viernes, 7 de enero de 2011

Intencionalidades y fines

Vivamos ese exponente que nos debe conocer con sus resortes más estimados en materia de progresión comunicativa. No finjamos afectos, no vayamos sin planificar, no toquemos sin conocer la música que finalmente sonará.

Hagamos acopio de valor y de espíritu. Tengamos en cuenta esas moralejas que tanto nos enseñaron cuando niños. No probemos por probar, sino viendo que las cosas pueden tener un algo de sentido. Apostemos por hacer las actividades que fueren con todo el cariño del mundo.

Sintamos la plenitud de la experiencia vital con los elementos que nos han de prevenir con sus reflejos sinceros. No malgastemos esas funciones que nos pudieron dar mucho. No olvidemos que aún estamos en esa etapa de aprovechamiento. Nada es irrecuperable, o, al menos, deseo verlo así para que no malgastemos eternamente las vidas. Lo perdido no debe ser excusa para no cambiar.

Acechemos esas nubes que nos han impedido ver el firmamento con todos sus brillos y eclipses. Pacifiquemos los egos y los espíritus interiores, y seamos sensatos en las historias que vayamos organizando. Tomemos ese zumo que nos puede fortificar con unas paciencias de sinceras caricias en lo afectivo y en lo intelectual.

Recuperemos el aliento cuando sea necesario. Hagamos acopio de esperanzas, que siempre son un buen antídoto ante la tristeza y la frustración que puedan surgir (aparecen inevitablemente). Respiremos profundamente y hagamos caso a esos instantes que nos deben permitir recorrer las diversas etapas con sus aprendizajes más o menos certeros. Saquemos esa tarjeta de color verde confiado que nos debe construir un arco iris con muchos matices, de los que también hemos de conocer sus intencionalidades y sus fines. En eso estaremos.

Juan TOMÁS FRUTOS.

No hay comentarios:

Publicar un comentario