miércoles, 25 de marzo de 2009

Ubicaciones y límites en la globalidad

El ansia inconformista de crecer y de desarrollarnos más y más no es nueva. Los romanos vivieron con la constante del limes, de la frontera, de seguir avanzando. No fueron la única civilización con semejante objetivo. Querían, entonces, a su manera, en su contexto, llevar y consolidar su particular modo de ver la vida, su civilización, su cultura latina, en todo el mundo entonces conocido. Todo parecía pendiente de inventar, o de reinventar. Entonces, y ahora. Se llegaba a diversos lugares, y se producía una simbiosis entre lo nuevo y lo anterior. Sobre todo, fue la zona bañada por el Mar Mediterráneo la más beneficiada por sus intervenciones.

Nuevas fronteras, o búsqueda de fronteras: éste ha sido uno de los puntos cruciales a lo largo de la historia. Ahora, salvando mucho las distancias, estamos en una tesitura de persecución de otros límites. Hablamos de la revolución mediática, de las nuevas tecnologías de la información, de las TIC´S, de toda una modernidad que se caracteriza por los grandes pasos, agigantados ellos, en lo educativo, con enormes posibilidades de transmutaciones, hasta mentales, con unas flamantes rutinas de trabajo, que hacen que se muden y se incrementen las calidades y las cantidades de los bienes, productos y/o servicios de las diversas labores sociales que ejercemos.

El deseo, al parecer, no tiene hartura. Lo más llamativo de todo esto es que en numerosos órdenes no parece haber límites. El infinito es el “largo” de la mirada, que no tiene extensiones establecidas. El horizonte ni se ve. Todo parece posible, al menos en teoría. La economía está en el frontispicio de nuestros movimientos. La pregunta es por qué no colocar límites en lo ético, en lo realmente deseable. Otra cuestión más es si esos retos nuevos lo son, realmente, para todos. Hay opciones para todos, sí, pero no a todos llegan esas posibilidades en la misma medida y cuantía. Es la contradicción del sumo desarrollo en algunas partes del planeta.

En el equilibrio

Razonemos. Buscar el equilibrio es, además de lo más aconsejable, lo más necesario para una sociedad que ha de crecer despejando dudas e incógnitas. Hay que procurar quitar nubarrones, o, cuando menos, que no se produzcan en exceso. Las Nuevas Tecnologías vienen cargadas de esperanza en los planos sanitario, cultural, educativo, medio ambiental, etc., y, también, en cuanto a la realización de viajes, de vivir en otros escenarios, de compartir lo que se tiene y lo que se sabe... Nunca antes en la historia se dio coyuntura semejante.

Los sueños están al alcance de la mano, o de bolsillos ya no tan privilegiados, al menos en nuestro contexto supuestamente evolucionado. Ahora queda embarcarnos con otras propuestas que pasan por la solidaridad y la visión más bondadosa que podamos de la sociedad. Recordemos aquel mensaje que nos indicaba que la verdad, entendida como buenos propósitos, nos haría libres. Debemos defenderla con afán, eso sí, para todos.


Juan TOMÁS FRUTOS.

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