domingo, 24 de mayo de 2009

La profesión que queremos

Comienza su andadura el Colegio Oficial de Periodistas de la Región de Murcia. Lo hace con la lógica, y necesaria, ilusión por las mejoras de una profesión que sirve a la ciudadanía. Es la puesta de largo de una realidad soñada durante años y que ahora ve la luz en un momento especialmente complicado. La crisis en nuestro ámbito encuentra en la situación actual un obstáculo añadido que hemos de convertir en oportunidad.

Sí, sin duda, ha de ser una ocasión para que todos hablemos, para que profesionales y empresas, de todas las sensibilidades, de todas las visiones, con todas las improntas, nos inmiscuyamos en una versión que estimule las bases de este oficio que, como debemos recordar, se basa en un derecho fundamental en toda Democracia.

La credibilidad, su sostenimiento, el afianzamiento del prestigio de nuestras tareas han de ser prioridades, así como una mayor dignidad en lo salarial, buscando conciliar las jornadas de trabajo en la forma y en la parte que sea menester y posible.

Creo que el nuestro ha de ser algo más que un sueño. Todos debemos movernos unidos, al ritmo que todos consensuemos, pero unidos, en la misma dirección, esto es, el servicio a la ciudadanía desde unas bases profesionales y laborales fuertes y fortalecidas.

Un favor os pido: que nadie se sienta excluido. Demos ocasión a que esta iniciativa se consolide en beneficio de todos. Juntos podemos ser mejores para desempeñar con más calidad nuestra labor. Nadie sobra. Todas las manos del proceso comunicativo son bienvenidas. Sus voces, interesantes, discrepantes, edificantes siempre, nos han de servir de acicate para seguir avanzando. Ante todo, lo que queremos es una profesión unida en los grandes asuntos, que estoy convencido de que pueden ser comunes.

Juan TOMÁS FRUTOS.

miércoles, 20 de mayo de 2009

UNIR LOS DESEOS CON LA REALIDAD EN EL TRATAMIENTO DE LAS DIVERSAS VIOLENCIAS

Es algo que se puede constatar, que es palpable a todos los efectos: se está produciendo una cierta perversión en los medios de comunicación social generalistas, que buscan llegar cada vez a más gente, a menudo como sea, y esto se ha convertido, por desgracia, en algunos de ellos al menos, en su exclusiva prioridad. No ha de ser, pensamos, la única. Esto es lo que defendemos. Conviene repetirlo, aunque, para ciertos expertos, sea insistir en lo obvio. Observamos que los medios de comunicación que basan sus objetivos en las masas, en la persecución de un número ingente y amplio de gente, tratan de conquistar cuanta más audiencia, mejor.

Por eso vamos a defender, desde la Plataforma que integramos asociaciones preocupadas por la situación de las víctimas y entidades del mundo de la comunicación, la necesidad de poner en común todas las circunstancias y la problemática de los medios informativos, así como sus objetivos, sus efectos, sus ventajas e inconvenientes, con el fin de llegar al aconsejable equilibrio en las programaciones y en las diversas ofertas de contenidos. Es ideal, lo sería, que el balance de su actuación no se vaya o escore hacia ningún lado en especial. Los excesos nunca son buenos, no lo son, al menos con carácter general.

Sobre los sucesos, sobre la violencia, sobre un entorno conflictivo, quizá cada vez más, conviene aprender a informar. La labor comunicativa es tan crucial que no podemos dejar al albur de las circunstancias más o menos indómitas lo que pueda suceder, pues ya vemos lo que ocurre. Prevalecen, sin duda, los números en forma de audiencias o de insertos publicitarios por encima de otras consideraciones. Lamentablemente es así. Conviene que entre todos vayamos sumando para conseguir esa mejora que redundará en un beneficio societario.

Sería conveniente mirar lentamente, pero sin pausa, la experiencia actual de las empresas periodísticas y dar con una serie de hábitos responsables en las ofertas mediáticas, con el afán y el deseo de que las audiencias conozcan lo que les conviene a la vez que han de poder elegir entre una variada oferta en el reconocimiento de que la pluralidad de opciones sea una realidad y no una quimera.

Vemos, actualmente, los efectos de este comportamiento mediático en modas, en modelos a seguir, en ese mimetismo de los cánones que triunfan en una sociedad o en una parte de ella. La labor de influencia, en lo bueno y en lo malo, es enorme. Por ello hemos de ser cautelosos a la hora de ofertar episodios violentos, sucesos en general o aspectos más o menos amarillistas o truculentos. No dan una ventaja real a la audiencia: si acaso, la consiguen con un carácter inmediato, pero poco más. A menudo practicamos una política de tierra quemada que no ha de coincidir (ése debería ser el propósito) en tantos parámetros mal encarados como observamos.

Todos nos debemos implicar

Todos nos hemos de implicar en esta situación, en la cobertura de accidentes, de la violencia en general, de los sucesos, del fenómeno de la muerte como elemento y situación consustancial que nos acompaña en la propia vida. Nos hemos de involucrar para que las coberturas informativas apunten a una mayor dignidad, para que no frenemos la humanidad que portamos en nuestro interior, para que no la torturemos, sino para que, más bien, nos edifiquemos como personas, que lo somos, que debemos serlo. Además, hemos de pensar en las víctimas en el día después, en cómo se encuentran tras superar o no el trago ardiente de la violencia. No nos quedemos con la superficie y con lo inmediato, que hace mucho daño. Hemos de refrescar las mejores dotes del Periodismo para arrimarnos a coyunturas menos estériles y más solidarias y sensibles.

El Observatorio que estamos construyendo es óptimo, porque podemos hacer un seguimiento de lo que ocurre. Asimismo, hay que firmar convenios con las Universidades, con los gabinetes de estudio, con las propias asociaciones que aglutinan a las diversas víctimas de la violencia, a los mismos medios de comunicación, así como a las empresas y a sus profesionales, incluyendo a aquellas entidades que velan por una cierta deontología y ética en el oficio, en la tarea diaria de informar y de comunicar.

Los medios tecnológicos nos han de abrigar a la hora de compartir experiencias, opiniones y hasta denuncias en torno al tratamiento de la violencia en las entidades periodísticas. Hemos de utilizarlos para ganar tiempo y para poder compartir mucho más y mejor lo que sabemos y lo que conocemos. Muchas situaciones o actuaciones que antes tardarían en conocerse años, o que quizá no se conocerían nunca, ahora se aprenden en minutos, horas, o en no mucho más que algunos días. Somos por ello unos afortunados que hemos de poner en práctica lo que es y lo que existe desde la perspectiva de abonar un campo, el del respecto y la tolerancia, el del conocimiento mutuo, sobre todo de aquellos que padecen, desde la convicción de un beneficio tan extenso como compartido. Todos podemos ser víctimas de la violencia, y, en este sentido, todos debemos reclamar un trato no discriminatorio y de equilibrio y respetabilidad. Podemos.

Juan TOMÁS FRUTOS.

EL FLAMENCO EN VERSIÓN “VICTORIA CAVA”

¿Qué es el flamenco? Es una pregunta repetida durante los últimos siglos, sobre todo durante los más recientes 150 años. No sabemos muy bien qué contestar, entre otras cosas porque es difícil exponer los motivos, los criterios y los sentimientos con total precisión. La sensibilidad es intangible, inefable.

Pese a ello, voy a intentar hacer una definición. Lo tengo fácil, en esta oportunidad de dirigirme a todos ustedes a través de esta revista ferreña, pues tengo a alguien visible, cercano, que representa las raíces y la esencia misma del flamenco. Hablo de una joven promesa, ya convertida en realidad, que tiene todo el mundo por delante en lo personal, en lo profesional, y en tantas cuestiones como se proponga.

Me refiero a la compañera periodista Victoria Cava. Una ceheginera de pro, que ha realizado estudios de cante, de baile, de Magisterio, de Comunicación Social, y que, además, se está convirtiendo en una de las grandes aficionadas y profesionales del flamenco en la Región de Murcia y en España.

Sus maestros, que ella ha elegido, y que le han elegido a ella, son los mejores. Ha estado becada en Sevilla y en varias provincias andaluzas para formarse aún más en este ámbito. Aquí, en su tierra, cuenta con la docencia de una saga convertida en leyenda: me refiero a la familia Piñaña. Del primero al último la ha adoptado en el sentido global del término para ayudarle a ser lo que el destino ya ha decidido que sea: una gran cantaora.

Tiene temple, simpatía, voluntad, formación, empeño, cordura y sensatez, así como respeto y ansias de mejorar, sin olvidar que es solidaria, amiga de sus amigos, familiar, bonita en el sentido integral del término (por dentro y por fuera)… Es tanto que debemos protegerla al igual que el alma y el duende de quienes creemos respetuosamente en este arte secular llamado flamenco.

Sus aires de “Victoria” lo son en sentido humilde. Sabe que únicamente la constancia y el trabajo serio le llevarán a buen puerto, y busca ese lugar donde encajar desde que era bien pequeña, con la ayuda, claro, de todos sus amigos y familiares, con sus padres a la cabeza. Tiene suerte: sí, la tiene de creer en sí misma y, además, puede disfrutar del hecho de que quienes la arropan y envuelven con sus mejores deseos creen de verdad en ella. Intentamos que sea así. La conozco desde hace un año, pero parece que la he visto, por auténtica, toda la vida.

Un don de los dioses

Y ahí está ese rico y extraordinario valor con la suprema gracia que otorgan los dioses en forma, en este caso, de torrente de voz (es un don excepcional), de modulada sintonía con un universo que es pura antropología y catarsis. Representa tanto que, como decía al principio, es “difícil fablar” de ello. Si el flamenco surge del olvido, de los rezagados, ella viene de lo más entrañable, del amor de una tierra linda como es su municipio natal, de unas personas que saben que el cariño engendra cariño, y eso es un bien a proteger con todo el afán del que seamos capaces.

Fíjense en el impacto que produce esta chica en su entorno que estoy escribiendo estas letras y me siento feliz por redactarlas hasta en sus más singulares y sencillas comas. En estos tiempos convulsos, que dicen en “El Señor de los Anillos”, el poder hablar sinceramente y bien de alguien llena de gozo. Si, además, ustedes pudieran leer estas letras con un poco de música y de cante de Victoria Cava se dirían aquello que tanto repetía nuestro añorado Paco Rabal: ¡Qué bien se está cuando se está bien! Yo añado: ¡Con qué poco, con qué mucho, se está de maravilla! Gracias, compañera Victoria, y procura con ayuda de los tuyos que no te cambien.

Juan TOMÁS FRUTOS.

domingo, 17 de mayo de 2009

Viaja en paz

Muere Campillo, y se nos muere un artista joven, muy joven, moderno donde los haya, con una visión de la vida como pocos, con un acercamiento a la sensibilidad que resume esencias de humanidad difíciles de detectar en la mayoría de los mortales. Quizá por eso, en su ausencia física, nos damos cuenta de que él ha sido llamado al seno de los que no morirán jamás. Su excelencia, su quietud, su mirada llena de un optimismo sereno, su sempiterna agudeza ubicada siempre en alguna parte, y tantas y tantas cosas nos dejan un legado de difícil caracterización.

Si algo podríamos decir de él, de Antonio Campillo, es que no estaba sujeto a tópicos, pese el tipismo con el que reflejó algunas de sus figuras. Fue un moderno-clásico, un clásico-moderno con ganas de adelantar a su propio tiempo. Y lo hizo.

Ahora ha hecho un alto en el camino, y se ha dicho a sí mismo que es mejor avanzar por otros lares. Lo hará, como siempre. Le deseamos buen viaje con los aires y reflejos de su tierra, que tanto le quiso, que tanto le ama, que le estimará eternamente. Siento que no estés aquí, querido Antonio, para darte ese abrazo que despiertan las ganas generadas por tu ausencia. Viaja en paz.

Juan TOMÁS FRUTOS.

sábado, 16 de mayo de 2009

La televisión: efectos y afectos

¿Qué es?

Es el invento, por definición del siglo XX. Supuso un avance en la comunicación de masas y en el desarrollo del Periodismo. Es la conjunción de imágenes y sonidos. Puede considerarse como la narración más completa. Como todo, de su uso depende su visión y también de su oportuna optimación depende que lo veamos como un buen invento o como todo lo contrario. Surge en los años 30, se desarrolla en los años 60 y 70, y ha tenido su gran apogeo en las últimas dos décadas en complementación o competición, según se mire, con el cine.

¿Para qué sirve?

Su utilidad es clara. Nos permite conocer rápidamente, con instantaneidad, lo que está sucediendo en cualquier parte del mundo. Además, debe contribuir a una buena interpretación de la realidad. Traslada perspectivas, visiones, análisis, noticias, etc. a toda la ciudadanía de un territorio o territorios determinados. Las tecnologías arropan este invento para llegar a todas partes, ya sea vía satélite, por ondas en general, o por cable.

Las funciones de los medios

Las históricas, las clásicas, son las de informar, formar y entretener, así como deben contribuir al aprendizaje, consolidación, mantenimiento y desarrollo de las habilidades comunicativas y sociales. Se le reclama a la televisión un ejercicio autónomo e independiente que contribuya a la pluralidad de opciones que necesita toda sociedad democrática.

La deontología

Todos coincidimos en que los medios han de transmitir valores universales propios de sociedades maduras y socialmente desarrolladas en democracia. Para ello han de respetar una serie de reglas, así como los derechos fundamentales de la persona y los colectivos de cada comunidad. La ley establecida, así como los valores democráticos imperantes, han de ser los ejes de su labor, esencial para cualquier comunidad.

El consumo y la audiencia

Los medios buscan cuanta más audiencia mejor. El perfil que se persigue es que sea amplia y heterogénea. Por razones del medio y de sus planteamientos técnicos, es, igualmente, se llega a una audiencia anónima, esto es, sabemos el número aproximado de personas que ven un programa, pero no sabemos individualmente quiénes son. Esto también es un obstáculo a la hora de ofrecer los espacios audiovisuales, pues desconocemos ciertos intereses reales, así como la formación de los telespectadores.

El consumo medio por persona y día en España es de unas cuatro horas y media. No difiere del resto de países de nuestro entorno La fragmentación de las audiencias por una oferta enorme de canales hace que la cadena que es líder en consumo no supere la cota (el share) del 17 o el 18 por ciento. Esto provoca que cada cadena, cada canal, tenga una determinada estrategia de programación. Lo que hemos de reclamar es que los intereses económicos no sean los únicos a tener en cuenta.

La violencia

Cada año, un adolescente europeo está sometido a unas 10.000 horas de imágenes violentas que puede recibir a través de la televisión generalista. Es una cifra alta, pero, con serlo, lo peor es que se consumen este tipo de imágenes a cualquier hora y sin una interpretación y contextualización adecuadas que permitan su análisis y su rechazo. La defensa de las víctimas, de sus familiares, de los más débiles, de aquellos que sufren y padecen ha de ser la premisa principal tanto en los medios como en la misma sociedad, mediante la intervención de las organizaciones que la vertebran y difunden opinión, así como a través de la educación sostenida desde las mismas Administraciones Públicas. La formación en el consumo audiovisual y de los medios periodísticos se tercia fundamental. Hemos de aprender a ver lo que se nos ofrece con una mirada crítica.

La publicidad

Gracias a ella, los medios pueden afrontar los enormes gastos de producción de sus diversos programas, ya sean éstos informativos, formativos o de ocio, presentados en formatos de lo más variados, desde los espacios especializados hasta los llamados “contenedores” de numerosos géneros y opciones. Está regulada. Debe cumplir unas normas éticas, y no puede sobrepasar unos porcentajes, de modo que haya una cierta proporción entre la programación que se brinda y los spots publicitarios ofertados.

La convergencia de los medios

Los medios están convergiendo en Internet, en la Red de Redes, y, como base tangible de ésta, en los ordenadores. La prensa, la Radio, la Televisión, el Cine y opciones de otro calado e importancia como la literatura en general, los blogs, las webs de todo género, etc. nos llegan a través del mismo soporte, como decimos, Internet, que está revolucionando las posibilidades de obtener información, de participar en los flujos comunicativos o de interactuar en lo que se conoce como Aldea Global. Hemos de tener una formación cuidada y amplia con el fin de poder elegir entre las numerosas opciones de información y de formación que se nos acercan. Hoy, más que nunca, precisamos una fortalecida cultura audiovisual y en la esfera de las nuevas tecnologías de la comunicación.

La responsabilidad

Todos somos responsables de lo que se emite por televisión y de lo que se consume. Los medios tratan de ofrecer lo que demandan los ciudadanos. Por ello, ante ofertas que son cuestionables, hace falta una mayor exigencia de calidad por parte de las Administraciones Públicas, de las propias empresas, de las asociaciones profesionales del sector, de la misma ciudadanía, a la cual hemos de ayudar a la hora de que ejerza un consumo responsable y ponderado. El aprendizaje y el consumo variado y equilibrado de contenidos se tercian básicos.

Defendamos el autocontrol y la responsabilidad de los propios medios, pero debemos recordar, en paralelo, a la sociedad que tiene en sus manos lo que John F. Kennedy llamaba el poder de los consumidores. Se nos ofrece lo que consumimos. Consumamos, pues, todo aquello que nos ayude a ser mejores personas. El buen juicio nos ha de acercar a la moderación y a menús variados y plurales, esto es, lo mejor es consumir diversos tipos de programas y cadenas, dejando a un lado los que se basan exclusivamente en estridencias, en el mal gusto, o en lo negativo.

El equilibrio

Decían los griegos que en el equilibrio está la virtud. Debe haber un consumo moderado de televisión en cantidad y en calidad. Los padres, el sistema educativo, los poderes sociales y políticos, las Administraciones en general, las Asociaciones y colectivos que tienen que ver con el sector, los propios medios, todos deben, debemos, poner su granito de arena para que la formación sea válida e integral en el campo audiovisual, sobre todo haciendo un especial hincapié en la protección de la infancia y de la juventud.

Recuerda que…

-El consumo excesivo de televisión nos conduce a ser personas solitarias y con menos habilidades para relacionarnos.

-La responsabilidad está en nuestras manos.

Y además…

-Exige respeto para ti y para tus conciudadanos y conciudadanas en el tratamiento informativo que se realiza de los que padecen.

viernes, 15 de mayo de 2009

Meditaciones ante el fin del año académico

Estamos a punto de acabar el año académico, y, aunque no soy dado a regalar consejos, quizá porque no me creo en posesión de ninguna verdad (con el paso de los años lo tengo más claro), sí me gustaría acercar un poco de luz sencilla en torno a lo que considero básico en la formación personal y profesional de todos, incluyendo, claro, a quién les escribe esto.

Lo primero que me gusta destacar es básico. Recordando a Ryszard Kapuscinski, subrayemos que debemos ser y comportarnos lo mejor que podamos, teniendo a los universales éticos como referencia. Defiendo, sobre todo, el mantener actitudes solidarias, el compartir todo, el desarrollo de la empatía, el fomento de la ayuda a los demás, el ser positivos, el adecuarnos a lo que sea más equilibrado y ponderado.

Actuemos, pues, baremando todo lo que podamos, con justo sosiego. Consultemos varias fuentes, digamos, con la mejor de las intenciones, lo que sucede, y pongamos en marcha un buen sentido de la orientación desde nos dispongamos a abrir la mente y a considerar al resto de conciudadanos y conciudadanas como iguales, porque lo son: no lo olvidemos.

Pensemos que cada cual tiene su verdad, que podemos aprender incluso del que, a priori, menos conoce. La vida es un viaje hacia la experiencia en la mejor de las perspectivas. Lo ideal es que tratemos de ir enmendando los equívocos o los frenazos que se vayan produciendo.

Procuremos, cada jornada, aprovechar, desde el mismo amanecer, para realizar el bien, para mejorar nuestra cultura y nuestro intelecto y para subirnos al carro del progreso bien entendido, en compañía de los demás (insisto en ello), fundamentalmente de quienes menos tienen.

Los corazones han de ir abiertos de par en par, inclinados hacia el infinito, prestos a contemplar la luz de los convecinos/as. No hay nada más sencillamente útil para nuestro bienestar, para el cultivo de lo que nos rodea, que generar paz, sosiego, tranquilidad y una base coherente y fuerte para edificar, desde el cariño, el aprecio y hasta el amor, un engranaje fuerte y fortalecido.

El corazón a la escucha, el no dejarnos condicionar por aspectos estériles y baldíos, el seguir adelante ante la adversidad y frente al fracaso, son armas que, junto al coraje, nos invitan y permiten llegar un poco más allá. Sabemos que hace más el que quiere que el que puede: siempre es de esta guisa. Dejemos paso a la voluntad.


Juan TOMÁS FRUTOS.

jueves, 14 de mayo de 2009

La era de la supremacía de la imagen. Consideraciones.

La etapa en la que estamos está caracterizada por la imagen. Es la nueva cultura, o, en cierto modo, la cultura de siempre. Quizá en todo momento ha sido así. Lo visual impera, y hasta impacta más. Por ello todo se ciñe a este aspecto, a lo gráfico, por llamativo, por atractivo, por engullir lo demás, por sobreponerse al resto de perfiles de la existencia humana. Internet ha incrementado mucho más esta perspectiva.



Hay imágenes que valen más que mil palabras, y hay otras que valen menos. Las generalizaciones no siempre son exactas, ni bueno que las aceptemos a pie juntillas. Conviene poner en cuestión todo lo que recibimos, fundamentalmente si es contundente, si se traduce desde lo absoluto. Recordemos que lo relativo es lo que normalmente vale, cuando se hace desde la cultura, desde el conocimiento, desde la inteligencia, desde la moderación y el contraste de pareceres. Tengamos presente que individualmente no vemos más que los otros: todos juntos sí oteamos más. Es lógico. Aprendemos de las experiencias compartidas. Siempre ha sido de este modo a lo largo de la historia humana.



Dice Farias que la aprehensión de la realidad pasa por su interiorización y asunción desde el trance mismo del aprendizaje. Le damos la razón, añadiendo que hay que tener la cautela de la mesura, del saber contextualizar, y eso supone sacrificio en el proceso formativo, que no se ha de dejar al albur de lo que sucede de manera rutinaria, ni siquiera de lo que pueda suceder. La impronta se consigue en el día a día, y no por generación espontánea.



Internet, con sus millones de visitas diarias, ha de sustentarse en un cierto camino de sensatez y de búsqueda de fuentes fiables. El contraste de hechos y de opiniones de diversa índole debe ser la premisa que nos coloque en el lugar de la eficacia. La imagen, en este sentido, ha de ser un criterio fundamental, pero no el único. La plataforma que es Internet sólo nos otorgará el oportuno beneficio en cuanto seamos capaces de rentabilizar todo lo que alberga. Hemos de saber optar entre todas las variables, sacando partido a nuestro tiempo de ocio y/o de vacación. No actuar de esta guisa es perder el tiempo y no aprovechar los recursos disponibles. El mundo no está para ello.



A menudo pecamos de ingenuos. Pensamos que las cosas se aprenden fácilmente y sin invertir el necesario tiempo en ellas. Eso nos dice la moda, los medios de comunicación y los valores sociales en los cuales estamos incardinados. Fallamos. Puede que por casualidad a veces ocurra así, pero no ha de ser éste el itinerario a seguir. En este trecho o camino de la oportunidad, los resultados no suelen ser, en el medio o largo plazo, lo suficientemente atractivos o elocuentes. Los avances merecen una optimización desde el positivismo.



Está ahí la supremacía de la imagen, y más con los nuevos medios y soportes, pero pensemos en el valor de las palabras, y destacaremos, en consecuencia, muchas noblezas en este universo de imágenes, que son la apuesta predilecta y preponderante.

domingo, 10 de mayo de 2009

SEMINARIO SOBRE VÍCTIMAS Y MASS-MEDIA

Seminario interdisciplinar sobre medios de comunicación y el entorno de las víctimas

Los medios de comunicación y las asociaciones de víctimas unidos por la misma causa


Bajo el lema “Por una información que respete el honor y la dignidad de las personas” se reúnen, en la sede de la Asociación de la Prensa de Murcia, los representantes de las organizaciones de ayuda a las víctimas con presencia en nuestra región. Por un lado la Fundación de Victimología y la Asociación Asprovict, de ayuda a víctimas en accidentes de tráfico, y por otro varios periodistas de diversos medios regionales.

El Seminario sobre víctimas y medios de comunicación trata de aunar esfuerzos profesionales, deontológicos, victimales, éticos y emocionales, con la intención de que se puedan sacar conclusiones satisfactorias para las personas que han sido víctimas de cualquier delito o accidente, y para los profesionales de los medios de información a la hora de ofrecer la noticia.

Esta iniciativa pretende ofrecer nuevos elementos de reflexión para que los profesionales de los medios de comunicación, por un lado, y los profesionales de la atención a las víctimas, por otro lado, puedan exponer sus experiencias profesionales y así conseguir un mensaje integrador al conjunto de la sociedad ofreciendo una información lo menos perjudicial posible.

Entre los aspectos a tratar se encuentran los compromisos morales de los medios de comunicación social y las victimas de delitos y/o accidentes de tráfico, el código deontológico para el tratamiento de la información victimal, y los medios de difusión como instrumento de prevención y evitación de accidentes de tráfico.

Este primer encuentro será presidido por Juan Tomás Frutos, presidente de la Asociación de la Prensa de Murcia, y dirigido por Emilio José García Mercader, presidente de la Fundación de Victimología y por José Francisco Alcolea Abenza, presidente de la Asociación provida de víctimas en accidentes de tráfico. El resto de participantes son: Juan Antonio Carreras Espallardo, policía local y criminólogo; Ricardo Fernández, periodista y criminólogo de La Verdad; Felipe Julián Hernández Lorca, profesor de la Universidad de Murcia; Encarna Hernández Cánovas, periodista del gabinete de comunicación de la Comunidad Autónoma; Lola García, redactora jefe de La Opinión y Noelia Arroyo, jefa de contenidos e información de Canal 6 y Punto Radio.

viernes, 8 de mayo de 2009

LA FORMACIÓN DE LOS PERIODISTAS

La formación universitaria es fundamental en una sociedad. Lo es siempre, y en todo lugar, porque ayuda a sostener los valores democráticos. Lo es aún más, si cabe, en el caso de los estudiantes de Comunicación, pues contribuye a un buen desempeño de la profesión de periodista y de los diversos quehaceres en las diferentes ramas o especificidades de un campo tan amplio como heterogéneo y atractivo. Una buena formación sirve de nexo al estudiante entre sus ilusiones y deseos y el mercado laboral que para él, en esa etapa de su vida, está a la vuelta de la esquina, y para el cual quiere y debe prepararse.

Por ello, esta carrera universitaria ha de tener muy bien equilibrados los aspectos teóricos y los prácticos, y, así, se debe ofrecer un aprendizaje lo más cercano a lo que un poco más tarde se van a encontrar los alumnos a la hora de afrontar un trabajo en este campo.

La capacitación profesional, junto a un sustento teórico interesante, es fundamental para que la incardinación oportuna del estudiante sea del modo más adecuado. Es preciso para ello que haya un mayor acercamiento entre el mundo laboral y el académico. La presencia de profesionales de empresas en la Universidad y la exposición de motivos y de aspectos formativos por parte del profesorado en las mismas empresas son dos ejes cruciales para que haya un entendimiento entre dos realidades que están llamadas a un entendimiento recíproco. Durante años ha habido, más en algunas carreras que otras, un distanciamiento entre las necesidades y los planteamientos, entre lo que se sabía y lo que se exigía para una conveniente colocación y ubicación en el mercado laboral. No debe seguir ocurriendo.

Ahora, en pleno siglo XXI, de lo que se trata es de romper las malas inercias, que, cada vez, afortunadamente, son menores, así como de afrontar la realidad de las necesidades formativas desde algo más que el voluntarismo mal entendido o poco prometedor. Precisamos conocer mejor los sectores donde se incardinan los estudiantes, al tiempo que hemos de saber los aspectos más fuertes y los más débiles del aprendizaje que les damos. No finjamos preocupaciones que no ejercemos, y pongámonos manos a la obra.

Debemos contactar con las empresas, con sus empleados, con sus responsables, y hemos de exigir de todos ellos informes que den cuenta de las ventajas y desventajas, de los vacíos y de las fortalezas que se detectan en las formaciones de los estudiantes que les enviamos a esas mismas organizaciones tanto a nivel de becarios o como en lo que se refiere a las prácticas durante su formación universitaria, teniendo presente que, más tarde, han de conseguir una relación laboral mucho más estable y mejor remunerada.

Tendríamos que hacer, desde las Universidades, seguimientos de las habilidades y capacidades que hemos desarrollado en nuestros alumnos. Habría que analizar los progresos que se desarrollan y los motivos de los triunfos o fracasos que se puedan suceder. La Comunicación, solemos repetir, es todo, y no podemos dejar ese todo en un momento temporal determinado. Debe haber un seguimiento.

Incrementar el conocimiento

Con el mayor conocimiento de la realidad en todos los ámbitos y/o esferas que demandamos podemos conseguir ver con qué medios reales se trabaja, al tiempo que podemos aprender sobre los sistemas o modelos de laboriosidad que se utilizan de manera preferente. La Universidad, en determinadas profesionales como la de informador, periodista, comunicador, relaciones públicas, publicista, etc., debe preparar alumnos que tengan unas grandes dosis de teoría, pero, al mismo tiempo, sin que parezca una capacitación de taller neta la que procuramos, hemos de defender un aprendizaje que invite y permita que los alumnos no vean las diversas rutinas de trabajo como algo que solo conocen por libros, si es el caso.

La Universidad debe tener la habilidad de desarrollar unas materias y unas líneas de aprendizaje lo más apegadas a las necesidades reales, que, en primer término, hay que averiguar, así como todos debemos adaptarnos a ellas. Aún distinguiendo entre la capacidad profesional y la investigadora, que han de ser complementarias, con el propósito de hacer rentables las dos en la medida de lo posible, es claro que hemos de adecuar y de amoldar la docencia a lo que existe en el mercado, a sus demandas, a su realidad cotidiana. No olvidemos tampoco que el perfil curricular no se queda en la enumeración de las asignaturas, sino en las proyecciones reales de sus nomenclaturas.

Las metodologías han de basarse en aspectos teóricos, en lecturas frecuentes y variadas, en lo que piensan y defienden profesores de toda índole y calado, pero, asimismo, han de sustentarse en una cercanía a las necesidades de los mundos económico y laboral. Hemos de hacer visitas, así como debemos procurar que las prácticas docentes tengan como finalidad publicaciones y emisiones de los mejores trabajos.

Como quiera que los medios y los recursos, amén del profesorado, son escasos (siempre lo son), conviene que establezcamos planes de implantación, de búsqueda de bases para el desarrollo profesional e investigador, así como estrategias para priorizar y para establecer los objetivos claves. Aún no buscando resultados perfectos hemos de perseguir la excelencia y el fomento de algo tan intangible como necesario: la ilusión por el desempeño ético de una profesión que ha de establecer la virtud en el equilibrio entre la técnica y la humanidad. Nos debemos a ello, y, en ningún caso, hemos de renunciar a esa convergencia.

Juan TOMÁS FRUTOS.

miércoles, 6 de mayo de 2009

¿Qué sueña ese niño que está de camino?

Dicen que un niño sueña a partir de los siete meses. Puede que antes. Nadie recuerda (seguramente por obvios motivos) lo que soñaba cuando estaba en ese trance previo a la llegada a la dimensión humana. Yo prefiero creer que piensa, ante la ausencia de lo negativo en ese momento de su existencia, en positivo. Seguro que siente el placer por un universo de sonrisas, de complacencias, de mimos, de entendimientos. Es el escenario que los futuros padres nos empeñamos en mostrarle en su entorno más inmediato.

Confío en que sueñe con el amor de sus padres, que lo tiene, con la dicha de una sociedad donde no falta de nada, pues tiene, al menos él, todo cuanto precisa. Seguro que cree en un sistema de salud que le facilita todo, que le aporta cariño, sensaciones nuevas, muestras de respeto, buenos propósitos y cuidados al milímetro, así como seguimientos diarios, estupendos. Estoy convencido de que este bebé en edad gestante estima (¿lo sueña?) que no falta educación y comida en su entorno, en ninguna parte, seguro que lo imagina sin imaginar nada en especial, pues a él no le falta nada. Para eso están los padres, y la familia, y el sistema socioeconómico que le rodea.

Y sueña, y sigue soñando con su llegada a un mundo de más de 6.000 millones de habitantes donde el amor, que es lo único que conoce, impera. Escucha atento. Es verdad que, a menudo, siente el ruido que ostensiblemente le llega desde lo que todavía no termina de entender desde el vientre materno: esa locura que venden, o vendemos, desde los medios de comunicación, con conflictos, con vehemencias, con equívocos y controversias. Él percibe algo de ruido, que sus padres se empeñan, nos empeñamos, en que no le sature aún. Le cuidamos mucho, y así debe ser.

Estoy convencido de que sonríe. Así se le ve en las ecografías, o nos lo parece. Es feliz. Y nos hace felices, pues es una estampa demandada que debería repetirse en cualquier circunstancia y lugar. Por desgracia, no es así. La pregunta que ya me duele se dirige en el sentido siguiente: ¿Qué le contaré cuando nazca y, poco a poco, vaya creciendo y viendo que lo que soñó no lo disfrutan, por nacimiento, cinco de cada seis ciudadanos del aún llamado Planeta Azul? De momento está de camino. Que sueñe todo cuanto pueda. Procuraré que los dos aprendamos juntos a cambiar solidariamente muchas cosas.

Juan TOMÁS FRUTOS.

domingo, 3 de mayo de 2009

Las TIC´S favorecen la participación ciudadana

El progreso nos ha traído más cercanía, más opciones, pues los campos de la mecánica para saber son cada vez más sencillos de manejar. La democratización político-económica nos ha llevado a unas oportunidades mayores en cuanto al conocimiento. Es evidente que las nuevas tecnologías de la información permiten unas participaciones que hace unos años eran impensables. Los nuevos instrumentos con los que trabajamos desde casa o en el trabajo nos invitan a ganar tiempo y a mejorar los rendimientos en cantidad y calidad. En una década hemos ahorrado, en las rutinas diarias, una media de tres horas de trabajo gracias a las TIC´s, según se ha puesto de manifiesto en los últimos foros dedicados a Internet celebrados en España.

Sin embargo, el tiempo que hemos obtenido como consecuencia del progreso experimentado en los más diversos órdenes, y eso es lo malo, no se utiliza precisamente para dedicarlo a la formación o al ocio. Una encuesta realizada por la Asociación de la Prensa de Murcia en el año 2008 entre Profesionales de la Comunicación señala que el 80 por ciento de éstos no tiene tiempo suficiente para reciclarse. Es cierto que la profesión de periodista exige mucha dedicación, y más en los años que corren, pero también es verdad que todos los oficios se ven abocados a volúmenes de trabajo enormes, muy por encima de lo que era necesario un par de décadas atrás.

Aparte de la paradoja de la optimización de las horas que transcurren y que no vuelven, como diría el poeta, nos hallamos ante el hecho positivo del incremento de una mayor participación en muchas áreas de nuestras vidas por el arte, la presencia y la generosidad de las nuevas tecnologías. Desde la posibilidad de la incursión en el ámbito gastronómico, al que podemos llegar con modernos aparatos programados, hasta el conocimiento de materias como la astrología o la mejora de nuestros saberes en conducción, ciencias jurídicas, el medio ambiente, etc. Podemos llegar a más sitios, a más esferas, a más disciplinas, e inmiscuirnos en ellas. Somos capaces, claro, gracias a esas tecnologías que nos ahorran conocimientos previos para acceder a algunas materias más o menos sesudas o complejas.

Podemos desarrollar más habilidades

Hoy en día, podemos desarrollar la habilidad de hacer planos y diseños de edificios, así como juegos complicados de matemáticas. Asimismo, damos vida a relatos con programas de ordenador, lo que nos implica introducirnos en mundos hasta ahora desconocidos para no expertos y en un universo de lo virtual como componente que es de la realidad que nos circunda. El acceso al disfrute de determinados talentos es mucho mayor, más fácil, diríamos.

Los recursos informáticos van creciendo (lo hacen de manera infinitesimal), al tiempo que son más pequeños y más sencillos de manejar. Eso hace que no haya tanta pereza y tanto distanciamiento a la hora de recurrir a ellos y de sacarles el conveniente partido. Es todo como más cercano. Los hechos parecen indicar que ése es el camino emprendido y que hemos de proseguir, de modo que las generaciones venideras aún podrán seguir disfrutando de los nuevos inventos y de sus mejoras. La idea sería que la dicha de poder meternos en nuevos mundos y de ahorrar tiempo y dinero se invirtiese más en nosotros mismos, en nuestros espíritus, en nuestras subjetividades, con el propósito de que fuéramos más y mejores personas. Convendría, en este sentido, ver las conquistas científicas con un aporte humano sensacional, que lo tienen, pero, igualmente, hay que interpretarlas y utilizarlas con ese objetivo. Disfrutar de cada minuto que podamos con las nuevas tecnologías es una posibilidad que ha de traducirse en una oportunidad para crecer en todas las esferas de nuestras existencias. Debemos comportarnos con esa mirada. La vida existe de verdad cuando tratamos de optimizarla con los demás. Es cuestión de intentarlo y de advertir los resultados.

Juan TOMÁS FRUTOS.

viernes, 1 de mayo de 2009

Día Internacional de la Libertad de Prensa

FAPE reclama el justo reconocimiento del valor del trabajo periodístico
Las regularizaciones de empleo maltratan la indispensable calidad de los productos informativos y descapitalizan profesionalmente los medios de comunicación

MADRID, 30 DE ABRIL DE 2009.

Con motivo del Día Internacional de la Libertad de Prensa que se celebra el próximo 3 de mayo, la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) hace un llamamiento al conjunto de la sociedad para que reconozca el justo valor del trabajo periodístico.

Las asociaciones federadas y vinculadas a FAPE recordamos en esta fecha que la información es un derecho de la ciudadanía, al tiempo que una obligación para el periodista, al que le ha sido encomendado este ejercicio a través de los medios de comunicación. Como administrador de este precepto constitucional, el periodista está comprometido con la verdad, el rigor, el respeto a las personas y el cumplimiento del código deontológico profesional.

El trabajo de los profesionales de la información es condición indispensable para asegurar la pluralidad y el ejercicio inexcusable de una democracia representativa. Subestimar esa labor, su calado en la sociedad, es poner en cuestión su papel en un sistema democrático de valores.

Cuando celebramos una efeméride que ensalza la independencia del ejercicio profesional, tenemos que prestar mayor atención si cabe a la precariedad laboral y a la destrucción de empleo, convertidos hoy en los principales enemigos de la libertad de prensa de las sociedades democráticas.

El derecho de la ciudadanía a la información se resiente cuando el empleo de los periodistas está en peligro o a merced de intereses espurios, apegados a la economía o el poder, cuando las plantillas de los medios de comunicación adelgazan drásticamente y sobrecargan con tareas, muchas veces impropias y poco dignas, a los pocos compañeros que quedan en las redacciones. En definitiva, cuando la amenaza del desempleo se cierne sobre los profesionales de la información.

Por eso, la FAPE llama a todos los agentes sociales a potenciar y respetar la labor de los periodistas.

- A las administraciones les pedimos que no permitan la competencia desleal y confíen su comunicación a periodistas.

- A las empresas públicas, que sean ejemplares en el respeto a los profesionales, establezcan unas condiciones laborales dignas y hagan una justa valoración de su trabajo con remuneraciones y tarifas respetables.

- A las empresas periodísticas, que padecen el azote de la crisis financiera y tecnológica, les corresponde apostar ahora por la calidad y el buen periodismo, como única receta válida para salir de las dificultades que atraviesan.

- A la ciudadanía, la invitamos a mantener una actitud activa en defensa del derecho a la información y la vigilancia de la libertad de prensa.


Las organizaciones profesionales estamos convencidas de que fórmulas como el mal llamado “periodismo ciudadano”, extendido entre los medios de comunicación españoles para abaratar costes, fomentan la precariedad de la información y confunden a la ciudadanía. Las noticias elaboradas por espontáneos privan a la sociedad de la información rigurosa, contrastada y trabajada en profundidad a la que están obligados los periodistas. Es, por lo tanto, una rechazable competencia desleal.

Insistimos en que las regulaciones de empleo injustificadas son el máximo exponente del desprecio a los periodistas, maltratan la indispensable calidad de los productos informativos y descapitalizan profesionalmente a las empresas.

Desde la FAPE, creemos que el Estatuto del Periodismo es la respuesta apropiada para resolver buena parte de los problemas que actualmente aquejan a la profesión. Por eso impulsaremos la aprobación este instrumento regulador que ponga en valor la calidad de nuestro trabajo, establezca unas normas claras de la profesión y garantice la aplicación deontología del periodismo.


El Día Internacional de Libertad de Prensa es una jornada para defender una democracia de calidad sometida al control y la crítica.