lunes, 3 de enero de 2011

Buen comienzo comunicativo

Mostremos confianza en la comunicación que nos ha de dar los mejores y más sabrosos momentos. Sepamos que aprender es una constante con la que nos hemos de aupar a los instantes más emocionantes. Seamos en una secuencia de sensaciones que se han de presentar sin ningún género de hostilidad, sino con agrado y buena realización.

Separemos el grano de la paja con una actitud sincera, cercana, desmenuzada en sus apariencias y en sus interioridades. No prestemos atenciones que nos superen. Hagamos que el tono de la piel nos lleve por esa senda de prestaciones simpáticas, generosas, altivas. Nos debemos un tanto de empatía, una razón con sus serenas expresiones de una paz desgranada en lo mejor y en lo más bondadoso.

Hagamos que los corazones sean los auténticos motores de la comprensión intergeneracional, que ha de prevenir conflictos, que ha de mitigar roces, que ha de sugerir soluciones cuando veamos problemas de distinto género. No planifiquemos constantemente, que el mundo nos aguarda con sus predisposiciones y sus opciones, que son muchas, las que queramos, las que sepamos expandir.

Capeemos los temporales que nos conmueven y que hacen que vayamos superando disensiones que nos estropean los caminos que nos rodean con sus activas caricias y sus sueños no entendibles. Nos debemos ir a pasear cada vez que podamos. Tomemos tiempo y buenas atmósferas para evaluar lo que nos envuelve año tras año.

Seamos simpáticos. El optimismo y las buenas maneras ayudan a conectar con las personas, a ser entre los demás, con ellos, buscando principios de acuerdos, siempre precisos para solventar los grandes asuntos. Destaquemos los logros y dejemos a un lado lo que no nos gusta o apetece. Es la manera de seguir y de salir adelante. Lo negativo es, a menudo, una pesada carga que nos puede, y eso no debemos consentirlo. Comuniquemos los brillos que nos regalan. Siempre es un buen comienzo.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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