Tomamos el camino
del amor
con la suficiencia
que libera el mal
con una voluntad nueva.
Nos saltamos
con nombres que son llanuras
en un desierto
de creencias en uno mismo,
que constituyen la base
para la seguridad y el amor,
con complementos y todo.
Rescatemos la disponibilidad
de unos seres que nos regalen
lo mejor de cada cual
con túneles de algodones
que nos distingan
con inclinaciones sugerentes
y nunca perdidas.
Hemos hallado la visión perfecta.
La tenemos por la intercesión
del cariño que nos profesamos.
Juan T.
lunes, 6 de octubre de 2014
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