Nos miramos con un cortejo de
intenciones que nos aclaman en la llegada de una nueva primavera, con la que
nos entendemos.
Nos aclaramos en un nuevo portón. Nos dejamos llevar hasta un destino que
nos promueve. Hemos tomado todo.
Nos consideramos con apaños que nos inclinan hacia ese umbral que debe ser
un poco de más batalla, con la cual destacaremos lo que nos merece la
pena.
Hemos asumido una serie de pensamientos que nos invitan a estar donde
somos más capaces. Nos llamamos tocando las sensibilidades de un corazón que
nos quiere y mucho.
Asistimos a las contemplaciones de un honorable entendimiento de las
vicisitudes de una eternidad cariñosa. Nos experimentamos unidos.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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