sábado, 12 de diciembre de 2009

Opciones comunicativas sin emplear

La vida está repleta de felicidad, de posibilidades, de tentativas que pueden surtir efectos. Tenemos muchas opciones, desde el punto de vista comunicativo, y desde otras ópticas, pero no siempre las consideramos. Cuentan muchas leyendas que castillos, reinos, imperios y relaciones de diverso género cayeron de sus respectivas atalayas y posiciones de dominio por una falta de coherencia y de comunicación en sus mejores vertientes. Algo falló, o todo falló, o eso pareció. No se llegaron a prever algunas cuestiones que se sucedieron y socavaron las situaciones que se fueron dando en cada momento. El caso es que muchas de las cosas que acontecieron hasta llegar a desenlaces que no terminaron de entenderse, y, por lo tanto, no se evitaron, no fueron advertidas ni consideradas desde un análisis mesurado y proporcionado.
Las comunicaciones fracasaron, o no se produjeron, lo que equivale al mismo grado de frustración que conduce a la no existencia de soluciones. No supieron cautivarse con actitudes de clara contundencia en cuanto a posibilidades de mejora. No se solventaron los elementos discordantes, no se vieron las soluciones, no se miraron a la cara y se dijeron lo que pensaban y como mostrar más cercanía…. La vida brinda muchas oportunidades, pero es preciso que las sepamos ver y que, a continuación, tomemos partido por las verdaderas opciones de transformación.
Lo hermoso de la historia humana es la posibilidad de cambio que siempre tenemos. Depende de nosotros. No podemos decir que el conformismo sea una buena opción. Hemos de plantearnos las opciones una tras una, y seguir adelante aunque haya fracasos. Estamos permanentemente ante un umbral de inmortalidad, y no por salir del anonimato o de la normalidad, sino porque nuestras posibilidades son infinitas.
La incomunicación es un mal, no sé si de nuestro tiempo o de muchos tiempos atrás. Podemos adentrarnos en tantas ocasiones como queramos, pero hemos de querer, y hemos de atravesar puentes y montañas, al tiempo que debemos superar muchos obstáculos. La vida es una gran panorámica de actitudes honrosas que hemos de utilizar para liberar energías poco entendibles o asumibles. Nunca es demasiado tarde: no lo olvidemos.
La paradoja es enorme: estamos en la era de la comunicación, pero seguramente más incomunicados que otras veces, o tan incomunicados como en otras etapas de la Humanidad. No tiene sentido. Nos ayudan los progresos, las tecnologías, los avances, los propósitos, los buenos deseos, que luego no fraguamos…
Miramos al lado, y no conocemos a los vecinos, a quienes nos rodean, a los que nos otorgan dudas, beneficios, buenas maneras, posibilidades de felicidad, etc. Hay muchas gentes con buenas intenciones, y no terminamos de acunarnos con ellas. Tengamos el deseo de llegar a la Paz con mayúsculas, ésa que no nos distrae y que nos ofrece el pan que sacia hambres atrasadas, muy atrasadas. Nos tenemos más de lo que pensamos. Puede que el asunto es que no lo meditamos. Debemos hacerlo, y desde ya. No tiene sentido que con tanta información nos declaremos, sin más, incomunicados. No puede ser. Hemos tardado mucho en llegar donde estamos. Nos ha costado mucho trabajo. No echemos a perder todo lo conquistado. Tengamos paciencia, prudencia y todo tipo de contemplaciones y de miradas hasta llegar a ese punto donde nos sentiremos más inteligentes, más nosotros mismos.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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