Miremos hacia ese mundo que nos conforma con la realidad misma,
con los dones extremos, con el ecosistema que nos circunda mediante normas que
son en la antesala que nos incluye donde todo tiene algo de más sentido.
Hagamos caso de los anhelos que nos
plantean recreaciones con sabores a dones excepcionales, que nos han de llevar
donde la emoción nos distingue con palabras no huecas.
Deberíamos hablar de lo que somos y de
cuanto experimentamos entre nubes que nos dibujarán los renglones más
extraordinarios.
Hallaremos las palabras en los instantes
adecuados, y nos dibujaremos con mimbres de cariños sensacionales. Nos iremos
otra vez, una y otra vez, y nos diremos que sí, siempre que sí.
Nos nombraremos con términos que nos
acoplarán a las tentaciones y terminologías. Hemos de parlamentar y sabernos
únicos.
Juan Tomás Frutos.
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