viernes, 8 de abril de 2011

Voces en común

Negociemos ante las intenciones de quienes vienen en son de paz. No debemos asumir las cuestiones que nos hacen obrar en y con poderes extraños, desconocidos. Pongamos el corazón en las manos, entre deseos de una tranquilidad querida, cierta, señalizada.

No auspiciemos lo complejo, y procuremos serenar todo cuanto merece la pena en este enredo total que nos devuelve a las caricias que son propicias cuando miramos y actuamos con el corazón. No devolvamos lo que no es nuestro. Sigamos la estela más paradigmática.

Todo es cuestión de caminar en el sentido adecuado, que no siempre lo vemos en espacio y forma. Debemos dedicar tiempo a ese tiempo que no saboreamos como toca. Seamos en la sensatez más equilibrada, en la más humilde, en la que nos cubre de amistades y de puros sentimientos de amor.

No separemos la emoción del intento que nos ha de abrir los mejores instantes, los más apasionados, los que nos venden las intenciones más divinas, las que atienden para ver con el corazón mismo. Las secuencias de otras etapas deben adivinar lo que fuimos señalando el camino que nos divierte y nos adapta.

Acudamos a los entresijos de unos encuentros que han de hallar fórmulas de amores honrados. Las existencias nos conducen por caminos empáticos, o de esta guisa debe ser. Nos hemos de procurar amistades en la profundidad más espesa. La diversión llegará, o ha de llegar, por los trances más hermosos. Sentemos las voces más gozosas y fructíferas, que podemos tener en común y en comunión.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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