Generamos amor,
y amor aparece por doquier
con una virtud
que es ser compañía
en la danza de un deseo
que compartimos.
Gestamos emotividad,
y en ella estamos con paciencia.
Todo es calma
gracias a la alegría
que nos proporcionamos.
Sí, es el amor.
Nos armamos de paciencia
para demostrar
una felicidad eterna
a la que tenemos derecho
cada día, con un consideración
que nos regale frescura
y vitalidad, dinamismo entero.
Nos ponemos en marcha,
y somos, siempre somos,
por amor, sí, por amor.
¿Qué más se puede ser
o anhelar?
Juan T.
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