jueves, 14 de febrero de 2013

Lucha pacífica

Nos ensalzaremos con un nombre mayúsculo en una era de medidas que conformarán la paz y la felicidad que largamente hemos anhelado. No dejemos atrás nada de cuanto tenga un valor de creencias suficientes. Nos hemos de emparentar con la amistad. Será la sanación y la salvaguarda.

Debemos cobijar las preferencias y las lindezas de una etapa superior con unas uniformidades que nos aclaren por dónde movernos en una idea de manifestar aquello que tiene un valor adecuado a las cargas de trabajo con las que nos insertamos en los grupos sociales a los que pertenecemos.

Necesitamos un afán que nos sacará de la borrachera de ese momento cargado de señales de grandes humos que no deben dificultar cuanto ha sido en esta especie de noria en que nos trasladamos a veces de manera imparable.

Demos con lo óptimo, con lo bueno, con aquello que nos reserva una señal de posibilidad finita. Vayamos hacia delante. No paremos. No permitamos que nos anulen los quehaceres bondadosos. Todo tiene un espíritu óptimo que hemos de preservar.

Las ocasiones que nos oferta la vida, a menudo sin saberlo, han de ser causas por las que luchar pacíficamente.

Juan TOMÁS FRUTOS. 

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