viernes, 27 de marzo de 2009

La crisis y los medios

Estamos en crisis. Es evidente. Quizá siempre lo estamos, pero ahora resulta que lo reconocemos todos, y de ahí un temor claro a lo que pueda pasar, a la incertidumbre de lo que no puedes controlar, sino que más bien te domina. Ante cualquier tipo de puesta en cuestión de lo que tenemos o respecto de dónde vamos, el consejo siempre es que seamos creativos y que abordemos cada contexto con imaginación. Hablar de que estamos inmersos en una crisis económica, que seguramente se extiende a otros conceptos o elementos de la sociedad, es plasmar lo obvio. Ya lo hemos dicho.

Ríos de tinta se han escrito por doquier, utilizando todo tipo de formatos y de géneros y soportes mediáticos, para abundar en lo que estamos viviendo en todo el planeta (en algunos lugares es una realidad mucho más opresiva). Las convulsiones más o menos visibles están ahí, y se perciben a través de la bolsa, de las pérdidas de empleo y de insuficiencias materiales y contables.

Por supuesto, esta crisis ha tocado de lleno al mundo de los medios de comunicación, y también, pese a su proliferación constante, a aquellos que se basan en las nuevas tecnologías informativas. Además de señalar que todo esto era previsible, la pregunta es si es evitable en sus grados más superiores. La mayoría de los expertos creen que sí. Después de todo, los nuevos modelos de trabajo nos permiten una gran altura de miras y una flexibilidad más patente y jugosa.

Asombra ver cómo esta crisis está llegando a todos los estadios, y como empresas y profesionales que han sabido en todo momento adaptarse a los nuevos tiempos se han dejado llevar por la tormenta, por el tornado de la desaceleración.

Algo pasa. Seguramente hemos perdido no solo el crédito material, sino también la credibilidad en nosotros mismos. Hay menos fe en que seamos capaces de reaccionar en tiempo y forma. No pensamos que tengamos capacidad de detener la marejada que se nos avecina, que llega ya. Quizá pensemos que hemos sido tan flexibles en algunas cosas, esto es, en horarios, en salarios bajos, en precariedad laboral, etc., que no podemos serlo más. Convendría, en ese caso, entender estos conceptos de otro modo.

La flexibilidad que ofertan los nuevos medios informáticos, las nuevas tecnologías, nos pueden llevar, nos han de llevar obligatoriamente, y sin lugar a dudas, por unos itinerarios de una mayor, y más creciente, creatividad y entusiasmo. La ilusión casi dejada en los cuentos de la infancia ha de ser la premisa ante todo lo que está por hacer. Puede que, en vez de competir, tengamos que articular nuevas formas de trabajo partiendo de la solidaridad y de la entrega a los demás.

Es posible que compartiendo generemos más. Recordemos que todos los cambios importantes se han realizado en sociedad, esto es, todos juntos, y ahora las tecnologías con su aldea global como bandera nos pueden arropar mucho. Depende de nosotros, claro.

Juan TOMÁS FRUTOS.

No hay comentarios:

Publicar un comentario