado que únicamente nos condiciona a medias y con medidas de paciencia infinita. Han de serlo. Nos ahogamos por faltas de empeño en solucionar cuanto sucede, que ha de ubicarse en el frontispicio de lo que nos sorprende.

Sugiramos las palabras con las que nos hemos de unir a los balances de empeños desgranados en la nocturna habla fabulosa de quienes vuelven con regresos a los ligeros desdenes que recrudecen las posiciones que nos alivian con refuerzos equilibrados en el vacío, que siempre nos enseña a ser de verdad. No vemos, o no parece que veamos, pero hemos de realizar el esfuerzo que se convertirá en garantía de cuanto tiene un reflejo en el universo que nos desprende de las juntas que nos definieron únicamente por mitades que no justificarán nada. Adelantemos un poco más el camino.

Hemos de complementar los espacios que antes nos sirvieron de referencia. Quizá dejamos pasar mucho tiempo: puede que demasiado. No alentamos el contexto con las parcas palabras de quienes hablan sin dar con las presencias más brillantes y apuestas. Dejemos que el tiempo transcurra con un cuarto de condiciones y de circunstancias. Hemos de preferir con modelos y ejemplos de refuerzos neutros. Las cosechas llegan cuando menos las esperamos. No siempre las lluvias o sus ausencias marcan el itinerario del amor.

Las libertades nos ofertan caricias de años supuestos que nos invitan a aterrizar en simulaciones extraordinarias que nos enseñan los términos que nos permiten ser desde el principio de un acuerdo que producirá sensaciones y resultados apetecidos. Nos hemos de entretener y de divertir con las apariencias y las dichas de quienes vuelven con el afán de tener para regalar, para brindar cimas ante los ocasos que se suceden de manera irremediable.

Movamos esos terrenos que nos infringen las penas de la demora, del entretenimiento hostil. Tratemos de sustituir, desde la experiencia, lo que no es con lo que es, y seguro que daremos con ese trayecto que nos modificará las preferencias para dar con ese tono perfecto que nos rescatará de la dejadez o de la soledad, dos compañeras que ya no vamos a sostener, pues no sirven a los intereses colectivos. No olvidemos nunca que la unión nos viene de la comunicación, de la buena comunicación. Hay que propiciarla. Servir de interlocutor, de intermediario para óptimas acciones, es una labor impagable que hemos de sustentar en la medida que podamos. Si de vez en cuando desmenuzamos la comunicación, veremos con claridad ciertos cimientos que hemos de alimentar.

Juan TOMÁS FRUTOS.

lunes, 29 de marzo de 2010

Fantasía y hermosura comunicativas

Si miramos bien, vemos mejor. Creo que damos con lo que buscamos. Las cosas salen bien si la actitud persigue esa perspectiva. No es cuestión de engañarse sino de contemplación, de ángulo cuando oteamos. Las creencias, las confianzas, las posturas que nos impulsan a salir adelante, sean cuales sean las circunstancias, siempre contribuyen a buenos fines. Comparecemos para ser más nosotros en esa cara que nos invita a ver la cruz con sus flamantes brillos en las interpretaciones del valor de la moneda comunicativa, que ha de sugerir destrezas e intenciones. Debemos subsanar cualquier carencia con una voluntad de seguir adelante sin darnos por vencidos. Hagamos caso a lo que ha de venir con una versión un poco más recurrente. No dejemos al albur de la necesidad no escrita las diversiones de quienes pensaron que las cosas podrían ir un tanto mejor.

Nos debemos proponer unas secuencias de superaciones de cualquier negatividad con un entusiasmo de vectores variopintos en sus orígenes y en sus conclusiones. Hemos de divertirnos para acercarnos a ese desván donde dejamos juguetes que aún funcionan. Nos hemos permitido cuestionar lo que nos gustaría hacer, y seguro que lo haremos con la mejor de las pretensiones, que nos ha de ensalzar el buen ánimo, el mejor, con itinerario y devoción singulares. Plantemos coraje ante la vida.

Suenan las canciones que nos gustaron cuando niños entre vertientes un poco cansadas de una larga espera que nadie controló. Hemos supuesto unas querencias que ahora nos dejan donde el todo es algo más, o puede que algo menos, que nos importa en todo caso, pues la vida, ante todo, se ha de disfrutar con el acierto de contemplar todas las posibilidades con ánimos devotos.

Hemos abreviado los procedimientos con una sensación repetida de cambios para mejor, para adecuarnos a las bases que nos pusieron la altura con sus miradas más sensacionales. Hemos de advertir las mudanzas con un poco de tino, que nos ha de conducir por razones de linaje variable. No seamos en la distracción y hagamos caso a las almas que nos podrán dictar algunas actuaciones que no hemos de dejar perder. Iremos a ver lo que ocurre en cuanto sea posible. El afán ha de ser un punto de referencia y de consulta.

Aprovechar el gusto por ese conocimiento desplegado de formas y tintes diversos es una de las máximas: ha de procurarnos la fantasía y la hermosura de un cántico reglado, singular, vivido en la excepción que es tanto como la norma que otros nos plantean en la hechura de las horas, que pasan con sus desgastes, con sus sorpresas, con sus lagunas, con lo que es posible y con lo que no. Hagamos del mundo algo bello, y bello será todo.
Las figuraciones ayudan en todo instante.

Consultemos los espacios y las dudas, y pongamos manos a la obra en cuanto sea menester, en todo lo que nos envuelve con su manto de ignorancia. Hemos de decidir qué hacer, y, seguramente, la diferencia nos vendrá al hacerlo, incluso si fracasamos. Quedémonos con el ambiente más positivo, pues en el traslado comunicativo esa actitud es decisiva. La optimización de los ánimos nos garantiza opiniones contributivas con los resultados más destacados. La vida es algo más que ilusión, pero por ella se empieza. La hermosura engendra belleza. No es un modo de hablar. Lo maravilloso lo encuentran quienes no están empañados por los vicios y los fracasos, aunque no siempre salgan las cosas como uno quiere. No olvidemos que de todo se aprende, y que, además, siempre hay una segunda oportunidad.

Juan TOMÁS FRUTOS.

sábado, 27 de marzo de 2010

Preferencias comunicativas

Necesitamos inferencias y deducciones que nos conduzcan por las verdades que se complementan. Provoquemos el aprendizaje cada día. Observemos lo objetivo y lo que no lo es, y miremos en el término mediano para hallar dónde puede estar el interés. Es una suerte de hechizo comunicativo el que experimentamos hoy. Hemos sellado las empatías con unas apariencias que nos han de distanciar de las creencias en las que ser y vivir son parte de las mismas posiciones. Destaquemos los instantes felices, pues son los que hacen el deambular diario, o, cuando menos, lo justifican. Hemos de seguir como sea, con valentía, en pos de misiones posibles de mejora. El intento es ya un éxito. Lo interpreto de esa guisa.
Alentemos los corazones, que deben seguir por esas sendas de la belleza que nos proponen cuestiones con las que hemos de ser más grandes. La vida es entereza con respuestas de inquietantes ocasiones para consolidar los amores más lindos, bellos y profundos. No nos quedemos en esa nada que nos devora sin que podamos detenerla. La hermosura se ha de adivinar por dentro y por fuera. No pongamos cortapisas que entorpezcan las divisas más auténticas.
Los hechos son irrefutables, o deben serlo en cuanto a su buena intención. Nos debemos maravillar como sea, cuando sea, en la medida que sea posible. Las prisas son arbitrarias consejeras con las que vamos de un lugar a otro en pos de batallas imprevistas. Nos sinceramos con paciencias que nos hacen recelar de las bravas aguas por las que hemos de andar un día y otro. Fomentemos la soltura.
Exijamos que las implicaciones sean de principio a fin, hasta las últimas consecuencias, creciendo con lo que hacemos y con lo que no. Hemos de aseverar intenciones de cambios y de refuerzos ante las caricias que nos desgranan las motivaciones más estimables. Digamos que las cosas son en tiempo y forma. Lo son cuando queremos.
La vida nos ha recordado que las fortunas de una noche buena han de extenderse por todos los medios y con normas sencillas que nos impliquen diálogo y concierto en momentos especiales. Las controversias y las polémicas, necesarias, buenas incluso en ciertos momentos, de vez en cuando, han de ser para sumar, desde la búsqueda del sereno aprendizaje, del progreso medido. Hablar de ello es bueno, y que surta efecto también.
Hemos de tomar en consideración las preferentes dichas con las que incrementaremos las destrezas de quienes más fueron y más serán. Hemos sellado apariencias con nobles gestos que han de contar con los que nos quieren, con los que están por conocer. No persigamos méritos, sino ser felices desde la sencillez misma. Abordemos las causas con profundas docencias, con esos dones permanentes de primera fila para todos los miembros de una comunidad que hemos de hacer grande y fecunda. Pongamos manos a la obra. Hay que mirar y entender los hechos y las circunstancias con mesura, con voluntad de equilibrio, con visión de futuro. Hay alternativas ante lo que sucede, y conviene que las defendamos como garantías que son de que algo nuevo, o, cuando menos, distinto, está por venir.

Juan TOMÁS FRUTOS.

viernes, 26 de marzo de 2010

Por la felicidad en comunicación

Precisemos cada vez que tengamos ocasión. Hagamos puntualizaciones a una entrega inmediata de sensaciones y de pronósticos racionales. La dicha es la referencia. Lo es, y lo será si lo deseamos de verdad. La comunicación nos oferta un universo de posibilidades que hemos de hacer fraguar en la medida que podamos. Generamos más aficiones, más anhelos con los que crecer entre simbolismos que nos han de servir ante las esperanzas más cuajadas. No sé lo que podré ser en la noche de los tiempos. Nos haremos caso con comunicaciones en positivo y de esperanza. Funcionan, y es extraordinario que así sea. No cejemos en el empeño de acercarnos con empatía a lo que es estímulo con el que crecer. Somos en la proximidad que disculpa por la familiaridad que nos dispone ante las noches más eternas. Nos complaceremos. La felicidad se sustenta en lo cotidiano, en lo pequeño, en lo sencillo.

Hemos señalado ese intento que nos ha de esculpir en la mirada a través de los que vienen con sus singularidades más distraídas. Somos, seremos, podremos, estaremos, nos expondremos y aseguraremos todos los procesos con las nocturnas intenciones de una paz de almohadas y de sábanas de colores entusiastas. Nos debemos poner en el contexto no justificado, en la inercia que nos propone la actitud del no cansancio, en la ruta que nos ensalza con un gusto hermoso por la elocuencia que nos propone señalar otro camino más deseado.

Regresaremos a esas consultas en las que todos aprenderemos de ese linaje especial en el que nos presentamos con parsimonia y con acatamientos periódicos. Hemos indicado que podemos ser en la otra razón que es con la medida de las cosas que nos comunican alcances no soñados en eras de tropiezos y de alzamientos hacia las consultas más fortalecidas. Hemos supuesto un sí que nos prefiere con sus fructíferas señales que nos sacan de un caos que superaremos gracias al orden de las cosas por el que tanto bregamos.

Seguimos ahí con todas las fortunas de un universo que nos despliega pancartas con las que aprendemos a sentir y a considerar lo que parece que es nuestro. Hemos supuesto que podemos: sabemos que vamos a demostrar todo eso y más en la nueva etapa que nos rodea. Si negamos lo que es, no nos queda mucho para ser. Salgamos de la introversión que nos hace perder ocasiones. Hemos liderado preferencias con las que nos emplazaremos en una versión un poco más limpia. La vida es en la trayectoria, en el mismo camino, con deseos de fortunas nada gratuitas. Hemos secuenciado las verdades con sus interesantes posturas.

Seamos con una creencia que no lo parece. La existencia humana se compone de situaciones variopintas con las que hemos de crecer. Estamos listos para cuanto sea menester. Las coyunturas se han de exprimir en todas sus posibilidades con una grandilocuencia de preferencias y de pretensiones sin más historias que la tradición reinventada en sus afectos y en sus consideraciones más notables. Sepamos aprender. La vida nos ha regalado mucho, y entiendo que debemos devolverle más. Por lo menos que no quede por nosotros, por un intento reiterado y muy saludable. El universo comunicativo nos aguarda. Nos podemos dejar llevar por las corduras de unas raíces profundas y humildes casi al mismo tiempo. Realicemos todas las actividades que sean menester para asistir a los procesos comunicativos más loables, que nos amparan con resortes que han de tapar las brechas que hasta ahora han sido. Conviene que no nos quedemos en palabras.

Juan TOMÁS FRUTOS.

jueves, 25 de marzo de 2010

Voluntades comunicativas en camino

Pongamos en marcha todo ese aparato de aprendizaje que conocemos hasta dar con las esencias de los otros, con los cuales hemos de compartir las nuestras. Avanzar cada día es la máxima con la que hemos de movernos, incluso en lo momentos más complejos, quizá sobre todo en ellos. Recordemos que somos en la destreza que predispone para ser en la noche de unos tiempos que nos han de ayudar a girar hacia ese instante de la fuerza más dispar. Nos hemos de enseñar a vivir y a ser con las conveniencias más singulares. Seamos con muestras de muchos cariños. No distanciemos las soluciones ante una era que nos ha de proponer mudanzas y algunas mejoras. Hemos generado una inercia que nos ha de complementar. Seremos dichosos en ello y por ello.

Juntemos las estampas de la vida con una singularidad que nos ha de apuntalar para acercarnos a lo real y a lo justo, que hemos de procurar que sea sencillo, brillante, ordenado, desbrozado para que se vea lo accesorio ante lo principal. No defendamos lo que no conocemos. Tratemos de saber antes de hacer. No originemos empeños que se pueden quedar un punto atrás. Las directrices nos impulsarán con complementos con los que hemos de navegar en el vacío. Será una buena experiencia si lo sabemos ver así.

Salgamos con la moral suficiente que nos ha de conducir por un camino de voluntades con firmezas y señales que nos han de producir una especie de sensación inocua. Las grandezas del espíritu nos ofrecerán la valentía de los resultados, que respaldarán las voluntades de creencias y querencias con las que estimaremos los momentos más cuidadosos. No seamos en sinuosas batallas y demos con los negocios nuevos que nos invitarán al aprendizaje.

Escuchemos los pasos de quienes nos siguen para contarnos y confesarnos lo que nos parece único y nuevo. No paremos en los instantes menos concertados y conocidos y hagamos todo lo posible desde la excelencia de un reciclaje que nos ha de apresurar el momento más brillante. Hagamos caso a todo cuanto nos rodea desde la interpretación del crecimiento imparable.

Hemos sellado algunas entradas para que afloren más los conocimientos por otras. La existencia se ha de comprometer al incremento personal de la belleza interior a través del aprendizaje. Hemos juntado cromos que nos atribulan con batallas de amores estimables, únicos, sencillos, sumidos en la creencia de una densidad con campo y todo del que hemos de extraer frutos de inmensa calidad y dulzura. La comunicación será ese todo con infinitas apuestas. Es cuestión de proseguir. Merece la pena todo lo que podemos aprender en ese itinerario de esfuerzos y de empeños en lo alto. Las voluntades están, y han de estar, en marcha, de manera constante y permanente, con lo que ello supone.

Juan TOMÁS FRUTOS.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Curiosidad comunicativa

El deseo de aprender ha de erigirse en el eje de la voluntad con la que nos moveremos un día sí y otro también. Apuntemos cuáles son las formas, que siempre han de partir de la autenticidad. La comunicación nos ha de servir de acicate para todos los vuelos docentes en los que nos hemos de inmiscuir. Sugiero vivir y entender casi al mismo tiempo. Al menos, hemos de intentarlo. Secuenciemos las medidas con las que crecer cada día, que han de apostar por lados supremos. Seamos sensatos en las noches de tiempos visibles que nos han de pronosticar un arreglo fácil. Hagamos que las cosas funcionen, que lo harán, claro.

La existencia se compone de ciertos ratos, de unas intenciones que han de aumentar las caricias hacia ese tono que nos ha de pronunciar las mejores lecciones. Nos hemos de enseñar a ser en el todo, con un sí de pronunciamientos uniformes. Nos hemos de agasajar con una voluntad entre cerrada y cierta. Somos y seremos lo que digamos.

Hemos “direccionado” los motivos con unas voluntades medio terrenales. Las vicisitudes más sensatas nos han de permitir aproximarnos con un entendimiento de valores equilibrados entre comprensiones de derroteros que hemos de cultivar en cada ocasión. Siempre que podamos hemos de intentar varias posturas.

Las cosechas de los años mozos nos han de servir de balanza y de entrega a lo que podrá ser una gran causa, con la que nos uniremos a las bravas cosechas con las que vamos a compartir el mantel de la experiencia, hecha de un poco de todo. Aumentemos nuestras personalidades sin pisar a nadie. Nos hemos de animar desde la valentía más curiosa y fructífera.

Hagamos carreras de ésas en las que aprendemos sin querer ganar. Es bueno que nos digamos que estamos hechos el uno para el otro. Lo estaremos. Los olvidos de otros ciclos han de vivirse en primera persona. Hagamos caso a lo que nos rodea con una parsimonia meditada y pensada de antemano. Poco a poco podremos acercarnos a paraísos intelectuales donde todos aprenderemos por el afán que compartiremos con los que más saben, con los que más desean conocer. Así lo comunicamos. Nos aguardan grandes, buenas e intensas cosechas que nos hemos de dejar de lado. Cuidemos de ellas desde la franqueza. La curiosidad en la comunicación es garantía de continuar con un cultivo del espíritu que nos engrandece en nuestra actividad diaria. No renunciemos a ella.

Juan TOMÁS FRUTOS.

martes, 23 de marzo de 2010

Las oportunidades existenciales de la comunicación

Las opciones reales e ilusionadas nos vienen del hecho comunicativo en sí, de su defensa. Conocimiento y comunicación, y viceversa, constituyen un binomio muy interesante que hemos de sostener en la medida de lo posible. Busquemos asesorías con las que navegar por aguas desconocidas en las cuales hemos de sobrevivir y ayudar a que otros lo hagan. Atendamos al amor, al honor por las cuentas de antaño, por las motivaciones que nos sugieren regresos a lo posible, más que eso: a lo deseable. Hemos de abundar en los buenos motivos, en las creencias más nobles. Elogiemos las experiencias como bases que nos sustentan con sus intenciones más honestas, que las hay y que las hemos de fomentar.

Nos debemos sincerar con las empatías de todos aquellos que nos distinguen con sus posiciones claves, que hemos de tener presentes con sus diferencias, con lo que son, con lo que pueden. Hagamos caso a lo que nos sorprende. Singularicemos las determinaciones que han sido objetivos diarios con sus frecuentes vacilaciones, que también hemos de sobrellevar. Las mejores maneras han de ser buenas prácticas. No paseemos de largo sobre las oportunidades existenciales.

Sellemos las puertas por las que salen aspectos negativos y abramos los cauces por los que vendrán conocimientos y experimentaciones respecto de lo que tiene un algo de sentido. Giremos hacia el lado más apuesto, con el que hemos de crecer un día y otro también. No curemos las heridas antes de que se produzcan: si acaso debemos prevenir las fugas de intereses variopintos. Nos hemos de regalar el riesgo de intentar el refresco de lo conocido.

Nos hemos de molestar en que las cosas salgan, en que la vida nos sujete lo justo, en que viajemos con imaginación y con mente. No hay privilegios: si acaso hemos de buscarnos en las razones y en los registros de la experiencia, que no ha de negarse a consejos e intentos, aunque queden en el vacío. Nos hemos de poner en marcha en todas las cuestiones e iniciativas que sea preciso. Prestemos las intuiciones a nuestros queridos entornos.

Las consideraciones más bellas nos conducen a la hermosura del pensar en positivo, de alcanzar los triunfos compartidos desde el entusiasmo y las enterezas por lo que ha de venir todo un compendio de preferentes actividades con las que incrementaremos el ritmo y sus devotos resultados. Nos debemos amparar en las extraordinarias comunicaciones, y pugnar por sus opciones y conquistas, por sus fallos y entendimientos, por sus devoluciones y vueltas a empezar, para llegar a los elementos que han de caracterizar los volúmenes más diestros. Seguro que podremos asumir muchas más cosas de las que pensamos. Si dirigimos bien la comunicación, obtendremos metas gloriosas. No permitamos que ganen la partida las brechas de ningún género. Los cauces han de expandirse hasta el infinito, si se puede, si es menester. Hay muchas oportunidades, y más que habrá si mostramos interés y voluntad en ello. Fomentemos esa singladura.

Juan TOMÁS FRUTOS.

lunes, 22 de marzo de 2010

Comunicación extraordinaria

La belleza y la hermosura son ejes cotidianos que han de interpretarse como aspiración, como anhelo, como afán. En la comunicación, claro está, también. Pongamos perspectiva y ángulo a cada cosa que nos sucede, que nos llega. Nos ayudará a hacer un buen análisis. La vida se compone de señales que hemos de interpretar en abierto: han de estar prestas a que las cosas se consideren de la mejor manera que podamos. Asumamos las historias y los eventos en los que nos vemos involucrados con números y certezas que nos han de incluir en las esferas más increíbles. Hagamos caso a las posturas con las que crecemos, con las que nos insertamos en un aspecto sideral, universal, llevado a todas las posibilidades que podamos disfrutar. Debemos cogernos de la mano para ser en cada jornada.

Nos tratamos en ese ámbito en el que nos sentimos iguales. Es bueno que así sea. Nos ayudamos para acercarnos a las caricias más inciertas, que nos ponen donde todo es. Hemos acertado con las directrices que nos provocan esa brecha que nos previene con sus circunstancias más variopintas. Laboramos todo cuanto podemos, y nos acercamos a las impaciencias que nos acechan con sus situaciones más variopintas. Nos hacemos caso. Indicamos un poco el camino, y somos en él. Debemos procurar el entendimiento cada día.

Las cicatrices de los años mozos nos han de devolver a las intenciones de los fines más queridos, que son, que han de ser en la voluntad más comprometida para tocar en la noche de los primeros tiempos. Nos pondremos a hablar de lo que nos enriquece, de lo que nos insufla una previsión más estimable con sus respuestas dadas a cada segundo. Nos tenemos que ayudar con el anhelo que se plantea como atalaya dispuesta en el frontispicio de nuestros deberes, que han de desgranar preguntas y respuestas.

Repongamos la fe en las montañas, en sus movimientos, en los discernimientos de las creencias más universales, que han de ser grandes, especiales, únicas. Disipemos las actitudes rancias con sus bravas conclusiones respecto del bien que es antesala de la concurrencia más formidable. Veamos las preferencias con sus dones más estupendos, y hagamos caso al corazón con la equidad que nos dará la mente, hoy en su sitio, el que conseguiremos en comunidad. Las enseñanzas prosiguen.

Seamos puntuales en esas apreciaciones que nos darán unas extraordinarias apariencias con las que continuaremos el quehacer largamente mantenido en la distancia que nos presiente con ánimos sumados a las incertidumbres que nos mantienen entre el ser y el querer. Todo es en la nueva noche que nos dispone con una misión que vale todo lo que dispongamos. Después de todo, ya podemos señalar que estamos hechos el uno para el otro. Pongamos por caso que sí. Los símbolos y las señales nos manifiestan una postura en abierto. Somos los mejores presentes que podríamos tener. Así es. A los iconos no ha de faltarles la perspectiva. Con ella sabremos un poco más. La comunicación se ha de plantear como la máxima posible, en plenitud y potencias enormes, con valor extraordinario.

Juan TOMÁS FRUTOS.

Por eso adiós anticipado

Pregunto por tus versos, que se quedan en un lago sin punto de amarre. Nos sonreímos por ese adiós anticipado.

Nos veremos muy pronto

La vida regresa de su noche, y hemos de aprovechar esta segunda oportunidad. Nos veremos muy pronto.

sábado, 20 de marzo de 2010

Conocimiento de las distintas verdades

Debemos hacer que confluyan las figuraciones y las pretensiones con las que cada día nos bañamos en sentido real y figurado. La pretensión ha de ser llegar un poco más lejos, todo cuanto podamos. El empeño nos ha de emplear con convicción. Si queremos comunicar, hemos de corroborar los procesos con muchas fuentes, con todas las que estén a nuestro alcance. Puede que la mañana nos distancie de algunas de las referencias que hemos buscado. No huyamos de las circunstancias con las que hemos crecido. Nos necesitamos. No restrinjamos las convenciones de entregas cariñosas con las que mostraremos mucha cercanía. No es bueno que premeditemos. No seamos discretos en todo momento.
Nos somos en la nueva noche, pero algún día lo seremos. Deberíamos entregarnos con comunicaciones no convencionales. Debemos, igualmente, prevenir con presunciones no inocentes. Nos trasladamos cada jornada con inversiones que contamos y que tienen que ver con lo intelectual, con la confianza, con el espíritu.
No dejemos que las dudas nos acerquen a un bloqueo que hemos de superar. No seamos temerosos de una realidad que nos ha de ayudar a recuperar la confianza. No nos enfrentemos a las diferencias con actitudes de regreso a la visión menos conformada con enseñas de fortaleza y cargadas de buenas vibraciones. Lleguemos a ese pacto que nos haga reaccionar con claridad y orden.
Añoramos momentos de pura felicidad, de esa que consideramos sencilla y que nos duele porque nos tomamos demasiadas tardes libres cuando tenemos mucho que hacer. Nos damos la bienvenida, pero, al mismo tiempo, nos debemos enfrentar al propósito de enmienda con unas razones que no se registren con derechos supuestos. La vida ha de ser tangible, con inversiones en el propio tiempo, que nos constituye.
No creemos en todo lo que hacemos. Eso no es bueno. Nos protegemos. Pensamos en las voluntades que nos dan lo bueno y lo malo. Nos debemos centrar para que la frustración y las intenciones nefastas no nos lleven a las voluntades menos comprometedoras. Reaccionemos para dar con los arreglos a las coyunturas que se transforman en estructuras que nos hacen mucho daño. Hemos de atender las referencias que nos distinguen con suposiciones variables, que hemos de dirigir hacia el sitio que nos cambia de posición. Seamos un poco pícaros con la mirada puesta en los demás.
Nos despertamos. Estamos estupendamente. Hemos advertido una serie de cambios que nos repetirán los resultados. Hagamos caso a esa astucia que nos caracterizó con luces que apagarán las penumbras. No tenemos que aceptar que el sollozo sea el frontal de una iniciativa responsable de que las distancias nos ganen las partidas en la sucesión de unos días que han de arrancar los elementos más positivos con prioridades que han de ganar con encuentros de pensamientos nuevos. No sé si las incorporaciones de ideas atajarán las crisis existenciales, pero estoy convencido de que podremos ayudarnos muy mucho.
Demos con las evidencias a través de los modos que nos acercan con comunicaciones plenas. Existimos con las buenas pretensiones que hemos de transformar en facilidades de acceder al aprendizaje. En ello estamos, y debemos estar. Las comunicaciones en plenitud han de ser las metas que nos tracemos cada día. Seguro que en alguna ocasión daremos con las formas y fortunas que nos planteamos y que perseguimos. Cada amanecer nos debemos volcar en las esencias comunicativas y debemos procurar acercarnos al conocimiento de las distintas verdades, que se complementan.

Juan TOMÁS FRUTOS.

viernes, 19 de marzo de 2010

No a las desganas comunicativas

No seamos perezosos. Comuniquemos cada día y de la mejor manera que podamos afrontar. Hagamos caso a nuestros corazones y demos con lo sencillo como base y eje de una verdad suprema. El despertar de un puente festivo nos puede conducir por vericuetos en los que afrontar los mejores despertares, las creencias en los destacados elementos con los que aglutinamos espacios, cambios, propuestas, ansias y dichas de consideraciones especiales. No tengamos atrás ese afán que nos podría impulsar para salir de las bajas temperaturas.

Hemos de surgir hacia delante con una previsión de mejorías en las primeras horas de unas jornadas que han de ser claramente de mudanzas. Lo externo nos ha de ayudar en el desarrollo interno. No paremos ante las desganas que nos trasladan quienes creen menos en los valores que poseen. Hemos de albergar el máximo positivismo en el interior. Crezcamos con los números para compensar las carencias.

Demos paso a lo que nos ha de transportar hacia ese mundo imaginario, por soñado, que, con las convenientes definiciones, debería contribuir a una mayoría de actuaciones conducentes a la madurez que precisamos. No debemos pararnos. No es justo que nos mantengamos en la indefinición. Disfrutemos de todos los espacios, por pequeños que sean. Hay verdades que estimulan por doquier las reacciones ante los objetivos que han de acercarnos a los universales más graciosos y agraciados.

La vida es una creencia ilusionada en el desarrollo, para que así sea, vistiendo con las promesas que hemos de cumplir para alcanzar las premisas con las que navegar con varios rumbos hacia soluciones que nos prefieran en esa nueva verdad, refrescada ella, que nos inducirá a tomar decisiones rompedoras de las malas inercias. No nos hemos de agotar. No acabemos con lo que nos definió como buenas personas. Es lo único, lo más importante, que nos queda.

No renunciemos a las conquistas sencillas. Hagamos caso. Hallemos el momento que ya no será fracaso. No pensemos que las cosas tienen más o menos importancia en función de sus resultados. Lo pequeño, sobre todo en su suma, también constituye una base para que exista una mañana. No olvidemos que en la vida hay muchos elementos minúsculos en su relevancia, que se suceden, que son, y muy pocos grandes que podamos disfrutar de verdad. Por ello nos tenemos que ayudar para que no se escapen, para que sean, para que la intención brille de manera oportuna. Ahí estamos. Claro que sí. Lo menos complicado aguarda a que lo trillemos y lo cojamos sin más historias, a la vuelta de la esquina, sin dobleces, ya. La voluntad cotidiana ha de ser el cimiento de esas realidades joviales e intelectuales en las que queremos tomar partido.

Juan TOMÁS FRUTOS.

jueves, 18 de marzo de 2010

ECONOMÍA E INDUSTRIA EN 2009

2009, el año devorador de empleo

La vida pasa por determinados ciclos. Cuando estamos en uno bueno, todo es tan encantador que hemos de arrancarnos una visión de desaliento anticipado para tomar una serie de medidas correctoras y de previsión encaminadas a que, cuando viene la etapa menos benévola (una situación, por otro lado, normal cada cierto tiempo), estemos preparados y con el suficiente nivel de ahorro, de entusiasmo y de energía para afrontar las medidas que sean necesarias. No parece que hayamos hecho de hormigas mientras cantaron las cigarras. Se supone que conocíamos la fábula, pero puede que el transcurrir del tiempo nos haya disipado su moraleja.
Desde el punto de vista económico, desgraciadamente, para nuestra región el 2009 ha sido un año para olvidar. Cada jornada de este pasado ejercicio nos hemos desayunado con noticias que nos ofrecían nuevos datos preocupantes sobre la situación, que dejan en cualquier caso a la Región de Murcia en los peores lugares en todos los indicadores que tengan que ver con el bienestar social con respecto al resto de Comunidades Autónomas, y mucho más si nos comparamos con el resto de Europa, e incluso con buena parte del mundo.
La destrucción de empleo en los dos últimos ejercicios es constante y dos de cada diez murcianos se encuentran ya viviendo por debajo del umbral de la pobreza. Las cifras, que lo aguantan todo, son escalofriantes, y es preciso que se arbitren decidas medidas ya para que la situación social no sea tan dura e insostenible.
En concreto, hay en la Región 48.900 parados más que en diciembre de 2008 (34,4%), y 27.676 afiliados menos a la Seguridad Social (-5%). Ambos datos caracterizan la mayor recesión que ha atravesado la Comunidad Autónoma en las últimas décadas. Es cierto que el contexto nacional e internacional no arropa, no ayuda en modo alguno.
Cuando hacemos resúmenos o balances desde el punto de vista económico-laboral, la visión es aplastante. El paro subió en la Región un 43,44 por ciento, casi diez puntos más que la media nacional, lo que significa que la tasa de desempleo se situó en el 22,47 por ciento, según la Encuesta de Población Activa (EPA). A nivel nacional, la recesión económica se cebó también con el empleo y, como consecuencia, en 2009 la tasa de paro aumentó hasta el 18,83%, la más alta desde el primer trimestre de 1998, y el número de parados alcanzó el máximo histórico de 4.326.500 personas. Todo parece indicar que nunca antes se había perdido tanto empleo en tan poco tiempo. La sensación de pavor parece campear por los foros económicos, lo cual no es nada bueno.
Hay un punto en el que debemos insistir, en éste y en otros ámbitos, sobre todo cuando nos referimos a datos fríos que, en principio, dicen mucho, pero también distancian de las realidades que tratan de trasladar. La idea que queremos resaltar no es otra que, detrás de estas estadísticas, hay personas que sufren y padecen unas situaciones muy duras en lo económico y también en lo personal y en lo familiar. Los días cuentan y lo hacen en cada segundo, para lo bueno y para lo malo, y las soluciones, fundamentalmente si se pueden anticipar, cuentan, asimismo, de modo que el objetivo debe ser actuar en tiempo, forma y contexto para que la injusticia de no tener un trabajo dure lo menos posible.
Por tanto, y, si las cosas van mal a nivel nacional, mucho peor se pintan en nuestra región donde la destrucción de empleo, con un incremento interanual de casi un 60%, duplica la media estatal. Seguramente la confianza anterior en determinados sectores, ahora deteriorados, tienen que ver con esto que subrayamos. Las medidas más acertadas, sin desdeñar el esfuerzo que se ha hecho y que se realizará, deben ir en el sentido de recuperar la visión positiva de que todo esto tiene arreglo.
Hay más elementos discordantes. Murcia es una región donde la redistribución de la riqueza ocupa los perores escalafones, ya que dos de cada diez murcianos no perciben los ingresos necesarios para una subsistencia digna. Los ingresos de un 21% de la población, aproximadamente, no superan los 500 euros al mes, situación que viven especialmente jóvenes, personas mayores e inmigrantes. Conviene que pensemos en corregir estos desniveles, que solo producen injusticias.
No parece que las elucubraciones y cálculos nos hagan pensar en un futuro de mudanza y de mejora. A estos datos se suma el hecho de que ni analistas nacionales ni internacionales auguran para el presente ejercicio 2010 nada mejor, ya que las previsiones son de una gran complejidad y mucha incertidumbre. Hay que superar todas las malas estadísticas y vibraciones y pensar que las cosas irán mucho mejor. Así será, aunque sea lentamente, y haya que esperar algún año más.
Arrojemos toda la luz que podamos para solucionar lo que ocurre. La crisis va a las mismas bases: incide en los grandes instrumentos de generación de empleo, las empresas. En cuanto a la destrucción de empresas en la Región han cerrado unas 5000 en el último año, es decir, que en tan solo doce meses se han destruido el mismo número de empresas que se crearon entre 2004 y 2007. El dato es escalofriante, demoledor. A esta realidad hay que unir que la mayoría de las empresas, tras dos años de crisis están exhaustas porque el beneficio llevado a la situación de reservas se ha dedicado, en vez de a invertir, a autofinanciarse para intentar pasar el chaparrón. Cada vez queda menos margen de maniobra.
A pesar de todo el pesimismo que arrojan los datos puros y duros aportados hasta ahora el gobierno regional a través de su consejera de Hacienda destacó en el Balance realizado al concluir el año que había brotes verdes tales como el hecho de que la Región de Murcia se haya situado, gracias a las actuaciones realizadas en materia de Sociedad de la Información en la comunidad autónoma con mayor crecimiento en equipamiento TIC y en conexiones a Internet según el INE-Este año 2009 ha culminado con éxito la primera mitad del Plan de Desarrollo de la Sociedad de la Información, que, en tan sólo quince meses, “registra ya una ejecución de más del 73 por ciento de las acciones previstas, con una inversión asociada de 96 millones del total de 122 millones presupuestados”.
La crisis exige austeridad
En cuanto a las valoraciones del trabajo realizado por su departamento durante el último ejercicio destacó que su consejería ha planificado la economía regional “con el rigor y la austeridad que nos exigía la situación de crisis que estamos viviendo”. En este sentido, subrayó que la “prestigiosa agencia de calificación crediticia Moody’s mantiene como ‘estable’ la calificación de las finanzas de la Región de Murcia, al tiempo que ha rebajado a ‘negativa’ la de otras comunidades y ha puesto en alerta a otras tantas”. Estas valoraciones y estos y otros datos que las acompañan aparecieron en los diarios regionales, como La Verdad y La Opinión, sin olvidar el reflejo en otros como El Faro o en las propias Agencias de Comunicación.

La gestión de la Consejería de Economía y Hacienda se ha definido este pasado año, en palabras de la consejera, Inmaculada Alemán, “por dos acciones muy claras: ahorro y financiación. Ahorro para minorar el gasto público y poder dedicar lo máximo a la promoción de la inversión y el empleo” y financiación para amortiguar la caída de ingresos generada por la crisis y fortalecer a quienes la sufren más, como es el caso de los municipios, las empresas y los ciudadanos”.
Inmaculada Alemán ha sido muy contundente. La consejera afirmó que este ha sido “el peor año de las tres últimas legislaturas en materia económica y laboral para la Región, en el que nuestro principal anhelo ha sido que la crisis afectara lo menos posible a nuestro tejido empresarial, especialmente las pymes, que constituyen el 98 por ciento del mismo, y tienen en sus manos recuperar el nivel de empleo y producción”. No olvidemos que el mayor porcentaje de generación de empleo viene de las pequeñas y medianas empresas, que no se suelen sobredimensionar en función de las coyunturas y cuya ocupación laboral suele tener un componente familiar que no se deshace en tiempos de crisis. Precisamente por ese perfil las Administraciones suelen trabajar, en coyunturas como la actual, por y para protegerlas.
El que los datos sean malos no quiere decir que no se haya hecho nada. Cuando menos se ha tratado de mitigar o amortiguar los malos efectos. Durante 2009 el Instituto de Crédito y Finanzas ha sido, indica la Consejera, “el principal instrumento del que nos hemos valido para buscar esa financiación con que dar oxígeno a las empresas”. Así, ha sido definitivo para la Materialización del Plan de Endeudamiento de la Comunidad Autónoma para 2009 por importe de 596 millones de euros, “en las mejores condiciones de plazo y coste, porque nuestra calidad crediticia y robustez financiera nos ha permitido encontrar ofertas ventajosas en esta materia”. Lo cierto es que hemos pasado de una etapa de mucha boyantía a otra de un pesimismo atroz que conviene compensar o equilibrar, o, difícilmente, podremos salir de la espiral en la que nos hemos introducido. La visión en global y de conjunto nos debe ayudar a la superación de un trance bastante complejo.

El apoyo financiero, y más si proviene de órganos oficiales, es básico para la recuperación económica en este estado de estancamiento crítico en el que nos encontramos. En ese sentido se ha trabajo y mucho, y así se ha despertado la perspectiva (o se ha incidido en ella), amén de la actividad, de responsables europeos, y, por supuesto, de las áreas regionales y nacional. También se ha logrado este año la obtención de un préstamo del Banco Europeo de Inversiones al Instituto de Crédito y Finanzas por importe de 100 millones de euros, que “ha supuesto la apertura de la línea de mediación, por 100 millones, y la convocatoria de su adjudicación a entidades financieras, para facilitar financiación para inversión y para capital circulante a pequeñas y medianas empresas”. Esta gestión fue destacada por la Administración regional como decisiva, como hizo ver en comunicados oficiales al respecto y como se vio reflejado en las publicaciones murcianas. Lo cierto es éstas han sido y son unas referencias para aglutinar los datos de la memoria en este campo que nos ocupa, así como en otros.

Desde el gobierno regional, y conviene reseñarlo igualmente, se ha apuntado como un elemento a favor la firma de un convenio para facilitar financiación a empresas de economía social, con la Unión de Cooperativas de Trabajo Asociado de la Región de Murcia (Ucomur), la Asociación de Empresas de Economía Social de la Región de Murcia (Amusal) y cuatro entidades financieras (Cajamurcia, CAM, Cajamar y La Caixa) que puede suponer unos 7,8 millones de euros. El convenio supone un compromiso de estas entidades financieras por el cual las empresas del sector podrán obtener anticipos de ayudas y subvenciones en buenas condiciones de tipos y garantías.

Necesidad de medidas
Sin embargo, no todas las instituciones se muestran tan optimistas respecto a la situación que vive la región tras dos años de dura crisis económica. Preguntados a este respecto nos encontramos con que cada agente social hace su propia demanda. La CROEM insta a las administraciones a adoptar medidas estructurales necesarias que permitan agilizar la salida de la crisis, que pasarían por lograr un mercado laboral más ajustado a las necesidades empresariales.
Hay más visiones e interpretaciones de los empresarios. La Cámara de Comercio de Murcia ve preocupantes las dificultades para encontrar empleo que tiene la población en edad de trabajar, cuya desconfianza en la recuperación del mercado laboral se refleja en el descenso del número de activos.
Desde el sindicato CC.OO. se demanda la necesidad de un gran acuerdo social en la Región con la participación de todos los agentes sociales que oriente un nuevo modelo económico y productivo, con solvencia, para luchar contra el desempleo.
UGT insta a que los responsables políticos exijan a las entidades financieras que utilicen los avales y ayudas públicas recibidas en restablecer el flujo de los créditos a pequeñas y medianas empresas y a las familias. Realmente hace falta que se genere un movimiento de capital para gestar y generar riqueza.
Los agentes sociales están de acuerdo en que todos deben arrimar el hombro y solventar las carencias que se han producido y que se siguen detectando. Muchas son las reuniones, medidas y/o decisiones que se han ido considerando y tomando a lo largo de 2009. El consenso y la idea de que todos estamos en el mismo barco, como así es, se presenta decisivo. En este sentido, las principales trabas que encuentran los empresarios para remontar la crisis son la falta de liquidez y la dificultad para conseguir financiación bancaria. Bancos y cajas de ahorros aún son bastante reacios a conceder créditos. Además, casi la mitad de los negocios vieron reducida su financiación y sólo a un 4,5% les fue incrementado.
Para conocer cuáles son las opiniones de la población respecto a las principales dificultades que asolan a la Región de Murcia, el club Seniors ha elaborado, por cuarto año consecutivo, una encuesta, con un margen de confianza del 95 por ciento (un nivel alto), en la que se ha revelado que el paro, con un 59,8 por ciento, seguido del agua (49,7 por ciento) y de la economía (39,3 por ciento) son los tres principales problemas de la Región de Murcia durante 2009. Estas encuestas han sido corroboradas en sus resultados por otras semejantes.
El denominado Barómetro Social de la Región de Murcia elaborado por la empresa Consultores CSA refleja que la economía y la crisis han desplazado a la inmigración como problema regional para sus ciudadanos, que, en el barómetro de año 2008, figuraba en el cuarto lugar.
El diario La Verdad comenzó 2010 entrevistando a medio centenar de representantes destacados de la sociedad murciana para que hicieran balance de los hechos positivos y negativos que el año que acababa de finalizar había deparado a la Región. Lo más preocupante: el hecho de que el aumento del desempleo haya llevado la angustia y la preocupación por el futuro a miles de familias murcianas. Por tanto, el crecimiento del paro es lo peor que ha ocurrido en la Región durante 2009, según la mayoría de las 47 personalidades de la Región preguntadas. Los fallecimientos del escultor Antonio Campillo y del pintor Molina Sánchez han puesto la nota luctuosa al 2009, que terminó con incertidumbre sobre los recursos hídricos de los que dispondrá la Región. Lo mejor del año, a juicio de muchos de los políticos, representantes empresariales, judiciales, sindicales, académicos e investigadores encuestados, ha sido el descubrimiento del yacimiento arqueológico de San Esteban y la decisión de conservarlo. Los triunfos del Efesé, la exposición de Alfonso X y los avances del aeropuerto también suponen motivos de alegría.
Pero ¿para cuándo la salida de la crisis? ¿Cuándo se producirá la recuperación del empleo? Todo parece indicar que la salida de la crisis no está cercana, y tampoco la recuperación del empleo, por lo menos en España. Ésa es la consideración que nos hacen los responsables y miembros de la élite empresarial española. Es la principal conclusión de la Encuesta Mundial de CEOs, que desde hace trece años elabora pricewaterhouseCoopers. Superar la incertidumbre se tercia básica para afrontar con más empeño y fuerza el futuro a medio y largo plazo.
Desconfianza
No obstante lo que decimos, no parece que haya mucha fe en mejorías. Del estudio se deduce que los presidentes y consejeros delegados españoles son más desconfiados sobre la salida del pozo de la recesión económica. Frente al 65% que afirma que sus países ya se están recuperando de la crisis o lo harán a corto plazo, antes de finales de 2010, los CEOs españoles se sitúan en una posición sensiblemente más pesimista: el 76% cree que la recuperación en nuestro país no vendrá como muy pronto, antes de 2011, en línea también con las últimas previsiones del Fondo Monetario Internacional.
Las previsiones de empleo son desoladoras. Las empresas de todo el mundo van a continuar reduciendo sus plantillas en 2010, aunque en menor medida que en los últimos doce meses. De cara al futuro, los directivos españoles son también menos optimistas: el 44%prevé continuar con reducciones de plantilla en los próximos doce meses, frente al 25% a nivel global. Es significativo que sólo un 8% de las empresas españolas piense aumentar personal frente al 39% de los CEOs mundiales.
Por tanto, terminamos este repaso a la situación económica con pocas alegrías ya que las previsiones no auguran buenos tiempos ni para el mundo, ni para España y parece que mucho menos para Murcia respecto a lo que a situación económica se refiere.
En cuanto al sector industrial en nuestra región existen luces y sombras. Las luces alumbran a los principales proyectos que siguen su ejecución en algunos casos con ciertos retrasos pero, en todo caso, hacia delante nos referimos al Proyecto C10, Ampliación de REPSOL YPF, la mejora del Puerto de Cartagena, la construcción del nuevo Aeropuerto de Murcia en Corvera, la implantación de un equipo de Fórmula 1 en la Región, y la nueva Terminal de contenedores del Puerto de Cartagena. Estas iniciativas ayudarán a dinamizar a medio o largo plazo a la comunidad.
También durante el pasado ejercicio se siguió ejecutando el Plan Industrial de la Región de Murcia puesto en marcha en 2008 y que supondrá una inversión superior, por parte del gobierno regional, a los 700 millones de euros hasta el 2013 con el objetivo de apoyar al desarrollo del sector industrial, al que junto la agricultura y el turismo se le considera piedra angular para poder salir de la fuerte crisis económica en la que se encuentra sumida Murcia.
Las sombras se ubican en la producción industrial que cerró el 2009 con una bajada del 1,4 por ciento según los datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
En cuanto a las variaciones de los índices según el destino de los bienes, se produjo un incremento en la producción de bienes intermedios con un aumento del 52,9 por ciento y de los bienes de consumo no duradero con un 5,7 por ciento.
Se experimentaron los mayores descensos en los productos energéticos con un -50,4 por ciento, seguido por los bienes de equipo con un -8,4 por ciento y los bienes de consumo duradero con un -7,1 por ciento.
Sigamos haciendo esta macabra radiografía y veamos dónde se producen las tan temidas incidencias. El detectar parcialmente las esferas que sufren estos golpes nocivos de la caída de actividad puede ser un punto de inflexión y de referencia para tomar las oportunas medidas. Por ramas de actividad, el mayor aumento lo ha registrado la industria química y farmacéutica con un crecimiento respecto al mismo mes del año anterior del 71,9 por ciento seguida de la fabricación de bebidas con un 59,2 por ciento, la fabricación de productos de caucho y plásticos con un 43,7 por ciento, la industria del cuero y del calzado con un 43,5 por ciento, la metalurgia y fabricación de productos metálicos con un 34,5 por ciento y la industria de la alimentación con un 12,8 por ciento.
Por el contrario, se producen los mayores descensos en el suministro de energía eléctrica y en refino de petróleo con un -50,4 por ciento y otras industrias extractivas con un -26,5 por ciento, seguida de la industria textil y de la confección con un -23,7 por ciento, la fabricación de otros productos minerales no metálicos con un -20,5 por ciento, la industria del papel, artes gráficas y reproducción de soportes grabados con un -10,5 por ciento, otras industrias con un -9,9 por ciento, y la fabricación de muebles con un -5,8 por ciento. Estos datos fueron reflejados por los periódicos durante el pasado año 2009.
Y como queremos concluir este artículo arrojando cierto optimismo respecto al futuro lo cerramos indicando otro dato positivo: el de la inversión industrial entre los años 2000 y 2008 que fue superior a los 368 millones, según queda recogido en el informe del Consejo Autonómico Regional de Industria. Seguramente el mirar con optimismo, con una visión halagüeña e ilusionada de la vida, como nos subraya repetidamente en otros artículos de esta misma publicación el Decano de los Periodistas Murcianos, Juan Tomás Frutos, con optimismo, decimos, llegaremos a algunas de las metas que la sociedad tiene establecidas, sin las cuales no podremos abandonar la crisis. Como suele decir Tomás Frutos, “juntos podemos, y debemos”.
Por tanto, y como resumen, la Región de Murcia encabezó la lista de las ocho Comunidades Autónomas que crecieron por encima de la media nacional en industria en el periodo 2000-2008, como refleja el Informe anual sobre la Situación Industrial de la Región de Murcia. En concreto, el crecimiento de la Región en esta materia fue del 3,59 por ciento, 0,5 puntos por encima de la media nacional. Éste y otros datos nos hacen pensar en un futuro prometedor, esto es, nos hacen ver otra realidad.
Ahora que la situación es la que es, áspera pero con opciones, como venimos diciendo, hemos de aprovechar la experiencia como impulso y acicate. No olvidemos, por favor, lo que ha ocurrido, para que no suceda con la misma intensidad. Volvamos la vista a los convecinos/as para salir todos juntos y más reforzados. Seguro que podrá ser.

Ana Marín Conesa.

Comunicación consentida y con sentido

Hemos de dejarnos conducir por las circunstancias incluso para aprender de ellas, y, al tiempo, hemos de tomar decisiones propias en torno a los hechos cotidianos. Las partes hacen el todo. Por otro lado, no es una cuestión únicamente de porcentajes, sino de plenitud. Nos debemos proponer acuerdos que nos hagan asimilar las carencias con entusiasmos que nos han conmovido hasta ahora sin manifestarse en plenitud. Lo conseguirán. Hagamos caso a esos corazones que nos rodean con intereses variopintos que hemos de hacer confluir en ese espectro de corazones singulares donde sellaremos las apuestas que surgieron de cualquier modo. Hemos sentido que los amigos llegan y que lo hacen singularmente.

Defendamos las grandes apuestas de la vida, y seamos en la sensación más maravillosa, haciendo caso a todo cuanto ocurre por un universo de posiciones queridas, donde seremos sin afectación, o deberemos serlo. Postulemos arreglos con los que cabalgar ante las circunstancias que, también hasta ahora, nos han envuelto con sus normas y en sus respectivas jurisdicciones. No hemos visto lo que a otros tanto ha gustado. Las complacencias nos han adentrado en un nuevo recorrido de espacios consentidos y derivados.

Hemos vivido con caudillos que nos arrojan a los brazos de un destino que se prodiga en resoluciones de secuencias novedosas que acuden con sus aciertos más infinitos. Iremos a aprender a esos habitáculos que se mostraron herméticos, opacos, en otra esfera. Ganaremos entre certezas que adivinarán los enigmas que planteamos en su día, cuando la soledad era la virtud con la que recorríamos las historias menos consentidas. Hemos adherido instantes apasionados a las virtudes de templanza y de moderación. Las causas siguen aguardando en alguna esquina, la cual nos abandona a anhelos simpáticos.

Perseguimos la paz a través de la justicia y nos planteamos qué es lo que podemos hacer entre comunes historias que nos acercarán a los momentos más placenteros. Hemos generado las mejores actitudes en recorridos sin escarmiento. Las experiencias deberían ser un grado y algo más, pero parece que no. Los inventos de las gracias de antaño nos ofertan respuestas de curiosa intensidad que nos subrayan que las cosas son en la medida que queremos que sean. Hemos amoldado las apariencias a los reflejos y resultados que nos insertan con valor y todo, con todo su valor.

Predecimos el futuro, aunque no tenga el aliciente de los actos e iniciativas de antes, y somos en la entereza que nos maravilla con sus gustos sorprendentes. Juntamos todo con más sabias actitudes que nos recogen con cosechas que aparecen en la primavera de unas vidas encerradas en ciclos que no terminamos de ver. Hemos dejado que todo se vaya, y todo se pierde mientras los vientos huracanados deciden que la vida es tan efímera como desea la Madre Naturaleza, que bebe de esos vasos comunicantes que nos indican los efectos de unas enseñanzas y afanes en los que todos tenemos que ver y algo que referenciar.

Frente a los equívocos y los errores, únicamente cabe la preferente posición de intercambiar, de superar lo mecánico, de actuar objetivamente con participaciones subjetivas. Contemplemos la comunicación con aspectos maternales, paternales también, con fraternas ayudas, con afectividad racional igualmente, y seguro que la entenderemos mejor. El proceso comunicativo ha de tener, pues, consentimiento y sentido para que se muestre como tal. Ya saben: el todo, sin que falten partes.

Juan TOMÁS FRUTOS.

miércoles, 17 de marzo de 2010

El bien preciado de la comunicación

La vida es, o la entendemos, o la exprimimos convenientemente, cuando somos capaces de interpretarla correctamente, o cuando lo intentamos. La dicha es el eje, y lo es en todos los ámbitos, sobre todo en otro de los soportes vitales, la comunicación. Esto lo digo, porque, como sabes, amigo lector, generamos constantemente fracasos y apatías que hemos de superar. No hagamos caso a las maniobras del destino, que ha de suponer lo mejor de nosotros mismos para adquirir notoriedad sin vanaglorias ni intentos de llegar mucho más allá. Hemos asentido con los pronósticos que nos han de reservar con unas intenciones de palabras no huecas. Tenemos que estar más unidos que nunca.

Juguemos a ser felices, y hagamos realidad esos sueños que nos proponen cambios con los que mejorar la existencia que nos envuelve. Hemos de hacernos caso en la realidad que nos inclina hacia ese momento más tierno. Nos hemos puesto a juzgar espacios que nos liberan de expertas caricias hacia una paz que nos convertirá en tan sanos como podamos. Aclimatemos los objetivos.

No seamos insensatos en las búsquedas de travesuras de recia actitud hacia ese universo honroso y honrado. Hemos acaudillado los momentos miméticos que han sido giros realistas y no adversos ante la serenidad menos cuerda. No hemos cultivado los “lapsus” en períodos de una cierta inquietud, que superaremos en cuanto sea menester, o pueda ser.

Modificamos los momentos y crecemos con ellos distinguiendo los instantes más apasionados, con lo que nos unimos más y más. Es un buen proceder. No deshagamos los menesteres que nos han llevado a estar ligados, creemos, casi de por vida. No consintamos que los que no tienen fe en los seres humanos extingan la escasa felicidad. Es un bien demasiado preciado. Normalicemos todas las fórmulas de amistades auténticas. Nos hemos de agarrar a los momentos y a las facilidades que, aunque sea por casualidad, nos regala la existencia.

No caigamos en la batalla, en su fragor, en las intenciones que nos corrigen los endiablados ritmos que nos separan más que otra cosa. Analicemos las acciones desde los puntos intermedios, con bondad, con la seguridad de que errores cometemos todos. Divisemos los rostros que nos rodean, pues comunican mucho. Seamos benévolos hasta con nosotros mismos. El secreto no es tal: consintamos y apuntalemos las buenas actitudes comunicativas y de diálogo, y demos con las señales que nos regalarán una calma con la que afrontar todo tipo de etapas. Miremos a los ojos, y señalemos lo que vemos. La felicidad de la que podemos disfrutar tiene mucho que ver con la actitud que mantengamos. Tenemos muchos bienes preciados, unos sencillos y otros más complejos. Hagamos el esfuerzo de verlos y de defenderlos.

Juan TOMÁS FRUTOS.

martes, 16 de marzo de 2010

Superar los obstáculos comunicativos

Nos queda todo, si somos capaces de advertir las mejores intenciones de nuestros convecinos y allegados, incluso de quienes no lo son. Unamos conceptos y procesos para acercarnos con prontitud y diligencia a las intenciones bondadosas de comunicar. La emoción nos lleva a ese diálogo que nos hace mancomunar las respuestas, que se ciñen a los puntos ideales de una verdad con sombras sobre las que hay que arrojar luz. Nos asomamos a las destrezas de un mundo sobre el que ha de sorprendernos el valor de un deseo con formulaciones de rarezas encontradas. Hemos de ser en la noche que es núcleo para una Luna que nos endulza los caminos con resortes poderosos, únicos, exclusivos, ungidos por el amor a aprender sin pretender valorar lo que se nos escapa. Terminemos y empecemos siguiendo el ciclo en espiral de la existencia humana.

Tomamos un poco de tiempo para surcar océanos de pretensiones variopintas que nos conducen por vericuetos insistentes, subidos a ese tono que nos encomienda con refuerzos singulares. Hemos atendido las bajas creencias que nos ponen entre ideales de fuerza caracterizada con unos fermentos de penumbras queridas. Hemos sido, y más que vamos a ser con el entusiasmo de una situación con la que aprenderemos en el mejor de los afanes. Seamos positivos, pues esa actitud apuntala los proyectos.

No juzguemos en soledad cuanto nos ocurre un día y otro también. Hemos tocado tangencialmente los humores de unas jornadas que superaremos frente al aburrimiento medio común. No normalicemos los hábitos que nos aclaran lo que nunca más veremos. Hagamos caso a las bendiciones de quienes vienen sin juzgar lo que nos ocurre, que tiene el interés más vasto. En el movimiento expansivo estará la virtud de cuatro aprendizajes. Mediemos en los instantes controvertidos para adecuarnos a las apariencias sin nichos que nos superen. Nos vamos a regalar las caricias de quienes vinieron con el son de esa alegría que quita penas y dolores y elimina, al mismo tiempo, el frenazo de la incomprensión.

Tendremos que animarnos para aportar todos los momentos que seamos capaces. Arbitremos los sueños para amoldar los espacios hasta que no podamos sujetar las consecuencias de las actitudes joviales que hemos guardado durante años. Seamos libres. No neguemos las circunstancias con las que “empatizamos”. Los elementos de otros días nos han de cautivar con preferencias singulares. No paremos en las negociaciones que nos enumeran dispensas y creencias en el último sueño, que alimentará a los que surgirán con el mismo ciclo de la vida.

Sujetemos los sentimientos, o, más bien, tratemos de apoyarlos con las consideraciones más “ilusionantes”. La existencia, también en lo comunicativo, es una elucubración de resultados dispares que nos proponen querencias más que austeras. Nos hemos visto en la mitad de una noche que nos atrapa con sus insistentes interpretaciones y análisis, de los que extraemos claros y oscuros en todo momento. Juntar las piezas del cariño y de la vida, en ese orden y en paralelo, es algo más que un deber. Sintonicemos las melodías que tanto nos unieron. Ajustemos las comunicaciones. Tratemos de completar ese mapa de deseos y de fines con la aquiescencia de mayorías y de minorías. Podemos superar los obstáculos de cualquier comunicación, de la mayor parte de las actuaciones y procesos que nos envuelven cotidianamente. Probemos.

Juan TOMÁS FRUTOS.

lunes, 15 de marzo de 2010

El toque mágico de la comunicación

La existencia humana tiene una parte racional y otra mágica. Hemos de ponderarlas para que, en el medio plazo, mantengan un cierto equilibrio. La generosidad supone cesión, y ésta es casi idéntica, en uno de sus aspectos, a la comunicación misma. Soñamos, vivimos, somos en la eternidad de un amor que nos alimenta cada día. Nos asomamos a las realidades más dispares, ásperas incluso, y somos en la trayectoria de ida y de vuelta con regresos al pasado, ése que nos hizo estar en el sitio adecuado. Es justo contarlo. Nos hemos sentado a la diestra de una novedad que nos pone en guardia. Aprenderemos incluso de los errores (incluso más de éstos, claro). Prediquemos con un poco de trigo, que contribuye al entendimiento.

Las actitudes agónicas no nos valdrán, ahora, sobre todo, que hemos descubierto el gran sentido de la existencia, que es en comunión con todo lo que hemos de vivir. Disfrutemos de los sentimientos que recorren algunos espacios, que constituyen el todo en la noche, y puede que también en algunas jornadas de creencias nobles. Hemos soñado con estar, y nos ubicaremos con la voluntad más firme de cultivar los mejores campos, de hacer que lo sean por mérito y quehacer de todos.

Hemos asombrado a propios y extraños haciendo caso al propio olvido, que se nos aparece con el grano un poco liviano, herido por la impaciencia. Consultamos las apariencias con un poco de humor, con un sorteo de pláticas con las que abundar en lo más correcto, en lo estimado, en lo primero y en lo último con un gracejo de posibilidades infinitas. Hemos aguantado sin creencias dobles. Hemos convertido los instantes de todo género. Nos hemos dicho lo que preferimos, y ahí, en diálogos sin silencio, estamos, o debemos estar.

Abramos las perspectivas para dar con el tronco común donde nos encontramos en la esperanza más generosa. Hemos advertido intenciones y causas que no deben ser perdidas. Nos hemos puesto en el desván para repasar los recuerdos y algunos trances. La confianza deber ser interpretada como intacta, o como lo mejor de nuestras vidas, si cabe. Así debe ser.

Supongamos que hemos dicho que sí, que podemos, que estamos en esa tonalidad más maravillosa. Imaginemos todos los instantes más bondadosos, y destaquemos que tenemos brillos y prestancias de sabores increíbles. Hemos de tomar cartas en los asuntos que nos gustan, y hemos de complacer a ese destino sin el cual no contamos con un objeto en esta existencia que es lo que es, como es, en el deseo de una corpulencia intangible donde toca amar y aprender en un orden simbiótico y comunicativo. Seamos altruistas y daremos con ese toque mágico que nos pone la mejor de las prendas, ésa que equivale a aprendizaje. Demos con los secretos a voces de una dicha que ha de compartir los mejores momentos y escenarios, con plenitud de solidaridad.

Juan TOMÁS FRUTOS.

sábado, 13 de marzo de 2010

PROGRAMAR EL PROPIO CONSUMO TELEVISIVO

PROPUESTA DE ACTIVIDAD EDUCATIVA, LA AUTOPROGRAMACIÓN

Destinatarios:

Alumnos de Periodismo (2º Ciclo). Preferentemente nos dirigimos a los interesados en la Programación Audiovisual.

Justificación:

Hace falta ser un poco más imaginativos y arriesgados a la hora de proponer alternativas de programación a lo que brindan actualmente las cadenas generalistas de Televisión. Hay un vacío a efectos formativos (con escasas propuestas) que hemos de rellenar. Una posibilidad es la auto-programación utilizando la información telemática. La idea es encontrar espacios dispersos y desperdigados y englobarlos en una programación realmente “propia” y con un carácter netamente constructivo.

Objetivos:

-Conocer las programaciones educativas y culturales de las televisiones nacionales.
-Hacer una auto-programación utilizando nuestro tiempo de ocio, y para consumo en éste, e incluso grabando programas o visionando espacios a través de los portales digitales.
-Establecer una hoja de ruta de consumo diario de televisión de programas culturales. Cada día nos propondremos un par de espacios de consumo con grabaciones en video o con links para llegar hasta los programas aconsejados.


Herramienta/s a utilizar:

-Google. Sistema de búsqueda desde los campos relativos a educación, cultura, documentales, etc.
-Portales de RTVE, de Antena 3 TV, de Cuatro, de Telecinco, y de la Sexta.
-Tendremos direcciones y programas establecidos a priori para cada día de la semana y en las horas de asueto.

Descripción del uso educativo:

Aprenderemos historia, sociología, comunicación, geografía, costumbres, etc., teniendo como base las herramientas informáticas que se caracterizan por su inmediatez y por su atractivo, como hemos visto en este curso.
Ya sabemos que se aprende, sobre todo, cuando utilizamos varios sentidos. Por eso la comunicación audiovisual puede ser tan buena.
Cada día veremos unos determinados contenidos, que podrán ser reforzados en la jornada cercana al fin de la semana o de inicio de la misma, esto es, en viernes o en lunes.

Saludos: Juan Tomás.

viernes, 12 de marzo de 2010

Miguel Delibes: escritor, periodista, buena persona

Ha muerto Miguel Delibes. A sus 89 años ha sido un sano ejemplo de austeridad, de buen hacer, de sabio hombre con visión de una vida que es compleja porque la hacemos así. Ha mirado con los ojos de la madre de un Mario herido por las circunstancias, así como vio como pocos la sombra alargada de los cipreses que sirven de santo y seña a la propia existencia, al deambular humano.

Supo el tenor de los emigrantes, de los náufragos vitales, y advirtió como nadie cómo las madres miran a sus hijos. Nos narró la locura por un voto, e identificó a los herejes más cercanos… Su tono grato y duro, su retrato moderno y claro de la sociedad le hizo ser uno de los observadores contemporáneos más sublimes.

Los santos inocentes tenían de todo, como la misma sociedad, de cuyas contradicciones se alejó en su Valladolid, pero no para no verla, sino quizá para divisarla con más panorámica, con menos contaminación inmediata.

Fue Delibes, es Delibes, todo un referente social, y lo fue muy a su pesar, pues no persiguió galardones, premios y reconocimientos, que obtuvo aunque trató de huir del mundanal ruido. Ganó prestigio, porque toda sociedad necesita, y merece, una referencia, y él lo fue, lo es, lo sigue siendo.

Además, fue maestro de periodistas, e incluso dirigió el diario “El Norte de Castilla”. Ya entonces demostró su inconformismo y que tenía las ideas de libertad muy claras.
Todos estamos de luto hoy. La sociedad española echará en falta su palabra y su luz. De algún modo nos queda lo mejor de él, su obra, así como el testimonio infinito de lo que considero lo más importante para un ser humano, esto es, que pueda ser calificado como buena persona. Delibes lo era, lo es.

Juan TOMÁS FRUTOS.

De la coyuntura al propósito comunicativo

Fomentemos que las mentes sean comunicativas, que nos hagamos caso en la realidad más fortalecida y menos fingidora. Juntemos los objetivos y hagamos de la coyuntura pasajera el más complaciente propósito de interacción. Sigamos la mejor estela. Arrastramos tópicos y estereotipos que hemos de dejar muy atrás. Hagamos caso a los corazones, con los que hemos de aprender día tras día desde la humildad y la apertura de perspectivas, que han de singularizar lo relevante, o lo que parece que lo es. Podemos juntarnos en espacios nuevos, conducidos por la amistad más justa, más sencilla, única. Lo excepcional nos ofrece razones con las que ir creciendo en la fortuna no tangible. Somos en la esperanza, con ella, dando y recibiendo dones perfectos que se modifican y amoldan a las circunstancias con las que vivimos. En realidad somos vida en estado puro, sin más consentimiento que aceptar los trances que aparecen sin ser reclamados.

Nos intuimos en ese trayecto que nos perdona las diferencias mientras crecemos hacia ese espacio que recuerda todo con distingos de apariencias nobles. No podemos fermentar en cada jornada, pero debemos sostener la casa en cada momento, mientras nos hacemos amigos de las paciencias, de las pasiones, de lo que goza de un sentido excepcional: somos lo que anhelamos ser. El corazón y la voluntad tiran mucho. Es normal que así sea.

Narremos algunas experiencias con el escrutinio de unos criterios que han de ser sustentados en las vehementes noches de pasiones infinitas. Caigamos en la cuenta con novedosas intenciones, que serán lo que tengan que ser, lo que pueda ser, lo que nos infunda el suficiente respeto para recorrer el trayecto más estimable. Hemos abundando con efectos de registros que enumeran las templanzas con flecos de sentimientos que nos trasladarán a la eternidad. Hagamos números, y seguro que saldrán las conclusiones.

Hemos apostado fuertemente por las coyunturas encamisadas que nos aclaran lo que podríamos hacer en un momento de indeterminación. Hemos asumido los posibles momentos de euforia con una réplica a los objetivos de naturaleza compleja. Los buscaremos otra vez simples, atractivos y compartidos, pues serán más loables y tendrán mucho más porvenir. Vayamos a ver lo que ocurre. Intentémoslo. Seguro que hallaremos las huellas de las buenas apreciaciones desde las risas que suben y bajan.

Ganemos un poco de tiempo para confesarnos y conseguir que estemos en esa paz de naturaleza querida, señalizada en ese final que tiene caminos comprometidos, secuenciados en las trayectorias más voluminosas, que no siempre nos complacerán por los volúmenes, sino más bien por lo que es ansia de calma, tan necesitada, sin olvidar un poso de esperanza. Arreglemos, pues, las piezas que completan el camino de piedras limadas para conducirnos a esa meta donde la recompensa será volver a empezar. Si lo contamos, será mucho más hermoso. La virtud de la narración es que da más cercanía, más complacencia, más de todo para estar en ese propósito que, juntos, es más rico, mucho más. Debemos dirigir nuestras mentes hacia esa voluntad de coincidir que provoca que sea tocable ese halo de felicidad sin el cual no somos.

Juan TOMÁS FRUTOS.

jueves, 11 de marzo de 2010

Los recursos comunicativos, de nuestro lado

Ciñamos las interpretaciones para acercarnos a la esencia de lo que nos interesa y es favorable para la sociedad. La comunicación es un proceso global que nos atañe a todos. No podemos pensar que algo o alguien pueden permanecer ajenos a ella. Porque entiendo que es así, me sé amigo de mí mismo en la otra cara de una moneda sin valor, con su entrega, con sus vestigios tan generosos, tan geniales. Nos alimentamos de las composturas de las que aprendemos con una sencillez más que estimulante. Hemos propuesto sentir y continuar por unos aspectos configurados de llanuras por las que cabalgar sin dejar nada atrás. Hemos acudido a las impacientes luchas por las que nos movemos constantemente. Son como unas guías perennes. No negaremos lo mayor. Las recias caricias nos han de abundan en lo más brillante. Las alas nos permitirán volar hacia esa génesis permanente de buen humor. Precisamos respirar de esta guisa.

Generaremos las emociones más brillantes, más a tono con lo que viene por una estrecha vereda de la que aprenderemos con consejos preferenciales. No nos hemos de aburrir. No es bueno que así sea, pues seguro que son muchos los elementos y recursos que se marcharán de nuestro lado, ahora que es cuando más los precisamos. Fichemos los conceptos más embriagadores. Hemos de vivir el éxtasis más hermoso con la cabeza bien erguida.

Ganemos tiempo. No tentemos en exceso la suerte. Busquemos las suficientes intenciones con las que podremos acudir a las citas sin sorteos extraños ni extraordinarios. Hemos sellado los mejores acuerdos, ahora sí, ahora que nadie ve lo que sucede. Nos preferimos con unas grandes excelencias. Iremos, sí, a donde nadie nos negará las franquezas. Las necesitamos en todo momento. Con ellas somos más reales, más justos, y estamos, o nos sentimos, bendecidos por la misma existencia.

No sellemos las puertas por las que hemos de entender ese futuro que es presente. Las carreras ocultan los pasos con los que nos moveremos en unos días más que brillantes. No seamos meros espectadores. Olvidamos algunos deberes que, en su momento, tuvieron un porqué. Hoy en día tienen otro, y puede que otro más. No modificaremos los hallazgos esenciales, pero sí aquellos que nos ofertarán las palabras de consideraciones francas.

Recitaremos las prosas más poéticas con números que caracterizarán las ilusiones de aquellas aguerridas caricias con las que fuimos todo y parte de un principio y de un final. Las insinuaciones nos aplicarán remedios de compromisos hacia la unión que nos desgranará el porvenir más dichoso. En él nos hemos de hallar todos, y en base al acuerdo, al pacto, y al puro consenso. La palabra decide. Tú también. Cada uno de nosotros tenemos algo que señalar en torno a los procesos que acontecen y la evolución de los mismos. Debemos recordarlo. Procuremos que los recursos comunicativos estén de nuestro lado. Por actitud están: queda reclamarlos.

Juan TOMÁS FRUTOS.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Los momentos estelares de la comunicación

Persigamos los sueños que nos pueden hacer más acordes a la realidad que defendemos. No nos hartemos a la primera de cambio. Tengamos los fines de la convivencia todo lo presentes que podamos. La comunicación es, en este sentido, la base. Sabemos que somos esas apuestas que surten todos los efectos de un mundo en continuo movimiento. Nos transportamos a las ilusiones más estimadas, de las que aprendemos día tras día. Hemos asegurado los procesos. No neguemos las buenas intenciones, los procedimientos docentes, sin doctrinas extrañas, y estemos prestos a tener consideraciones propias. Las utilizaremos en pos de un bien social, con el que hemos de aumentar las consideraciones mutuas. Somos en comunidad, con la afición de ayudar, que hemos de efectuar cotidianamente.

Hagamos caso a cualquier anhelo, a los planteamientos de tesoros destacados en las diversiones que nos plantean las caricias más sanas. Debemos hacernos caso. Nos hemos servido de las condiciones máximas para dar con las puntualizaciones que nos permitirán maravillarnos con esos conceptos que nos divertirán y centrarán convenientemente. No fijemos los plazos. Todo irá sobre ruedas en cuando pueda ser. Las alianzas de la Naturaleza aguardan.

Los momentos estelares están de camino. Debemos alegrarnos por ello, y prepararnos para recibirlos. Hemos servido de notarios de una realidad que nos diferencia de presencias concluyentes. Nos hemos de mostrar como somos. No pongamos pegas a lo que ha de ser condición sin previas determinaciones. Incluyamos los mejores gozos. No persigamos la autocomplacencia, sino la dicha colaboradora, con sensatez. Los objetivos han de ser comunes. No fijemos los egos que nos alejan continuamente de las compañías que podrían ser extraordinarias. Las soledades han de apuntar un poco mejor. Las dianas disfrutarán con las respuestas acertadas.

Los factores de identidad han de ser en un espejo que limpiaremos para contemplar las luces de un sistema que nos ha de nutrir ante las adversidades, que no hemos de dejar atrás. Podemos apostar por esas relaciones que crecen en comandita. No giremos hacia el lado que no nos aporta frutos. Demos con lo recio, con lo que apuntala un sistema de complejas querencias con galardones del destino que diversifica los riesgos del presente a través del intelecto, de las ideas, del aprendizaje continuado. Las tardes nos confortan, y las noches todavía más. Damos pistas a propósito.

Recomendamos tratamientos que nos han de curar de los fanatismos, de los egoísmos, de las miradas traviesas y ancladas en cortos plazos que no implican resoluciones a los eternos conflictos, a las faltas de identidad, a los gozos ante las sombras que nos tratan de vender quienes no tienen fe en el porvenir, que hemos de asegurar con espacios y trabajo, con todo el quehacer comunicativo del mundo. No es un trámite, el nuestro: es una determinación. Singularicemos los anhelos colectivos para que tengan más soporte ante las defensas de la comunicación real que debemos llevar a cabo. Las buenas convenciones están ahí: es cuestión de originarlas, de defenderlas, de sostenerlas, de acordarlas con los demás, que son la auténtica base del sistema de concordia que hemos de construir.

Juan TOMÁS FRUTOS.

martes, 9 de marzo de 2010

Treguas y oportunidades comunicativas

Vayamos hacia esas referencias que nos han de permitir estar en ese tono más deseado: el equilibrio es salubre, y también la apuesta flanqueada por intermitentes pasiones. La existencia tiene interés si sabemos suscitarlo, y, además, hemos de provocarlo con sencillez y soltura. Así, gestionamos algunas emociones que nos hacen liderar los momentos más remotos. Nos miramos y asentimos con un movimiento de esperanzas en los dones que nos surten algún efecto. Hemos negociado y no hemos visto, pero debemos seguir sin descanso. No pensemos en más destino que en ése que podemos compartir. Sigamos sin temor hacia ese anhelo que hemos de postular con singulares entusiasmos. Nos queremos mucho.

Me ofrezco para combatir los instantes de desidia, de hastío, de preferencias no escritas. Hemos de constatar los minutos más gloriosos con versiones no escritas. Digamos que somos en ese territorio que nos propone querencias nobles con las que hemos de dulcificar las actitudes más grandilocuentes. Haremos caso a nuestros corazones, pues nunca se equivocan. No, pues miran con intereses gratos, no ambivalentes.

Llevemos la tregua que nos permite asumir riesgos con sus oportunas oportunidades. Daremos con esa salida que buscábamos cuando todo era diferente. Lo sigue siendo. Asumimos los planteamientos con los que crecemos en una etapa de recias creencias. Nos vemos con miramientos que no han de ser complejos. La sencillez nos oferta posiciones sin dominios altivos. Las modas pasan, pero quedan, lo que significa permanecemos las personas con todo ese bagaje que hemos de aseverar. Las sentencias han que de continuar por esas veredas donde la consideración mayor ha de ser aumentar las ocasiones de aprendizaje.

Las causas han de ser asumidas con riesgos de penitencias supuestas, llevadas hasta ese final en el que el ciclo supondrá un comienzo repetido casi como nuevo. Hemos de atemperar las iniciativas con sus gracias más fortalecidas. Hagamos caso a las naves que vienen sin velas, e intentemos que se muevan con toda la carga de docencia que sea posible. Intentemos que las cosas no se queden atrás. No desterremos las valentías con las que hemos de llegar mucho más allá.

Aprendamos a ser en la noria de una existencia que ha de aunar esfuerzos, voluntades, inteligencias, corazones y regresos a esa infancia en la que la ingenuidad y el bien pensar eran unos exponentes de presente y de futuro. Acabemos con esos agobios que nos traspasan las almas y no nos conducen a los lugares que nos apetecería. La felicidad es un honor por el que hemos de bregar cada día. Apuntemos a lo merecido; y aquí todos andamos a la par. Encendamos la luz de la aventura, que siempre supone un sí o lo contrario. No lo calculemos todo, salvo la energía suficiente para no quedarnos a mitad de camino. La comunicación espera. Nosotros con ella. Debemos postularnos como seres amistosos y encariñados con los registros más poderosos en lo colectivo. Tenemos que repetirnos que somos en comunidad, porque, ante todo, somos más felices. Aprendamos a trasladarnos y a consumir informaciones y anhelos moviéndonos entre treguas y oportunidades, que han de rozar a todos/as.

Juan TOMÁS FRUTOS.

lunes, 8 de marzo de 2010

Complicidad comunicativa

Hemos de formar parte de los diversos grupos humanos que trabajan en comunidad, por el bien de todos y cada uno. Intentemos que los obstáculos no lo sean, que las inquietudes vayan acercándose a las mentes y a los corazones del contexto en el que nos movemos. Buceemos cada día en los planteamientos más queridos, con raíces que se conviertan en profundas, mientras salimos de momentos complicados que nos han de procurar un poco de buen humor, al que tenemos derecho también. Hemos consumido el tiempo de la paciencia, pero pediremos más. No tenemos que decirlo todo, porque los que nos aman nos entienden hasta en los silencios. Hablemos con miradas de complicidad, que las tenemos. Son sanas.

Subrayemos, asimismo, las pretensiones de comunicarnos y de atender lo que nos reclaman los corazones más lindos. Estamos listos para todo. Hemos concluido una etapa, y llega otra. Las demoras no se quedarán en ese lado que hasta ahora no hemos consentido. Nos complicamos sin que tengamos motivos para ello. Asumamos lo que nos conviene, lo que conviene a nuestro entorno, en el cual debemos pensar.

No seamos apáticos, ni dejemos que el aburrimiento nos convierta en seres petrificados y fríos. Los calores han de animar el momento, los instantes, lo que posee algo de sentido, que ha de sentar las bases de los buenos propósitos. Hagamos caso a la vida. Los días transcurren con mucha prontitud como para no palparlos. Señalemos los convenios que nos prefieren con sus tormentas de ideas, con sus salidas hacia esas alegrías que consumarán los buenos fines con los que hemos de trabajar sin cesar.

Dediquemos unas horas, o, cuando menos, unos minutos, a meditar sobre lo que realizamos. Hagamos caso a los corazones. Podemos ser más y mejores en los nuevos trámites con los que afrontamos las tareas. Las labores calladas y sostenidas nos portan a mejores objetivos, que no hemos de perseguir, pero sí debemos obtener por el bien de todos. Las carestías endémicas no nos sirven. Impliquemos a los espíritus en las nuevas ruedas.

Superemos todas las barreras que podamos. Seamos felices en la consideración de que, siéndolo, podremos llegar a las cimas que nos propongamos. Hemos de indagar en nuestro interior y dar con las claves que nos han de sacar de las sombras que producen incomunicaciones. Fomentemos los diálogos. Estemos todo lo juntos que podamos. La solidaridad produce generosidad, valentía, entusiasmo, así como ardientes deseos de continuar. Consolidemos, pues, las bases, y vayamos hacia ese futuro que es ya de entrega comunicativa. Con ella daremos con ese foco de atención y de querencia que nos ha de conmover para ser y desarrollarnos día tras día. Necesitamos que la complicidad nos haga estar en ese punto crucial de la convivencia, que nos hará adelantarnos en estos tiempos modernos.

Juan TOMÁS FRUTOS.

sábado, 6 de marzo de 2010

Decorado y fondo comunicativo

Cuidemos de los procedimientos, de los protocolos, de las formas, casi a la par de las interioridades. No hablemos de secretos, sino de actitudes que constaten la realidad presente y futura. Encaucemos los desarrollos. Se hace camino al andar. Busquemos las razones para las situaciones de soledades, de carencias, de penurias, de actitudes sin resultados. Las estrategias han de comer el terreno a lo que sucede con planteamientos de dejadez o de permitir estar sin dar con las treguas, alternativas y soluciones precisas, convenientes, singulares. Demos con lo que ocurre con coraje, con suficiencia pura. Podemos si el propósito es concluyente.
Trabajemos la autoestima con una cantidad de anhelos que hemos de colocar sucesivamente. Hagamos lo que podamos para sentirnos bien. Hemos de ubicarnos en ese lado que nos permita bregar en la misma dirección. El viento no ha de llevarnos: nosotros hemos de dirigir la nave. No saltemos por encima de obstáculos que hemos de necesitar. Juguemos con gusto, con implementos de periodicidad primera y última. No vayamos detrás de los acontecimientos. Hemos de prevenir.
No choquemos cada día. Para que todo vaya bien hemos de despertarnos. No hagamos que las cosas miren para otro sitio sin que demos con las soluciones al castillo de incógnitas que construimos con las iniciativas y las omisiones cotidianas. Hemos de pedir los datos que precisamos para una dicha sin intentos vacíos. Hemos de arreglar algunos momentos. Enterremos lo negativo.
Reformemos el decorado que nos ha de ilustrar con unas peticiones sin seguridades que provoquen reiteraciones de lo que ha de generar sentido. Las voluntades nos definen en función de lo que dejamos. Pensamos. Las cargas nos llevan hasta el fondo de cuestiones que nos han de insistir con raíces de palabras huecas. Vayamos con creencias que sostengan las pruebas de una vida formada. No intentemos ganar, sino ser.
Hallemos modos para servir de testigos de cuanto nos rodea. Nos hemos de preferir con unas posturas un poco más coherentes. No tomemos las sombras como referentes. Suspiremos al unísono. No olvidemos los errores y equívocos, que han de ser útiles para que estructuremos la realidad que nos envuelve con minutos de pasión y céntricas actuaciones de términos corregibles. Nos diremos la verdad. Las demoras no sirven.
Interpretemos lo mejor que podamos. Vivamos con firmeza lo que es olvido en el presente. No hagamos que las cosas sean problemáticas. Seamos testigos de nuestro tiempo. No dejemos que la noche avance sin que optimicemos las preferencias y las opciones, que han de ser de todos. Nos soltaremos de cuanto nos lastra. Hemos de ver observando en el interior, en el origen, en el espíritu. Pensemos en dar con los trances que contribuyen a la razón de ser que ha de tocar la perfección. La magia de la sencillez y de la claridad ha de apuntar en el presente y con visión futura. Equilibremos el andar comunicativo. Hagamos caso a la mente y al corazón casi a partes iguales. Estemos de acuerdo, todo lo que podamos. Miremos bien tanto el decorado como el fondo de la comunicación. Aportan ambos mucho.

Juan TOMÁS FRUTOS.

viernes, 5 de marzo de 2010

El sentido de comunicar

Hay un gran sentido en todo movimiento que nos conduce por los caminos de la comunicación, con los que aprendemos extraordinariamente. Es momento de hacer una reflexión más, añadida ella, sin duda, a los procesos en los que nos vemos involucrados. Simplificamos la noche. No la hagamos complicada. Vivamos las primeras horas e intentemos dormir las siguientes. Necesitamos afrontar el nuevo día comunicativo con ansias redobladas. Nos hemos de aconsejar con unas virtudes de nobles facturas que llegarán con resortes poderosos. Seremos en esa destreza que interpretaremos como nueva, y continuaremos con aprendizajes múltiples. No distraigamos la mente, que ha de estar preclara para todo lo que debe hacer.

Asintamos ante el destino que hemos de procurar universal. Nos hemos de sincerar para contar y demostrar que somos capaces. Lo somos. Hemos cantado a distracciones que nos proponen quedar en el otro lado de la existencia, que nos ha de apaciguar en las grandes cuestiones, y puede que en las pequeñas también.

Aseguremos el destino con el mejor de los universales, que nos deben ayudar a crecer sin cercenar lo que hemos de realizar con altura de miras. No pidamos paso en otro tiempo. Quedemos en las horas de una amistad profunda, sinuosa, quebrada en la noche que nos propondrá asunciones de peligros no conformados con excusas vacías.

Acudamos a ver la reciprocidad de quienes nos miran viendo lo que puede tener algo de sentido. Lo tendrá en cuanto nos digamos de qué forma seremos capaces de amar. Los litigios han de quedarse en el otro frente, sin contemplaciones en silencio que nos detengan respecto de lo que hemos de llevar a cabo. Nos hemos de mostrar con una cautela de movimientos eternos.

Nos asustamos de vez en cuando. Es normal. No hemos adecuado el contexto a la realidad que nos dispone. Nos hemos puesto en ese sitio que nos define con lo que no obra en nuestro corazón, que debería albergar claves y grandilocuentes esperanzas. Nos hemos visitado con buen humor. Iremos a ver lo que no sucede por ese mundo que es fruto del azar. Hemos agotado todos los empeños. Nos hemos puesto a morar en lugares demasiado ignotos. La comunicación nos salvará de ellos, y puede que también de nosotros.

Nos abocamos a un encuentro que ha de limar las asperezas. No pongamos en clave de comienzo lo que ha de ser litigio permanente. Nos sentimos parte de un honor que nos sabe a dibujos nuevos. La existencia nos regala aspectos que hemos de saber descifrar antes de que se pierdan, de que se vayan, de que no sean. Contemplemos los corazones. Siguen ahí. Procuremos remover los obstáculos y ser felices con lo poco o lo mucho que tenemos. Es cuestión de algo más que intentarlo. El sentido de comunicar aguarda a que se lo demos, precisamente, sin pararnos en fondos o entornos que únicamente envuelven la esencia.

Juan TOMÁS FRUTOS.

jueves, 4 de marzo de 2010

Gozos comunicativos

Disfrutemos de lo que hacemos, de cómo lo hacemos, insistiendo en las trayectorias anteriores y en las que hemos de realizar. Persigamos las improntas que nos añaden consecuencias desde efectos previstos. Las tendencias han de girar. Incidimos en complejas novedades que se quedan en parte de unos sueños que nos valieron para seguir como si nada hubiera ocurrido. El valor se nos supone con un poco de sensatez, que nos llevará donde sea necesario. Seremos y estaremos en un estadio de adicciones destacadas que hemos de mover hacia el sitio más necesitado de esperanza. Todos la precisamos.

Viajemos con el corto planteamiento de anegar los corazones de caricias, de buenas intenciones, de gozos entre luces que se alejarán de los pasatiempos menos defendibles. Hagamos caso a lo que pensamos, a lo que nos suscita un pasatiempo creíble. Debemos hacernos todo el caso y más. Los frutos serán hermosos.

Suspiramos por aquellas tendencias con las que hemos de dibujar una tendencia que nos sonreirá cuando nada se vea como fue. Hemos enseñado los labios para besar lo imaginario, que nos colectiviza. Hemos suplicado mudanzas hacia el instante que podemos considerar más apasionado. Vayamos para decir que podemos. Nos sentaremos con las bases de una gran eternidad. Sabemos de lo que hablamos. Siempre es de este modo.

Los sellos de los buenos instantes nos presentan los pesebres más noctámbulos con gratitudes de paciencias que repiten lo que fue. No hemos dado con las noticias que tanto nos gustaron, pero, una vez fomentadas, llegarán con sus pies y sus nuevas plantas. Suspiremos por los amores de antaño, que nos han de agasajar con virtudes singulares. Estemos todo lo bien que podamos, que seguro que redundará en nuestros convecinos.

Nos gusta el verde que nos riega con su fe en lo que fuimos y en lo que volveremos a ser. Las astucias nos refuerzan algunos intereses. Los porcentajes no nos valen en sí, en solitario, sin más contextos que las meras palabras. Vayamos más allá. Nos espera la valentía, el coraje, y los buenos anhelos.

Las repeticiones de los años primeros nos ultiman detalles con los que aumentar esa comunicación que tanta falta nos hace. Hemos empeñado lo que ahora precisamos. Regresemos a los pasos, a los buenos, a los que nos darán la base para subir la cuesta de la misma vida, hoy más sentida y “direccionada” gracias a las divinidades que nos rodean con sus brazos de amor. Contemos una y otra vez hasta el final. Estemos ahí. Nos debemos enterar de lo que ocurre para narrarlo a quienes conforman la realidad que nos define como seres sociales. Sorteemos los obstáculos y avancemos sin dejar de mirar hacia delante. El poderío ha de ser anónimo.

Juan TOMÁS FRUTOS.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Espíritus de la comunicación

Si fuéramos capaces de interpretar lo que nos rodea, seguramente estaríamos mucho mejor. Predecimos los resultados de los esfuerzos en positivo, que lo son, que dan resoluciones, que nos regalan resultados nobles. Recitamos los versos que mejor sabemos, y nos quedamos con la blancura de cuando la candidez de niños nos aportaba casi todo. Nos planteamos los momentos de eterna vuelta con resortes que nos eliminan las ganas de acudir a los sitios más bellos, que se mantienen de algún modo en el recuerdo. Paseamos por los blandos espacios en los que nos cobijamos con toda suerte de apetencias. Hemos sido con la grandeza de unos espíritus jóvenes. Nos tomamos un cierto respiro. Señalamos los anhelos de estar en paz y bien.

Somos sensatos en las agonías de unos espacios que nos han de distraer con las avaricias sin saco. Paseamos por los lugares de aflicciones de toda estirpe y condición. No paramos ahora que todo se muestra con una complejidad excesiva. Hemos de aprender hasta de lo que no tenemos. Puede que necesitemos más en este supuesto. Hemos avisado de unos instantes que se nos fueron entre los dedos. El tiempo es así, por mucho que pensemos, aunque no nos demos cuenta. Las querencias son las que son.

Los corsarios de las etapas que tanto amamos nos aconsejan con fluctuaciones que se hacen periódicas. No hemos asimilado los cansancios que otros nos regalan a fuerza de silencios que no son rentables, como repetimos. La sensatez no desgrana los pensamientos, que se ligan a posturas de cierta intransigencia. No volveremos sobre los pasos de otros. Nos hemos destapado con unas consultas que nos insisten con una cierta debilidad, que nos traspasa las astucias de otros momentos. Presentimos muchos.

Las consideraciones se quedan un poco en soledad cuando se trata de defender actitudes que no siempre fingieron. Las presencias se vuelven un poco transparentes y no acertamos a caracterizar lo que podría ser un paso firme hacia la negación de algunas carencias. Hemos dispuesto demasiado en escaso tiempo, un tiempo que hoy nos devora con sus formas cambiantes. Nos postulamos como elementos de una naturaleza que se plantea como hostil. No te iré a decir lo que será. La carencia nos acerca con sus tronos oscilantes. Pidamos por la nada, por la misma ausencia.

Entretanto, encartamos las voluntades que nos recalcan sus insistentes dichas, que prefieren seguir hacia el lado que no vemos antes que reforzar los pasos que otros otorgan. No hemos reclamado nada. Los cambios nos ofrecen señales sin humos. Los símbolos son y serán lo que deban ser, lo que puedan ser, si los dotamos de contenido comunicativo. Persigamos los momentos más entrañables a través de los espíritus de la comunicación, que están en todas partes. Hay que detectarlos.

Juan TOMÁS FRUTOS.