Convirtamos los hechos en milagros, los cotidianos, los que nos ocurren cada día por obra y gracia de una eternidad que todo nos regala cuando estamos prestos a ello.
No dificultemos la vida. Ya tiene demasiados vientos en su contra, con tanta crisis, y con un exceso de distancias.
Hagamos que los corazones se pongan en marcha con una visión de presente y de futuro. Nos debemos disponer para la justicia colaborando y procurando la colaboración de las mayorías, silenciosas o no. También hemos de tener en cuenta a las minorías.
No rompamos los hechizos de unas versiones que han de consolidarse con eventos que superen las dificultades fecundando cada segundo de positivismo. La ilusión se cultiva.
No vayamos donde no queramos ir, pero tampoco renunciemos sin exponer los sentimientos más hondos. Todo está por suceder, y la voluntad puede con lo que nos propongamos. Hagamos caso al tic tac intuitivo de nuestro interior.
Juan TOMÁS FRUTOS.
domingo, 3 de marzo de 2013
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