Salimos
de ese abismo que nos quiere condenar a la no felicidad en vida. No puede ser.
No debemos aceptarlo.
Podemos con una firmeza que nos abrirá las
puertas de una nueva dimensión, con la que viajaremos a todo y nada.
Nos ponemos a planear entre barreras que limitan
y son en el hecho mismo de darnos las bellezas más contrastadas. Hemos de
abrigarnos con nubarrones diferentes.
Nos involucramos con las apariencias que ponen
nombres a las cosas que deberían ser libres por definición y con hechos.
Nos convocamos a la emotividad, y con ella nos
movemos hacia un nombre que todo lo brinda, que todo lo puede, que nos hace
sonreír. Puede ser un camino.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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