viernes, 5 de marzo de 2010

El sentido de comunicar

Hay un gran sentido en todo movimiento que nos conduce por los caminos de la comunicación, con los que aprendemos extraordinariamente. Es momento de hacer una reflexión más, añadida ella, sin duda, a los procesos en los que nos vemos involucrados. Simplificamos la noche. No la hagamos complicada. Vivamos las primeras horas e intentemos dormir las siguientes. Necesitamos afrontar el nuevo día comunicativo con ansias redobladas. Nos hemos de aconsejar con unas virtudes de nobles facturas que llegarán con resortes poderosos. Seremos en esa destreza que interpretaremos como nueva, y continuaremos con aprendizajes múltiples. No distraigamos la mente, que ha de estar preclara para todo lo que debe hacer.

Asintamos ante el destino que hemos de procurar universal. Nos hemos de sincerar para contar y demostrar que somos capaces. Lo somos. Hemos cantado a distracciones que nos proponen quedar en el otro lado de la existencia, que nos ha de apaciguar en las grandes cuestiones, y puede que en las pequeñas también.

Aseguremos el destino con el mejor de los universales, que nos deben ayudar a crecer sin cercenar lo que hemos de realizar con altura de miras. No pidamos paso en otro tiempo. Quedemos en las horas de una amistad profunda, sinuosa, quebrada en la noche que nos propondrá asunciones de peligros no conformados con excusas vacías.

Acudamos a ver la reciprocidad de quienes nos miran viendo lo que puede tener algo de sentido. Lo tendrá en cuanto nos digamos de qué forma seremos capaces de amar. Los litigios han de quedarse en el otro frente, sin contemplaciones en silencio que nos detengan respecto de lo que hemos de llevar a cabo. Nos hemos de mostrar con una cautela de movimientos eternos.

Nos asustamos de vez en cuando. Es normal. No hemos adecuado el contexto a la realidad que nos dispone. Nos hemos puesto en ese sitio que nos define con lo que no obra en nuestro corazón, que debería albergar claves y grandilocuentes esperanzas. Nos hemos visitado con buen humor. Iremos a ver lo que no sucede por ese mundo que es fruto del azar. Hemos agotado todos los empeños. Nos hemos puesto a morar en lugares demasiado ignotos. La comunicación nos salvará de ellos, y puede que también de nosotros.

Nos abocamos a un encuentro que ha de limar las asperezas. No pongamos en clave de comienzo lo que ha de ser litigio permanente. Nos sentimos parte de un honor que nos sabe a dibujos nuevos. La existencia nos regala aspectos que hemos de saber descifrar antes de que se pierdan, de que se vayan, de que no sean. Contemplemos los corazones. Siguen ahí. Procuremos remover los obstáculos y ser felices con lo poco o lo mucho que tenemos. Es cuestión de algo más que intentarlo. El sentido de comunicar aguarda a que se lo demos, precisamente, sin pararnos en fondos o entornos que únicamente envuelven la esencia.

Juan TOMÁS FRUTOS.

No hay comentarios:

Publicar un comentario