viernes, 20 de marzo de 2009

A propósito de los Colegios Profesionales de Periodistas

LOS COLEGIOS DE PERIODISTAS: UNA NECESIDAD, UN IMPULSO

I. La formación de los periodistas: hay que compatibilizar la formación teórica con la adquisición de experiencia práctica

¿El periodista nace o se hace? Pregunta clásica para el debate, que además lleva aparejada una cuestión que ha afectado desde siempre a esta profesión: el intrusismo. Hemos que decir que, al menos según los últimos estudios de la profesión (es verdad que no siempre somos realistas en ellos: no nos atrevemos a contar todo lo que vemos) el intrusismo parece haberse convertido más en un mito que en una realidad. Bien puede ser –lo damos por seguro- que esta situación se deba a la proliferación de las facultades de periodismo en toda España. Con cientos de licenciados en comunicación todos los años en las universidades es difícil creer que un empresario se vea en la necesidad de contratar a una persona no titulada. No obstante, sí ocurre, pero creemos que es, sobre todo, en los ámbitos rurales o de menor desarrollo económico, y quizá también se da el caso de personas que son contratadas en los medios porque les aportan un nombre o un prestigio.

Tal vez la cuestión estribe en que hay que dotar a la profesión periodística del valor que se merece a través de la asignación, con base legal, de una serie de competencias profesionales que deben adquirirse en las facultades. Nos atrevemos a decir que estamos en el momento perfecto para luchar por esta causa, con la introducción paulatina en la que nos hallamos de los estudios de grado en todas las facultades españolas, aunque nos tememos que puede ser otra oportunidad perdida. Es la única forma de acabar con el intrusismo, en la medida en que esté extendido; un intrusismo que, por otra parte, no puede existir -no se permite- en otras profesiones, al parecer más valoradas por el legislador, o tal vez más unidas y mejor representadas. Nos referimos a profesionales como los arquitectos, los ingenieros o los médicos. El final no puede ser otro que el hecho de que sólo un profesional del periodismo, es decir, un licenciado, pueda poner su firma a una noticia, una entrevista o un reportaje.

¿El periodista nace o se hace? Digamos que sólo puede ser una mezcla de ambas cosas. Para empezar, porque sin una verdadera vocación es difícil que muchos continúen en una profesión en la que lo que más extendido son los sueldos bajos y los horarios excesivos, incluidos fines de semana. Para continuar porque el periodista debe adquirir un andamiaje teórico y cultural en la facultad. Y, para seguir avanzando, porque esta formación teórica debe complementarse con la necesaria experiencia práctica. Y siempre continúa, porque el aprendizaje, y muy especialmente de esta profesión, no puede ser sino permanente durante toda nuestra carrera laboral.

Esto que decimos nos conduce a dos reflexiones más: la exigencia de acercar las universidades a las empresas y a la profesión, es decir, al mundo real, y, por otro lado, de una continua formación del periodista a través de cursos de reciclaje. Con respecto a lo primero, es evidente que hay que dotar a los estudios de periodismo de más herramientas prácticas que se traduzcan en competencias profesionales, en experiencia, al fin y al cabo, para los estudiantes. En lo que se refiere a los cursos de reciclaje, ya hemos comprobado en un muestreo de 2008 que son pocos, aunque bien instrumentalizados. Esta formación es, sin lugar a dudas, imprescindible, habida cuenta de que en nuestra profesión debemos estar siempre pendientes de actualizarnos para acometer las nuevas demandas. En definitiva, si la universidad no puede dejar de dirigirse más al mundo real de la profesión, tampoco ésta puede olvidar la formación continua de los profesionales.

En el terreno de la formación, las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación ocupan un puesto privilegiado. Su contemplación en los planes de estudio de las universidades ha dado un giro de 180 grados en la última década. Y lo mismo ocurre en el terreno profesional.

No olvidemos la necesaria formación en estas tecnologías, para conseguir las competencias digitales adecuadas para un manejo también más eficaz. Tampoco obviemos su uso racional como fuente de información, pues Internet se ha convertido en una fuente fundamental en el trabajo diario de los medios. Como cualquier otra fuente, hay que contrastarla, y es ésta una carencia grave que se ha recogido en algunos estudios nacionales.



II. Las condiciones laborales del periodista: superar la precariedad, conciliar el trabajo con la vida familiar

El perfil del periodista podría definirse como hombre o mujer en número casi idéntico, aunque esta tendencia puede invertirse en el futuro, habida cuenta de que el número de mujeres supera con creces al de hombres en las facultades de periodismo-, joven –se accede a la profesión con una media de 24 años-, soltero, y sin perspectivas de tener descendencia y de formar una familia a corto plazo. Su remuneración no suele ser muy alta, pues, tal y como concluimos en el estudio que realizamos en la Universidad de Murcia en 2008, sólo uno de cada cuatro tiene un salario decente en concordancia con el alto nivel de vida que existe en España. Los datos de este citado estudio no son del todo malos, pero nos tememos que la realidad puede ser bastante peor.

Los horarios excesivos, incluidos muchos fines de semana, pueden muy bien ser la razón por la cual es tan difícil conciliar la vida familiar con el ejercicio de esta profesión. Los medios nunca descansan, y los periodistas van a la par. Precisamente, en la tarea de superar la precariedad laboral del periodista deben jugar un papel fundamental las Asociaciones y los Colegios Oficiales de Periodistas.

III. Trabajar unidos: la importante labor de las Asociaciones y Colegios de Periodistas

Ante los problemas planteados por los profesionales, y, tal y como se ha indicado, una de las posibles fuentes para mejorías y dirimir conflictos (quizá son unos términos excesivos, pero lo cierto es que recogen muchas esperanzas), una de las fuentes de solución o de resolución de problemas en todo caso, son los Colegios Oficiales, e incluso las mismas Asociaciones de la Prensa que van a derivar (están en ese proceso) en los citados Colegios. Entidades que serán los interlocutores básicos con los que trabajar de cara a la lucha común y unida frente a la precariedad laboral, los bajos salarios, el intrusismo, las presiones, las deficiencias y carestías en el ejercicio de la profesión, la falta de regulación, el incumplimiento de las leyes, la necesidad de apoyar a determinados colectivos y de amoldar, por ejemplo, horarios y quehaceres, etc.

Hay mucho por realizar, y es muy poco lo que se ha llevado a cabo desde estas entidades, incluso en los últimos años. Se reclama por parte del propio colectivo unión, y unión hay que conseguir para salir de este estancamiento en el que estamos.

Los Colegios, como se suele decir, serán lo que quieran los profesionales. No son obligatorios, ni lo serán. La normativa europea, y específicamente la española, no marchan por y con esa dinámica. Hasta los que eran obligatorios en otros ámbitos y esferas dejarán de serlo, y nos parece bien. Los colectivos y sus representantes deben ganarse una credibilidad que, en el caso específico de los periodistas, es el arma concreta con la que poder afrontar los grandes problemas de falta de prestigio con que están siendo calificados socialmente en los últimos años.

Entre las funciones de los Colegios estará el definir qué es ser periodista, y, sobre todo, qué o quién no lo es; poner en marcha Estatutos de la profesión, consensuar códigos deontológicos, definir y hacer seguimiento de buenas y malas praxis de este oficio, poner en marcha Observatorios del funcionamiento de los medios y sus trabajadores, y colaborar con los sindicatos y las Administraciones en la dignificación y mejora de un quehacer comunicativo que, recordemos, es básico para una sociedad democrática.

El quehacer de los Colegios Oficiales de Periodistas es básico y fundamental para un crecimiento digno y acorde con los cánones y las responsabilidades de una profesión que ha cedido demasiado de un territorio que no es suyo, sino que más bien toma de la propia sociedad, a la cual se debe y a la cual sirve en una clara función pública (la misma que le confieren el sentido común y las leyes).

Los Colegios deben, pues, estar atentos a lo que ocurre e ir sumando con el resto de organizaciones de la esfera comunicativa en el deseo de que la mejora de lo periodístico lo sea también de toda la sociedad. El papel es arduo, y, seguramente, a largo plazo, pero también los resultados serán interesantes y muy atractivos para todos.

Los Colegios Oficiales de Periodistas

Los nuevos retos de la profesión periodística están ahí, y por ello, entre otras actuaciones, se están transformando las Asociaciones de la Prensa, o bien, en paralelo, se están generando otras entidades cercanas, como son los Colegios Oficiales, que, sin duda, no van a ser, como se puede suponer, ninguna “panacea” a la hora de solventar los problemas del gremio. No obstante, van a ser un revulsivo necesario. Como quiera que no es imposible recuperar el tiempo perdido y ese maltrecho prestigio, vapuleado por un ejercicio de la profesión que, en algunos ámbitos (léase, por ejemplo, la mala Prensa del corazón o la telerrealidad, repetimos), no es el más certero, o por una coyuntura de crisis que nos ataca de una manera particular, es necesario que estas nuevas entidades aglutinen toda la fuerza que sea posible del sector y de sus profesionales en aras de mejoras sustanciales que también redundarán en la sociedad al completo. No olvidemos que los medios y sus trabajadores se deben a los ciudadanos y ciudadanas, a quienes sirven a través de la labor pública que desempeñan.

Entre otras, en todo caso como algunas de las más sobresalientes, las ventajas de estos colegios serán:

-Van a dar mayor presencia al colectivo de los periodistas.

-Supondrán un instrumento de actuación, de formación y de reivindicación más útil y ágil para los profesionales de la comunicación.

-Dotarán de mayores relaciones y de otros instrumentos de presencia y de presión, como pueden ser los Observatorios sobre la situación del sector o las Comisiones de Trabajo en ámbitos como los éticos y deontológicos.

-Calarán más en la sociedad, y esperemos que también en el colectivo.

-Generarán y brindarán mayor cercanía a los problemas del gremio.

-Como no serán obligatorios, recalcarán la necesidad de estar más unidos.

-Procurarán un impulso de estas entidades y de los colectivos que aglutinan.

-Su ámbito específico será la defensa de los derechos profesionales, uniendo esfuerzos con los sindicatos, que han de abordar, en lo que es su papel fundamental, la defensa de los derechos laborales.

Éstas serían las ventajas, por así decirlo, de carácter filosófico-funcional. No obstante, parece evidente que habrá mejoras, cambios y aprovechamientos mucho más tangibles. Indefectiblemente serán los siguientes:

-Aumentarán la representatividad social e institucional de los Periodistas y de sus entidades de proyección, ya que los colegios son órganos reconocidos como instrumentos de participación social de los profesionales, según prevé el artículo 36 de la Constitución.

-Mejorarán la propia organización interna de estas entidades. Se avanzará en las normas del buen gobierno, ya establecidas, por otro lado, en el seno de la FAPE, pero que, en algunos casos, encuentran ciertas dificultades para su aplicación. Las exigencias legales que prevén las leyes autonómicas de los colegios, con el fin de poner orden en las cuentas y un mayor control no solo del buen funcionamiento democrático sino también de su régimen económico, supondrán un acicate para el colectivo en global.

-Las funciones deontológicas quedarán reforzadas. La Comisión de Quejas, como esboza la propia Ley, por ejemplo, de Murcia, tiene un reconocimiento expreso, y con seguridad que tendrá una mayor proyección pública e institucional. Habrá que trabajar en ello.

-Conviene recordar que no mermarán el papel y los objetivos de las Asociaciones actuales. Como en el caso de Murcia mantendrán su papel y protagonismo en las funciones que los propios miembros consideren oportunas. Es bueno que se perpetúen como herederas de un maravilloso legado histórico y/o patrimonial.

-Reiteramos el papel de acercamiento y de motivación que pueden realizar y que, sin duda, ya proyectan en los más jóvenes. Cada año cientos de egresados salen de las universidades en busca de un trabajo digno: les podemos ayudar, al tiempo que, si los entusiasmamos, podemos llegar mejor a las Redacciones, a lo que son en realidad, a cómo viven los periodistas, a los problemas…

Seguro que, poco a poco, podremos ir incorporando más funciones y más anhelos. Lo importante es su inmediata puesta en marcha en el afán (esperamos lograrlo) de conseguir estar más unidos y de optimizar las muchas capacidades y posibilidades que tenemos. Lo primero de todo es que creamos mucho más en la profesión. El milagro de una vuelta al prestigio y a la dignidad es posible. También es deseable por y para toda la sociedad, que es la beneficiaria del quehacer periodístico.

IV. Cronograma de los pasos a seguir para crear los Colegios Oficiales de Periodistas

-El primer paso es el contacto con todos los miembros de la organización profesional de referencia, que ha de ser la Asociación de la Prensa de la Región, en el caso de las uni-provinciales, o las diversas asociaciones existentes, en el caso de las multi-provinciales. Si en este último supuesto existe una Federación es claro que ésta es el referente de partida. La idea es que se celebre una Asamblea que impulse ese movimiento de creación del Colegio Profesional desde la propia Asociación o Federación. Hay que limar asperezas y mostrar a todos que se trata de un movimiento integrador y nada excluyente, donde la idea es perseguir una mayor dignificación de la profesión, a través de los Colegios, a los cuales solo se accederá desde las titulaciones que ofrece la Universidad.

-Es clave también el contacto con el poder Ejecutivo, y, a continuación, con el Legislativo. Ellos han de garantizarnos su apoyo. Hemos de convencerles de que estamos en el mismo barco y de que el Colegio, como ya se ha dicho, va a suponer una mayor unión del sector y una mejora cualitativa y cuantitativa del mismo a través de órganos de asesoramiento y arbitraje incluso.

-La experiencia nos dice que en un plazo de tres a seis meses, si el Poder Ejecutivo y Legislativo están por la labor, se debe aprobar la Ley marco que establece la creación del Colegio en la comunidad que fuere. Aportamos la Ley aprobada en Murcia, que es muy sencilla y que especifica que la Asociación de la Prensa es el punto de inicio, esto es, aparece como promotora y se asume, desde la propia norma, a todos los asociados que existieran hasta ese momento en esa entidad centenaria y de enorme calado social. Es una ley sencilla que nos entronca con FAPE, a la que se referencia como un bastión para dirimir conflictos de acceso desde la Comisión de Garantías: eso nos parece fundamental, pues los Colegios nunca han de ser elementos disgregadores de la Federación.

-El siguiente paso será la elaboración de los Estatutos, como explicitará la propia Ley del Colegio, para lo cual se convocará la Asamblea Constituyente del mismo, compuesta por los miembros de la Asociación de la Prensa que fuere. Una vez reciban el visto bueno asambleario, se remitirán a los Servicios Jurídicos de la Comunidad Autónoma para que sean visados y aprobados. Superado este trámite, se convocarán elecciones para decidir quién será el primer Decano y cuál ha de ser su primera Junta Directiva.

IV.1. Recomendaciones

-Todas las Asociaciones de la Prensa y/o Federaciones regionales de las mismas deberían plantearse convocar en el primer trimestre del año 2009 esas asambleas de impulso que hemos citado, y cuya labor sería la de servir de locomotoras de sus respectivos Colegios. En paralelo, las Juntas Directivas deberían reunirse con los poderes Ejecutivos, y contactar también con los representantes políticos en las correspondientes cámaras autonómicas, a fin de ir preparando el terreno y de que vayan empezando a confeccionar y a consensuar las oportunas Leyes para erigir los Colegios Oficiales de Periodistas en cada Comunidad Autónoma.

-En cuanto a las regiones donde no existe federación, una propuesta, que no tiene ningún afán reduccionista, ni excluyente, ni pretende generar controversias (es una posibilidad a tener en cuenta, sin perjuicio de las que se propongan por las propias Asociaciones de la Prensa), podría ser la convocatoria de una asamblea de todas las Juntas Directivas de las asociaciones existentes en la Comunidad que fuere, con el fin de elegir a una “Comisión de Notables”, consensuada por todos, y que actuaría por delegación, que se encargaría de encauzar los trámites y contactos conducentes a la constitución del Colegio. Sería bueno que esta Comisión estuviera tutelada por la propia FAPE en la idea y con el objetivo de contribuir a una representación lo más plural y aceptada posible.

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