Argumentamos
con la experiencia
de un beso que embriaga
y soluciona los problemas.
Nos enlazamos
con unos recuerdos
que todo lo dan,
que todo lo pueden,
que nos maravillan.
Nos insistimos
con versiones de cariño
que plasmamos
con roces y anhelos
que nos perfeccionan
de mil modos distintos.
Hablamos,
y nos somos otra vez.
Juan T.
miércoles, 3 de febrero de 2016
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