Nos presentamos en las noches de un amor que hermosea lo que sentimos, cuanto llevamos dentro, con honores, procurando razones que nos alimentan con diferencias que son y que nos sostienen con voluntades de reconocimientos en clave alegre.
Adelantamos los buenos pasos con intenciones que nos procuran unos anhelos de libertad con la que estimar cuanto nos distrae y atrae con regocijos que son alientos en el desierto, que superamos con agua distraída.
Nos otorgamos lo previsible. Nos hemos regalado los fines que son en noches que configuran. Concluimos, y somos, y nos decimos que es posible con todo el afán más informal.
Nos implementamos con dosis de cariño. Consultamos la voluntad con nimiedades, y nos crecemos en el escenario de la vivencia diáfana.
Hemos de comprobar todo con astucias relativas y equilibradas, intentando avances, registros de amistad.
Juan TOMÁS FRUTOS.
lunes, 6 de octubre de 2014
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